La sarcopenia, sé definida como la reducción de la masa de la fuerza y de la función muscular; fue descrita por primera vez por Rosenberg en 1989 en su resumen del Meeting in Albuquerque, New México
1. “TRATAMIENTO NUTRICIONAL EN SARCOPENIA”
Realizado por: Mayra Guadalupe Montes Contreras
Fecha de publicación: 4 de febrero 2021
RESUMEN:
La sarcopenia, sé definida como la reducción de la masa de la fuerza y de la función
muscular; fue descrita por primera vez por Rosenberg en 1989 en su resumen del
«Meeting in Albuquerque, New México», sobre la salud y la nutrición en las personas
mayores; El proceso de envejecimiento humano comporta una serie de cambios a
nivel de los diferentes sistemas del organismo que se traducen en una pérdida
progresiva de diferentes funciones. Uno de los cambios bien descritos es el que se
produce en la composición corporal y que se caracteriza por una disminución de la
masa magra junto con un incremento paralelo de la masa grasa, diferentes factores,
intrínsecos y extrínsecos, suelen conllevar en el anciano una disminución en la
ingesta, lo que suele traducirse en niveles importantes de desnutrición (en especial
proteica). Entre la segunda y la octava década de vida la ingesta energética total
disminuye entre 800 y 1,200 Kcal/día y paralelamente también lo hace la ingesta
proteica. Por consiguiente, se produce una pérdida de masa muscular al producirse
un catabolismo negativo.
Palabras Claves: Envejecimiento – sarcopenia – Desnutrición
ABSTRACT:
Sarcopenia is defined as a reduction in the mass of muscle strength and function; it
was first described by Rosenberg in 1989 in his summary of the "Meeting in
Albuquerque, New Mexico" on health and nutrition in the elderly; The human aging
process involves a series of changes at the level of the different body systems that
result in a progressive loss of different functions. One of the well-described changes
is the one that occurs in body composition and is characterized by a decrease in
lean mass together with a parallel increase in fat mass.Different factors, intrinsic and
extrinsic, usually lead to a decrease in the elderly. in intake, which usually translates
into significant levels of malnutrition (especially protein). Between the second and
eighth decade of life, the total energy intake decreases between 800 and 1,200 Kcal
2. 2
/ day and, in parallel, so does the protein intake. Consequently, there is a loss of
muscle mass due to negative catabolis
Keywords: Aging - sarcopenia - Malnutrition
INTRODUCCIÓN
El proceso de envejecimiento humano comporta una serie de cambios a nivel de los
diferentes sistemas del organismo que se traducen en una pérdida progresiva de
diferentes funciones. Uno de los cambios bien descritos es el que se produce en la
composición corporal y que se caracteriza por una disminución de la masa magra
junto con un incremento paralelo de la masa grasa. El sistema muscular esquelético
a partir de la tercera década de la vida sufre una lenta pero progresiva pérdida de
la masa y fuerza muscular, circunstancia que se acentúa a partir de los 65–70 años
(The American Journal of Clinical Nutrition, 1989). A partir de los 50 años la masa
muscular disminuye entre un 1–2% anualmente y la fuerza muscular lo hace entre
un 1,5–3% a partir de los 60 años. En los varones el proceso es más progresivo,
mientras que las mujeres presentan un brusco descenso coincidiendo con la
menopausia (operational diagnosis of sarcopenia. J Appl Physiol. 2003).
Con el envejecimiento, el músculo esquelético disminuye en volumen debido a una
reducción de las unidades motoras que afecta tanto a las fibras nerviosas (menor
número, en torno al 50%, y diámetro de las moto neuronas alfa) como a las
musculares, en especial por la pérdida de fibras de tipo II (menor porcentaje 20–
60% y área seccional) y que se traduce en una alteración de la capacidad contráctil.
También se observa una disminución en el número de capilares. A nivel bioquímico,
se observa un incremento del estrés oxidativo que parece comportar modificaciones
a nivel del ADN (nuclear y mitocondrial), que a su vez podrían ser la base de las
alteraciones macroscópicas y microscópicas presentes. También se observan
cambios moleculares tanto en las cadenas de miosina como en las de actina.
METODOLOGÍA:
3. 3
Se ha realizado una revisión sobre tratamiento nutricional en sarcopenia; utilizando
bases de datos como SciELO, ELSEVIER, PubMed entre algunos otros y se
incluyeron estudios científicos recientes acerca del tema.
DESARROLLO
¿Qué es la sarcopenia?
La sarcopenia, sé definida como la reducción de la masa de la fuerza y de la función
muscular; fue descrita por primera vez por Rosenberg en 1989 en su resumen del
«Meeting in Albuquerque, New México», sobre la salud y la nutrición en las personas
mayores (The American Journal of Clinical Nutrition, 1989). Pero fueron Evans y
Campbell en 1993 quienes empezaron a hablar de la importante asociación entre la
composicióncorporal de los mayores y su capacidadfuncional (Evans,W. Campbell,
W. 1993). Desde entonces, la investigación sobre la sarcopenia se ha incrementado
de forma exponencial (figura 1). La relación entre la pérdida de masa, fuerza y
función muscular no es lineal , lo cual parece indicar que hay algo más que regula
la función muscular, y a pesar de que la etiología de la sarcopenia no está del todo
clara, cada día son más las hipótesis que apuntan hacia un origen multifactorial
(Clark, B. Manini, M. 2010).
Fisiopatología
Figura 1. Número de artículos publicados sobre sarcopenia.
Fuente: ISI-Web of KnowledgeSM (Thomson Reuters),
limitando la búsquedaa los artículos queincluyan las palabras
sarcopenia o sarcopenic en el título. La línea indica la
tendencia de las publicaciones en los años.
4. 4
Al igual que en el proceso fisiológico del envejecimiento, en el desarrollo de la
sarcopenia intervienen múltiples factores que con diferente intensidad modulan su
evolución. Su conocimiento es de gran utilidad dado que nos permitirá conocer
aquellos factores implicados que nos expliquen su mayor o menor intensidad. Entre
estos factores destacan el grado de ejercicio físico, el estado nutricional, ciertos
cambios hormonales, alteraciones bioquímicas secundarias a cambios en la
respuesta inflamatoria, el incremento de ciertos factores moduladores, como la
miostatina, y una base genética predisponente (fig. 2). Los factores citados
Anteriormente, por otra parte, se encuentran interrelacionados y pueden potenciar
el efecto negativo sobre la masa y fuerza muscular de los ancianos (operational
diagnosis of sarcopenia 2021).
Masane, F. Tora, N, et al. / Semin Fund Esp Reumatol. 2010;11(1):14–23
Actividad física
Es conocida la relación entre el nivel de actividad física y la pérdida de masa,
composición (relación tipo de fibras) y fuerza muscular a cualquier edad. Diversos
estudios sobre el efecto del encamamiento prolongado indican que incluso se pierde
la fuerza antes que la masa muscular. Debido a la asociación entre el
envejecimiento y la disminución de la actividad física, en muchas ocasiones
condicionada por diversos tipos de comorbilidad, el nivel de actividad física parece
jugar un papel importante tanto en el desarrollo como en la prevención de la
sarcopenia. Así, pues, el ejercicio físico tiene un efecto protector frente al desarrollo
de la sarcopenia (Morley, E. et al. 2001). No obstante, múltiples publicaciones
indican que dicho efecto viene condicionado por el tipo de ejercicio realizado y, en
Figura 2. Factores implicadosen el
desarrollo de la sarcopenia.
5. 5
concreto, aquellas actividades aeróbicas (caminar, correr, bicicleta o nadar) que
incrementan el consumo máximo de O2 son las que se acompañan de una mejora
en la calidad muscular y a la vez se asocian a menor morbimortalidad. Este tipo de
ejercicio no contribuye a la hipertrofia muscular a diferencia de los ejercicios de
resistencia, pero estimulan la síntesis proteica muscular. Los ejercicios de
resistencia también se relacionan con una mejor función muscular y se ha descrito
un incremento de la fuerza incluso en personas muy mayores que los realizan
(Rolland, Y. et al. 2008). Cabe destacar que la actividad física derivada de
actividades lúdicas no es suficiente para prevenir la sarcopenia y debe ser un
programa de ejercicios, tanto aeróbicos como de resistencia, el que nos permita su
prevención.
Aspectos nutricionales
Diferentes factores, intrínsecos y extrínsecos, suelen conllevar en el anciano una
disminución en la ingesta, lo que suele traducirse en niveles importantes de
desnutrición (en especial proteica). Entre la segunda y la octava década de vida la
ingesta energética total disminuye entre 800 y 1,200 Kcal/día y paralelamente
también lo hace la ingesta proteica. Por consiguiente, se produce una pérdida de
masa muscular al producirse un catabolismo negativo (Morley, E. 2008); Deben
considerarse aquellos aspectos que potencian la anorexia (problemas dentales,
polifarmacia, depresión), ya que ésta es más prevalente en el anciano y por ello su
correcto tratamiento puede evitar una situación de malnutrición.
Muchos estudios han valorado el particular patrón que asocia el IMC a la
mortalidad, observando una relación en forma de U. En asociación al estudio de la
composición corporal (sarcopenia y obesidad) y a la valoración funcional, es
indispensable realizar escalas específicas para la evaluación del estado nutricional
y del riesgo de malnutrición. Una de las más utilizadas es el Mini Nutritional
Assessment (MNA), que nos permite valorar si hay un desequilibrio entre el aporte
y el gasto proteico/energético (Cuervo, M. Ansorena, D. Garcí, A. Astiasaran, I.
Martínez, J. 2015). Respecto a la valoración del gasto energético, dentro de la
6. 6
valoración nutricional, puede ser útil la ecuación de Harris y Benedict (Harris, A.
Benedict, G. 1918). Una vez realizada esta valoración nutricional integral, la primera
medida terapéutica consistiría en intentar corregir las posibles conductas
inadecuadas o los factores que dificultan la ingesta, como la escasa higiene bucal
o la falta de dientes, y los hábitos como horarios desorganizados de las comidas.
Los consejos dietéticos representarían el siguiente paso, a los que hay que asociar
recomendaciones sobre estilos de vida saludable.
La sarcopenia es un síndrome geriátrico frecuente en la práctica clínica. La ingesta
de proteínas constituye el elemento fundamental para lograr una adecuada masa
muscular en la juventud con la finalidad que se mantenga hasta edades avanzadas
(The American Journal of Clinical Nutrition, 1989). Por este motivo, es necesario
optimizar la ingesta proteica en mayores, ya que se estima que un 32-41% de las
mujeres y un 22-38% de los varones con edad igual o superior a los 50 años
consumen proteínas por debajo de las recomendaciones existentes (IDR: Dietary
Reference Intakes) (Morley, E. 2015). En las personas mayores coinciden algunos
hechos fundamentales, que la ingesta proteica es inadecuada, y de hecho se
postula que las IDR para proteínas (0.8g/kg/día) no son suficientes. Así se propone
alcanzar 1.0-1.2 g/kg/día hasta obtener resultados concluyentes en los estudios en
proceso. Por ahora, no se aconseja exceder 1.6 g/kg/día (Vanitallie, 2019). El
empleo de las IDR está basado en cálculos de balance nitrogenado que no expresan
los requerimientos proteicos necesarios para prevenir la aparición de la sarcopenia.
Además, no considera las modificaciones que acompañan al adulto mayor
(reducción de masa muscular, incremento del compartimento graso, cambios en la
ingesta alimentaria, niveles de actividad física y existencia de comorbilidad. Si bien
no hay diferencias en la absorción intestinal de aminoácidos entre grupos de edad,
el déficit de ingesta de aminoácidos esenciales es relevante y obliga a intervenir
nutricionalmente con la suplementación oral, cobrando un papel fundamental la
leucina por menor sensibilidad metabólica a sus efectos anabólicos (Bales & Ritchie,
Ch. 2020). En el anciano se ha descrito una mayor resistencia a la insulina, que
mejora al realizar ejercicio aeróbico. Su efecto sobre la síntesis proteica depende
7. 7
del aumento de la vascularización muscular mediada por el óxido nítrico. En las
personas mayores las concentraciones de endoltelina-1 en respuesta a la secreción
insulínica postprandial, actuando como antagonista del óxido nítrico. El aporte
proteico eleva los niveles de factor de crecimiento de tipo insulina (IGF-1), que tiene
efectos anabólicos sobre el músculo. El papel del estrés oxidativo en el
envejecimiento que provoca daño oxidativo en el AND, proteínas y lípidos (Morley,
E. 2015). El daño celular se explica por factores extrínsecos e intrínsecos. Dentro
de los factores extrínsecos se destaca una ingesta alimentaria pobre en elementos
antioxidantes, sobre todo carotenoides, que son el mayor marcador biológico del
consumo de frutas y verduras. Desde el punto de vista nutricional, la ingesta de
carotenoides puede contrarrestar este fenómeno y mejorar la calidad del músculo.
Estos elementos forman parte de la membrana celular e inhiben la peroxidación
lipídica. Para lograr una síntesis proteica muscular adecuada es fundamental el
aporte de aminoácidos derivados de la dieta, y provenientes de proteínas de alto
valor biológico (Vanitallie, 2019). Así, se ha observado que la ingesta de
aminoácidos esenciales como la leucina mejora la síntesis proteica cuando se
ofrece al finalizar la actividad física. El efecto estimulante de los aminoácidos
esenciales se debe a la acción directa de la leucina al comienzo de la síntesis
proteica. Aumentar la proporción de leucina en una mezcla de aminoácidos
esenciales puede mejorar la respuesta anabólica muscular en el sujeto mayor por
diferentes mecanismos (vías intracelulares de síntesis proteica muscular y
mecanismos independientes de la insulina) y ser similar al observado en sujetos
jóvenes. Este efecto anabólico se mantiene a largo plazo, aunque el proceso de
síntesis proteica es saturable, por lo que el aporte de aminoácidos esenciales debe
respetar ciertos niveles. Por otra parte, el volumen y aporte energético de los
suplementos utilizados debe ser razonable para no enlentecer el vaciamiento
gástrico y aumentar la saciedad. Para alcanzar la máxima eficacia en la formulación
se deben aportar los nutrientes que sean absolutamente necesarios para la síntesis
proteica, minimizando las fuentes de energía procedente de aminoácidos no
esenciales e hidratos de carbono.
DISCUSIÓN
8. 8
La gran variabilidad en la prevalencia de sarcopenia en la población anciana se
debe a diferentes factores, pero esencialmente depende de las características de la
población estudiada (general, sana, enferma) y de la metodología empleada. En los
estudios con población anciana sana de la comunidad se observa una elevada
prevalencia, por lo general mayor en el sexo femenino y que se incrementa con la
edad. En uno de los primeros estudios realizados en EE. UU. Hace ya una década,
se describe una prevalencia de un 20% en los varones de entre 70 y 75 años que
alcanza hasta el 50% de los mayores de 80 años, y en las mujeres las cifras
descritas fueron del 25 y del 40%, respectivamente (Tichet, J. et. all. 1998). Un
trabajo más reciente efectuado en Francia ha mostrado unos datos de prevalencia
en ancianos del 12,5% en varones y del 23,6% en mujeres (Chien, M. Huang, T,
2008). Por el contrario, otros estudios similares realizados en Taiwán muestran
cifras del 23 y del 18,6%, respectivamente (Masane, F. Culla, J. 2011) Cuando se
realizan trabajos en los que la población presenta algún tipo de patología, por
ejemplo una fractura del fémur, las cifras de prevalencia son muy superiores. Así,
un trabajo realizado en Australia revela una prevalencia total de sarcopenia en
ancianos con fractura del fémur del 75% (Masane, F.et. al 2009). En otro estudio
realizado por nuestro grupo en ancianos con fractura del fémur, se puedo observar
una prevalencia del 43% en varones y del 64% en mujeres, es decir, prácticamente
el doble de la detectada en ancianos sanos de la comunidad (Lloyd, D. Williamson,
A., et al. 2014)
CONCLUSIÓN
En conclusión, la valoración de la composición corporal (sarcopenia y obesidad),
asociada a la valoración funcional y a una correcta valoración nutricional, representa
una parte esencial de la historia clínica que nos permite evidenciar la población con
más riesgo de desarrollar alteraciones funcionales, discapacidad y muerte, y que
puede beneficiarse de forma más significativa de una intervención nutricional. Es en
esta población diana donde una intervención nutricional controlada, asociada a una
corrección de las conductas dietéticas inadecuadas y unos consejos dietéticos y un
9. 9
estilo de vida individualizado, puede mejorar la salud, reducir el riesgo de desarrollar
deterioro funcional y favorecer un envejecimiento saludable y activo.
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