Estos mandamientos, son una guía que procura una integridad moral y ética en el ejercicio de la profesión.
Si se reflexiona sobre ellos un poco, y se aplican en el campo laboral diario, el éxito está al alcance de la mano.
2. I. Estudia. El Derecho se transforma
constantemente.
Si no sigues sus pasos serás
cada día un poco menos Abogado
El buen abogado o el estudiante que aspira ser un éxitoso abogado
debe adquirir el habito de leer y estudiar al menos 2 horas dias, el
cerebro debe estar en constante ejercicio.
II. Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando El pensar es una capacidad de razonamiento que cada ser humanos
posee por naturaleza, el abogado debe ver más alla de lo que se le pueda
presentar.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la
Justicia
Normativas extensas, variadas y numerosas, acompañan el día a día de
trabajo del Abogado. Retos diarios hacen de esta labor, una de las más
duras y retadoras.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres
en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
Esta es la labor por excelencia del Abogado, debe luchas por defender las
normas, luchar por llegar a una verdad, y por sobre todo, luchar para
velar por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que
comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando
él sea desleal contigo. Leal para con el Juez que ignora los hechos y debe
confiar en lo que tú le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra
vez debe confiar en el que tú le invocas.
Confidencialidad con el cliente, tolerancia al adversario, honestidad al
juez, profesionalismo en la aplicación del Derecho, y sabiduría en todo
aquello que compone la labor del Abogado.
3. V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta
que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario,
aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el Juez que
ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices y que, en
cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú
le invocas.
Confidencialidad con el cliente, tolerancia al adversario,
honestidad al juez, profesionalismo en la aplicación del Derecho,
y sabiduría en todo aquello que compone la labor del Abogado.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres
que sea tolerada la tuya
Donde hay dos Abogados, hay tres verdades; popular refrán que está
profundamente ligado a este mandamiento. Así como tú expones tu
verdad, y esperas que esta sea escuchada, analizada y tolerada; así debes
escuchar, analizar, tolerar y adicional, aprender todo lo que puedas de
las verdades ajenas.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su
colaboración
Todo juicio, tiene procedimientos debidamente estipulados, con
tiempos y pautas que el Abogado debe seguir, para cumplir con todos
los requisitos y poder llevar su verdad al éxito.
4. VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento
para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal
del Derecho; en la Paz, como substitutivo bondadoso de la
Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay
Derecho, ni Justicia, ni Paz.
Uno de los mandamientos más difíciles de aplicar hoy en día, en
especial por la sociedad actual, donde el poder y el dinero suelen
definir el curso de muchas cosas, incluyendo la Justicia en muchos
casos.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla
fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería
imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria
como tu derrota.
En un proceso legal, el Abogado desata todos sus conocimientos
teóricos y empíricos, su capacidad intelectual y hasta su personalidad,
para defender sus intereses (el gane de la verdad de su cliente), y al hacer
esto, se desata una lucha de poder, uno de los pecados más comunes del
Abogados, que si no se olvida prontamente, acabará destruyendo tu
carrera.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que
el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor
para ti proponerle que sea Abogado.
Los hijos son el orgullo de los padres, poder sentirse orgulloso de que tu
hijo elija tu misma carrera, quiere decir que tu pasión por el Derecho es
tal, que quieres compartirlo con tus hijos, que pase a la siguiente
generación y el legado pueda continuar.