Mentiras y fantasías de la capacitación docente en TIC
1. Sábado 16 de Abril de 2011
Mentiras y fantasías de la capacitación docente
en TIC.
EXTRAÍDO DE: Hugo M. Castellano Jefe de Redacción
http://sintesis-
educativa.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=358:mentiras-y-
fantasias-de-la-capacitacion-docente-en-tic&catid=5:notas&Itemid=2
Cuando el ex presidente de los EEUU Bill Clinton visitó la Argentina en 2001, en
ocasión de inaugurarse el portal educ.ar, dijo: "Uno de sus éxitos es que capacitan
primero a los maestros antes de conectar a todas las escuelas. Ustedes lo hacen
mejor. Tendríamos que haberlo hecho así".
La capacitación docente en el uso de nuevas tecnologías, tal como la vienen
proponiendo los proyectos oficiales desde el principio, también vulnera los más
elementales principios de la pedagogía.
Operar una computadora es una tarea eminentemente práctica, y por ende el
mejor modo de aprender es practicando, actividad que ya es rara en los cursos de
capacitación, y se vuelve casi una imposibilidad en la escuela, donde los maestros
no disponen de horas libres rentadas para profundizar sus conocimientos, y si
consiguen algunas son insuficientes.
Además, operar una computadora es apenas el primer paso hacia su
aprovechamiento pedagógico. Lo importante para un maestro es cómo enseñar
con recursos informáticos, y la ansiedad de los capacitadores por avanzar hacia
esta problemática provoca, casi siempre, que se sobrevuele apresuradamente el
conocimiento operativo, sin el cual ninguna actividad pedagógica será posible o,
cuando menos, sencilla.
Una mala capacitación técnica de base produce un docente inseguro, que
difícilmente llegue a sentirse cómodo al adentrarse en las complejidades de la
didáctica informatizada, y que naturalmente tratará de escapar al inevitable
enfrentamiento con alumnos que, aunque no necesariamente sean "usuarios
expertos" en un sentido cabal, se sienten como peces en el agua frente a un
teclado y confían ciegamente en ellos mismos, incluso en ausencia de todo
fundamento.
Otro aspecto donde fallan seriamente los programas oficiales de capacitación en el
uso de TIC es en la evaluación de los aprendizajes. Por lo general, se los evalúa a
través de un "trabajo práctico" que es calificado positivamente no importa cuán
horrible haya sido el resultado
Por último, cuando algún burócrata se empecina en averiguar si la capacitación fue
eficaz, se recurre a la fantochada de un cuestionario de "satisfacción del cliente",
compendio de ambigüedad y subjetivismo del que finalmente sólo se atiende a los
2. comentarios positivos, bajo la presunción de que cualquier crítica o queja tiene
motivaciones políticas o es producto de la "resistencia al cambio".
Tras décadas de anuncios y promesas la escuela no se transforma. y los esfuerzos
por acercar lo mejor de la tecnología al salón de clases apenas si se traducen en
unos pocos y efímeros proyectos de aula, superficiales e inconducentes, que los
burócratas se encargan de amplificar a niveles ensordecedores amparados en la
ignorancia y el desinterés social.
Condición fundamental e ineludible: aplicar la más alta exigencia a todos los
procesos.
• Los objetivos pedagógicos y tecnológicos de la capacitación deben ser
serios y pertinentes. Deben definirse metas anuales de creciente demanda,
y hace falta establecer hitos trianuales o quinquenales para revisar lo
actuado y aplicar los correctivos necesarios. Ningún proyecto es perfecto,
pero todos son perfectibles.
• Los planes de estudio deben estar adecuados a la complejidad y
profundidad de los aprendizajes requeridos.
· Los tutores deben poseer las más altas calificaciones y experiencia probada en
las materias que enseñan.
• La duración de los cursos debe depender de la densidad de los temas bajo
estudio, ocupando el tiempo que sea necesario para alcanzar los fines
deseados. No se trata de cubrir con cursos las pocas horas libres del
cronograma escolar, sino de generar los espacios de capacitación con la
duración adecuada en función de las necesidades.
• La enseñanza debe apoyarse lo más posible en la práctica intensa y asidua,
facilitando los recursos y las oportunidades que hicieran falta. El sistema
educativo no se transformará si no hace lugar a las transformaciones.
• Las evaluaciones deben ser obligatorias, rigurosas y objetivas, a cargo de
terceros sin interés político ni económico en los resultados. Ni el Estado, ni
los funcionarios intervinientes, ni los docentes involucrados deben participar
en la evaluación de sus propios proyectos.
• Las evaluaciones de desempeño docente deben ser vinculantes, porque un
maestro que no es capaz de ponerse al día con sus conocimientos no es un
buen maestro, y debería ser retirado amablemente de su puesto.
¿Qué es lo que hace que los políticos y sus acólitos crean tan firmemente que
mentir y fantasear sobre acciones ficticias y programas imposibles les genera un
rédito mayor que concretar planes realistas y posibles? Nadie lo sabe. Pero lo
cierto es que si no conseguimos producir estrategias serias, exigentes y eficaces
para capacitar en poco tiempo a una enorme masa de docentes en las nuevas
artes tecnológicas, nuestros sistemas educativos seguirán siendo anacrónicos e
incompetentes.
3. Es fácil engañar a los que vienen de paso, como a Clinton, y por un tiempo
también se puede engañar a la opinión pública, pero las mentiras y las fantasías de
los políticos jamás conseguirán mejorar un ápice la educación, por más que
insistan en ellas.