2. José Augusto Trinidad Martínez Ruiz nació
en Monóvar, Alicante el 8 de junio de 1873 y
murió en Madrid, el 2 de marzo de 1967.
Fue un escritor español, además de
novelista, ensayista y crítico literario.
Creció en una familia tradicional burguesa y
acomodada.
Estudió bachillerato interno en el colegio de los
Escolapios de Yecla. De 1888 a 1896 cursó
Derecho en Valencia, donde se interesa por el
krausismo y el anarquismo.
Trabaja en diferentes periódicos, haciendo críticas
teatrales.
3. En 1895 Azorín publica dos ensayos, Anarquistas
literarias y Notas sociales, en las que presenta las
principales teorías anarquistas.
Llegado el 25 de noviembre de 1896 a Madrid
para seguir sus estudios, se inició en el
periodismo republicano.
Utiliza hasta media docena de seudónimos.
Publica folletos, libros, y novelas
autobiográficas, donde finalmente utiliza
„‟Azorín‟‟.
A partir de 1905 el pensamiento y la literatura de
Azorín están ya instalados en el conservadurismo.
Entre 1907 y 1919 fue cinco veces diputado y dos
breves temporadas subsecretario de Instrucción
Pública.
4. Se incorporó a La Vanguardia como crítico
literario.
Viajó incansablemente por España y ahondó en
la lectura de los clásicos del Siglo de Oro.
En 1924 fue elegido miembro de la Real
Academia Española.
Cuando estalló la Guerra Civil se refugió en
Francia con su esposa, Julia Guinda Urzanqui.
Terminada la contienda, pudo regresar a España.
En 1946 se le otorgó la Gran Cruz de la Orden
Civil de Alfonso X el Sabio.
En sus últimos años se mostró apasionado y
asiduo espectador cinematográfico.
5. Todas las características de la Generación del 98 están en su persona y en su obra.
Desdén por las formas heroicas. Busca lo sencillo y lo vulgar.
Preocupación por la identidad nacional. Postulaba una “iberización de Europa”, pero a
la vez exigirá, “un lazo sutil que nos una a Europa”.
Gran preocupación por el tiempo y por el pasado.
Utiliza la técnica del impresionismo: resaltar los aspectos significativos por encima del
resto.
Escasez de diálogos y uso de monólogos y narraciones continuadas, lo que hace las
obras lentas y carentes de ritmo. Muchas de sus novelas tienen carácter
autobiográfico.
Uso de las frases cortas, o frases largas separadas por puntos. Predominio de
oraciones yuxtapuestas; evita la subordinación.
La teoría del Eterno Retorno.
Uso de símbolos.
6. Ensayo
• Castilla (1912)
• Ruta de Don Quijote (1905)
• Clásicos y modernos (1913)
• Los valores literarios (1914)
• Al margen de los clásicos (1915)
• La Andalucía trágica (Ensayo añadido a la
obra de Los pueblos (edición en 1914)
7. Novela
Primera etapa:
La voluntad (1902)
Antonio Azorín (1903)
Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).
Segunda etapa:
Doña Inés (1925)
Don Juan (1922)
Tercera etapa:
Félix Vargas (1928)
Superrealismo (1929)
Pueblo (1939)
Cuarta etapa:
El escritor (1941)
María Fontán (1943)
La isla sin aurora (1944).
8. Teatro
• Old Spain (1926)
• Brandy, mucho brandy (1927)
• Comedia del arte (1927)
• Lo invisible
• La arañita en el espejo
• El segador
• Doctor Death, de 3 a 5
9. " No puede ver el mar la solitaria y melancólica Castilla. Está muy lejos el mar de
estas campiñas llanas, rasas, yermas, polvorientas; de estos barrancales
pedregosos; de estos terrazgos rojizos, en que los aluviones torrenciales han
abierto hondas mellas; mansos alcores y terreros, desde donde se divisa un
caminito que va en zigzag hasta un riachuelo. Las auras marinas no llegan
hasta esos poblados pardos de casuchas deleznables, que tienen un bosquecillo
de chopos junto al ejido. Desde la ventana de este sobrado, en lo alto de la
casa, no se ve la extensión azul y vagarosa; se columbra allá en una colina con
los cipreses rígidos, negros, a los lados, que destacan sobre el cielo límpido. A
esta olmeda que se abre a la salida de la vieja ciudad no llega el rumor rítmico y
ronco del oleaje; llega en el silencio de la mañana, en la paz azul del
mediodía, el cacareo metálico, largo, de un gallo, el golpear sobre el yunque de
una herrería. Estos labriegos secos, de faces polvorientas, cetrinas, no
contemplan el mar; ven la llanada de las mieses, miran sin verla la largura
monótona de los surcos en los bancales. Estas viejecitas de luto, con sus manos
pajizas, sarmentosas, no encienden cuando llega el crepúsculo una luz ante la
imagen de una Virgen que vela por los que salen en las barcas; van por las
callejas pinas y tortuosas a las novenas, miran al cielo en los días borrascosos y
piden, juntando sus manos, no que se aplaquen las olas, sino que las nubes no
despidan granizos asoladores. "