Este documento contiene varias descripciones de obras de arte y arquitectura del período manierista: la Madonna de las Arpías de Andrea de Sarto, el retrato de Bia de Médici pintado por Bronzino, la Magdalena penitente de El Greco, el Rapto de las Sabinas y Perseo con la cabeza de Medusa como ejemplos de escultura manierista, y el Palacio de Carlos V en la Alhambra como ejemplo de arquitectura manierista.
2. La figura de Cristo preside el conjunto, en una
postura tremendamente escorzada que tiene
su continuidad en los jóvenes que portan el
pesado cuerpo. En un segundo plano se sitúan
las sagradas mujeres, disponiéndose en un
esquema piramidal que se cierra con la mujer
de la línea central.
Las monumentales figuras se alargan de la
misma manera que hará posteriormente
Parmigianino y El Greco. Sus rostros llaman
nuestra atención, desarrollando al máximo la
expresividad de los gestos, creando una
escena cargada de teatralidad. El empleo de
una luz fría transforma los colores que se
convierten en irreales.
Pintura manierista
LA MADONNA DE LAS ARPÍAS. Andrea de Sarto.
3. Giorgio Vasari, en el capítulo dedicado
a Agnolo Bronzino de su libro Vidas, escribió
que el artista retrató a "la pequeña Bia, hija
natural del Gran Duque". Fue así como su
rostro se convirtió en uno de los retratos más
famosos del pintor, que era el favorito de
Cosme. En él, Bia aparece vestida de manera
suntuosa y adornada con joyas, testimonio de
su altísimo rango social. El medallón que lleva
en el cuello contiene el perfil de Cosme.
Entre los retratos de los hijos de Cosme I este
es por lejos el más famoso. El color azul se
logró gracias al polvo de lapislázuli que
destaca los rasgos encantadores de la
pequeña, que es retratada insinuando una
sonrisa.
Bia de Médici por Bronzino, Galería Uffizi Florencia.
4. Esta imagen de la Magdalena es una de las pinturas más
atractivas de El Greco. La santa exhibe el esplendor de su
belleza ante una ligera referencia paisajística. La figura se
sitúa en primer plano, envuelta en un amplio manto rojizo,
mirando al crucifijo que se sujeta sobre una roca. Sus
manos indican el arrepentimiento, se lleva la derecha al
pecho y señala con la izquierda la calavera, símbolo
indiscutible de los eremitas. Precisamente, las manos son
una de las partes más interesantes del conjunto, con esos
dedos largos y estilizados tan del gusto de Doménikos,
uniendo el anular y el corazón en uno de los gestos más
tradicionales del pintor.
Bien es cierto que esta imagen se aleja de otras
representaciones en donde Magdalena aparece
como una dama de alto postín, mostrándose aquí
como una eremita que olvida su lujo y se dedica
plenamente a la contemplación y la meditación. El
paisaje es muy austero, sólo una referencia a las
nubes, el cielo y las rocas de la cueva, junto a las
ramas de un arbusto. Respecto al color, también
destaca por su austeridad, destacando el manto
rojo, que contrasta con la piel blanquecina de la
santa y que se complementa con el anaranjado del
cabello. Los grises hacen algo más fría la
composición, recurriendo a una iluminación
inspirada en la Escuela veneciana.
Magdalena penitente
5. ESCULTURA MANIERISTA
El grupo escultórico mide 410 cm de altura,
está realizado en un solo bloque de mármol
blanco y compuesto por tres personajes
desnudos: un hombre joven que levanta por
encima de su cabeza a una mujer que parece
luchar para desprenderse de su secuestrador,
mientras, atrapado entre las piernas del joven
se encuentra un hombre viejo con muestras
de desesperación
La estatua es también conocida como «las
tres edades del hombre». No hay tensión en
los personajes, incluso tampoco en la sabina
secuestrada y no sobresale nada del grupo
escultórico de la medida de la base del
bloque. Las tres figuras están unidas
psicológicamente por sus miradas y
formalmente por la posición de sus cuerpos y
miembros dando la sensación de girar en
torno de un eje central del que no pueden
escapar.
Rapto de las Sabinas, Florencia..
6. Perseo con la cabeza de Medusa
La escultura representa a Perseo de pie sobre
el cuerpo de Medusa apenas la acaba de
decapitar con la espada que empuña con la
mano derecha, mientras que con la mano
izquierda sostiene triunfante la cabeza del
monstruo tomada por su cabellera.
Erigida sobre un alto pedestal decorado con
estatuas de bronce de fina hechura
(actualmente copias de los originales,
conservados en el Museo Bargello), la estatua
fue concebida mirando hacia abajo, de modo
que el espectador situado ante ella puede
observar su cara claramente
7. Juan de Bolonia: Mercurio
La obra más conocida de Juan de Bolonia es
el Mercurio Volador (1565) realizado en
bronce y ubicado en el Museo del Bargello
florentino aunque una réplica del mismo
también se encuentra en el Museo del Louvre.
El mensajero de los dioses está representado
en una posición en suma inestable, apoyado
sobre la punta de un pie mientras que la otra
pierna se lanza hacia atrás en diagonal con el
brazo cuya mano señala los cielos que le
envían.
Con una inspiración en modelos antiguos,
Juan de Bolonia expresa con su dinámica
figura una apariencia de movimiento. Pero en
verdad se trata de un movimiento congelado
que se lanza en actitud vertical de fuerza y
ligereza pese a su altura, cercana a los dos
metros. La escultura, como característica
propia del manierismo, adopta un infinito
número de puntos de vista en función de su
composición helicoidal.
8. Fachada de Giacomo della Porta de la iglesia
del Gesù, un precursor del barroco.
La construcción de la iglesia comenzó
en 1568 según diseño de Vignola, y, dado que
estableció un modelo para las iglesias jesuitas
que perduró hasta el siglo XX, sus
innovaciones deben enumerarse. La iglesia
madre jesuita fue construida de acuerdo con
las nuevas exigencias formuladas durante
el Concilio de Trento. No hay nártex en el que
remolonear: el visitante es proyectado
inmediatamente en el cuerpo de la iglesia,
una simple nave central, sin naves laterales,
de manera que la congregación esté junta y
concentrada en el altar mayor. En lugar de
naves laterales hay una serie de capillas
interconectadas detrás de entradas en forma
de arco, cuya entrada está controlada por
balaustradas decorativas con rejas. Los
transeptos quedan reducidos a esbozos que
enfatizan los altares en los muros del fondo.
Arquitectura manierista
Arquitectura manierista
9. Es un edificio del Renacimiento dentro de
la colina amurallada de la Alhambra en
Granada, España. Lo encarga el emperador
romano Carlos V (Carlos I de España) al pintor
y arquitecto español Pedro Machuca, quien
proyecta el edificio siguiendo una variante del
estilo renacentista denominada manierismo
barroco. El edificio consta de dos pisos, el
primero diseñado con reminiscencia del estilo
Toscano y la superior con la del estilo Jónico.
Su estética novedosa sirvió de ejemplo para
otras construcciones españolas de la época.
Palacio de Carlos V
10. Palacio del Té
El Palacio del Té es un edificio de planta
cuadrada, construido
entre 1524 y 1534 para Federico II Gonzaga,
marqués de Mantua. Decidió en 1524
construir un palacio de recreo, o Villa
Suburbana. El lugar elegido fueron los
establos de la familia en Isola del Te en el
borde de la marisma junto en las afueras de
las murallas de Mantua. Este paraje verde
donde se erigió era conocido como Tè,
nombre cuya etimología no está clara.
La estructura del palacio se erigió en el plazo
de dieciocho meses. Es básicamente una casa
cuadrada erigida alrededor de un patio en
forma de claustro. Un jardín formal
complementaba la casa. Este se encontraba
rodeado por un exterior en forma
de columnata terminada en forma
semicircular conocida como 'Esedra.
11. Esta doble tensión se mantiene en el
interior de la iglesia, sumamente
compleja. Si nos fijamos en el plano
puedes ver como el ábside tradicional está
antecedido de una bambalina de
columnas que sirve para parar la mirada
antes de él, precisamente bajo la gran
cúpula
Se han fijado en las pilatras adosadas, de tamaño menor, que separan las naves? De pronto,
y sin que apenas lo percibamos, aumentan vertiginosamente de tamaño para sustentar la
cúpula en el crucero. Se ha roto la armonía sin parecerlo en unos machones complejísimos que
en la maqueta de la exposición de la Caixa se ve perfectamente. Este efecto está aún más
conseguido en il Redentore, al colocar esta cortina de columnas en semicírculo, creando un
espacio totalmente centralizado y aislado visualmente bajo la limpia cúpula. Un espacio en
donde el altar se integra sin restar protagonismo al espacio, casi abstracto de su interior,
suavemente moldurado por la luz del que buena nota tomará Juan de Herrera para su basílica
del Escorial.
Giorgio maggiore venice: