Este artículo, publicado en una revista brasileña especializada en enseñanza de lenguas, ejemplifica la relación existente entre los tres elementos mencionados en el título. Demuestra que no el sistema lingüístico es coherente con lo que, aparentemente, son excepciones.
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Las estructuras, los contextos y las intenciones comunicativas. Tres ejemplos
1. La gramática del nivel C.
Las estructuras, el contexto y las intenciones
comunicativas: el código y el uso en busca de sentido
por Concha Moreno García
1.
Introducción: Las preguntas del alumnado nos
obligan a reflexionar
Empiezo esta reflexión compartiendo una situación
que se ha repetido a lo largo de mi vida docente: las
preguntas del alumnado que me han puesto en un apuro.
Suelen ser preguntas frecuentemente relacionadas con
la lengua oral, oídas a hablantes nativos, entresacadas
de series, de películas y, en la actualidad, de las redes
sociales. Cuando una alumna pregunta ¿es esto correcto?,
o ¿por qué se dice esto si la regla que yo aprendí no lo
incluía?, la docente tiene que echar mano de la teoría
que ha estudiado, que ha interiorizado para poder dar
respuestas que no recurran al cajón de sastre (a veces
convertido en cajón desastre) de la excepción. Unas
veces la respuesta deberá rechazar la construcción por
incorrecta, otras, en cambio, deberá analizar la gramática
para descubrir su sistematicidad, que alcanza a aquellos
ámbitos que estamos acostumbrados a considerar
uso y por ello, inclasificables. Este tipo de preguntas
aparecen en todos los niveles, pero se acrecientan
en los niveles avanzados porque es en ellos donde
aparecen los matices, donde los contrastes dan muestra
de significados diferentes, donde se descubre que los
recursos que muestran las intenciones del hablante no
se salen del sistema, del código, sino que forman
parte de él.
1.1. Dos conceptos clave
Empecemos aclarando dos conceptos que podrían
resultar conflictivos: la lengua como sistema y el uso
lingüístico. El primero se refiere a una concepción de la
misma como un conjunto de unidades que se definen
por el valor que tienen con respecto a la totalidad. Estas
unidades no están desordenadas, ni se agrupan por puro
azar, sino que se relacionan sistemáticamente entre sí,
formando un código.
El segundo alude al empleo de la lengua en
un contexto determinado. Contrasta con la concepción
de la lengua como un sistema. Sin embargo, lo que
a menudo consideramos excepcional o propio de la
fraseología puede explicarse desde una concepción
gramatical que tiene en cuenta, por ejemplo, qué tipo
de complementos selecciona un determinado contenido
gramatical, qué restricciones impone y qué matices
intencionales se derivan de todo ello.
Vamos a analizar una serie de casos que demuestran
la necesidad de no separar las estructuras, el contexto y
las intenciones comunicativas
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2. 2.
Los demostrativos para enfatizar y mostrar
condescendencia1
Tomemos esta conversación y fijémonos en dos
recursos: a) el uso del demostrativo neutro referido a un
ser vivo; b) el imperativo del verbo ‘andar’.
No voy a recordar aquí lo que ustedes ya saben sobre
cómo se usan los demostrativos neutros. Pero sí quiero
llamar su atención sobre esta posibilidad que ofrece el
sistema, atendiendo al contexto familiar, a la intención
comunicativa y la entonación, y que podemos formular
así: en contextos familiares, con intención humorística
el neutro ‘esto’ puede referirse a personas o seres
animados sin que tenga valor despreciativo. Veamos
otro ejemplo en el que hablan dos adultas y en el que la
niña, Mencía, está delante:
Mencía, me ha dicho tu maestra que has sacado muy
buenas notas.
(La abuela) ¿Esto? Esto es más inteligente… Seguro
que llega a premio Nobel.
Tras los dos ejemplos, observamos que hay una
estructura y un contexto necesarios: debe haber una
mención previa y lo mencionado debe estar presente en
el contexto, porque es lo que exige el demostrativo ‘este’y
sus variantes. Para responder a la alusión se usa el neutro
en una pregunta retórica y a continuación, se explica o
se aclara la alusión hecha por el primer interlocutor.
Ya hemos hablado de contrastes. Comparemos ahora
la construcción anterior con estas otras:
Este chico…, no hay quien le haga estudiar.
Estos gatos…, siempre intentando arañar los sillones.
Esta Alicia…, es que no escucha a nadie.
De nuevo podemos mencionar la importancia
del contexto, la intención comunicativa que, en
este caso, es de condescendencia, pero también la
estructura: demostrativo + sustantivo común o propio +
entonación suspendida.
3.
El imperativo ‘anda’ en estructuras
ponderativo‑comparativas
Los imperativos lexicalizados permiten una gran
variedad de posibilidades de manifestar las intenciones
comunicativas del hablante2. Aquí vamos a centrarnos
en ‘anda’ como aparece en el ejemplo del dibujo,
completándolo con otros elementos, además del
demostrativo.
Volvamos al ejemplo del dibujo:
¿Esto? Esto es lo más inteligente del mundo.
Pues anda que este…
Con la estructura anda que + demostrativo /
pronombres / sustantivo común o propio y con la
entonación suspendida reaccionamos a lo dicho por
nuestro interlocutor en tono ponderativo. Podríamos
decir que tiene valor comparativo. El hecho de usar ‘este’
nos indica que lo mencionado tiene que estar presente
en el contexto. Veamos otros ejemplos:
Mis alumnos han presentado unos trabajos fantásticos.
Pues anda que los míos…; nunca ha habido tantas
buenas notas en una misma clase ( à mis alumnos
han hecho tan buenos trabajos o más que los tuyos...).
El valor ponderativo no siempre es positivo. Podemos
encontrarlo también en tono de crítica.
Siempre te olvidas las cosas en todas partes.
Pues anda que tú… Y yo no te lo digo en ese tono (tú
te las olvidas igual que yo o más…).
Con esta primera reflexión hemos demostrado que
lo relativo al lenguaje oral-coloquial no se sale de lo
que el código admite y tiene un comportamiento muy
“disciplinado”, pues para conseguir un determinado
efecto, debemos reunir una serie de requisitos que la
gramática nos impone.
4.
Subjuntivos que no esperábamos3
4.1 El caso de porque
Sabemos que las oraciones causales se construyen
con indicativo: He dejado de beber cerveza porque estoy
a dieta. También sabemos que el subjuntivo puede
aparecer detrás de ‘porque’ si negamos la causa: He
dejado de beber cerveza no porque esté a dieta, sino porque
me sienta mal.
Pero, ¿cómo podemos explicar este caso?
¿No me van
a dejar entrar a la
fiesta porque venga
vestido así?
¿Es que lo vas a
consentir porque
yo sea el pariente
pobre?
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NUEVAS RUTAS La gramática del nivel C.
Las estructuras, el contexto y las intenciones comunicativas:
el código y el uso en busca de sentido Por Concha Moreno García
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3. Si observamos el comportamiento de estas estructuras, nos daremos cuenta de que el subjuntivo aparece
en oraciones interrogativas, pero tendremos que acudir a la intención comunicativa del hablante para poder
explicar su presencia. Esa intención es la indagación de una causa que al citado hablante le parece extraña
o absurda. Aclaremos algo: las dos preguntas podrían hacerse en indicativo, pero, en ese caso, solo estarían
aseverando hechos: vengo vestido así/soy el pariente pobre. En cambio, con el subjuntivo se manifiesta, como
hemos dicho, extrañeza y hasta rechazo.
4.2
El caso de los verbos de entendimiento y percepción4
Pero este recurso de la oración interrogativa que introduce la perspectiva del hablante por medio del
subjuntivo, también aparece con los llamados verbos de entendimiento que, en principio, no lo requieren.
Observemos estos ejemplos:
¿Crees que vaya a llover?
¿Has visto que Juan copiara esta vez?
Al igual que en el caso de ‘porque’, el indicativo sería lo esperable para presentar preguntas neutras, en las
que el hablante no se implica. Pero si quiere mostrar un juicio previo, una duda sobre lo preguntado, puede
servirse del subjuntivo.
5.
A modo de conclusión
Hemos visto con los ejemplos presentados que lo que pertenece a la lengua oral, en la que el hablante
muestra su perspectiva y el contexto impone sus dictados, no es ajeno al código lingüístico. Le corresponde
a la gramática de los niveles C recoger estas cuestiones, explicarlas, contrastarlas y practicarlas, completando
así un ciclo pedagógico iniciado en los niveles A, con explicaciones gramaticales que crecen en cada nivel con
coherencia y sin contradicciones.
CONCHA MORENO Es profesora de español para extranjeros desde 1974 y autora de materiales
desde 1983. Ha enseñado en las universidades de Salamanca y Málaga. Ha participado en el
máster de la universidad Nebrija y en el de la UNED; en ambos casos se ocupaba de asignaturas
relacionadas con la gramática. También fue profesora invitada de los cursos de la UIMP.
Actualmente colabora en los cursos de formación de la universidad Comillas y da talleres
y conferencias en diferentes instituciones. Entre 2012-2019 fue profesora senior invitada en
Tokyo University of Foreign Studies y Meiji Gakuin University y colaboró con las universidades
Waseda, Sophia y Seisen. Asimismo, ha impartido cursos de formación en el Instituto Cervantes de Tokio y en las
universidades de Tohoku, Osaka y Kansai-Gaidai. Entró a formar parte de GIDE gide.curhost.com en 2012 y sigue
siendo socia en activo. Ha publicado en España con las editoriales ANAYA, SGEL y Arco/libros. Y en Japón, con la
editorial ASAHI. Sus artículos, muy orientados a la enseñanza de la gramática y a la metodología, así como sus
propuestas prácticas para el aula, pueden consultarse en su blog Enseñando voy, aprendiendo vengo
www.conchamorenogarcia.es.
1 Unidad 13. En gramática. Nivel C. Editorial AnayaELE.
2 Consultar la unidad citada.
3 Unidad 20. En gramática. Nivel C. Editorial AnayaELE.
4 Unidad 12. En gramática. Nivel C. Editorial AnayaELE.
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