1. Ética de Kant y
Otras Éticas
Al respecto de la ética formal y
la ética a partir de la tradición, o
lo que es lo mismo, acerca de la
ética formal y la informal.
2. La Nariz de Voltaire
Un día, Azora volvió de un paseo muy encolerizada y haciendo grandes aspavientos.
—¿Qué os ha ocurrido —le dijo Zadig—, mi querida esposa? ¿Qué es lo que ha podido
poneros tan fuera de vos?
—¡Ay! —dijo ella—. Estaríais en el mismo estado que yo si hubierais presenciado el
espectáculo del que acabo de ser testigo. He ido a consolar a la joven viuda Cosrú, que
hace dos días ha elevado una tumba a su joven esposo, junto al arroyo que bordea este
prado. En su dolor, ha prometido a los dioses permanecer junto a esta tumba mientras
corriera agua por este arroyo.
—¡Pues bien! —dijo Zadig—. ¡He ahí a una mujer digna de encomio, que amaba
verdaderamente a su marido!
—¡Ah! —siguió Azora—. ¡Si supierais en qué se ocupaba cuando he ido a visitarla!
—¿Pues en qué se ocupaba, mi bella Azora?
—En hacer desviar el arroyo.
Azora se desató en invectivas tan largas, profirió reproches tan violentos contra la joven
viuda, que tanta ostentación de virtud no gustó a Zadig.
3. Azora se desató en invectivas tan largas, profirió reproches tan violentos contra la joven
viuda, que tanta ostentación de virtud no gustó a Zadig.
Tenía éste un amigo, llamado Cador, que era uno de aquellos jóvenes en los que su mujer
veía más probidad y mérito que en los demás; le confió su secreto y se aseguró, dentro de
lo posible, de su fidelidad por medio de un cuantioso regalo. Azora, después de haber
pasado dos días en casa de una de sus amigas en el campo, al tercer día volvió a casa.
Los criados, llorosos, le anunciaron que su marido había muerto súbitamente aquella
noche, que no se habían atrevido a comunicarle tan funesta noticia y que acababan de
sepultar a Zadig en la tumba de sus padres, en el extremo del jardín. Ella lloró, se arrancó
los cabellos y juró que moriría. Aquella misma tarde, Cador le pidió licencia para hablarle, y
ambos lloraron juntos. Al día siguiente lloraron menos y comieron a solas. Cador le confió
que su amigo le había dejado la mayor parte de sus bienes y le dio a entender que cifraba
toda su dicha en compartir su fortuna con ella. La dama lloró, se enojó, se calmó; la cena
duró más que la comida; se hablaron con más confianza. Azora hizo el elogio del difunto;
pero confesó que tenía defectos de los que Cador carecía.
Hacia media cena, Cador se quejó de un violento dolor de bazo; ella, inquieta y solícita,
mandó traer todas las esencias con las que se perfumaba para probar si alguna de ellas
podía aliviar el mal de brazo; lamentó mucho que el gran Hermes no estuviera ya en
Babilonia; incluso se dignó tocar la parte en la que Cador sentía tan vivos dolores.
—¿Sois acaso propenso a tan cruel enfermedad? —le dijo con compasión.
4. Formal
Formal:
1.De la forma o relacionado
con ella.
2.Que cumple con las
condiciones necesarias o
con los requisitos
establecidos.
Algo que tiene una forma
definida.
5. Informal
Que no cumple con los compromisos que ha
establecido con alguien o algo.
Que no está sujeto a reglas protocolarias,
ceremoniales o solemnes, sino que es propio
del trato entre amigos o familiares
Que no tiene forma
definida
6. Ética Formal, materialista o
kantiana
Tiene contenidos específicos para el actuar bien. O sea, se actúa
bien o mal dependiendo del deber que esté estipulado.
«Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que
al mismo tiempo se convierta en ley universal» (AA IV:421).
«Obra como si la máxima de tu acción pudiera convertirse por tu
voluntad en una ley universal de la naturaleza» (AA IV:421).
«Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu
persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo
tiempo como fin y nunca simplemente como medio» (AA IV:429).
«Obra de tal modo que tu voluntad pueda considerarse a sí
misma como universalmente legisladora» (AV IV:434).
7. Ética Formal, ¿Cuál es su forma?
AL tener normas, deberes universales bajo
los que se deben actuar tiene una forma
definida.
9. Aristotelismo
El vivir bien y ser feliz se consigue a través de
la virtud (entendida como término medio entre
dos posiciones extremas)
10. Estoicismo
El bien del ser humano es vivir según la
naturaleza, evitando complicaciones. Destaca
Marco Aurelio que defendía que el bien
estaba en el alma, y en la sabiduría
11. Epicureísmo
La vida buena es cuando no hay dolor ni del
cuerpo ni del alma, donde dominan los
placeres del espíritu
12. NIETZSCHE
Defiende una moral vitalista, con la
transmutación de todos los valores vigentes
hasta entonces. Lo esencial es la voluntad de
poder. Sera la moral para un superhombre
13. Utilitarismo
Como el hombre vive en sociedad, las
acciones son buenos cuando afecten al
aumento de la felicidad del mayor número de
individuos posible
14. Ética Informal
La que no tiene forma porque está dada bajo
los parámetros de la tradición.
Actuar bien o mal dependiendo de la cultura.
Ejm: ¿Usted por qué no se para desnudo en
la mitad del parque de los deseos?
¿Por qué no le dices insultos a tu mejor
amigo?
¿Por qué no fumas en lugares cerrados?
15. Final del cuento
¿Cómo actuó?
—De vez en cuando me pone al borde de la tumba —le respondió Cador—, y no hay más
que un remedio que pueda aliviarme: aplicarme en el costado la nariz de un hombre que
haya muerto la víspera.
—Extraño remedio es éste —dijo Azora.
—No más extraño —respondió él— que las bolsitas del señor Arnou contra la apoplejía.
(Por esta época había un babilonio llamado Arnou que, según las gacetas, curaba y
prevenía todas las apoplejías con una bolsita colgada del cuello. [N. de Voltaire.])
Esta razón, unida al extremado mérito del joven, determinó por fin a la dama.
—Después de todo —dijo—, cuando mi marido pase del mundo de ayer al mundo de
mañana por el puente Sinvat, ¿acaso el ángel Asrael va a negarle el paso porque su nariz
sea un poco menos larga en la segunda vida que en la primera?
Tomó, pues, una navaja; se dirigió a la tumba de su esposo, la regó con sus lágrimas y se
acercó para cortar la nariz a Zadig, a quien encontró tendido en la tumba. Zadig se
incorporó, sujetando su nariz con una mano y deteniendo la navaja con la otra.
—Señora —le dijo—, no os indignéis tanto con la joven Cosrú; el proyecto de cortarme la
nariz es bien semejante al de desviar un arroyo.