4. Lo que contamina un avión
Los aviones suponen un 3% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la
UE, según el informe "La aviación y la atmósfera global" del Panel
Intergubernamental de Cambio Climático. Aunque no parezca una proporción
relevante, hay que tener en cuenta que aumentará de forma considerable en
los próximos 50 años hasta representar, según algunas previsiones, el 15% del
total de emisiones. Además, el CO2 puede permanecer en la atmósfera
durante centenares de años. Por todo ello, la contaminación generada por el
tráfico aéreo puede hacer que los esfuerzos de reducción de emisiones en
otros sectores no hayan servido para nada. Además del CO2, los aviones
emiten otros gases de efecto invernadero que no se incluyen en ese 3%. Dos
de estos gases son el óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno, que aumentan las
concentraciones de ozono en la troposfera (las capas más bajas de la
atmósfera), lo que ayuda al calentamiento global. Los aviones también emiten
vapor de agua, que ayuda a la formación de las estelas de condensación que
dejan los aviones tras de sí y a la formación de "nubes cirrus". Ambos, estelas y
"nubes cirrus", favorecen el calentamiento del planeta. Otros contaminantes
emitidos son pequeñas partículas de sulfato y hollín, que inciden asimismo en
la formación de nubes.
5. Medida insuficiente
Las compañías aéreas han protestado por esta directiva porque, aseguran, les
afectará negativamente desde un punto de vista económico. No obstante, la
UE prevé que si las empresas plasman el coste adicional de los derechos de
emisión subastados en el precio de los pasajes, estos sólo deberían subir entre
1,8 y 9 euros hasta el 2020. Por su parte, grupos ecologistas como la
Federación de Aviación y Ambiente (AEF), asociación británica sin ánimo de
lucro, se quejan de que la UE ha cedido a la presión de la industria y que la
directiva es insuficiente para hacer descender el alarmante crecimiento de la
aviación. Aún se podría, afirman, eliminar las exenciones fiscales de las que se
ha beneficiado la industria aérea durante años. La AEF calcula que sólo la
exención sobre combustible supone para la industria aérea un ahorro de
35.000 millones de euros.
Por otro lado, ¿sabrá el consumidor si los presumibles incrementos de precio
responderán a esos derechos de emisiones? La UE ya ha advertido de que los
derechos de emisión gratuitos no tienen por qué suponer un incremento en el
coste del pasaje, puesto que a la empresa no le cuesta nada. La subida por este
motivo sólo se daría si la empresa tuviera que comprar en subasta más
derechos de emisión de los que se le han adjudicado.
6. El origen del problema
El gran problema es que hasta ahora no ha habido forma de poner freno a
esa contaminación, ya que las emisiones de los vuelos internacionales han
quedado expresamente fuera de los objetivos del Protocolo de Kyoto, que
establece reducciones en las emisiones por países (por tanto, sólo se han
incluido los vuelos nacionales). En su lugar, el Protocolo "invitaba" a la
Organización Civil de Aviación Internacional (ICAO) a iniciar acciones para
reducir las emisiones.
Hasta la fecha, la ICAO no ha emprendido ninguna práctica encaminada
para este fin, pese a que la proliferación de nuevas compañías aéreas y la
oferta de billetes económicos han hecho crecer de manera notable el
número de vuelos en los últimos años. A este crecimiento han contribuido
también las ventajas fiscales de las que ha gozado el sector, ya que la
aviación está exenta de pagar IVA y los impuestos por combustible -la
razón de esta última exención se basa en un acuerdo internacional,
suscrito hace más de medio siglo, con el que se pretendía potenciar el
comercio aéreo internacional
9. Un gran barco de transporte de
mercancías contamina igual que
50 millones de coches
En un año, un sólo barco de transporte de contenedores puede emitir
tantos contaminantes causantes de cáncer y asma como el equivalente a
50 millones de coches. El fuel de baja calidad de los 90.000 buques
de transporte marítimo del mundo conlleva la emisión de hasta 2.000
veces más sulfuro que el combustible de los coches. Estimulado por la
globalización y el libre y masivo comercio de bienes manufacturados
alrededor del mundo, el transporte marítimo, un sector que escapó a toda
reglamentación en cuanto a emisiones en el Protocolo de Kioto,
representa ya el 90% del volumen de mercancías transportadas a nivel
global.
10. Lo peor para el medio ambiente en lo que se refiere a la contaminación proveniente
de los grandes barcos es el fuel que usa. Básicamente es petróleo de descarte, lo que
ha quedado del proceso de refinado del crudo. Es algo muy parecido a lo que luego
se convierte en asfalto. Es el combustible más barato y más contaminante. El
tansporte marítimo es responsable de quemar 7,29 millones de barriles de petróleo al
día, lo que representa el 84% de toda la producción de petróleo de exportación de
Arabia Saudí.
Por todo ello, el transporte por mar puede considerarse como el más contaminante
del mundo. Si los 760 millones de coches del mundo emiten a día de hoy 78.599
toneladas de óxido de sulfuro (SOx) anualmente, los 90.000 barcos son responsables
de 20 millones de toneladas. Es decir, 260 veces más. Si un gran barco puede generar
alrededor de 5.200 toneladas al año de este contaminante, resulta que sólo los 15
buques más grandes del planeta contaminan tanto como el parque móvil global, es
decir, 760 millones de coches…
Como decíamos, en el Protocolo de Kyoto las regulaciones de emisiones en el
transporte martítimo quedaron fuera del acuerdo. Todas las medidas se quedaron en
el plano voluntario, por lo que, si bien, la Organización Marítima Internacional de
Naciones Unidas (IMO), aseguró en un informe de 2007 que era posible ahorrar el
10% de combustible en los buques actuales, y entre el 30 y el 40% en los de nueva
construcción, lo cierto es que toda tecnología al respecto se ha quedado en el cajón.
Nada se está haciendo al respecto.
11. La contaminación atmosférica de los gigantescos motores diesel de los
barcos se relaciona con enfermedades en los habitantes cerca de la costa,
y en especial de las vías de navegación activas. Hasta 60.000 muertes
prematuras al año en todo el mundo se dice que tienen lugar como
resultado de las emisiones de partículas de los motores de los barcos.
14. Lo que contamina un tren de
alta velocidad
El tren es uno de los transportes menos contaminantes, según asegura la sabiduría
popular. Pues bien, ese aserto tiene ya certificado técnico y no sólo existe
convencimiento en la calle, sino que en los laboratorios también se ha comprobado
lo real que es esa afirmación. La construcción de una línea de tren de alta velocidad
(TGV) y su explotación durante 30 años permitirá evitar el 60% de las emisiones de
dióxido de carbono que se producirían si los viajes se hicieran por carretera o por
avión, según un estudio oficial publicado recientemente.
La Agencia del Medio Ambiente y del Control de la Energía del Gobierno francés
(ADEME) indicó que la línea TGV Rin-Ródano que se está construyendo entre Dijon y
Mulhouse ofrecerá una “rentabilidad de carbono” al cabo de 12 años de servicio.
“La competitividad del transporte ferroviario de alta velocidad queda confirmada
con este primer balance de carbono global que subraya sus beneficios
medioambientales a largo plazo”, destacó la ADEME, asociada en este estudio con el
gestor francés de infraestructuras ferroviarias, RFF, y con la Sociedad Nacional de
Ferrocarril (SNCF).
15. Los autores del informe calcularon que durante el ciclo analizado de 30 años, los 140
kilómetros de este proyecto emitirán 1,9 millones de toneladas de CO2, de los cuales
un 42% corresponderán a la construcción de la infraestructura y un 53% a la energía de
tracción de los trenes. Si se compara con las que producirían en caso de viajar por
carretera o en avión los 1,5 millones de nuevos viajeros que utilizarán cada año la línea,
que debe entrar en servicio en 2012, el resultado ofrece un saldo de “carbono
positivo” a partir de 2024.
Para los cálculos, se contabilizaron las emisiones de gases de efecto invernadero
causados durante la concepción y la construcción de los corredores con las vías, pero
también las dos nuevas estaciones que se van a levantar (Besançon Franche Comté y
Belfort-Montbéliard), instalaciones de mantenimiento y una treintena de convoyes.