Este documento discute cómo las redes sociales a menudo dan demasiada atención a figuras como El Chapo Guzmán que representan valores negativos. A pesar de sus crímenes, El Chapo se ha vuelto famoso debido a su escape de prisión y amenazas en las redes sociales. Sin embargo, personas como el Papa Francisco, Malala Yousafzai y Nick Vujicic que trabajan por un cambio positivo a menudo reciben menos atención. El documento sugiere que las nuevas generaciones a menudo prestan más atención al sens

1. ¿Qué escuchamos del mundo?
Los temas de interés en redes sociales, otorgan fama a cualquiera que se
convierta en hashtag por un día. Sin embargo, hay que tener en cuenta a quién
damos reconocimiento, ya que en ocasiones, de aquí se deriva un problema y
es que le prestamos demasiada atención a hechos o personas que representan
antivalores y polémica para el mundo.
Un ejemplo actual es el popular personaje “El Chapo Guzman”,
narcotraficante, que escapó de la cárcel en el 2001 y que fue recapturado
apenas el año pasado, logrando escapar otra vez de prisión. Audazmente,
consiguió la ayuda necesaria para cavar un túnel, que iba desde su celda hasta
una “casa en construcción” cerca de allí. Debido a su “hazaña”, se ha
convertido en un personaje famoso.
Es increíble cómo a través de las redes sociales, su voz ha logrado tener
impacto: amenazo de muerte al presidente de México y emitió comentarios
sobre Donald Trump.
Escuchar a aquellos cuyas acciones son motivadas por el anhelo de cumplir
objetivos egoístas no le hará nada bien al mundo, ni a nosotros. A pesar de
esto, personajes públicos como estos, siguen siendo populares hoy en día.
Esto, es debido a que al escucharlos les damos poder. Aquellos que
verdaderamente son capaces de hacer un cambio positivo en el mundo son los
que deberían tener ese poder, sin embargo, en ocasiones solo ocupan primer
plano en redes sociales por épocas: El papa Francisco, Malala Yousafzai, Nick
Vujicic. Pero ¿Por qué existen más Chapos que Papas Franciscos en el
mundo? Tal vez, las nuevas generaciones somos indiferentes ante aquellos
que se esfuerzan por cambiar al mundo y disfrutamos del sensacionalismo de
personajes negativos.
Andrea Narváez Jara
II de bachillerato