Kierkegaard describe tres etapas existenciales del ser humano: 1) la estética, donde el individuo vive para el placer sin preocuparse por el significado; 2) la ética, donde se enfoca en el deber y la moralidad pero aún no encuentra su propósito; 3) la religiosa, donde la persona se entrega a Dios y encuentra su significado y propósito último a través de la fe.