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CRE 1 de 83
EN EL PRINCIPIO, 1
Gn 1, 1 “En el principio creó Dios el cie-
1:
lo y la tierra”.
Verdad de fe cristiana, creída también por
los judíos y los musulmanes.
El Concilio Vaticano I define 1) que Dios es creador: “Si alguno
negare al solo Dios verdadero creador y señor de las cosas visibles
e invisibles, sea anatema” (Dei Filius, De Dios creador, can. 1 y 2)
Dei 1);
que la razón humana natural puede llegar a saberlo: “Si alguno di-
jere que Dios vivo y verdadero, creador y señor nuestro, no puede
ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana por
medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema” (Dei Filius,
Dei
De la revelación, can. 11).
CRE 2 de 83
EN EL PRINCIPIO, 2
Sin la voluntad divina que la quiere en la existencia, toda la
realidad creada (material y espiritual) no podría haber sido.
Dios quiere que las cosas sean, porque quiere darles el ser,
por un designio amoroso.
Las cosas creadas no derivan de Dios de modo
necesario. Nada hay fuera de Dios ni dentro de
Él que le obligue a crear. La libertad del acto
creativo es una consecuencia directa de la
trascendencia divina y de la distinción radical
entre Dios y el mundo.
Vaticano I afirma que Dios llevó a cabo la creación “con libérrimo
designio” (Dei Filius, cap. 1
Dei 1).
CRE 3 de 83
EN EL PRINCIPIO, 3
CCE 296 “Dios crea ‘de la nada’. Creemos que Dios no necesita
296:
nada preexistente ni ninguna ayuda para crear. La Creación tam-
poco es una emanación necesaria de la substancia divina. Dios
crea libremente ‘de la nada’”.
La creación a partir de la nada es un mis-
terio de la fe, y presenta notables dificul-
tades para la imaginación. La nada de la
cual hablan los físicos en el marco de la
teoría del Big Bang no es la nada de la
doctrina cristiana, sino el “vacío” de algo
preexistente.
La noción de creación es teológica: se halla más allá de la ciencia
empírica.
1
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CRE 4 de 83
EN EL PRINCIPIO, 4
Para los cristianos la creación del mundo implica que ha tenido un
principio y no existe desde la eternidad. Se trata de una verdad de
fe, definida en los Concilios IV de Letrán y Vaticano I I.
La existencia del mundo desde la eternidad no repugna a la razón
humana, en un nivel puramente especulativo. En contra de sus
predecesores, Aristóteles defiende la tesis de que el mundo no tiene
principio y no tendrá fin.
CCE 299 “Porque Dios crea con sabiduría, la
299:
creación está ordenada (...). Salida de la bondad
divina, la creación participa en esa bondad (...).
La Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones, defen-
der la bondad de la creación, comprendida la del
mundo material”.
CRE 5 de 83
EN EL PRINCIPIO, 5
El hecho de ser criatura no se refiere únicamente
a ser originado sino también a la más honda
estructura de ese ser que, debido a su contingen-
cia, requiere una continua asistencia divina para
existir. Las criaturas son conservadas en la exis-
tencia por Dios.
San Gregorio Magno, Moralia 16 “de tal modo depende de Dios
16:
el ser de las criaturas todas que ni por un solo instante podrían sub-
sistir, y volverían a la nada, si no fueran conservadas en el ser por
la acción y la fuerza divina”.
Dios no sólo da el ser a su criatura, “sino que la mantiene a cada
instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término” (CCE 301
CCE 301).
CRE 6 de 83
EN EL PRINCIPIO, 6
Aunque bajo la letra de la Biblia haya un mo-
delo de universo subyacente que corresponde
a la época en que fue redactada, el interés del
texto se dirige al horizonte de la voluntad de
Dios. El Génesis no quiere atender a ningún
tipo de hipótesis física. Decir que “en el prin-
cipio” Dios creó los cielos y la tierra es saltar
a un plano trascendente.
CCE 287 “Más allá del conocimiento natural que todo hombre
287:
puede tener del Creador, Dios reveló progresivamente a Israel el
misterio de la Creación”.
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CRE 7 de 83
EN EL PRINCIPIO, 7
Ex 3, 13-14 “Moisés replicó: ‘Cuando me acerque a los hijos de
13-14:
Israel y les diga ‘el Dios de vuestros padres me envía a vosotros’,
y me pregunten cuál es su nombre, ¿qué he de decirles?’. Y le dijo
Dios a Moisés: ‘Yo soy el que soy’”.
Las criaturas no tienen todas las perfeccio-
nes del ser: no “son”, sino que necesitan
que alguien sea el origen de su ser. Dios
no necesita de nada para ser: verdadera-
mente “es”, porque no debe su ser a ningún
otro. Tal realidad sitúa inmediatamente la
diferencia radical entre Dios y lo creado.
CRE 8 de 83
EN EL PRINCIPIO, 8
Gn 1, 3 “Dijo Dios: ‘Haya luz’. Y hubo luz”.
3:
A través de la Palabra, que es la manifestación
de su voluntad, Dios trae todo a la existencia.
Siendo el único ser autosuficiente, no tiene
necesidad de dar a participar de la existencia
a ninguna de las criaturas.
Guiados por la Revelación, vemos en la Creación a un Dios que
quiere compartir la riqueza de su ser dando el ser a una infinidad
de seres que reflejan su poder y su gloria. Decide comunicarse a
quien no puede exigírselo.
CRE 9 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 1
Con la Encarnación del Verbo divino,
los datos del Antiguo Testamento no
son suprimidos, sino recolocados en
un nuevo horizonte que permite en-
tender con mayor profundidad las
acciones divinas desde el origen del
mundo.
CCE 287 “El que eligió a los patriarcas, el que hizo salir a Israel
287:
de Egipto y que, al escoger a Israel, lo creó y formó, se revela co-
mo aquel a quien pertenecen todos los pueblos de la tierra y la
tierra entera, como el único Dios que ‘hizo el cielo y la tierra’”.
3
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CRE 10 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 2
San Pablo en Atenas: “yo vengo a anunciaros lo que veneráis
sin conocer. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él,
que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos fabrica-
dos por hombres (...). Él hizo de un solo hombre, todo el linaje
humano, para que habitase toda la faz de la tierra” (Hch 17, 23-26
Hch 23-26).
De estas palabras se deduce que para los
primeros cristianos predicar el Dios de
Jesucristo va inmediatamente unido al
pensamiento de la Creación divina, por-
que sin esta realidad primera y capital
no tiene sentido nada de lo que Dios ha
obrado posteriormente.
CRE 11 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 3
Ef 1, 4 “en Él (Cristo) (Dios) nos eligió antes de la Creación del
4:
mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia
por el amor”.
Recuerda a los Efesios que están llamados
desde toda la eternidad a ser hijos de
Dios. Todo el proyecto de nuestra santidad
se encontraba ya presente en el momento
de la Creación. Todo está organizado en
función de nuestra llamada a participar de
la vida divina en Cristo.
CRE 12 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 4
En la obra de la Creación las Personas
divinas intervienen según su ser perso-
nal característico, aun cuando, por tra-
tarse de una obra “ad extra” de Dios,
actúa toda la Trinidad como una uni-
dad de esencia.
CCE 292 “La acción creadora del Hijo y del Espíritu, insinuada
292:
en el AT, revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una con
la del Padre, es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia:
‘Sólo existe un Dios (...): es el Padre, es Dios, es el Creador, es el
Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo, es
decir, por su Verbo y por su Sabiduría’, ‘por el Hijo y el Espíritu’,
que son como ‘sus manos’ (San Ireneo, Adv. haereses 2, 30, 9;
San
4, 20, 1 La creación es la obra común de la Santísima Trinidad”.
1).
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CRE 13 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 5
Col 1, 16-17 “En Él (Cristo) fueron creadas
16-17:
todas las cosas, en los cielos y en la tierra (...).
Todo fue creado por Él y para Él, Él existe con
anterioridad a todo y todo subsiste en Él”.
Símbolo niceno-constantinopolitano: “Creo
niceno-constantinopolitano
en el Espíritu Santo, que es Señor y Dador de
vida”. Veni Creator “¡Ven, oh Espíritu, Crea-
Creator:
dor!”.
La tarea del Espíritu Santo es crear en los corazones de todos los
hombres y mujeres la imagen sobrenatural de su ser hijos de Dios.
Todos los bienes naturales y sobrenaturales provienen del Espíritu,
“Fuente de todo bien” (Liturgia bizantina, 2º Tropario de las
Liturgia
Vísperas de Pentecostés
Pentecostés).
CRE 14 de 83
EL AMOR DE DIOS, 1
“En su bondad y por su fuerza todopoderosa, no para aumentar
su bienaventuranza, ni para adquirir su perfección, sino para
manifestarla por los bienes que otorga a sus criaturas, el solo
verdadero Dios, en su libérrimo designio, en el comienzo del
tiempo, creó de la nada a la vez una y otra criatura, la espiri-
tual y la corporal” (Vaticano I, Const. dogm. Dei Filius
Vaticano Filius).
El amor de Dios es la razón primera y última de la Creación.
CRE 15 de 83
EL AMOR DE DIOS, 2
Vaticano I define que “el mundo ha sido creado para gloria de Dios”
(Dei Filius, De Dios creador, can. 5). “La gloria de Dios consiste en
Dei 5
que se realice esta manifestación y esta comunicación de su bondad
para las cuales el mundo ha sido creado. (...) El fin último de la crea-
ción es que Dios, ‘Creador de todos los seres, se haga por fin ‘todo
en todas las cosas’ (1 Co 15, 28 procurando al mismo tiempo su
1 28),
gloria y nuestra felicidad’ (Ad gentes 2 (CCE 294
Ad 2)” CCE 294).
El hombre debe tributar consciente y voluntaria-
mente a Dios la gloria que le rinde de modo
objetivo e inconsciente el resto de las criaturas
visibles. La adoración del hombre a Dios supone
colocar a Dios en el centro de la vida.
5
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CRE 16 de 83
EL AMOR DE DIOS, 3
El fin de las criaturas libres se corres-
ponde con el fin del Creador. La feli-
cidad del hombre se incluye en la glo-
ria de Dios. Buscar la gloria de Dios,
glorificarlo conociéndole y amándole
constituye la suprema felicidad del
hombre.
“La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación
del hombre a la unión con Dios. (...) (El hombre) existe pura y
simplemente por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de
Dios que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive plenamente
según la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se con-
fía por entero a su Creador” (Gaudium et spes 19
Gaudium 19).
CRE 17 de 83
EL AMOR DE DIOS, 4
CCE 295 “Creemos que Dios creó el
295:
mundo según su sabiduría. Este no es
producto de una necesidad cualquiera,
de un destino ciego o del azar. Creemos
que procede de la voluntad libre de Dios
que ha querido hacer participar a las
criaturas de su ser, de su sabiduría y de
su bondad”.
La existencia de los seres nos habla del amor de Dios. El hombre es
fruto de una decisión providencial de Dios, que quiere lo mejor para
él. La razón de fondo es esta naturaleza amorosa y sapiente de Dios,
que al crear no está condicionada por nada.
CRE 18 de 83
EL AMOR DE DIOS, 5
Los siete días de la Creación son días tomados en un sentido
metafórico. Son etapas sucesivas en la acción de Dios, que
responden al equilibrio y armonía que contemplamos en las
realidades naturales.
Dios comprueba cada día de la creación
que lo que hizo es bueno. Está fuera de
su intención crear nada defectuoso, man-
chado o marcado por el mal. No hay seres
radicalmente originados en el mal desde
el principio. Veremos la aparición del mal
más adelante.
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CRE 19 de 83
EL AMOR DE DIOS, 6
S. Tomás de Aquino, Prologo a 2 Senten-
Senten-
cias “Abierta su mano con la llave del amor,
cias:
surgieron las criaturas”. S. Buenaventura,
I Sent 2 “(Dios ha creado) no para aumentar
2:
su gloria, sino para manifestarla y comuni-
carla”.
Lo creado, en toda su bondad y grandeza, es el espejo de la
“gloria de Dios”: es como un glorioso resplandor de la gloria
de Dios, a través del cual los hombres pueden conocer al Dios
Creador. Refleja también su voluntad, su grandeza, su belleza,
de modo participado.
CRE 20 de 83
EL AMOR DE DIOS, 7
Aunque todas las cosas creadas existen con una consistencia que
podemos llamar meramente natural, no deja de ser verdad la lla-
mada constante al amor con que han sido pensadas y queridas por
Dios.
Más aún, según San Pablo, “la creación ente-
ra gime y sufre con dolores de parto hasta el
momento presente” (Rm 8, 22 Las criaturas,
Rm 22).
creadas en el amor y para el amor, sólo alcan-
zarán el gozo pleno en una existencia y en una
vida para la gloria de Dios, “cuando Dios sea
todo en todas las cosas” (1 Cor 15, 28
1 28).
CRE 21 de 83
EL AMOR DE DIOS, 8
Vinculado con la verdad de la creación está
la afirmación de la autonomía de las reali-
dades terrenas. Gaudium et spes 36 “mu-
36:
chos de nuestros contemporáneos parecen
temer que, por una excesiva estrecha vin-
culación entre la actividad humana y la
religión, sufra trabas la autonomía del
hombre, de la sociedad o de la ciencia”.
“Si por autonomía de la realidad terrena se quiere decir que las cosas
creadas y la sociedad misma gozan de propias leyes y valores, que
el hombre ha de descubrir, emplear y ordenar poco a poco, es abso-
lutamente legítima esta exigencia de autonomía. (...) Responde a la
voluntad del Creador” (Idem
Idem).
Pero...
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CRE 22 de 83
EL AMOR DE DIOS, 9
“Pero si autonomía de lo temporal quiere decir que la realidad
creada es independiente de Dios y que los hombres pueden usar-
la sin referencia al Creador, no hay creyente alguno a quien se le
escape la falsedad envuelta en tales palabras. La criatura sin el
Creador desaparece” (Idem
Idem).
“En el contexto de una ‘autonomía’ así en-
tendida, es el hombre quien en realidad que-
da privado de la propia autonomía con rela-
ción al mundo, y acaba por encontrarse de
hecho sometido a él” (Juan Pablo II, Au-
Juan Au-
diencia general, 02.04.1986
02.04.1986).
CRE 23 de 83
EL AMOR DE DIOS, 10
A la autonomía de las realidades terrenas
se vincula el problema de la ecología, “es
decir, la preocupación por la protección y
preservación del ambiente natural” (Juan
Juan
Pablo II, Audiencia general 02.04.1986
02.04.1986).
“El desequilibrio ecológico, que supone siempre una forma de ego-
ísmo anticomunitario, nace de un uso arbitrario -y en definitiva no-
civo- de las criaturas, cuyas leyes y orden natural se violan ignoran-
do o despreciando la finalidad que es inmanente en la obra de la
creación. También este modo de comportamiento se deriva de una
falsa interpretación de la autonomía de las cosas terrenas” (Idem
Idem).
“Cuando el hombre usa estas cosas sin referirlas al Creador (...) se
hace a sí mismo daños incalculables” (Idem
Idem).
CRE 24 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 1
CCE 282 “La catequesis sobre la Creación reviste una importancia
282:
capital. Se refiere a los fundamentos mismos de la vida humana y
cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica
que los hombres de todos los tiempos se han formulado: ‘¿De
dónde venimos?’, ‘¿A dónde vamos?’, ‘¿Cuál es nuestro origen?’,
‘¿Cuál es nuestro fin?’, ‘¿De dónde viene y a dónde va todo lo que
existe?’”. Toda religión busca dar una respuesta a estas preguntas.
Idem “Las dos
Idem:
cuestiones, la del y la orientación
origen y la del fin, de nuestra vi-
son inseparables. da y nuestro
Son decisivas obrar”.
para el sentido
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CRE 25 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 2
CCE 285 “Desde sus comienzos, la fe cristiana
285:
se ha visto confrontada a respuestas distintas de
las suyas sobre la cuestión de los orígenes. Así,
en las religiones y culturas antiguas encontra-
mos numerosos mitos referentes a los orígenes”.
El interés de la la Biblia se concentra en un
problema de orden superior:
CCE 284 “No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido
284:
materialmente el cosmos, ni cuando apareció el hombre, sino más
bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado
por el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por
un Ser trascendente, inteligente y bueno, llamado Dios”.
CRE 26 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 3
Las tradiciones religiosas antiguas han formulado sus intuiciones
sobre el origen de lo real bajo la forma que conocemos como
mito (creación poética cargada de un significado profundo y mis-
terioso). No es lenguaje científico.
La revelación de la creación en la Sagrada Escritura expresa su verdad
envuelta en diferentes formas literarias.
Dei Verbum 11 “La Santa Madre Iglesia, fiel
11:
a la base de los apóstoles, reconoce que todos los
libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con
todas sus partes, son sagrados y canónicos, en
cuanto que, escritos por inspiración del Espíri-
tu Santo, tienen a Dios como autor, y como
tales han sido confiados a la Iglesia”.
CRE 27 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 4
CCE 289 “Entre todas las palabras de la sagrada Escritura sobre la
289:
creación, los tres primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar
único. Desde el punto de vista literario, estos textos pueden tener
diversas fuentes. Los autores inspirados los han colocado al co-
mienzo de la Escritura de suerte que expresan, en su lenguaje so-
lemne, las verdades de la creación, de su origen y de su fin en Dios,
de su orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente,
del drama del pecado y de la esperanza de la salvación”.
Idem “Leídas a la luz de Cristo, en la unidad
Idem:
de la sagrada Escritura y en la Tradición viva
de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la
fuente principal para la catequesis de los mis-
terios del ‘comienzo’: creación, caída, prome-
sa de la salvación”.
9
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CRE 28 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 5
CCE 283 “La cuestión sobre los orí-
283:
genes del mundo y del hombre es obje-
to de numerosas investigaciones cien-
tíficas que han enriquecido magnífi-
camente nuestros conocimientos sobre
la edad y las dimensiones del cosmos,
del devenir de las formas vivientes, la
aparición del hombre”.
Idem “Estos descubrimientos nos in-
Idem:
vitan a admirar más la grandeza del
Creador, a darle gracias por todas sus
obras y por la inteligencia y la sabidu-
ría que da a los sabios e investigadores”.
CRE 29 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 6
Los textos bíblicos nos hablan, en compa-
ración con los avances de la ciencia, de
otra cosa más honda e importante para la
vida del hombre. Nos remiten a las ver-
dades trascendentes. Nos hablan de un
más allá de lo experimental, del origen
absoluto de todas las cosas.
Lo científico y lo religioso son dos horizontes de comprensión
distintos, que no pueden contradecirse por tener ambos a Dios
como autor. La fe no tiene reparos ante la investigación cientí-
fica, más bien al contrario, pues la ciencia no supone más que
una mejor comprensión de las obras de Dios. Cuanto más co-
nocemos lo creado, tanto más nos acercamos al autor de todo.
CRE 30 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 7
Hay un tipo de evolucionismo incompatible con la admisión de la
creación: es una ideología materialista, que afirma que la materia
tiene que dar cuenta de sí mismo y de sus propias transformaciones.
Existe también un creacionismo a ultranza que excluye toda evolu-
ción. Pero Juan Pablo II precisa (alocución, 26.04.1985 que “el
alocución, 26.04.1985)
debate en torno al modelo explicativo de evolución no encuentra
obstáculos en la fe, con tal que la discusión permanezca en el con-
texto del método naturalista y de sus posibilidades”.
En un mensaje dirigido a la Academia Pontificia de las Ciencias
(22.10.1996 Juan Pablo II afirmó que la teoría de la evolución es
22.10.1996),
hoy día algo más que una hipótesis, y añadió que una interpretación
filosófica de la evolución que no deje lugar para las dimensiones espi-
rituales de la persona humana chocaría con la verdad acerca de la
persona y sería incapaz de proporcionar el fundamento de su dignidad.
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CRE 31 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 8
“El Magisterio de la Iglesia no prohibe que (...) se trate en las in-
vestigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la
doctrina del ‘evolucionismo’ en cuanto busca el origen del cuerpo
humano en una materia viva y preexistente; pues la fe católica nos
manda sostener que las almas son creadas inmediatamente por
Dios” (Pío XII, Enc. Humani generis (1950)
Pío (1950)).
Juan Pablo II lo recuerda en la audien-
audien-
cia general 16.04.1986 por ejemplo.
Juan Pablo II subraya que no se ve dificultad en explicar el origen del
cuerpo del hombre mediante el evolucionismo, pero que “la doctrina
de la fe afirma invariablemente que el alma espiritual del hombre ha
sido creada directamente por Dios” (Idem
Idem).
CRE 32 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 9
La noción de Creación influye en la visión física del mundo, pero
remite más bien a un plano más profundo de comprensión de la
realidad: da razón, a la luz de la revelación divina, del mismo
origen de todo, en un sentido metafísico y no sólo temporal, y
relaciona este origen con el sentido final del mundo, su relación
con Dios y con la historia de la Salvación.
El origen del mundo y del hombre no se resuelve
sólo con la explicación de su ser natural. El mun-
do y el hombre están abiertos a una ordenación
sobrenatural que les trasciende. Han sido creados
con un fin, una vocación íntima: la comunión con
Dios. Esta vocación del hombre a la comunión
con Dios está en la raíz de su dignidad más alta.
CRE 33 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 10
El creyente asiente a las verdades de Dios no porque vengan demos-
tradas, sino porque su origen está en Dios, que no puede engañar:
por eso son dignas de aprecio e incluso de sacrificio a la hora de ser
congruentes con ellas.
Los relatos bíblicos están llenos de significado
sobre quién es Dios, el hombre, el mundo y
cuál es el sentido trascendente de su realidad.
Cumplen con la misión de enseñarnos quién es
Dios, por qué ha creado al hombre y cómo ha
querido desde siempre que fuera. Son relatos
cargados de religión y de vida espiritual. No
son biología ni astrofísica ni química..., sino
fe y vida.
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12. 01/09/2010
CRE 34 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 11
La fe no rechaza la ciencia, ni la ciencia
debería dar la espalda a la fe. Son órdenes
distintos del conocimiento humano que se
complementan muy bien si no se cae en
problemas estériles. No hay por tanto in-
compatibilidad entre el relato del Génesis
y los descubrimientos científicos.
La ciencia puede iluminar muchos puntos que están a la puerta de la
fe y permite al hombre creyente comprender mejor la grandeza de
la creación y de la vocación del hombre.
La fe puede dar una dimensión más profunda y elevada a la activi-
dad del científico, que en cuanto hombre debe preocuparse de otras
dimensiones de su existencia.
CRE 35 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 1
La Providencia puede describirse como el conjunto de acciones y
disposiciones por las que Dios lleva a cabo sus relaciones conti-
nuas con el mundo y el hombre, con el fin de conducirlos hacia
su perfección final.
Consiste así en un gobierno del mundo, que
abarca lo que ocurre en la naturaleza y en la
historia, lo que afecta a las comunidades hu-
manas y lo que atañe a la vida de cada indivi-
duo. Vaticano II habla de ella como la “fuerza
misteriosa que se halla presente en la marcha
de las cosas y de los acontecimientos de la
vida humana” (Nostra aetate 2
Nostra 2).
CRE 36 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 2
La Providencia (cuidado continuo que mantiene Dios con sus
criaturas) “es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador:
Dios actúa en las obras de sus criaturas” (CCE 308
CCE 308).
“La Iglesia anuncia la Divina Providencia no
por invención suya,... sino porque Dios se
ha manifestado así, cuando ha revelado, en
la historia de su pueblo, que su acción crea-
dora y su intervención de salvación estaban
indisolublemente unidas, formaban parte de
un único plan proyectado en los siglos eter-
nos” (Juan Pablo II, Catequesis sobre la
Juan
Providencia 4 4).
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13. 01/09/2010
CRE 37 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 3
La Providencia divina es un dato
constante de la Escritura. Dios con-
duce todo lo creado hacia el Bien,
hacia el fin para el que las criaturas
existen. Sal 145, 9 “Dios es bueno
9:
con todos, y su misericordia se
extiende a todas sus obras”.
“Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó,
‘alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y
disponiéndolo todo con dulzura’ (Sb 8, 1 Porque ‘todo está
Sb 1).
desnudo y patente a sus ojos’ (Hb 4, 13 incluso lo que la
Hb 13),
acción libre de las criaturas producirá” (Vaticano I, Dei Filius 1
Vaticano 1).
CRE 38 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 4
CCE 303 “La solicitud de la divina Providencia
303:
es concreta e inmediata; tiene cuidado de todo,
desde las cosas más pequeñas hasta los aconte-
cimientos decisivos del mundo y de la historia”.
Esta convicción implica que las cosas no suceden
al azar o por casualidad, y que el orden causal
del universo no deriva de una fuerza anónima
o de agentes que actúen al margen de Dios.
Se excluye especialmente la fatalidad, es decir, la idea supersticiosa
de que el hombre se encuentra dominado por energías ocultas en el
cosmos, que ejercerían sobre la existencia humana una influencia
negativa e inexorable. Visión fatalista y no providente en la brujería.
CRE 39 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 5
“En su poder Infinito, Dios podría siempre
crear algo mejor” (S. Tomás, S. Th. I, q. 25,
S.
a. 6 Ha preferido el mundo tal como es: un
6).
mundo que debe alcanzar su perfección. “Por
tanto, con el bien físico existe también el mal
físico, mientras la Creación no haya alcanzado
su perfección” (Idem, Suma contra los genti-
Idem, genti-
les 3, 71 Estudiaremos el problema del mal
71).
más adelante.
CCE 308 Dios “es la causa primera que opera en y por las causas
308:
segundas: ‘Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar,
como bien le parece’ (Flp 2, 13 Esta verdad, lejos de disminuir la
Flp 13).
dignidad de la criatura, la realza”.
13
14. 01/09/2010
CRE 40 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 6
Por su providencia, Dios ha previsto que el hombre fuera partícipe
libremente de la vida bienaventurada, y le ha salido al encuentro.
Pero el hombre puede rechazar la llamada a esa vida bienaventura-
da y considerar los acontecimientos históricos como resultado ex-
clusivo de las acciones del hombre, sin reparar en su dimensión de
eternidad. Sin embargo, estos acontecimientos se mueven en las
manos amorosas de Dios, que no quiere el mal en la historia, pero
lo permite por respeto a la libertad creada y porque de esos males
puede sacar bienes.
La providencia infalible de Dios
no fuerza la acción libre de las
criaturas racionales. No sabremos
el sentido pleno de la historia has-
ta el final de los tiempos.
CRE 41 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 7
La presencia providente de Dios lo invade absolutamente todo.
Ni los lugares recónditos son un problema para su mirada, ya
que Dios ve desde el interior del ser. Esta presencia de Dios se
llama “presencia de inmensidad”.
Sal 139, 7-10 “¿Adónde alejarme de tu
7-10:
espíritu? ¿Adónde huir de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás Tú; si bajo
hasta el ‘Sheol’, allí te encuentras, si
monto en las alas de la aurora y habito en
los confines del mar, también allí me
guiará tu mano, me sujetará tu diestra”.
CRE 42 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 8
CCE 305 “Jesús pide un abandono filial en la
305:
providencia del Padre celestial que cuida de las
más pequeñas necesidades de sus hijos: ‘No an-
déis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a
comer?, ¿qué vamos a beber? (...). Ya sabe vuestro
Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas
cosas se os darán por añadidura’ (Mt 6, 31-33
Mt 31-33)”.
En Cristo, los cristianos aprenden la confianza en su Padre Dios.
No hay nada para un cristiano que no provenga de la mano amo-
rosa de Dios, porque ni siquiera los momentos más duros de la
existencia están alejados de la voluntad de Dios. Rom 8, 28
28:
“Todo coopera al bien de los que aman a Dios”.
14
15. 01/09/2010
CRE 43 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 9
Los santos, ante las adversidades más extremas, no dejan de invo-
car a Dios para que puedan verse libres de la amenaza, pero sobre
todo para que se cumpla el designio amoroso de Dios. Por eso no
tienen temor ante el dolor ni la muerte, ya que las adversidades de
la tierra no pueden más que unirles al cuerpo doliente del Señor.
Santo Tomás Moro, poco antes de su
martirio, para consuelo de su hija: “Nada
puede pasarme que Dios no quiera. Y
todo lo que Él quiere, por muy malo que
nos parezca, es en realidad lo mejor” (cfr.
CCE 313
313).
CRE 44 de 83
EL MAL, 1
El ser humano advierte la existencia de un mal que
proviene de la naturaleza: fenómenos que aparecen
como ligados a los límites propios de las criaturas.
El hombre quiere naturalmente vivir y vivir con
bienestar material. Si se deja llevar por la visión
terrena, cualquier atentado contra esta situación se
valora como mal, sobre todo si implica la muerte,
ante la cual los demás males se consideran en menos.
Suele distinguirse entre mal físico (se produce en el mundo de la
naturaleza, como consecuencia de la imperfección material) y mal
moral (se produce por la desviación de la libre decisión de los án-
geles y de los hombres en el camino hacia su destino último). El
mal moral es el pecado.
CRE 45 de 83
EL MAL, 2
San Basilio “No vayas a
Basilio: podrá ponerse nunca
suponer que Dios es la ante los ojos su sustan-
causa de la existencia del cia, como existiendo
mal, ni a imaginarte que verdaderamente. Por-
el mal tiene una subsis- que el mal es la priva-
tencia propia. La perver- ción del bien” (PG 31,
PG
sidad no subsiste como 341).
341
si fuera algo vivo, ni
“Ninguna naturaleza absolutamente hablando es mala. Este nombre
de mal no se da más que a la privación del bien” (San Agustín,
San
Sobre la Ciudad de Dios 11, 2222).
15
16. 01/09/2010
CRE 46 de 83
EL MAL, 3
CCE 311 “Los ángeles y los hombres,
311:
criaturas inteligentes y libres, (...) pue-
den desviarse. De hecho pecaron. Y fue
así como el mal moral entró en el mundo,
incomparablemente más grave que el
mal físico. Dios no es de ninguna manera,
ni directa ni indirectamente, la causa del
mal moral. Sin embargo, lo permite, res-
petando la libertad de su criatura, y, mis-
teriosamente, sabe sacar de él el bien”.
CCE 390 “La Revelación nos da la certeza de que toda la historia
390:
humana está marcada por el pecado original libremente cometido
por nuestros primeros padres”.
CRE 47 de 83
EL MAL, 4
CCE 398 “En este pecado (original), el hombre se prefirió a sí
398:
mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios (...). El hom-
bre, creado en un estado de santidad, estaba destinado a ser plena-
mente ‘divinizado’ por Dios en la gloria. Por la seducción del dia-
blo quiso ‘ser como Dios’, pero sin Dios, antes que Dios y no
según Dios”.
CCE 400 “La armonía en la que se encontra-
400:
ban (...) queda destruida; el dominio de las fa-
cultades espirituales del alma sobre el cuerpo
se quiebra; la unión entre el hombre y la mujer
es sometida a tensiones (...). La armonía con la
creación se rompe; la creación visible se hace
para el hombre extraña y hostil (...). La muerte
hace su entrada en la historia de la humanidad”.
CRE 48 de 83
EL MAL, 5
El pecado es el mal radical, el origen de todos los males.
Es ofensa a Dios, “amor de sí hasta el desprecio de Dios”
(San Agustín, De civitate Dei 14, 28
San 28).
El pecado es el verdadero mal por-
que de él provienen los demás ma-
les en el mundo, entre los que se
encuentra el mal físico. Las conse-
cuencias del pecado son devastado-
ras: envidia, sufrimiento, dolor,
penas, tristeza, corrupción, ceguera,
frialdad de corazón, etc..
16
17. 01/09/2010
CRE 49 de 83
EL MAL, 6
Los Evangelios nos muestran con gran frecuen-
cia a Jesús en íntimo contacto con el sufrimien-
to de los hombres. El Señor deja que se le acer-
quen los pobres, los enfermos, los endemonia-
dos, los pecadores y todos los que son víctima
de desgracias e infortunios humanos.
Sin haber cometido pecado alguno, Jesús se abraza decididamente
al dolor, por amor al Padre y a los hombres. Sufre personalmente
hasta la muerte de Cruz a pesar de ser inocente.
“Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la
muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscu-
ridad” (Gaudium et spes 22
Gaudium 22).
CRE 50 de 83
EL MAL, 7
Cristo nos redime y nos salva a través de la
Cruz. Desde ese momento el hombre puede
descubrir la fuente de bien que esconde el
dolor. Para una persona, según la disposición
interior que tenga, el sufrimiento puede ser
redentor y purificador del alma si, como
Cristo, se recibe en ofrenda de agradable
entrega a la voluntad y amor divinos.
El dolor y el sufrimiento son males no queridos por Dios al crear.
Gracias al valor redentor y purificador de la Cruz de Cristo, se
han convertido en un gran valor de purificación, expiación y re-
dención.
CRE 51 de 83
LOS ÁNGELES, 1
CCE 328 “La existencia de seres
328:
espirituales, no corporales, que la
Sagrada Escritura llama habitual-
mente ángeles, es una verdad de
fe. El testimonio de la Escritura es
tan claro como la unanimidad de
la Tradición”.
También es verdad de fe la existencia de los demonios, a quienes
se hace referencia en tantos lugares de la Escritura: Jesús los
combate en muchos pasajes, se recogen los exorcismos del Señor
como una de sus actividades inherentes al Reino de Dios, etc..
En la vida de los santos siempre está presente su relación con los
ángeles que Dios pone a nuestro lado durante la vida terrena.
17
18. 01/09/2010
CRE 52 de 83
LOS ÁNGELES, 2
CCE 333 “En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen
333:
inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales.
Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor
de su gloria da testimonio de ello”.
Al no estar compuestos por nada material
no hay posibilidad de descomposición ni,
por tanto, de muerte para los ángeles, aun-
que en ocasiones se manifiestan a los hom-
bres de forma visible y lo hacen adoptando
la imagen humana.
Dios confía a unos un papel importante en el caminar del hombre so-
bre la tierra, aunque otros viven exclusivamente para alabar a Dios.
CRE 53 de 83
LOS ÁNGELES, 3
CCE 329 “San Agustín dice respecto a ellos: ‘el nom-
329:
bre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si pre-
guntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si
preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel’
(Comentario sobre los Salmos 103, 1, 15
Comentario 15)”.
Idem “Con todo su ser, los ángeles son servidores y
Idem:
mensajeros de Dios. Porque contemplan ‘constante-
mente el rostro de mi Padre que está en los cielos’
(Mt 18, 10 son ‘agentes de sus órdenes, atentos a
Mt 10),
la voz de su palabra’ (Sal 103, 20
Sal 20)”.
CRE 54 de 83
LOS ÁNGELES, 4
CCE 331 “Cristo es el centro del mundo de
331:
los ángeles. Los ángeles le pertenecen: ‘Cuan-
do el Hijo del hombre venga en su gloria
acompañado de todos sus ángeles...’ (Mt 25,
Mt
31). Le pertenecen porque fueron creados por
31
y para Él: ‘Porque en Él fueron creadas todas
las cosas, en los cielos y en la tierra, las visi-
bles y las invisibles, los Tronos, las Domina-
ciones, los Principados, las Potestades: todo
fue creado por Él y para Él’ (Col 1, 16 Le
Col 16).
pertenecen más aún porque los ha hecho men-
sajeros de su designio de salvación: ‘¿Es que
no son todos ellos espíritus servidores con la
misión de asistir a los que han de heredar la
salvación?’ (Hb 1, 14
Hb 14)”.
18
19. 01/09/2010
CRE 55 de 83
LOS ÁNGELES, 5
CCE 392 “La Escritura habla de un pecado de estos ángeles. Esta
392:
‘caída’ consiste en la elección libre de estos espíritus creados que
rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encon-
tramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a
nuestros primeros padres: ‘Seréis como dioses’ (Gn 3, 5
Gn 5)”.
“El diablo y los otros demonios
fueron creados por Dios con una
naturaleza buena, pero ellos se
hicieron a sí mismos malos”
(Letrán IV(1215)
Letrán IV(1215)).
CRE 56 de 83
LOS ÁNGELES, 6
“No hay arrepentimiento para ellos (los demonios) después de la
caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después
de la muerte” (San Juan Damasceno, la fe ortodoxa 2, 4
San 4).
CCE 395 “El poder de Satán no es infinito. No
395:
es más que una criatura, poderosa por el hecho
de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no
puede impedir la edificación del Reino de Dios”.
Su acción “es permitida por la divina providencia
que con fuerza y dulzura dirige la historia del hom-
bre y del mundo. El que Dios permita la actividad
diabólica es un gran misterio, pero ‘nosotros sabe-
mos que en todas las cosas interviene Dios para
bien de los que le aman’ (Rm 8, 28 (Idem
Rm 28)” Idem).
CRE 57 de 83
LOS ÁNGELES, 7
Asistencia de los ángeles en el AT:
En el cierre del Paraíso; ayuda a
Lot; a Agar; en el sacrificio de
Isaac; en el camino del Éxodo, etc..
Asistencia a los profetas (Elías...);
anuncio de grandes acontecimientos
como las vocaciones de personajes
decisivos en la historia de Israel
(Gedeón...) o como los nacimientos
de jueces (Sansón...), etc..
19
20. 01/09/2010
CRE 58 de 83
LOS ÁNGELES, 8
Asistencia de los ángeles en el NT
NT:
San Gabriel: anunciación de Juan Bautista
y de Jesús.
Intervención de los ángeles en toda la
historia de la salvación.
En la vida de Cristo: ángeles y los
pastores en Belén; en el desierto
para preparar su misión pública; en
el Huerto de los Olivos, en el anun-
cio de la Resurrección de Cristo, etc..
CRE 59 de 83
LOS ÁNGELES, 9
Abundantes citas de los Hechos de los
Apóstoles que hacen referencia a la vida
de comunión de los primeros cristianos
con sus ángeles. Toda la vida de la Iglesia
se beneficia de la ayuda misteriosa y po-
derosa de los ángeles.
CCE 336 sobre los ángeles: “Desde la infancia a la muerte, la vida
336,
humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. ‘Nadie
podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector
y pastor para conducir su vida’ (San Basilio, Contra Eunomio 3, 1
San 1).
Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad
bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios”.
CRE 60 de 83
LOS ÁNGELES, 10
Es legítimo el culto de veneración a los ángeles como a los santos.
Los Padres de la Iglesia se ven obligados a combatir tanto a los
que adoran como a los que desprecian a los ángeles.
San Agustín insiste (en De la verdadera religión 55 en que sólo a
55)
Dios se debe el culto de latría (adoración), pero dice que los santos
y los ángeles pueden ser objeto de un legítimo homenaje.
El Concilio II de Nicea (787) definió que “han
de exponerse las sagradas y santas imágenes (...)
de nuestro Señor (...) Jesucristo, de la Inmacula-
da Señora nuestra la santa Madre de Dios, de los
preciosos ángeles y de todos los santos y vene-
rables”, y que estas imágenes pueden ser lícita-
mente veneradas, aunque sin culto de latría.
20
21. 01/09/2010
CRE 61 de 83
EL HOMBRE, 1
San Juan Crisóstomo, Sermón sobre el Génesis 2, 1 “¿Cuál es,
1:
pues, el ser que va a venir a la existencia rodeado de semejante
consideración? Es el hombre, grande y admirable figura viviente,
más precioso a los ojos de Dios que la Creación entera; es el
hombre, para él existen el cielo y la tierra y el
mar y la totalidad de la Creación, y Dios ha
dado tanta importancia a su salvación que no
ha perdonado a su Hijo único por él. Porque
Dios no ha cesado de hacer todo lo posible
para que el hombre subiera hasta Él y se
sentara a su derecha”.
CRE 62 de 83
EL HOMBRE, 2
CCE 362 “La persona humana, creada a
362:
imagen de Dios, es un ser a la vez corporal
y espiritual. El relato bíblico expresa esta
realidad con un lenguaje simbólico cuando
afirma que ‘Dios formó al hombre con
polvo del suelo e insufló en sus narices
aliento de vida y resultó el hombre un ser
viviente’ (Gn 2, 7
Gn 7)”.
“A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la
vida humana o toda la persona humana. Pero designa también lo
que hay de más íntimo en el hombre y de más valor en él, aquello
por lo que es particularmente imagen de Dios: ‘alma’ significa
el principio espiritual en el hombre” (CCE 363
CCE 363).
CRE 63 de 83
EL HOMBRE, 3
El alma es inmortal porque es inma-
terial y no puede sufrir corrupción.
Es la sede de las potencias superio-
res (inteligencia, voluntad) gracias
a las cuales el hombre goza de la
libertad.
El hombre es capaz, por su alma, de las cosas superiores en el espíritu,
como son el amor a Dios y a lo creado, el entendimiento de lo que
conoce por los sentidos y de las realidades de la fe...
La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada
por Dios. El alma no es “producida” por los padres, y es inmortal.
21
22. 01/09/2010
CRE 64 de 83
EL HOMBRE, 4
Gaudium et spes 14 “No es lícito al hombre despreciar la vida
14:
corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su
cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios
y que ha de resucitar en el último día”.
CCE 364 “El cuerpo del hombre par-
364:
ticipa de la dignidad de la ‘imagen de
Dios’: es cuerpo humano precisamen-
te porque está animado por el alma
espiritual, y es toda la persona huma-
na la que está destinada a ser, en el
Cuerpo de Cristo, el templo del
Espíritu”.
CRE 65 de 83
EL HOMBRE, 5
“El cuerpo, en su masculinidad y feminidad, está
llamado ‘desde el principio’ a convertirse en la
manifestación del espíritu. También mediante la
unión conyugal del hombre y de la mujer, cuando
se unen formando ‘una sola carne’” (Juan Pablo II,
Juan
Audiencia general, 22.10.1980 Mediante esta
22.10.1980).
unidad, “el cuerpo, en su masculinidad y femini-
dad, asume el valor de signo -signo en cierto sen-
tido- sacramental” (Idem
Idem).
“Mientras para la mentalidad maniquea el cuerpo y la sexualidad
constituyen, por decirlo así, un ‘antivalor’, para el cristianismo,
en cambio, ambos permanecen siempre como un valor no suficien-
temente apreciado” (Idem
Idem).
CRE 66 de 83
EL HOMBRE, 6
CCE 365 “La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda
365:
que se debe considerar al alma como la ‘forma’ del cuerpo;
es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el
cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el
espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que
su unión constituye una única naturaleza”.
Cuando el hombre muere, se produce la
separación de estos dos principios huma-
nos: el cuerpo, que se descompone pau-
latinamente separado del alma, y el espí-
ritu, que no puede sufrir descomposición
y queda en un estado autónomo.
22
23. 01/09/2010
CRE 67 de 83
EL HOMBRE, 7
CCE 1022 “Cada hombre, después
1022:
de morir, recibe en su alma inmortal
su retribución eterna en un juicio
particular que refiere su vida a Cristo,
bien a través de una purificación, bien
para entrar inmediatamente en la
bienaventuranza del cielo, bien para
condenarse inmediatamente para
siempre”.
San Juan de la Cruz, Avisos y sentencias 57 “A la tarde te
57:
examinarán en el amor”.
El alma “no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se
unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final” (CCE 366
CCE 366).
CRE 68 de 83
EL HOMBRE, 8
El primer hábitat que Dios dispensa al
hombre es un jardín: un lugar especial-
mente adecuado y maravilloso para el
disfrute de todo lo creado.
Gn 2, 15 “El Señor Dios tomó al hombre
15:
y le colocó en el jardín de Edén para que
lo trabajara y lo cuidara”.
La realidad humana del trabajo aparece desde el instante en que
Dios coloca al hombre en el Edén y le encarga su custodia y su
atención. Aparece antes del pecado original: el hombre es creado
para trabajar. “El hombre nace para trabajar, como las aves para
volar” (San Josemaría, Amigos de Dios 57
San 57).
CRE 69 de 83
EL HOMBRE, 9
CCE 378 “Signo de la familiaridad es el hecho de que Dios lo
378:
coloca (al hombre) en el jardín. (...) El trabajo no le es penoso,
sino que es la colaboración del hombre y de la mujer con Dios
en el perfeccionamiento de la creación visible”.
CCE 2428 “En el trabajo, la perso-
2428:
na ejerce y aplica una parte de las
capacidades, inscritas en su natu-
raleza. El valor primordial del tra-
bajo pertenece al hombre mismo,
que es su autor y su destinatario”.
23
24. 01/09/2010
CRE 70 de 83
EL HOMBRE, 10
A partir de la caída de nuestros
primeros padres, el trabajo viene
asociado al cansancio, a la fatiga. A
partir de ese momento, la vida del
hombre se separa de la voluntad de
Dios y las realidades de su vida no
estarán siempre plenamente integra-
das en la vocación humana y sobre-
natural del hombre al amor de Dios.
Dios destinó a los primeros padres de la raza humana, y en ellos a
todos los hombres y mujeres que vendrían, a la felicidad. Sólo la
desobediencia al precepto divino es causante de la dificultad con
que se encuentra el hombre para llegar a ella.
CRE 71 de 83
EL HOMBRE, 11
CCE 2427 “El trabajo honra los dones del Creador y los talentos
2427:
recibidos. Puede ser también redentor. Soportando el peso del tra-
bajo, en unión con Jesús, el carpintero de Nazaret y el crucificado
del Calvario, el hombre colabora en cierta manera con el Hijo de
Dios en su obra redentora. (...) El trabajo puede ser un medio de
santificación y de animación de las realidades terrenas en el espí-
ritu de Cristo”.
“El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se
ordena al amor” (San Josemaría, Es Cristo que
San
pasa 48
48).
San Josemaría el trabajo es el quicio de nues-
Josemaría:
tra santificación (cfr. Amigos de Dios 81
81).
CRE 72 de 83
EL HOMBRE, 12
CCE 374 “El primer hombre fue no solamente creado bueno, sino
374:
también constituido en la amistad con su creador y en armonía
consigo mismo y con la creación en torno a él; amistad y armonía
tales que no serán superadas más que por la gloria de la nueva crea-
ción en Cristo”. “Adán y Eva fueron constituidos en un estado de
santidad y de justicia original. Esta gracia de la santidad original
era una participación de la vida divina” (CCE 375
CCE 375).
CCE 367 “A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu.
367:
Así San Pablo ruega para que nuestro ‘ser entero, el espíritu (...),
el alma y el cuerpo’ sea conservado sin mancha hasta la venida del
Señor (1 Ts 5, 23 La Iglesia enseña que esta distinción no intro-
1 23).
duce una dualidad en el alma. ‘Espíritu’ significa que el hombre
está ordenado desde su creación a un fin sobrenatural, y que su
alma es capaz de ser elevada gratuitamente a la comunión con Dios”.
24
25. 01/09/2010
CRE 73 de 83
EL HOMBRE, 13
Adán y Eva fueron elevados al orden so-
brenatural, que consiste en la participa-
ción en la vida divina: tienen así un des-
tino sobrenatural, que quiere decir supe-
rior a su capacidad por naturaleza.
Dones preternaturales:
CCE 376 “Por la irradiación de esta gracia, todas las dimensiones
376:
de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese
en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir ni sufrir. La
armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre
y la mujer, y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda
la creación constituía el estado llamado ‘justicia original’”.
CRE 74 de 83
EL HOMBRE, 14
Así, además de la elevación al orden sobrenatural, nuestros prime-
ros padres gozaban de los dones preternaturales, no exigidos por
la naturaleza, pero congruentes con ella: la perfeccionaban en línea
natural. Concretamente, estos dones suponían que no había muer-
te, ni sufrimientos, las “pasiones” humanas estaban dominadas
por la inteligencia, y la voluntad se movía derechamente al bien.
Los dones preternaturales
acompañan y son un reflejo
de los dones sobrenaturales,
como se pone de manifiesto
en que con el pecado desapa-
recen ambos.
CRE 75 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 1
Gn 3, 4 “La serpiente dijo a la mujer: ‘No moriréis en modo alguno;
4:
es que Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y
seréis como Dios, conocedores del bien y del mal’”.
Dios había recordado a Adán y Eva el peligro de la desobediencia
(“si coméis del fruto, moriréis”) no porque quisiera el castigo de
los hombres, sino para prevenirles del camino que se abre fuera de
la unión con Dios.
El tentador les ofrece una divini-
zación falsa por no tener en cuen-
ta la Ley y el Amor de Dios para
ellos. Es “padre de la mentira”
(Jn 8, 44
Jn 44).
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26. 01/09/2010
CRE 76 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 2
El hombre tiene en su libertad el destino de sus pasos, y puede de-
cidir en cada instante si se dirige a la meta querida por Dios o si
prefiere darle la espalda. Es el “mysterium iniquitatis” (2 Ts 2, 7
2 7).
San Josemaría, Es Cristo que pasa 6 “los ojos
6:
del alma se embotan; la razón se cree autosufi-
ciente para entender todo, prescindiendo de Dios.
Es una tentación sutil, que se ampara en la digni-
dad de la inteligencia, que nuestro Padre Dios ha
dado al hombre para que lo conozca y lo ame li-
bremente. Arrastrada por esa tentación, la inteli-
gencia humana se considera el centro del Univer-
so, se entusiasma de nuevo por el ‘seréis como
dioses’ y, al llenarse de amor por sí misma,
vuelve la espalda al amor de Dios”.
CRE 77 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 3
Gn 3, 7-8: “Entonces se les abrieron los ojos y
7-
conocieron que estaban desnudos; entrelazaron
hojas de higuera y se las ciñeron. Y cuando
oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por
el jardín a la hora de la brisa, el hombre y la mu-
jer se ocultaron de la presencia del Señor Dios
entre los árboles del jardín”.
Empezaron a ver (visión, inteligencia y voluntad) con la perspecti-
va de la malicia, del amor propio desordenado. Sus cuerpos, hasta
el momento perfectamente sujetos al alma, comienzan a solicitar
un papel que desborda la capacidad de dominio presente en su cora-
zón (se ciñen). No sólo están alteradas las relaciones entre ellos, sino
las relaciones con los seres creados y con Dios, que no les dejó aban-
donados.
CRE 78 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 4
CCE 404 responde a la pregunta: “¿Cómo el pecado de Adán vino
a ser el pecado de todos sus descendientes?”.
“Todo el género humano es en Adán ‘como el cuerpo único de un
único hombre’ (Santo Tomás, De malo 4, 1, c Por esta unidad
Santo c).
del género humano, todos los hombres están implicados en el peca-
do de Adán, como todos están implicados en la justicia de Cristo”.
“Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio
que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la re-
velación que Adán había recibido la santidad y la justicia origina-
les no para él solo sino para toda la naturaleza humana: cedien-
do al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este
pecado afecta la naturaleza humana, que transmitirán en un estado
caído”.
26
27. 01/09/2010
CRE 79 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 5
CCE 404 sigue:
“Es un pecado que será transmitido
por propagación a toda la humani-
dad, es decir, por la transmisión de
una naturaleza humana privada de
la santidad y de la justicia originales”.
“El pecado original es llamado ‘pecado’ de
manera análoga: es un pecado ‘contraído’,
‘no cometido’, un estado y no un acto”.
CRE 80 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 6
“Aunque propio de cada uno, el pecado original no tiene, en
ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es
la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la
naturaleza humana no está totalmente corrompida” (CCE 405
CCE 405).
La naturaleza humana quedó
herida por el pecado original.
Concretamente están heridos
la inteligencia (ignorancia),
la voluntad (malicia), el ape-
tito irascible (debilidad) y el
apetito concupiscible (con-
cupiscencia).
CRE 81 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 7
“El Bautismo, dando la vida de la gra-
cia de Cristo, borra el pecado origi-
nal y devuelve el hombre a Dios, pero
las consecuencias para la naturaleza,
debilitada e inclinada al mal, persisten
en el hombre y lo llaman al combate
espiritual” (CCE 405
CCE 405).
El influjo del mal que comienza con el pecado original no se reduce
a la esfera personal del individuo. Después del pecado, el mundo
“todo entero yace en poder del maligno” (1 Jn 5, 19 Esta situación
1 19).
dramática “hace de la vida del hombre un combate” (CCE 409
CCE 409).
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28. 01/09/2010
CRE 82 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 8
“A través de toda la historia del hom-
bre se extiende una dura batalla con-
tra los poderes de las tinieblas que,
iniciada ya desde el origen del mundo,
durará hasta el último día, según dice
el Señor. Inserto en esta lucha, el
hombre debe combatir continuamente
para adherirse al bien, y no sin gran-
des trabajos, con la ayuda de la gracia
de Dios, es capaz de lograr la unidad
en sí mismo” (Gaudium et spes 37
Gaudium 37).
CRE 83 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 9
San Josemaría, Es Cristo que pasa
73: “Cristo, que es nuestra paz, es
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también el Camino. Si queremos la
paz, hemos de seguir sus pasos. La
paz es consecuencia de la guerra, de
la lucha, de esa lucha ascética, ínti-
ma, que cada cristiano debe soste-
ner contra todo lo que, en su vida,
no es de Dios: contra la soberbia, el
egoísmo, la superficialidad, la estre-
chez de corazón”.
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