2. La lluvia y otros avatares no frenaban nuestras ganas de amasar. Sí, era casi el único acontecimiento del año que perfumaba la casa de harina de trigo, de huevos de gallina, manteca de cerdo y levadura.
3. Sin mala intención, aportábamos a la deforestación, la leña se ponía a secar con anticipación, se traían plantas aromáticas para improvisar escobas que impregnaban de olores naturales en su contacto con el horno al fuego vivo.
4. Es una fiesta. Los que salieron con locas ilusiones regresan a su tierra. En realidad celebramos los vivos, la familia unida en torno a una mesa o a una tumba, pero unida, al ritmo de llantos, risas, supersticiones y anécdotas de los difuntos.
5. Podemos decir que es algo primitivo, pero también, con el respeto a las brujas y a los muertos en vida, tiene un valor importante: el respeto a lo sagrado. Eso que hoy es difícil respetarlo, si no que lo digan algunos casados o consagrados.
6. En esta caminata, preparamos la leña, la escoba (sin alusión a nadie), el horno, amasamos, reímos, lloramos, celebramos,… son sólo avatares.
7. Estos avatares tienen sentido si dejamos el cajón de muerto y tocamos el cajón de la música peruana, si dejamos los caramelitos y comemos buen pan, si nos quitamos las máscaras y nos mostramos auténticamente con ganas de vivir. Vive el amor que es propio de Dios.
9. Tus sugerencias nos ayudarán mucho. Escríbenos a: [email_address] [email_address] También puedes encontrar los archivos de más reflexiones en: El blog: LUCIÉRNAGA Si no puedes escuchar el audio puedes encontrarlo en la página de RADIOEVANGELIZACIÓN