1. ANA LUISA ISLAS
BARCELONA
ElnuevoSofía
El Hotel Princesa Sofía abrió en la Dia-
gonal en 1975, un año antes de recibir
a los Rolling Stones cuando tocaron
aquel mítico concierto de Las Arenas.
Tras algunos arreglillos por aquí y por
allá, el hotel se había quedado viejo, a
pesar de su envidiable ubicación. Se-
lenta Group (Torre Catalunya, en la Es-
tación de Sants, así como hoteles en
Marbella y Tenerife) ha comprado el
hotel y se ha pasado buena parte del
año renovándolo. El hotel reabrió al
final del verano como Sofía (a secas)
y aún falta por terminar algunos de-
talles (como la piscina, por ejemplo),
sin embargo, lo que ya ha abierto ha
dejado a más de uno con el ojo cuadra-
do. El interiorismo de Jaime Beristain
ha traído a Barcelona las últimas ten-
dencias mundiales en decoración: una
vuelta al «art decó» bañada de dora-
dos, líneas rectas, lámparas monumen-
tales, colores crema, así como venta-
nales para incorporar la luz y la natu-
raleza a un espacio antes sombrío.
El espacio está irreconocible y la
oferta gastronómica, aún más. Carles
Tejedor está al frente del ambicioso
proyecto que incluye, desde una cafe-
tería a pie de calle, cuyo estilo es un
Starbucks de gran lujo, llamada Phi-
losophia; un restaurante para comer
tapas, charcutería y cocina española
de gran nivel, de nombre Impar; una
discoteca, restaurante, teatro y bur-
lesque, que espera volverse el sitio «It»
para salir de la ciudad, Zuu; un bar con
una barra y referencias de concurso,
Bar Sofía; y, por último, pero no me-
nos importante, el Be So.
Be So es un gastronómico dirigido
por Iván Cruz, mano derecha de Teje-
dor en Via Veneto durante ocho años.
Ahora, regresan juntos para devolver
a Barcelona un sitio de cocina clásica,
pero moderna a la vez, como en su mo-
mento lo fue el Drolma o quiso serlo
el Louis 1856, aunque, físicamente, el
local de Sant Antoni no acompañó a
la oferta. Vajilla de primera, servicio
de lujo, mantelería de lino, platos clá-
sicos como la liebre a la royale, un steak
tartar o una carn d’olla (en tempora-
da), puestos al día. Tejedor ha elabo-
rado junto con el sumiller François
Chartier (cuyo libro Papílas y Molécu-
las se acaba de publicar en castellano
por Planeta Gastro) la carta de vinos
y sus respectivos maridajes. El cana-
diense ha clasificado, de acuerdo a sus
moléculas, los aromas del mundo en
siete familias, que el comensal puede
oler y así elegir el perfume que más le
entusiasme. A partir de la familia ele-
gida, la amplia carta de referencias se
reduce una séptima parte y facilita su
elección.
«Delivery»
En Estados Unidos y otros países ame-
ricanos el servicio a domicilio tiene ya
varios años perfeccionándose. Aquí
tuvo que llegar la «economía colabo-
rativa» (o la manera de pagarle poco
a los repartidores) para que las empre-
sas se convencieran de que había una
gran demanda latente por recibir la
comida en casa. Atrás quedaron esos
años en que la pizza era la única op-
ción: ahora, el ramen del Mosquito, las
hamburguesas del Oval, los baos de
Bao Bao o el sushi del Monster’s lle-
gan hasta la puerta al ritmo de un
«click».
Delfoodtruckallocal
Este año, abrió Masala 73, en la calle
Muntaner, tras el éxito de su furgone-
ta en los mercados gastronómicos. Así
también, gracias a su bien hacer y su
ingenio, Rooftop Smokehouse, sigue
con su expansión natural, al abrir re-
cientemente una charcutería gourmet
en Sant Antoni, en donde se pueden
adquirir sus productos, aquellos que
antes vendían en línea, en su Pastra-
mi Bar, en sus clases de ahumados y
fermentados o en su restaurante pop
up.
Somosloquecomemos
La consciencia se expande. Este año
los documentales sobre lo que come-
mos y lo que eso provoca en nuestra
salud y la del resto de los seres vivos
han hecho más mella que nunca. Bas-
ta con mirar la invasión de restauran-
tes vegetarianos y veganos, la prolife-
ración de los supermercados «eco», de
las cooperativas y los mercadillos de
productos K0, así como de la impor-
tancia que ahora se les da a productos
en los que antes apenas reparábamos,
como el pan, el aceite o la sal.
La solidaridad
Al atentado de la Rambla de Barcelo-
na le siguió inmediatamente una llu-
via de solidaridad que aún deja rastro
e inspiración. Al día siguiente, la ciu-
dad quedó hundida en un síndrome
de estrés post traumático que vació
las calles y los restaurantes durante
días. Sin embargo, la gente volvió a sa-
lir, primero tímidamente a sus locales
más próximos, para después regresar
a la vida normal, para devolverle a la
ciudad su pulso habitual. La incerti-
dumbre continúa, pero así también las
muestras de solidaridad, que no han
disminuido desde agosto.
Lo mejor del año gastronómico en Barcelona
∑ Del nuevo Sofía al
salto de los foodtruck
a los locales, esto es
lo que nos deja el año
Un ejemplo de productos de cooperativas y kilómetro cero
Ada Perallada
abc.es/estilo58 GENTESTILO&TV MIÉRCOLES, 3 DE ENERO DE 2018 ABC