1. Louis Bouyer (1913-2004) tiene una
obra asombrosamente extensa y va-
riada con más de cuarenta libros.
Brilló más tarde que otros, pero su
influencia ha crecido constantemen-
te. Coincide con De Lubac y Daniélou
en el descubrimiento de la teología
de los Padres, que leen en la Escritura
el misterio de Dios y de su salvación
y lo viven en la Liturgia. Fue muy
amigo de De Lubac y admirado por
Von Balthasar que tradujo al alemán
personalmente varias de sus obras;
especialmente, un interesantísimo
libro-entrevista, El oficio del teólogo
(Lemétierduthéologien). También dejó
unas estupendas Memorias.
La coincidencia en la teología li-
túrgica de los Padres se debe a un
clima común, porque su itinerario
es independiente. Bouyer nació
en una familia luterana, mediana-
mente practicante. Era un chico
con sensibilidad literaria y estéti-
ca. Y pronto se sintió influido por
algunos pastores luteranos que, en
forma parecida al movimiento de
Oxford, intentaban recuperar la li-
turgia, precisamente al descubrir la
teología de los Padres con su pro-
funda unidad entre Escritura, cele-
bración y espiritualidad.
CAMINO AL CATOLICISMO
La temprana muerte de su madre
(1924)ledesconcertóypasóunosme-
ses retirado en casa de unos parientes
en Sancerre, donde otro pastor lute-
rano de esta misma sensibilidad, le
recomendó leer al cardenal Newman.
RecuerdaloslargospaseosconlaApo-
logía pro vita sua bajo del brazo, don-
de Newman narra su conversión. Le
marcó para siempre. En aquellos me-
ses decidió hacerse pastor protestan-
te e ingresó en la Facultad de teología
protestantedeParís.Fueronañosfeli-
ces de muchos descubrimientos. Con
otros amigos se escapaba de algunas
clases para oír los cursos de Etiénne
Gilson sobre SantoTomás de Aquino,
y para acudir a las visperas de los an-
glicanos (Evensog) con sus hermosos
himnos, y de los benedictinos, con
su misterioso gregoriano. Empezó a
manejar el Prayer book anglicano; y
después, el Breviario católico. Ade-
más, en una asociación de Estudian-
tes cristianos, conoció a jóvenes emi-
grantes rusos y se le abrió el mundo
de la Ortodoxia, con su devoción por
los Padres griegos. Entonces conoció
al teólogo ortodoxo ruso Boulgakov,
al que admirará.
En París estudió Letras en la Sor-
bona, y se trasladó a Estrasburgo
para completar los estudios teológi-
cos, entre otros con Oscar Cullmann,
gran exegeta protestante, con quien
mantendrá la amistad. Allí se orde-
nó como Pastor luterano (1936), fue
capellán en un colegio y preparó su
tesis de licenciatura sobre La Iglesia
como Cuerpo de Cristo en San Atanasio.
Esto terminó de componer su visión
de la Iglesia como comunidad real e
histórica que celebra el misterio de la
salvación uniendo a los cristianos de
todos los tiempos. Estaba claro que
sin liturgia no hay Iglesia.
En 1939, consiguió una beca para
hacer una tesis doctoral en Oxford,
pero el estallido de la guerra mundial
se lo impidió. Decidió retirarse una
temporada al monasterio benedicti-
no de Saint-Wandrille; y allí se hizo
católico (1939).
Pensó entonces y pensará siempre
que no perdió nada de los fermentos
vivos cristianos que había recibido en
su formación luterana: el amor por la
Escritura, la unión personal con Cris-
to y la confianza de fe en Dios, pero
sabía que ganaba un sentido pleno
de la Iglesia y su misterio celebrado.
Lo explicará más tarde en un libro:
Las muchas teologías
de Louis Bouyer
Originariamente luterano, Bouyer comienza intentando recuperar la teología
de los Padres, con su profunda unidad entre Escritura, celebración y espiritualidad
Teología del
Por Juan Luis Lorda
SIGLO XX
68 | Palabra, Mayo 2015
2. Del protestantismo a la Iglesia
(1954).
FELICES AÑOS
DE ENSEÑANZA Y TRABAJO
Los oratorianos le acogieron
paradarclasedeletras(latíny
griego) en su colegio de Juilly,
cerca de Meaux (1940). Le en-
cantaba y, además, al cabo de
dos años, decidió hacerse ora-
toriano, como Newman. Com-
pletó sus estudios de teología
en el Instituto Católico de
París. Hizo una tesis sobre la
vida de San Antonio, que ha-
bía escrito el mismo San Ata-
nasio. Y siguió enseñando en
el colegio de Juilly hasta 1952.
Quizá pensando en aquellos
chicos escribe unas breves y
bonitas biografías sobre San Felipe
Neri (1946), fundador del Oratorio;
Newman (1952) y Erasmo (1955);
mucho más tarde, añadirá otra sobre
Santo Tomás Moro (1984).
En 1943, al crearse en Francia un
Centro de Pastoral Litúrgica escribe
una larga carta a uno de los fundado-
res, el P. Duployé, que este considera
clarividente y publica como funda-
mento del centro. Muchas de sus
ideas encauzan lo mejor de la refor-
malitúrgicaquesequierehacer.Bou-
yer argumenta que la liturgia no es
arqueologismo, un museo de curiosi-
dades venerables solo por su antigüe-
dad, sino la Iglesia que participa en
vivo en el misterio salvador de Jesu-
cristo revelado en la Sagrada Escritu-
ra. Eso da idea de cuál es el centro in-
mutable y las adherencias históricas
mudables como la experiencia ense-
ña. Era un enamorado de la Liturgia
y con los chicos formó un grupo para
celebrar la Pascua, cuando se estaba
recuperandoelTriduoSacro.Preparó
una explicación con la teología de los
Padres: El misterio pascual (1945), libro
pionero y que le dio a conocer.
Le empezaron a encargar cursos
enelInstitutoCatólicodeParís,sobre
todo de historia de la espiritualidad
(1946-1962). Para entender el miste-
rio cristiano celebrado en la liturgia,
le parece importante conocer bien
la relación entre el Antiguo y Nuevo
Testamento; por eso escribe La Biblia
y el Evangelio (1952).
En 1953, los oratorianos aceptan
dirigir el seminario diocesano de Es-
trasburgo; y sus superiores le piden
que vaya para atender a los semina-
ristas. Aunque le complica la vida lo
agradece porque está convencido de
queunteólogonecesitaunministerio
pastoral y una relación viva con cris-
tianos de carne y hueso para no con-
vertirse en un ideólogo de despacho.
Durante diez años (1953-1963), viaja
en tren a París para dar las clases y las
recuerda como horas fantásticas para
leer y trabajar. Además, desde 1952,
comienzan a pedirle cursos de verano
en Estados Unidos.
ESPIRITUALIDAD Y LITURGIA
Su obra toma forma escribiendo los
cursos que da. Como continuación
de sus estudios sobre la vida de San
Antonio, de Atanasio, escribe un li-
bro sobre El sentido de la vida monás-
tica (1950). Le seguirá otro sobre El
sentido de la vida sacerdotal (1960). De
los cursos en el Instituto Católico de
París surge una Historia de la espiritua-
lidad, que pensaba escribir con otros,
pero no se completa. Él escribe La es-
piritualidad del Nuevo Testamento y de
los Padres (tomo I de la historia); La
espiritualidad bizantina (parte
del tomo II); y La espirituali-
dad ortodoxa; y la espiritualidad
protestante y anglicana (parte
del tomo III). Se trata de una
espiritualidad unida a la li-
turgia. Además, publica una
Introducción a la vida espiritual
(1960), para un público más
amplio. Con la sorpresa de que
Jean Daniélou, autoridad en el
Instituto, le hace una severa
críticaenunaconocidarevista
jesuíta (Études), porque juzga
que privilegia la espirituali-
dad oratoriana y desmerece la
jesuita.
Lo incomodidad creada le
lleva a dejar el Instituto Ca-
tólico (1962). Además, le han
pedido formar parte de una
comisión preparatoria del
Concilio Vaticano II (sobre universi-
dades); y le piden más cursos en todo
el mundo. Piensa que es el momento
de cambiar su género de vida y dedi-
car más tiempo a escribir. Desde 1963,
de acuerdo con sus superiores del
Oratorio, pasa medio año fuera y otro
medio escribiendo. Para eso se reco-
ge en la abadía de La Lucerne, donde
se arregla unas habitaciones. Se trata
de un proyecto de reconstrucción de
una abadía iniciada por uno de sus
exalumnos. En opinión de Bouyer es
un proyecto imposible, pero le resul-
ta precioso el lugar; y trabaja tran-
quilo. Además atiende una parroquia
cercana encargada a los oratorianos.
Está feliz.
Desarrolla su pensamiento litúr-
gico. Prepara un estudio sobre El rito
y el hombre (1962), que es una espe-
cie de antropología y fenomenología
del rito; un amplio tratado sobre La
Eucaristía (1966) y un comentario al
documento conciliar The Liturgy Revi-
ved (1965); además de un breve libro
sobre Arquitectura y Liturgia (1967)
TRABAJOS POSCONCILIARES
En 1964, al terminar el Concilio, le pi-
den incorporarse al Consilium (conse-
jo), para aplicar la reforma litúrgica.
Al llegar se encuentra con un pro-
yecto para dar mucha más esponta-
Palabra, Mayo 2015 | 69
Louis Bouyer
3. Teología del siglo XX
neidad a la liturgia que le parece un
disparate. Trabaja en la reforma del
Misal y en componer las nuevas ple-
garias, recogiendo muchas cosas sa-
brosas de la tradición galicana y mo-
zárabe en la plegaria III; y de la tradi-
ción oriental en la IV. Retoca también
la II. Se opone, como casi todos, a la
reforma del calendario por no tener
en cuenta la sensibilidad popular. Se-
gún recuerda en sus memorias, el se-
cretario del Consilium, Bugnini, hace
valer continuamente el argumento
de que “lo quiere el Papa”. Pero en
conversacion con Pablo VI, el Papa
declara a Bouyer que él acepta todo
lo que piden los expertos. Está claro
que no se le transmite lo que piensan.
Esto acabará con Bugnini de Pronun-
cio en Irán. Pero entretanto Bouyer
deja el Consilium.
En 1969, le hacen miembro de la
Comisión Teológica Internacional,
con Congar, De Lubac, Ratzinger,
Rahner y otros. Le parece interesan-
tísimo. Pablo VI les pide estudiar el
ministerio sacerdotal, y el pluralis-
mo teológico. Redactan lo que juzga
excelentes documentos. Al cabo de
unos meses, en otra entrevista con
Pablo VI, éste se queja de que no los
ha recibido todavía. Por lo visto, han
quedado archivados en algún cajón
de la Congregación para la Doctrina
de la Fe. Cuando en 1974, le renuevan
el nombramiento, no quiere seguir.
Ratzinger será quien haga útil la Co-
misión al ser nombrado prefecto en
1981.
La situación en Francia no es muy
animante. El antiguo Centro de Pas-
toral Litúrgica se ha convertido en
Centro Nacional de Pastoral Litúrgica
yseocupadeimpulsarlareformacon
el criterio principal de adaptarse a la
sensibilidad del “hombre moderno”,
lo contrario a la “carta fundacional”
de 1943. Todo lo que Bouyer había
defendido sobre la educación en la
historia de la salvación a través de la
Escritura, y la relación de los miste-
rios cristianos con la liturgia y la espi-
ritualidad, en gran parte recogido en
los documentos conciliares, es visto
como algo que la gente no va a enten-
der y hay que simplificar. Ensegui-
da le hacen ver que es mejor que no
acuda a las reuniones. En esos años
escribe algunas cosas bastante fuer-
tes: La descomposición del catolicismo
(1968) y Religiosos y sacerdotes contra
Dios (1975), lo que le convierte en un
personaje incómodo en el panorama
eclesiástico francés.
En cambio, tiene una feliz expe-
riencia de colaboración con el Secre-
tariadoparalaUnióndelosCristianos
(1970) con interesantes encuentros
ecuménicos. Además, participa en la
versión francesa de la revista Commu-
nio, iniciada en 1974.
LAS TRILOGÍAS
No quiere quedarse en polémicas que
juzga esteriles y procura desarrollar
los grandes proyectos que venía es-
bozando.
En 1957, había escrito un tratado
sobre El trono de la sabiduría, a propó-
sito del culto a la Virgen. Entiende
que en ese libro hay una antropología
cristiana, ya que la Virgen es el ser
humano más cristiano y lo femenino
expresa mejor la imagen de Dios (vol-
verá sobre esto en otros libros). Lo co-
necta con un amplio tratado sobre la
Iglesia de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo
del Espíritu (1970), que sería como la
sociología sobrenatural; y lo comple-
taenCosmos.ElmundoylagloriadeDios
(1982) que sería una cosmología cris-
tiana. Con Newman está convencido
de que el mundo invisible es más im-
portante que el visible y es su funda-
mento. También hay en eso un reflejo
de la sofiología de Boulgakov y de la
fenomenología del rito.
La segunda trilogía está dedicada
a las Personas de la Trinidad: El Hijo
eterno (1974), ElPadreinvisible (1974) y
El Consolador (1980).
Pero sus grandes temas de fondo
vuelven en una trilogía final: Mys-
terion. Del misterio a la mística (1986);
Gnosis. Del conocimiento de Dios en la Es-
critura (1988); para cerrar con Sophia
o el mundo en Dios (1994). Los tres tra-
tan la relación entre el mundo visible
y el misterio invisible de Dios; que
se expresa lejanamente en los mitos
paganos y en plenitud en el misterio
cristiano.
Habría mucho más que decir, por
ejemplo de sus amistades con Tolkien
o con el escritor francés Julien Green,
entre otros. También de sus cuatro
novelas (con pseudónimos) que refle-
jan otros tantos aspectos de su vida. Y
de su prolongado interés sobre la his-
toria del santo Grial y otras leyendas
cristianas, temas en los que conecta-
ba con Tolkien. n
70 | Palabra, Mayo 2015
Puerta del monasterio de Saint Wandrille, donde Bouyer se hizo católico