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Actualizaciones
Abordaje del prurito
María del Carmen Fraile Alonso* y Pilar Manchado López
Servicio de Dermatología. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Valladolid. España.
*Correo electrónico: mcfraile@hotmail.com
Puntos clave
● El prurito es un proceso fundamentalmente neurológico,
mediado por fibras C, en el que están implicados múltiples
receptores, mediadores, células y vías inflamatorias, cuya
consecuencia fundamental es el rascado.
● Según la última clasificación del Forum Internacional para
el Estudio del Prurito, se divide en tres grupos: I) si cursa
con lesiones cutáneas; II) si cursa sin lesiones cutáneas
(piel indemne); III) si cursa con lesiones de rascado.
● Estos tres grupos se subdividen en 5 categorías, según la
enfermedad subyacente: dermatosis, afectación sistémica,
neurológica, psiquiátrica, mixta o de origen indeterminado.
● Las dermatosis que más frecuentemente cursan con prurito
son la dermatitis atópica, la urticaria, la escabiosis, la
psoriasis y algunas enfermedades ampollosas. La condición
cutánea que más prurito condiciona es la xerosis.
● Los procesos sistémicos que debemos descartar son
alteraciones renales, hepáticas, infecciones y neoplasias,
fundamentalmente hematológicas.
● Es recomendable la sistematización de la medida del
prurito, tanto para el diagnóstico como para la respuesta al
tratamiento. La escala visual analógica o la escala numérica
son fáciles de aplicar, consumen poco tiempo de consulta y
tienen buena correlación intraindividual, por lo cual su uso
es muy recomendable.
● Los estudios complementarios iniciales que se recomiendan
son: hemograma, función hepática, renal, LDH, VSG,
función tiroidea y cribado de infecciones (VIH, VHC, VHB).
Según la sintomatología, solicitaremos radiografía de tórax
y/o ecografía hepática.
● Medidas iniciales de tratamiento: restauración de la barrera
cutánea con emolientes, adecuado grado de hidratación
sistémica, evitar calor y ropa inadecuada.
● Si en la piel existe una dermatosis, se recomienda
tratamiento específico de esta, bien con manejo en
atención primaria o derivando a especializada si la
respuesta es insatisfactoria.
● Los antihistamínicos se utilizarán preferentemente en los
procesos en los que esté implicada la histamina. En
procesos sistémicos, procuraremos tratar la enfermedad de
base y un abordaje multidisciplinar del mismo.
Prurito.Palabras clave:
Definición
Concepto
El Diccionario on-line de la Real Academia Española de la
Lengua (RAE) lo define de la siguiente manera:
Prurito (del lat. pruritus):
1. m. Deseo persistente y excesivo de hacer algo de la me-
jor manera posible.
2. m. Med. Comezón, picazón.
Picor:
1. m. Desazón que causa algo que pica.
2. m. Escozor que resulta en el paladar por haber comido
algo picante.
El New Oxford American Dictionary lo define como la
sensación desagradable que se produce en la piel, que desen-
cadena el deseo de rascado. Enfermedad o condición de la
piel cuyo síntoma principal es el rascado.
Partiendo de la definición, observamos que es un concepto
subjetivo y pobremente definido en nuestra lengua, lo cual
Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito
FMC. 2016;23(5):268-75 269
traduce la complejidad de este proceso y la dificultad para su
definición y objetivación.
El prurito o picor es un proceso complejo, que fundamental-
mente se genera en el sistema nervioso central (SNC) y en el
que están involucrados múltiples receptores (cutáneos, espina-
les, cerebrales, etc.), mediadores (histamina, acetilcolina, sero-
tonina, triptasa, sustancia P, prostaglandinas, interleucinas,
etc.) y células (mastocitos, neuronas aferentes/eferentes, etc.)1
.
Solo algunos órganos: piel y mucosas superficiales (conjunti-
va, genital, oral, etc.) están diseñados para percibirlo2
.
Prevalencia. Dimensión/repercusión del prurito
El prurito es un síntoma muy frecuente en la población
general y es el síntoma referido más a menudo en la consulta
de dermatología3
. La prevalencia del prurito agudo se sitúa
alrededor del 8,5%, y la prevalencia anual y a lo largo de la
vida (prurito crónico) se estima en el 20% de la población3,4
.
En la población geriátrica, la prevalencia del prurito crónico
alcanza el 25%. De este 25%, el 96% presenta comorbilidad
crónica (diabetes mellitus e insuficiencia venosa crónica)5
.
No existen diferencias entre hombres y mujeres en rela-
ción con la epidemiología del prurito, pero hay estudios que
indican que hay diferencias en el circuito de procesado del
mismo6
. Estos autores sugieren que estas diferencias son de-
bidas a que las mujeres son más sensibles al componente do-
loroso del prurito6
. En la población pediátrica, la causa más
frecuente es la dermatitis atópica; sin embargo, en los ancia-
nos es la xerosis. La prevalencia en el embarazo alcanza hasta
el 18%, sin dermatosis o causa fisiológica evidente que lo
justifique. También se ha demostrado que es más frecuente en
personas con estrés, enfermedad mental o bajos ingresos eco-
nómicos3
.
Clasificación
A lo largo de la historia se ha definido en función de la dura-
ción, considerando prurito agudo el que dura menos de 6 se-
manas y crónico aquel que dura más de 6 semanas7
.
Se han propuesto múltiples clasificaciones en función de
la localización (generalizado o localizado), del origen (cen-
tral o periférico), de la enfermedad de base (sistémico o
cutáneo), si su origen es la piel (pruritógeno) o el SNC
(neurógeno).
Clásicamente se dividía en cuatro categorías8
:
1. Prurito neurogénico: existe una alteración fisiológica
(renal, hepática, infecciones sistémicas, neoplasias, fárma-
cos, etc.).
2. Prurito neuropático: existe lesión en la vía nerviosa
(reactivación herpética, etc.).
3. Prurito psiquiátrico/psicógeno: neurodermitis, parasito-
fobia...
4. Pruritógeno/pruritoceptivo: dermatosis que producen
picor (dermatitis atópica, infestación parasitaria).
En 2007, el Forum Internacional para el estudio del prurito
(IFSI) sistematizó el estudio del prurito y propuso una clasifi-
cación en dos pasos7
(fig. 1):
El primer paso divide el prurito en tres grupos:
Grupo I: prurito en piel afectada de dermatosis subyacen-
te (piel inflamada).
Grupo II: prurito en piel indemne (no inflamada).
Grupo III: prurito en piel con signos de rascado (excoria-
ciones, prúrigo nodular, liquenificación, etc.).
Figura 1. La clasificación divide el prurito en tres grupos (primer paso) y cinco categorías (segundo paso). Si coexisten más de una categoría,
se clasifica en mixta. Si no encontramos ninguna causa subyacente para clasificarlo en alguna de las categorías descritas explícitamente, el
prurito se deberá a otras causas y será de origen indeterminado.
POI: prurito de origen indeterminado.
Prurito ≤ 6 semanas Agudo
≥ 6 semanas
Crónico
Dermatosis Neurológicas Psiquiátricas Mixta Otras
POI
Enfermedades
sistémicas
Grupo I
Dermatosis subyacente
Piel inflamada
Grupo II
Piel indemne
Piel no inflamada
Grupo III
Piel con signos de rascado
Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito
270 FMC. 2016;23(5):268-75
Posteriormente, asigna categorías a las enfermedades sub-
yacentes a ese prurito:
genodermatosis, embarazo, neoplasias. Todas ellas con afec-
tación limitada a la piel.
de fármacos. Alteraciones endocrinometabólicas, infecciones
sistémicas, neoplasias hematológicas y de órganos sólidos.
(sin daño neuronal) o
neuropático (con daño axonal).
somatomorfo.
se pueden clasificar en las categorías anterio-
res, habiendo descartado razonablemnte las causas o condi-
ciones que puedan justificar el prurito. Los autores proponen
Estos autores recomiendan no usar el término clásico pru-
rito sine materia. Argumentan que el uso extendido del tér-
mino conduce a confusión y recomiendan seguir la clasifica-
ción en grupos y categorías expuestos anteriormente, y
sustituir este término por el de 7
.
Etiopatogenia
La etiología del prurito es compleja, multifactorial y en mu-
chos aspectos, todavía desconocida.
Es bien conocido la existencia de fibras C amielínicas
(neuronas C) que captan los estímulos de la piel y los condu-
cen al SNC por el cordón posterior hasta el hipotálamo, don-
de se produce la sensación de picor, que posteriormente es
transmitida a la piel, provocando la irresistible sensación que
desencadena el rascado (fig. 2). Las fibras C se caracterizan
por responder al estímulo de la histamina9
, tener baja veloci-
dad de conducción y disponer de ramificaciones terminales
en la piel8
. Estas ramificaciones finales actúan de receptores,
ya que no se han descrito receptores periféricos específicos
para el prurito. La especificidad de la sensación del prurito es
debida a las neuronas C y a los circuitos interneuronales, de
activación o inhibición, que establecen8
.
El neurotransmisor más conocido de este circuito es la
histamina, que se libera tras la degranulación de los mastoci-
tos cutáneos. Pero existen otras moléculas: neuropéptidos,
triptasa, cinasas, sustancia P, etc., que también están implica-
das en los circuitos del prurito8
.
Este mecanismo puede estar influido por factores biopsi-
cosociales (cognitivos, comportamentales y sociales) y ras-
gos de personalidad que influyen tanto en la percepción del
síntoma como en el comportamiento ante este10
. Algunos au-
tores sugieren un factor comportamental, cuyo desencade-
nante podría ser el estímulo visual, tanto en el inicio como en
el aprendizaje del prurito11
.
Protocolo de estudio y cribado
Anamnesis y evaluación
Ante la consulta del síntoma de prurito, la herramienta más
eficaz de que disponemos es una historia clínica completa y
detallada y la exploración física detenida. No disponemos de
pruebas iniciales que orienten ante este síntoma, ni siquiera
de métodos de medición objetivos. Por tanto, es el paso más
importante para llegar al diagnóstico correcto.
Debemos interrogar sobre las características del síntoma:
localización, inicio, ritmo12
, frecuencia, duración, factores
agravantes o atenuantes (ducha, noche, calor), intensidad,
calidad, interferencia con actividades de la vida diaria o el
sueño13
.
Hemos de dirigir la anamnesis hacia posibles etiologías
del mismo: toma de fármacos o drogas, viajes, ambiente rural
(infestaciones), cambio de domicilio o de hábitos higiénicos,
de productos de aseo/maquillaje, posibilidad de padecer en-
fermedades infectocontagiosas (virus de las hepatitis B
[VHB] y C [VHC], virus de la inmunodeficiencia humana
[VIH], etc.) o sistémicas (pérdida de peso, sudoración, fiebre,
etc.)14
.
Medición
El prurito se considera una variable subjetiva y no dispone-
mos de métodos estandarizados de medida validados por la
comunidad científica. Cuantificamos el prurito como variable
Cordón
espinal
posterior
(SNC)
SNC: hipotálamo
Rascado
Estímulo
Ganglio
trigger
(SNP)
Fibras C
Neurona amielínica
Prurito y dolor
Piel
Estructuras: vasos, nervios, glándulas
sudoríparas
Células: mastocitos, queratinocitos,
células de Langerhans
Mediadores: histamina, sustancia P
Receptores: opioides, vaniloides
Vías inflamatorias: citocinas, interleucinas
Figura 2. Ciclo del prurito: múltiples estímulos pueden irritar las fi-
bras C amielínicas cutáneas, que sinaptan con el SNP y de ahí lle-
gan al hipotálamo a través del cordón espinal posterior. En el hipo-
tálamo se produce la señal que provoca la necesidad de rascado.
El rascado irrita la piel, perpetuando este ciclo de picor-rascado.
Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito
FMC. 2016;23(5):268-75 271
cualitativa ordinal. Las escalas más aceptadas, disponibles y
consumidoras de poco tiempo de consulta son las siguientes:
0-10 mm.
verbal rating scale [VRS]): 0-4.
numérica (numerical rating scale [NRS]): 1-10.
Estas tres escalas comparten buena correlación y reprodu-
cibilidad15
. Son útiles para comparar la evolución del síntoma
en el mismo paciente (intraindividuo), pero no entre pacien-
tes (interindividual), ya que el mismo prurito puede ser califi-
cado con un valor en la escala diferente entre individuos dife-
rentes.
Disponemos de cuestionarios más complejos, que se han
validado en nuestro medio, como la Escala de la intensidad
del picor (Itch Severity Scale [ISS])16-18
. Esta escala valora la
intensidad del síntoma y su repercusión en las actividades
cotidianas o el descanso nocturno. Estas escalas se han vali-
dado fundamentalmente para algunas dermatosis frecuentes:
dermatitis atópica, urticaria, psoriasis.
modo de valorar la repercusión de este síntoma es
evaluar el impacto en la calidad de vida de quien lo padece
(encuestas de calidad de vida (Quality of Life [QoL]). Este
análisis se plantea desde tres puntos de vista fundamentales
que debemos explorar en la consulta: el síntoma en sí, las
limitaciones funcionales que conlleva y los trastornos emo-
cionales que condiciona18,19
. Estas escalas permiten la estan-
darización de la medida para la realización de estudios com-
parables20
.
Se están ensayando métodos para objetivar el prurito y sus
consecuencias, como la actigrafía, que trata de valorar la can-
tidad de movimiento, pero con resultados no significativos ni
concordantes respecto a los métodos más utilizados en la
práctica diaria (EVA)21
.
Se recomienda el uso sistematizado de escalas y/o cuestio-
narios tanto para la evaluación del paciente en la consulta
como para comparar los datos en ensayos clínicos fiables y
evaluar la respuesta al tratamiento22
.
Estudios complementarios
Puesto que el prurito crónico se ha relacionado con alteracio-
nes sistémicas y neoplasias, es recomendable realizar un cri-
bado de estas patologías, pero no se recomienda un estudio
ampliado y minucioso en aquellos pacientes sin síntomas ni
signos cutáneos o sistémicos23
.
Si un paciente presenta lesiones cutáneas, salvo que la le-
sión dermatológica tenga diagnóstico claro y de manejo en
atención primaria, el resto deberían ser derivadas para eva-
luación dermatológica específica.
Además de una historia clínica y exploración física deta-
llada, se recomienda23
: estudio hematológico con hemograma
y recuento de células sanguíneas, función renal y hepática,
lactato deshidrogenasa (LDH), velocidad de sedimentación
globular (VSG)24
, función tiroidea y anticuerpos antitiroideos
y cribado de infecciones (VIH, hepatitis B y C).
Las pruebas de imagen se solicitarán en función de la
orientación de la historia clínica. En consultas especializadas,
bien la radiografía de tórax o la ecografía abdominal son
pruebas de rutina24
. Pruebas con mayor rendimiento diagnós-
tico, como la tomografía computarizada (TC), la resonancia
la tomografía computarizada
con emisión de positrones (PET-TAC), se solicitan según la
orientación diagnóstica de las anteriores24
.
Prurito en situaciones
especiales
Prurito senil
La insuficiencia cutánea que se produce a lo largo de los años
origina desestructuración de la barrera epidérmica, lo cual
expone las fibras C, provocando el prurito. Al menos el 25%
de la población geriátrica (mayores de 60 años) sufre prurito
crónico5
. De ellos, el 69% presenta xerosis y el 28% alguna
dermatosis5
. Las comorbilidades que más frecuentemente se
asocian a este tipo de prurito son la diabetes mellitus y la in-
suficiencia venosa crónica. El curso es crónico y en brotes, y
se exacerba más en invierno, en ambiente seco y por la no-
che. Las áreas corporales más frecuentemente afectadas son
piernas, espalda, cuero cabelludo y brazos, en orden decre-
ciente5
.
El tratamiento fundamental consiste en la restauración de
la barrera cutánea mediante emolientes y reestructurantes. El
uso de corticoides sistémicos o tópicos de alta potencia, así
como los antihistamínicos, no están recomendados, ya que no
actúan sobre la fisiopatología de este proceso.
Prurito en procesos sistémicos
Insuficiencia renal crónica
El prurito urémico tiende a ser prolongado, frecuente e inten-
so25
. La incidencia aumenta a medida que se deteriora la
función renal; por tanto, es más frecuente en estadios avanza-
dos de la enfermedad o pacientes en hemodiálisis, sin clara
relación con la enfermedad de base, aunque se ha sugerido
que los pacientes con glomerulonefritis secundarias tienen
menos picor26
. Se estima que la prevalencia del prurito en
pacientes sometidos a diálisis varía entre el 50% y el 90%26
,
con deterioro en la calidad de vida27
. La piel seca, el eccema
y la edad inferior a 70 años son factores asociados al prurito
crónico urémico26
. Las piernas, la espalda y el cuero cabellu-
do son las regiones anatómicas más frecuentemente afecta-
das.
Insuficiencia hepática o biliar
El prurito de origen hepatobiliar es descrito como “la sensa-
ción de insectos que recorren la piel”28
y a menudo es un
Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito
272 FMC. 2016;23(5):268-75
prurito incoercible. Empeora con el calor, la xerosis, tras las
ingestas y en período premenstrual y se alivia con la aplica-
ción de frío28
. Puede ir acompañado de ictericia y alteración
de las pruebas de función hepática.
Paraneoplásico29
Se considera purito paraneoplásico aquel que antecede o
acompaña a una neoplasia de órgano sólido o hematológica.
Se relaciona con mayor frecuencia con linfomas y policite-
mia vera.
Recientemente, el grupo de expertos del prurito del IFSI
ha publicado todo aquello que no se considera prurito para-
neoplásico en pacientes con neoplasias: síndromes paraneo-
plásicos bien definidos, prurito braquiorradial, facial o na-
sal; prurito colestásico; prurito inducido por fármacos;
prurito en el contexto de infecciones o bien causado por
dermatosis29
.
No solo las neoplasias, sino el tratamiento de estas con
nuevos agentes como los anticuerpos monoclonales, los inhi-
bidores de receptores, de enzimas, de señales de prolifera-
ción, pueden desencadenar prurito como comorbilidad o
efecto colateral de la terapia30
.
Infecciones
por VIH. Se considera que el prurito está in-
fraestudiado e infravalorado en los pacientes infectados por
VIH. Los datos publicados estiman la prevalencia de este
síntoma entre el 30% y el 45% de estos pacientes, incluso tras
la introducción de terapia antirretroviral de alta actividad. Así
mismo, revelan un gran impacto en la calidad de vida31
. Es el
síntoma cutáneo más frecuente, junto con el aumento de su-
doración y la xerosis, incluso, el motivo de consulta princi-
pal. Es más frecuente en mujeres, aunque no es estadística-
mente significativo. No se correlaciona con niveles altos de
eosinófilos y las alteraciones analíticas no difieren entre los
pacientes con VIH con prurito o sin él; por tanto, no aportan
valor diagnóstico ni evolutivo del síntoma. Actualmente, no
disponemos de terapia eficiente en el control del síntoma de
estos pacientes. Se recomienda hidratación intensiva para
reestructurar la barrera cutánea y antihistamínicos no sedan-
tes31
.
: véase prurito en insuficiencia hepática. Puede
constituir el síntoma principal de la forma de presentación de
estas infecciones.
Alteraciones neurológicas (prurito neuropático)2
: provoca prurito e insensibili-
dad debido a la afectación viral del sistema nervioso periféri-
co (SNP) en la mayoría de los casos y central, excepcional-
mente.
provoca prurito y úlce-
ras en áreas del nervio trigémino, debido a alteración neuroló-
gica central o periférica de la rama sensitiva de dicho nervio.
la más
común es la notalgia parestésica, que cursa con prurito e hi-
perpigmentación en región dorsal (amiloidosis maculosa).
32
: afecta tanto a las fi-
bras mielínicas a-d, como a las amielínicas c. Se caracteriza
por síntomas autonómicos y sensitivos. Los más frecuentes
son ardor, dolor, calor o insensibilidad. Empeora con el calor,
la xerosis, la sudoración, el cansancio y el estrés. El agua fría
alivia la sintomatología. La espalda es la región afectada más
frecuentemente y las piernas presentan sintomatología con
mayor frecuencia por la noche con una distribución distal-
proximal. Aunque la etiología es desconocida, se clasifican
en primarias, sin enfermedad de base, o secundarias, cuando
el paciente padece otras enfermedades (diabetes, infección
por VIH, enfermedades autoinmunitarias, neoplasias, etc.)32
.
Enfermedades de depósito, tumores, alteraciones degene-
rativas e inflamatorias del SNP o SNC deben ser evaluadas y
valoradas en pacientes aquejados de prurito con mala res-
puesta al tratamiento2
.
Puesto que la alteración se produce a nivel neurológico,
los antihistamínicos son poco eficaces. Se han propuesto tra-
tamientos con anestésicos tópicos como la pramoxina o la
capsaicina. La pimozida, la carbamacepina o la gabapentina
se han postulado como alternativas terapéuticas sistémicas2
.
Prurito psicógeno o trastorno funcional del prurito1,33
El grupo francés de psicodermatología ha propuesto 10 crite-
rios diagnósticos para la clasificación del trastorno funcional
del prurito, como propone denominarlo1
. Los criterios diag-
nósticos se dividen en obligatorios3
y opcionales7
. Para llegar
a este diagnóstico, los tres criterios obligatorios deben estar
presentes (tabla 1).
Estudios epidemiológicos representativos demuestran que,
cuando una persona sin lesiones dermatológicas consulta por
prurito, aumenta el riesgo de que esa persona padezca trastor-
Tabla 1. Criterios diagnósticos del trastorno funcional
del prurito1,33
Criterios obligatorios Prurito sine materia, localizado o generalizado
(sin lesiones cutáneas primarias)
Crónico (más de 6 semanas)
Sin causa somática
Criterios opcionales Relación cronológica del prurito con
eventos que causan gran repersusión
psicológica
Variación de la intensidad en relación con
el estrés
Variaciones nocturnas
Predominio durante el descanso o
inactividad
Asociado con alteraciones psicológicas
Mejora con tratamiento psicotrópico
Mejora con terapia psicológica
Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito
FMC. 2016;23(5):268-75 273
nos psiquiátricos34
como ansiedad35
, depresión36
, ideas de
suicidio37
o trastorno somatomorfo34
.
Prurito anal y vulvar
El motivo de consulta por prurito anal es frecuente. En este
contexto, hay que descartar patología inflamatoria (dermato-
sis), tumoral (cáncer de recto/ano, enfermedad de Paget ex-
tramamaria) o infecciosa (candidiasis, parasitosis, etc.). Des-
cartadas estas causas, hay que valorar el liquen simple
crónico inducido por el rascado o la irritación continuada
(deporte, ropa interior, etc.) y modificar los factores desenca-
denantes o agravantes.
El prurito vulvar agudo (menos de 6 semanas de duración
del síntoma) tiene dos causas fundamentales. La primera son
las infecciones agudas, fundamentalmente candidiasis, segui-
da del eccema agudo de contacto, irritativo o alérgico.
En el contexto de prurito vulvar crónico (más de 6 semanas
de duración), hay que descartar patología inflamatoria (liquen
escleroatrófico, liquen simple crónico, psoriasis, dermatitis
atópica...) y tumoral (enfermedad de Paget extramamaria).
Hemos de tener en cuenta que las dermatosis como la psoria-
sis, dermatitis atópica, liquen plano, etc., pueden asentar en
esta zona variando la morfología de presentación de las lesio-
nes típicas que asientan en piel y provocar prurito, incluso de
mayor intensidad del que suelen causar estas dermatosis.
Prurito en dermatosis13
El síntoma más frecuente en las consultas de dermatología es
el prurito. La mayoría de las dermatosis inflamatorias cursan
con este síntoma y variaciones sutiles en este síntoma nos
orientarán en el diagnóstico.
El dolor y el calor son los síntomas que acompañan con
mayor frecuencia al prurito.
La sensación de calor es más frecuente en la urticaria y
menos en la escabiosis.
La sudoración induce más prurito en dermatitis atópica,
escabiosis, eccema no atópico, psoriasis y urticaria en inten-
sidad decreciente.
En la dermatitis atópica, la sudoración, el calor y la cefalea
se asocian de manera estadísticamente significativa (p <
0,05) al prurito. Las características con las que con mayor
frecuencia los pacientes definen el prurito en la dermatitis
atópica son punzante, opresivo o lancinante.
El frío alivia todas estas dermatosis. El agua caliente exa-
cerba el picor en todas ellas, salvo en la psoriasis, que la ali-
via. La xerosis y el estrés exacerban el prurito en todas, espe-
cialmente en la psoriasis y la dermatitis atópica.
Los signos de rascado son más frecuentes en la dermatitis
atópica y en la escabiosis.
Prurito de origen indeterminado (sine materia)
Habiendo descartado todos los procesos explicados anterior-
mente, se aplica este diagnóstico a los pacientes en los que no
hemos encontrado una causa objetivable a la que atribuir el
prurito. Hemos de tener en cuenta que puede ser el síntoma
inicial de una dermatosis, una enfermedad sistémica (hasta
en el 50% de los casos) o una neoplasia no diagnosticada29
.
Las neoplasias hematológicas y de vías biliares son las que se
han relacionado con mayor frecuencia23
; por este motivo de-
bemos evaluar periódicamente los síntomas y signos acom-
pañantes del prurito38
.
Protocolo de tratamiento
Medidas generales
o de fibras sintéticas, lana, etc.
cutánea óptimo, que
permita restaurar la función barrera de la piel. Se pueden
aplicar cremas con componentes que aporten frescor como
mentol o alcanfor.
está condicio-
nando el prurito (tumor de órgano sólido, linfoma, nefropatía,
dermopatía, etc.).
Evitar la toma de alcohol, tabaco y pérdida de peso si
existe índice de masa corporal elevado, ya que son factores
con los que se ha relacionado el prurito23
.
Puesto que muchos de los pacientes refieren aumento del
prurito en momentos de inactividad, se recomienda realizar
actividades cotidianas, que puedan distraer y romper el ciclo
de picor-rascado24
.
Medidas específicas
Como hemos repasado a lo largo del artículo, el prurito es
fundamentalmente un síntoma de origen central con repercu-
sión en piel y mucosas, mediado no solo por histamina, sino
por otros mediadores y circuitos neuronales de los cuales nos
quedan muchos datos por conocer. Es por este motivo que no
todo picor se trata con antihistamínicos ni todo picor tiene
una respuesta satisfactoria con este tratamiento ampliamente
utilizado para aliviar este síntoma.
En general, orientaremos el tratamiento del siguiente mo-
do:
liberación
de histamina, como en la urticaria: se recomiendan antihista-
mínicos de segunda generación. Los antihistamínicos sedan-
tes se utilizan más con este efecto que con el efecto antihista-
mínico en sí.
un componente inflamatorio cutáneo localizado,
se recomienda el uso de corticoides o inmunomoduladores
tópicos, como tacrolimus o pimecrolimus. En el prurito gene-
ralizado con gran componente inflamatorio cutáneo se reco-
mienda el tratamiento de la dermatosis subyacente (corticoi-
des sistémicos, fototerapia, ciclosporina, metotrexato, etc.)24
.
Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito
274 FMC. 2016;23(5):268-75
la inflamación asienta sobre región anogenital, la pri-
mera elección son corticoides tópicos de alta potencia, ya que
esta zona es más resistente a los efectos colaterales del uso
prolongado con corticoides, con mejor respuesta terapéutica.
atópica, psoriasis, etc.) o sustancias irritantes en la piel (pru-
rito urémico), se puede aplicar tratamiento con fototerapia39
(UVA, UVB, UVA con psoralenos, etc.)24,
debido al efecto
antiinflamatorio de esta terapia y a la metabolización de de-
terminados productos de depósito.
heptobiliar, el tratamiento más fre-
cuentemente utilizado son colestiramina, rifampicina, na-
loxona y prednisolona40
. Se ha realizado tratamiento con fo-
toterapia con buena respuesta.
-
miento neurológico específico y fármacos adecuados, indica-
dos por el neurólogo (gabapentina, pregabalina, etc.).
psicógeno), se recomendarán medidas psicoterapéuticas y
conductuales, además de fármacos psicotropos, si es necesa-
rio (antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación
de serotonina). Fármacos antipsicóticos como la pimozida o
la olanzapina se han utilizado con éxito en delirios parasita-
rios, ejerciendo probablemente un afecto antipruriginoso34
.
mirtazapina, un antidepresivo que antagoniza vías se-
rotoninérgicas y noradrenérgicas, ha sido eficaz para el con-
trol del prurito nocturno41
.
el aprepitant, antagonista del recep-
tor de la neuroquinina 1 e inhibidor de la acción de la sustan-
cia P, han sido efectivos en prurito paraneoplásico y de origen
central29
.
del prúrigo nodular se ha implicado al
factor de crecimiento endotelial vascular; por ello, se ha en-
sayado el tratamiento con un anticuerpo monoclonal que in-
hibe este factor (bevacizumab), con resultados alentadores,
que precisan de confirmación con ensayos clínicos42
.
un antagonista opioide, ha demostrado
disminución de la intensidad del prurito en múltiples derma-
tosis43
y se ha objetivado mediante la dismi-
nución de la actividad y menor recompensa en el rascado44
.
Además, más de la mitad de los pacientes se beneficiarían de
un tratamiento psicoterapéutico de la enfermedad24
.
existen consultas especia-
lizadas para el tratamiento del dolor, existen consultas espe-
cializadas para el tratamiento del prurito24
recalcitrante o de
origen incierto, de las cuales los pacientes podrían beneficiar-
se tanto en el estudio del prurito, en ensayos clínicos que
arrojen evidencia como en el tratamiento con nuevas herra-
mientas pioneras en este área45
.
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Abordaje del prurito

  • 1. 268 FMC. 2016;23(5):268-75 Actualizaciones Abordaje del prurito María del Carmen Fraile Alonso* y Pilar Manchado López Servicio de Dermatología. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Valladolid. España. *Correo electrónico: mcfraile@hotmail.com Puntos clave ● El prurito es un proceso fundamentalmente neurológico, mediado por fibras C, en el que están implicados múltiples receptores, mediadores, células y vías inflamatorias, cuya consecuencia fundamental es el rascado. ● Según la última clasificación del Forum Internacional para el Estudio del Prurito, se divide en tres grupos: I) si cursa con lesiones cutáneas; II) si cursa sin lesiones cutáneas (piel indemne); III) si cursa con lesiones de rascado. ● Estos tres grupos se subdividen en 5 categorías, según la enfermedad subyacente: dermatosis, afectación sistémica, neurológica, psiquiátrica, mixta o de origen indeterminado. ● Las dermatosis que más frecuentemente cursan con prurito son la dermatitis atópica, la urticaria, la escabiosis, la psoriasis y algunas enfermedades ampollosas. La condición cutánea que más prurito condiciona es la xerosis. ● Los procesos sistémicos que debemos descartar son alteraciones renales, hepáticas, infecciones y neoplasias, fundamentalmente hematológicas. ● Es recomendable la sistematización de la medida del prurito, tanto para el diagnóstico como para la respuesta al tratamiento. La escala visual analógica o la escala numérica son fáciles de aplicar, consumen poco tiempo de consulta y tienen buena correlación intraindividual, por lo cual su uso es muy recomendable. ● Los estudios complementarios iniciales que se recomiendan son: hemograma, función hepática, renal, LDH, VSG, función tiroidea y cribado de infecciones (VIH, VHC, VHB). Según la sintomatología, solicitaremos radiografía de tórax y/o ecografía hepática. ● Medidas iniciales de tratamiento: restauración de la barrera cutánea con emolientes, adecuado grado de hidratación sistémica, evitar calor y ropa inadecuada. ● Si en la piel existe una dermatosis, se recomienda tratamiento específico de esta, bien con manejo en atención primaria o derivando a especializada si la respuesta es insatisfactoria. ● Los antihistamínicos se utilizarán preferentemente en los procesos en los que esté implicada la histamina. En procesos sistémicos, procuraremos tratar la enfermedad de base y un abordaje multidisciplinar del mismo. Prurito.Palabras clave: Definición Concepto El Diccionario on-line de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) lo define de la siguiente manera: Prurito (del lat. pruritus): 1. m. Deseo persistente y excesivo de hacer algo de la me- jor manera posible. 2. m. Med. Comezón, picazón. Picor: 1. m. Desazón que causa algo que pica. 2. m. Escozor que resulta en el paladar por haber comido algo picante. El New Oxford American Dictionary lo define como la sensación desagradable que se produce en la piel, que desen- cadena el deseo de rascado. Enfermedad o condición de la piel cuyo síntoma principal es el rascado. Partiendo de la definición, observamos que es un concepto subjetivo y pobremente definido en nuestra lengua, lo cual
  • 2. Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito FMC. 2016;23(5):268-75 269 traduce la complejidad de este proceso y la dificultad para su definición y objetivación. El prurito o picor es un proceso complejo, que fundamental- mente se genera en el sistema nervioso central (SNC) y en el que están involucrados múltiples receptores (cutáneos, espina- les, cerebrales, etc.), mediadores (histamina, acetilcolina, sero- tonina, triptasa, sustancia P, prostaglandinas, interleucinas, etc.) y células (mastocitos, neuronas aferentes/eferentes, etc.)1 . Solo algunos órganos: piel y mucosas superficiales (conjunti- va, genital, oral, etc.) están diseñados para percibirlo2 . Prevalencia. Dimensión/repercusión del prurito El prurito es un síntoma muy frecuente en la población general y es el síntoma referido más a menudo en la consulta de dermatología3 . La prevalencia del prurito agudo se sitúa alrededor del 8,5%, y la prevalencia anual y a lo largo de la vida (prurito crónico) se estima en el 20% de la población3,4 . En la población geriátrica, la prevalencia del prurito crónico alcanza el 25%. De este 25%, el 96% presenta comorbilidad crónica (diabetes mellitus e insuficiencia venosa crónica)5 . No existen diferencias entre hombres y mujeres en rela- ción con la epidemiología del prurito, pero hay estudios que indican que hay diferencias en el circuito de procesado del mismo6 . Estos autores sugieren que estas diferencias son de- bidas a que las mujeres son más sensibles al componente do- loroso del prurito6 . En la población pediátrica, la causa más frecuente es la dermatitis atópica; sin embargo, en los ancia- nos es la xerosis. La prevalencia en el embarazo alcanza hasta el 18%, sin dermatosis o causa fisiológica evidente que lo justifique. También se ha demostrado que es más frecuente en personas con estrés, enfermedad mental o bajos ingresos eco- nómicos3 . Clasificación A lo largo de la historia se ha definido en función de la dura- ción, considerando prurito agudo el que dura menos de 6 se- manas y crónico aquel que dura más de 6 semanas7 . Se han propuesto múltiples clasificaciones en función de la localización (generalizado o localizado), del origen (cen- tral o periférico), de la enfermedad de base (sistémico o cutáneo), si su origen es la piel (pruritógeno) o el SNC (neurógeno). Clásicamente se dividía en cuatro categorías8 : 1. Prurito neurogénico: existe una alteración fisiológica (renal, hepática, infecciones sistémicas, neoplasias, fárma- cos, etc.). 2. Prurito neuropático: existe lesión en la vía nerviosa (reactivación herpética, etc.). 3. Prurito psiquiátrico/psicógeno: neurodermitis, parasito- fobia... 4. Pruritógeno/pruritoceptivo: dermatosis que producen picor (dermatitis atópica, infestación parasitaria). En 2007, el Forum Internacional para el estudio del prurito (IFSI) sistematizó el estudio del prurito y propuso una clasifi- cación en dos pasos7 (fig. 1): El primer paso divide el prurito en tres grupos: Grupo I: prurito en piel afectada de dermatosis subyacen- te (piel inflamada). Grupo II: prurito en piel indemne (no inflamada). Grupo III: prurito en piel con signos de rascado (excoria- ciones, prúrigo nodular, liquenificación, etc.). Figura 1. La clasificación divide el prurito en tres grupos (primer paso) y cinco categorías (segundo paso). Si coexisten más de una categoría, se clasifica en mixta. Si no encontramos ninguna causa subyacente para clasificarlo en alguna de las categorías descritas explícitamente, el prurito se deberá a otras causas y será de origen indeterminado. POI: prurito de origen indeterminado. Prurito ≤ 6 semanas Agudo ≥ 6 semanas Crónico Dermatosis Neurológicas Psiquiátricas Mixta Otras POI Enfermedades sistémicas Grupo I Dermatosis subyacente Piel inflamada Grupo II Piel indemne Piel no inflamada Grupo III Piel con signos de rascado
  • 3. Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito 270 FMC. 2016;23(5):268-75 Posteriormente, asigna categorías a las enfermedades sub- yacentes a ese prurito: genodermatosis, embarazo, neoplasias. Todas ellas con afec- tación limitada a la piel. de fármacos. Alteraciones endocrinometabólicas, infecciones sistémicas, neoplasias hematológicas y de órganos sólidos. (sin daño neuronal) o neuropático (con daño axonal). somatomorfo. se pueden clasificar en las categorías anterio- res, habiendo descartado razonablemnte las causas o condi- ciones que puedan justificar el prurito. Los autores proponen Estos autores recomiendan no usar el término clásico pru- rito sine materia. Argumentan que el uso extendido del tér- mino conduce a confusión y recomiendan seguir la clasifica- ción en grupos y categorías expuestos anteriormente, y sustituir este término por el de 7 . Etiopatogenia La etiología del prurito es compleja, multifactorial y en mu- chos aspectos, todavía desconocida. Es bien conocido la existencia de fibras C amielínicas (neuronas C) que captan los estímulos de la piel y los condu- cen al SNC por el cordón posterior hasta el hipotálamo, don- de se produce la sensación de picor, que posteriormente es transmitida a la piel, provocando la irresistible sensación que desencadena el rascado (fig. 2). Las fibras C se caracterizan por responder al estímulo de la histamina9 , tener baja veloci- dad de conducción y disponer de ramificaciones terminales en la piel8 . Estas ramificaciones finales actúan de receptores, ya que no se han descrito receptores periféricos específicos para el prurito. La especificidad de la sensación del prurito es debida a las neuronas C y a los circuitos interneuronales, de activación o inhibición, que establecen8 . El neurotransmisor más conocido de este circuito es la histamina, que se libera tras la degranulación de los mastoci- tos cutáneos. Pero existen otras moléculas: neuropéptidos, triptasa, cinasas, sustancia P, etc., que también están implica- das en los circuitos del prurito8 . Este mecanismo puede estar influido por factores biopsi- cosociales (cognitivos, comportamentales y sociales) y ras- gos de personalidad que influyen tanto en la percepción del síntoma como en el comportamiento ante este10 . Algunos au- tores sugieren un factor comportamental, cuyo desencade- nante podría ser el estímulo visual, tanto en el inicio como en el aprendizaje del prurito11 . Protocolo de estudio y cribado Anamnesis y evaluación Ante la consulta del síntoma de prurito, la herramienta más eficaz de que disponemos es una historia clínica completa y detallada y la exploración física detenida. No disponemos de pruebas iniciales que orienten ante este síntoma, ni siquiera de métodos de medición objetivos. Por tanto, es el paso más importante para llegar al diagnóstico correcto. Debemos interrogar sobre las características del síntoma: localización, inicio, ritmo12 , frecuencia, duración, factores agravantes o atenuantes (ducha, noche, calor), intensidad, calidad, interferencia con actividades de la vida diaria o el sueño13 . Hemos de dirigir la anamnesis hacia posibles etiologías del mismo: toma de fármacos o drogas, viajes, ambiente rural (infestaciones), cambio de domicilio o de hábitos higiénicos, de productos de aseo/maquillaje, posibilidad de padecer en- fermedades infectocontagiosas (virus de las hepatitis B [VHB] y C [VHC], virus de la inmunodeficiencia humana [VIH], etc.) o sistémicas (pérdida de peso, sudoración, fiebre, etc.)14 . Medición El prurito se considera una variable subjetiva y no dispone- mos de métodos estandarizados de medida validados por la comunidad científica. Cuantificamos el prurito como variable Cordón espinal posterior (SNC) SNC: hipotálamo Rascado Estímulo Ganglio trigger (SNP) Fibras C Neurona amielínica Prurito y dolor Piel Estructuras: vasos, nervios, glándulas sudoríparas Células: mastocitos, queratinocitos, células de Langerhans Mediadores: histamina, sustancia P Receptores: opioides, vaniloides Vías inflamatorias: citocinas, interleucinas Figura 2. Ciclo del prurito: múltiples estímulos pueden irritar las fi- bras C amielínicas cutáneas, que sinaptan con el SNP y de ahí lle- gan al hipotálamo a través del cordón espinal posterior. En el hipo- tálamo se produce la señal que provoca la necesidad de rascado. El rascado irrita la piel, perpetuando este ciclo de picor-rascado.
  • 4. Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito FMC. 2016;23(5):268-75 271 cualitativa ordinal. Las escalas más aceptadas, disponibles y consumidoras de poco tiempo de consulta son las siguientes: 0-10 mm. verbal rating scale [VRS]): 0-4. numérica (numerical rating scale [NRS]): 1-10. Estas tres escalas comparten buena correlación y reprodu- cibilidad15 . Son útiles para comparar la evolución del síntoma en el mismo paciente (intraindividuo), pero no entre pacien- tes (interindividual), ya que el mismo prurito puede ser califi- cado con un valor en la escala diferente entre individuos dife- rentes. Disponemos de cuestionarios más complejos, que se han validado en nuestro medio, como la Escala de la intensidad del picor (Itch Severity Scale [ISS])16-18 . Esta escala valora la intensidad del síntoma y su repercusión en las actividades cotidianas o el descanso nocturno. Estas escalas se han vali- dado fundamentalmente para algunas dermatosis frecuentes: dermatitis atópica, urticaria, psoriasis. modo de valorar la repercusión de este síntoma es evaluar el impacto en la calidad de vida de quien lo padece (encuestas de calidad de vida (Quality of Life [QoL]). Este análisis se plantea desde tres puntos de vista fundamentales que debemos explorar en la consulta: el síntoma en sí, las limitaciones funcionales que conlleva y los trastornos emo- cionales que condiciona18,19 . Estas escalas permiten la estan- darización de la medida para la realización de estudios com- parables20 . Se están ensayando métodos para objetivar el prurito y sus consecuencias, como la actigrafía, que trata de valorar la can- tidad de movimiento, pero con resultados no significativos ni concordantes respecto a los métodos más utilizados en la práctica diaria (EVA)21 . Se recomienda el uso sistematizado de escalas y/o cuestio- narios tanto para la evaluación del paciente en la consulta como para comparar los datos en ensayos clínicos fiables y evaluar la respuesta al tratamiento22 . Estudios complementarios Puesto que el prurito crónico se ha relacionado con alteracio- nes sistémicas y neoplasias, es recomendable realizar un cri- bado de estas patologías, pero no se recomienda un estudio ampliado y minucioso en aquellos pacientes sin síntomas ni signos cutáneos o sistémicos23 . Si un paciente presenta lesiones cutáneas, salvo que la le- sión dermatológica tenga diagnóstico claro y de manejo en atención primaria, el resto deberían ser derivadas para eva- luación dermatológica específica. Además de una historia clínica y exploración física deta- llada, se recomienda23 : estudio hematológico con hemograma y recuento de células sanguíneas, función renal y hepática, lactato deshidrogenasa (LDH), velocidad de sedimentación globular (VSG)24 , función tiroidea y anticuerpos antitiroideos y cribado de infecciones (VIH, hepatitis B y C). Las pruebas de imagen se solicitarán en función de la orientación de la historia clínica. En consultas especializadas, bien la radiografía de tórax o la ecografía abdominal son pruebas de rutina24 . Pruebas con mayor rendimiento diagnós- tico, como la tomografía computarizada (TC), la resonancia la tomografía computarizada con emisión de positrones (PET-TAC), se solicitan según la orientación diagnóstica de las anteriores24 . Prurito en situaciones especiales Prurito senil La insuficiencia cutánea que se produce a lo largo de los años origina desestructuración de la barrera epidérmica, lo cual expone las fibras C, provocando el prurito. Al menos el 25% de la población geriátrica (mayores de 60 años) sufre prurito crónico5 . De ellos, el 69% presenta xerosis y el 28% alguna dermatosis5 . Las comorbilidades que más frecuentemente se asocian a este tipo de prurito son la diabetes mellitus y la in- suficiencia venosa crónica. El curso es crónico y en brotes, y se exacerba más en invierno, en ambiente seco y por la no- che. Las áreas corporales más frecuentemente afectadas son piernas, espalda, cuero cabelludo y brazos, en orden decre- ciente5 . El tratamiento fundamental consiste en la restauración de la barrera cutánea mediante emolientes y reestructurantes. El uso de corticoides sistémicos o tópicos de alta potencia, así como los antihistamínicos, no están recomendados, ya que no actúan sobre la fisiopatología de este proceso. Prurito en procesos sistémicos Insuficiencia renal crónica El prurito urémico tiende a ser prolongado, frecuente e inten- so25 . La incidencia aumenta a medida que se deteriora la función renal; por tanto, es más frecuente en estadios avanza- dos de la enfermedad o pacientes en hemodiálisis, sin clara relación con la enfermedad de base, aunque se ha sugerido que los pacientes con glomerulonefritis secundarias tienen menos picor26 . Se estima que la prevalencia del prurito en pacientes sometidos a diálisis varía entre el 50% y el 90%26 , con deterioro en la calidad de vida27 . La piel seca, el eccema y la edad inferior a 70 años son factores asociados al prurito crónico urémico26 . Las piernas, la espalda y el cuero cabellu- do son las regiones anatómicas más frecuentemente afecta- das. Insuficiencia hepática o biliar El prurito de origen hepatobiliar es descrito como “la sensa- ción de insectos que recorren la piel”28 y a menudo es un
  • 5. Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito 272 FMC. 2016;23(5):268-75 prurito incoercible. Empeora con el calor, la xerosis, tras las ingestas y en período premenstrual y se alivia con la aplica- ción de frío28 . Puede ir acompañado de ictericia y alteración de las pruebas de función hepática. Paraneoplásico29 Se considera purito paraneoplásico aquel que antecede o acompaña a una neoplasia de órgano sólido o hematológica. Se relaciona con mayor frecuencia con linfomas y policite- mia vera. Recientemente, el grupo de expertos del prurito del IFSI ha publicado todo aquello que no se considera prurito para- neoplásico en pacientes con neoplasias: síndromes paraneo- plásicos bien definidos, prurito braquiorradial, facial o na- sal; prurito colestásico; prurito inducido por fármacos; prurito en el contexto de infecciones o bien causado por dermatosis29 . No solo las neoplasias, sino el tratamiento de estas con nuevos agentes como los anticuerpos monoclonales, los inhi- bidores de receptores, de enzimas, de señales de prolifera- ción, pueden desencadenar prurito como comorbilidad o efecto colateral de la terapia30 . Infecciones por VIH. Se considera que el prurito está in- fraestudiado e infravalorado en los pacientes infectados por VIH. Los datos publicados estiman la prevalencia de este síntoma entre el 30% y el 45% de estos pacientes, incluso tras la introducción de terapia antirretroviral de alta actividad. Así mismo, revelan un gran impacto en la calidad de vida31 . Es el síntoma cutáneo más frecuente, junto con el aumento de su- doración y la xerosis, incluso, el motivo de consulta princi- pal. Es más frecuente en mujeres, aunque no es estadística- mente significativo. No se correlaciona con niveles altos de eosinófilos y las alteraciones analíticas no difieren entre los pacientes con VIH con prurito o sin él; por tanto, no aportan valor diagnóstico ni evolutivo del síntoma. Actualmente, no disponemos de terapia eficiente en el control del síntoma de estos pacientes. Se recomienda hidratación intensiva para reestructurar la barrera cutánea y antihistamínicos no sedan- tes31 . : véase prurito en insuficiencia hepática. Puede constituir el síntoma principal de la forma de presentación de estas infecciones. Alteraciones neurológicas (prurito neuropático)2 : provoca prurito e insensibili- dad debido a la afectación viral del sistema nervioso periféri- co (SNP) en la mayoría de los casos y central, excepcional- mente. provoca prurito y úlce- ras en áreas del nervio trigémino, debido a alteración neuroló- gica central o periférica de la rama sensitiva de dicho nervio. la más común es la notalgia parestésica, que cursa con prurito e hi- perpigmentación en región dorsal (amiloidosis maculosa). 32 : afecta tanto a las fi- bras mielínicas a-d, como a las amielínicas c. Se caracteriza por síntomas autonómicos y sensitivos. Los más frecuentes son ardor, dolor, calor o insensibilidad. Empeora con el calor, la xerosis, la sudoración, el cansancio y el estrés. El agua fría alivia la sintomatología. La espalda es la región afectada más frecuentemente y las piernas presentan sintomatología con mayor frecuencia por la noche con una distribución distal- proximal. Aunque la etiología es desconocida, se clasifican en primarias, sin enfermedad de base, o secundarias, cuando el paciente padece otras enfermedades (diabetes, infección por VIH, enfermedades autoinmunitarias, neoplasias, etc.)32 . Enfermedades de depósito, tumores, alteraciones degene- rativas e inflamatorias del SNP o SNC deben ser evaluadas y valoradas en pacientes aquejados de prurito con mala res- puesta al tratamiento2 . Puesto que la alteración se produce a nivel neurológico, los antihistamínicos son poco eficaces. Se han propuesto tra- tamientos con anestésicos tópicos como la pramoxina o la capsaicina. La pimozida, la carbamacepina o la gabapentina se han postulado como alternativas terapéuticas sistémicas2 . Prurito psicógeno o trastorno funcional del prurito1,33 El grupo francés de psicodermatología ha propuesto 10 crite- rios diagnósticos para la clasificación del trastorno funcional del prurito, como propone denominarlo1 . Los criterios diag- nósticos se dividen en obligatorios3 y opcionales7 . Para llegar a este diagnóstico, los tres criterios obligatorios deben estar presentes (tabla 1). Estudios epidemiológicos representativos demuestran que, cuando una persona sin lesiones dermatológicas consulta por prurito, aumenta el riesgo de que esa persona padezca trastor- Tabla 1. Criterios diagnósticos del trastorno funcional del prurito1,33 Criterios obligatorios Prurito sine materia, localizado o generalizado (sin lesiones cutáneas primarias) Crónico (más de 6 semanas) Sin causa somática Criterios opcionales Relación cronológica del prurito con eventos que causan gran repersusión psicológica Variación de la intensidad en relación con el estrés Variaciones nocturnas Predominio durante el descanso o inactividad Asociado con alteraciones psicológicas Mejora con tratamiento psicotrópico Mejora con terapia psicológica
  • 6. Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito FMC. 2016;23(5):268-75 273 nos psiquiátricos34 como ansiedad35 , depresión36 , ideas de suicidio37 o trastorno somatomorfo34 . Prurito anal y vulvar El motivo de consulta por prurito anal es frecuente. En este contexto, hay que descartar patología inflamatoria (dermato- sis), tumoral (cáncer de recto/ano, enfermedad de Paget ex- tramamaria) o infecciosa (candidiasis, parasitosis, etc.). Des- cartadas estas causas, hay que valorar el liquen simple crónico inducido por el rascado o la irritación continuada (deporte, ropa interior, etc.) y modificar los factores desenca- denantes o agravantes. El prurito vulvar agudo (menos de 6 semanas de duración del síntoma) tiene dos causas fundamentales. La primera son las infecciones agudas, fundamentalmente candidiasis, segui- da del eccema agudo de contacto, irritativo o alérgico. En el contexto de prurito vulvar crónico (más de 6 semanas de duración), hay que descartar patología inflamatoria (liquen escleroatrófico, liquen simple crónico, psoriasis, dermatitis atópica...) y tumoral (enfermedad de Paget extramamaria). Hemos de tener en cuenta que las dermatosis como la psoria- sis, dermatitis atópica, liquen plano, etc., pueden asentar en esta zona variando la morfología de presentación de las lesio- nes típicas que asientan en piel y provocar prurito, incluso de mayor intensidad del que suelen causar estas dermatosis. Prurito en dermatosis13 El síntoma más frecuente en las consultas de dermatología es el prurito. La mayoría de las dermatosis inflamatorias cursan con este síntoma y variaciones sutiles en este síntoma nos orientarán en el diagnóstico. El dolor y el calor son los síntomas que acompañan con mayor frecuencia al prurito. La sensación de calor es más frecuente en la urticaria y menos en la escabiosis. La sudoración induce más prurito en dermatitis atópica, escabiosis, eccema no atópico, psoriasis y urticaria en inten- sidad decreciente. En la dermatitis atópica, la sudoración, el calor y la cefalea se asocian de manera estadísticamente significativa (p < 0,05) al prurito. Las características con las que con mayor frecuencia los pacientes definen el prurito en la dermatitis atópica son punzante, opresivo o lancinante. El frío alivia todas estas dermatosis. El agua caliente exa- cerba el picor en todas ellas, salvo en la psoriasis, que la ali- via. La xerosis y el estrés exacerban el prurito en todas, espe- cialmente en la psoriasis y la dermatitis atópica. Los signos de rascado son más frecuentes en la dermatitis atópica y en la escabiosis. Prurito de origen indeterminado (sine materia) Habiendo descartado todos los procesos explicados anterior- mente, se aplica este diagnóstico a los pacientes en los que no hemos encontrado una causa objetivable a la que atribuir el prurito. Hemos de tener en cuenta que puede ser el síntoma inicial de una dermatosis, una enfermedad sistémica (hasta en el 50% de los casos) o una neoplasia no diagnosticada29 . Las neoplasias hematológicas y de vías biliares son las que se han relacionado con mayor frecuencia23 ; por este motivo de- bemos evaluar periódicamente los síntomas y signos acom- pañantes del prurito38 . Protocolo de tratamiento Medidas generales o de fibras sintéticas, lana, etc. cutánea óptimo, que permita restaurar la función barrera de la piel. Se pueden aplicar cremas con componentes que aporten frescor como mentol o alcanfor. está condicio- nando el prurito (tumor de órgano sólido, linfoma, nefropatía, dermopatía, etc.). Evitar la toma de alcohol, tabaco y pérdida de peso si existe índice de masa corporal elevado, ya que son factores con los que se ha relacionado el prurito23 . Puesto que muchos de los pacientes refieren aumento del prurito en momentos de inactividad, se recomienda realizar actividades cotidianas, que puedan distraer y romper el ciclo de picor-rascado24 . Medidas específicas Como hemos repasado a lo largo del artículo, el prurito es fundamentalmente un síntoma de origen central con repercu- sión en piel y mucosas, mediado no solo por histamina, sino por otros mediadores y circuitos neuronales de los cuales nos quedan muchos datos por conocer. Es por este motivo que no todo picor se trata con antihistamínicos ni todo picor tiene una respuesta satisfactoria con este tratamiento ampliamente utilizado para aliviar este síntoma. En general, orientaremos el tratamiento del siguiente mo- do: liberación de histamina, como en la urticaria: se recomiendan antihista- mínicos de segunda generación. Los antihistamínicos sedan- tes se utilizan más con este efecto que con el efecto antihista- mínico en sí. un componente inflamatorio cutáneo localizado, se recomienda el uso de corticoides o inmunomoduladores tópicos, como tacrolimus o pimecrolimus. En el prurito gene- ralizado con gran componente inflamatorio cutáneo se reco- mienda el tratamiento de la dermatosis subyacente (corticoi- des sistémicos, fototerapia, ciclosporina, metotrexato, etc.)24 .
  • 7. Fraile Alonso MC y Manchado López P. Abordaje del prurito 274 FMC. 2016;23(5):268-75 la inflamación asienta sobre región anogenital, la pri- mera elección son corticoides tópicos de alta potencia, ya que esta zona es más resistente a los efectos colaterales del uso prolongado con corticoides, con mejor respuesta terapéutica. atópica, psoriasis, etc.) o sustancias irritantes en la piel (pru- rito urémico), se puede aplicar tratamiento con fototerapia39 (UVA, UVB, UVA con psoralenos, etc.)24, debido al efecto antiinflamatorio de esta terapia y a la metabolización de de- terminados productos de depósito. heptobiliar, el tratamiento más fre- cuentemente utilizado son colestiramina, rifampicina, na- loxona y prednisolona40 . Se ha realizado tratamiento con fo- toterapia con buena respuesta. - miento neurológico específico y fármacos adecuados, indica- dos por el neurólogo (gabapentina, pregabalina, etc.). psicógeno), se recomendarán medidas psicoterapéuticas y conductuales, además de fármacos psicotropos, si es necesa- rio (antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina). Fármacos antipsicóticos como la pimozida o la olanzapina se han utilizado con éxito en delirios parasita- rios, ejerciendo probablemente un afecto antipruriginoso34 . mirtazapina, un antidepresivo que antagoniza vías se- rotoninérgicas y noradrenérgicas, ha sido eficaz para el con- trol del prurito nocturno41 . el aprepitant, antagonista del recep- tor de la neuroquinina 1 e inhibidor de la acción de la sustan- cia P, han sido efectivos en prurito paraneoplásico y de origen central29 . del prúrigo nodular se ha implicado al factor de crecimiento endotelial vascular; por ello, se ha en- sayado el tratamiento con un anticuerpo monoclonal que in- hibe este factor (bevacizumab), con resultados alentadores, que precisan de confirmación con ensayos clínicos42 . un antagonista opioide, ha demostrado disminución de la intensidad del prurito en múltiples derma- tosis43 y se ha objetivado mediante la dismi- nución de la actividad y menor recompensa en el rascado44 . Además, más de la mitad de los pacientes se beneficiarían de un tratamiento psicoterapéutico de la enfermedad24 . existen consultas especia- lizadas para el tratamiento del dolor, existen consultas espe- cializadas para el tratamiento del prurito24 recalcitrante o de origen incierto, de las cuales los pacientes podrían beneficiar- se tanto en el estudio del prurito, en ensayos clínicos que arrojen evidencia como en el tratamiento con nuevas herra- mientas pioneras en este área45 . Bibliografía et al. Functional itch disorder or psychogenic pruritus: suggested diag- nosis criteria from the French psychodermatology group. Acta Derm Venereol. 2007;87:341-4. - reol. 2012;92:118-25. - in a cross-sectional study. Br J Dermatol. 2004;151:452-7. - velopment and validation of a questionnaire for use in large-scale stu- dies. Acta Derm Venereol. 2009;89:250-6. Torres-Álvarez B, López-Esqueda FJ, et al. Itch prevalence and characte- ristics in a Hispanic geriatric population: a comprehensive study using a standardized itch questionnaire. Acta Derm Venereol. 2015;95:417-21. - saicin. Acta Derm Venereol. 2015;95:25-30. A, et al. Clinical classification of itch: a position paper of the Internatio- nal Forum for the Study of Itch. Acta Derm Venereol. 2007;87:291-4. Validation of a model of itch induction for brain positron emission to- mography studies using histamine iontophoresis. Acta Derm Venereol. 2011;91:504-10. Acta Derm Venereol. 2013;93:27-9. night? Acta Derm Venereol. 2007;87:295-8. - ve dermatoses: non-atopic eczema, atopic dermatitis, urticaria, psoriasis and scabies. Acta Derm Venereol. 2013;93:573-4. Questionnaires to assess chronic itch: a consensus paper of the special interest group of the International Forum on the Study of Itch. Acta Derm Venereol. 2012;92:493-6. - ta Dermato Venereologica. 2013;93:499. - nish Version of the Itch Severity Scale: the PSEDA study. Actas Der- mosifiliogr. 2011;102:527-36. - tion of the itch severity scale. Acta Derm Venereol. 2012;92:508-14. - man version of ItchyQoL: validation and initial clinical findings. Acta Derm Venereol. 2013;93:562-8. Chen SC. A pilot quality-of-life instrument for pruritus. J Am Acad Dermatol. 2008;59:234-44. pilot clinical interpretation of scores. Acta Derm Venereol. 2015; 95:114-5. - phic measures of scratch. Acta Derm Venereol. 2011;91:18-23. - ritus assessment in clinical trials: consensus recommendations from the International Forum for the Study of Itch (IFSI) Special Interest Group Scoring Itch in Clinical Trials. Acta Derm Venereol. 2013; 93:509-14. - aimed at limiting unnecessary screening practices. J Am Acad Derma- tol. 2014;70:651-8. et al. Facing the challenges of chronic pruritus: a report from a multi- disciplinary medical itch centre in Germany. Acta Derm Venereol. 2015;95:266-71.
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