El documento describe tres aspectos clave para un aprendizaje integral y multidimensional desde una perspectiva escolar: 1) considerar al estudiante como una persona única y abierta a los demás, 2) enseñar al estudiante sobre su yo único y la importancia de la convivencia con los demás, y 3) explicar que existir es coexistir y que la palabra y el amor son fundamentales para las relaciones interpersonales.
Aprendizaje integral y multidimensional - La escuela (3º parte)
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Aprendizaje Integral y Multidimensional. La escuela. (3º parte)
En este artículo desarrollamos un tercer aspecto para un aprendizaje de tipo
integral y multidimensional desde la escuela considerando al educando como una
persona única y abierta a los demás. De esta manera, abarcamos los tres aspectos
para una educación integral y multidimensional desde la escuela.
El educando como persona biosíquica espiritual: ser-en-sí.
El educando con una historia pasada para construir su presente y forjar su
futuro: ser-en-el-tiempo.
El educando como persona única y abierta a los demás: ser-con-el-otro.
Este hecho es fundamental de la existencia: la apertura a los demás y la interioridad
única es el secreto, la clave de la realización de la persona.
III. Cada educando es una persona única y la Convivencia con el otro que es
tú.
1. Enseñar al educando que posee un Yo único.
La capacidad de reflexión de la persona brinda una interioridad y el hecho de ser
la persona un "yo" que se percibe como fuente de sus actividades, responsable
de sus opciones libres, y como sujeto, centro consciente de atribución de todas
las realidades que constituyen su ser.
Esto nos da una "subjetividad" que hace que el Yo pueda sentir mis vivencias como el
otro; que yo pueda ver el mundo desde mi punto de vista y tú desde el tuyo.
Nos referimos a la interioridad cuando somos capaces de pensar y obrar
conscientemente y de decidir de forma libre:
a. Autoconciencia, o autopresencia: es característico de una persona ya que no
solamente sabe (conoce), sino que "sabe que sabe", se da cuenta de que obra y que
obra porque decide hacerlo. Más aún, se da cuenta de sí mismo y atribuye a su yo
todas sus actividades.
b. Autodeterminación: capacidad que tiene la persona de realizarse (perseguir la
felicidad) saliendo por sí mismo de la indeterminación en que ordinariamente lo
llevan los motivos que tiene para obrar: eso que llamamos libertad.
Esta interioridad fundamenta la unicidad de la persona. Yo, o mi Yo, no "es un ser
fotocopiado" o escaneado de una especie determinada, sino que cada uno tiene una
manera única de ser persona.
Cada uno de nosotros realiza la especie "persona" de un modo irrepetible e
irremplazable. Cada persona es igual a sí mismo, soy único en ser yo y sólo una vez.
El hecho de la libertad, es otro elemento, además de la interioridad, fundamenta la
unicidad de la persona. Esto es debido que ser convierte en ser dueño de su propia
existencia y de poder moldearla, configurándose y diferenciándose de los demás. "Yo
soy yo y mis circunstancias", escribía Ortega y Gasset en 19141
.
2. Enseñar al educando que la convivencia con el otro es un hecho
fundamental de nuestra autorrealización.
Ser personas nos hace seres dialogales. El hecho del diálogo en todos los niveles
y para los emprendimientos más diversos y el fenómeno de la socialización, han llevado
1
ORTEGA Y GASSET J., "Meditaciones del Quijote", Madrid, 1975, p. 30.
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a la conclusión de que la dimensión social es esencial, constitutiva de la persona. La
socialización es la multiplicación de las relaciones de convivencia.
El "ser-en-el-mundo-con-otros" es un hecho relevante en nuestras vidas. Nuestra
vida surge de la comunión del amor de dos personas. Si no fuera por esta comunión no
seríamos. El ser humano después de nacer es el viviente, quizás, más desprotegido y
dependiente del cuidado del otro.
La transcendencia del “tu” (que es más que “otro”) es la verdad más profunda
de la persona. Existir es co-existir. "El hecho fundamental de la existencia es la
persona con la persona"2
. La persona es un "ser para el encuentro": sólo comprende
su misterio cuando encuentra al otro hombre y crea con él una relación interpersonal3
.
Este aspecto es esencial en el concepto de escuela, especialmente desde una
perspectiva inclusiva, ya que la misma es por excelencia convivencia, ser-con-
vos, ser-para-el-encuentro.
En mi opinión, siguiendo el mismo hilo conductor de la relación, somos-con-
otros-en red. Lo que bueno o malo que hacemos al otro, “Tú”, repercute en la red
relacional de alguna manera y, también, tiene repercusión en el tiempo relacional.
3. Enseñar al educando que “existir” es “coexistir”.
"La persona se torna un yo a través del tú"4
. La persona no tiene primero relación a
sí mismo y luego, en un segundo momento, relación al tú del otro. No; el yo se
autoconoce al mismo tiempo que entra en relación con los demás.
Decimos que el "nosotros" es la matriz y el ámbito constitutivo de las personas: el
yo es "yo" en el nosotros, y el tú es "tú" en el nosotros. "El otro no es un límite sino un
manantial del yo"5
.
En síntesis: la persona es un "ser-cabe-sí', un "ser-junto-a-sí” o un ser que
está consigo, que posee de autoposesión: está presente a sí mismo por la
reflexión; y autodeterminación: dispone de sí mismo por la libertad. Pero sólo se
puede entender en relación recíproca con el tú, y, a través del tú, con el nosotros.
Para la persona "existir" es "coexistir".
4. La Dimensión dialogal con el tú. Pedagogía de palabra y del amor.
Citaremos dos elementos claves para fundamentar esta dimensión dialogal: la
palabra y el amor. Elementos, también, claves para una educación inclusiva
a. La palabra es propio de la persona, va de persona a persona. Siempre
hablamos "con" otros "sobre" algo.
La palabra descubre mi existencia desde mi nacimiento cuando mi madre menciona
mi nombre. La palabra despierta, también, nuestros afectos. La palabra tiene vida en
nosotros en el seno de nuestra madre cuando nos habla con ternura. Científicamente
está comprobado la importancia de la palabra ante de nuestra gestación.
La persona no descubre su propio yo (su autoconciencia) ni se personaliza
sin la llamada del otro. La palabra identifica a la comunidad, al Yo-con-vos a través
de un determinado lenguaje: elemento fundamental de un espacio cultural.
2
BUBER M.,."¿Qué es el hombre?", México, 1960, p. 147
3
ROF CARBALLO, "El hombre como encuentro", Madrid, 1973, pp. 24-25.
4
BUBER M., "Yo y tú", Buenos Aires, 1967, p. 34.
5
NEDONCELLE M., "La reciprocidad de las conciencias", Paris, 1942, p. 67.
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La palabra no es solamente para comunicar, que es mucho, sino además, es un
instrumento de encuentro y un medio de personalización. El espíritu humano se
realiza lingüísticamente. Por la palabra se realiza el yo-tú en una nueva vida de
comunión.
El niño nace "antes de tiempo" y es reengendrado en el seno de la sociedad a
través de la palabra, para llegar a ser hombre.
Qué linda expresión para ser aplicada a la educación. La escuela inclusiva
es seno maternal que reengendra humana y culturalmente al educando.
b. Pero el amor, el amor amistad que corresponde al amor que recibimos de los
otros y el amor que entregamos a los demás, fundamenta que la persona no se realiza
en el encierro del yo, sino en la apertura al tú.
Este amor realiza el paso "del yo al nosotros". El amor tiene un objeto, y ese
objeto es el tú. Y por medio de ese amor además de aportar plenitud al otro retorna a
nosotros (aún sin ser correspondido) a la misma persona que lo originó, forjando la
personalidad madura que logra cierta plenitud del ser. Por eso, el amor tiene sentido
más allá de ser correspondido porqué el que ama es el primer beneficiario: lo lleva
a la plenitud de ser.
La persona que ama genera una comunión en el otro, el tú. Si este es
recíproco genera una UNION que da sentido pleno a esta comunión; pero son dos
personas. Si esta idea la expandimos en red logramos una verdadera comunidad.
Esta idea es base para forjar una verdadera comunidad escolar. Es la clave
que subyace en la idea de una escuela inclusiva.
La fenomenología del amor lleva a esta conclusión:
Para ser yo mismo necesito de los otros. No me realizaré como persona en su
plenitud, si no recibo de los demás su respeto, su estima, su admiración, su amor, su
reconocimiento, su compañía.
Es una extraña necesidad la persona, que para hacer su propia valoración necesita
que otros lo valoricen, necesita para descubrirse, mirarse en el espejo de los demás.
Necesita que otros lo miren.
Pero sobre todo necesito dar yo algo a los demás. Crece mi personalidad en la
medida en que salgo de mí mismo para darme a los otros, para escucharles, prestar
atención a su vida, situarme en su punto de vista, servirles, ayudarles a ser más libres y a
crecer por sí mismos. El amar al otro me arranca de la propia subjetividad, desata mis
fuerzas creadoras y las pone al servicio del reconocimiento de los demás.
"Para vivir con sentido, debemos ser nosotros mismos el sentido de la vida para
otros"6
.
6
KWANT R„ "Filosofía social", o.c, p. 88.
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5. La Dimensión Sociopolítica. Pedagogía del diálogo y la participación.7
Se trata de llegar a ser genuino ciudadano, preocupado y comprometido con el
bien común, con lo público.
La formación de la dimensión sociopolítica implica desarrollarlas competencias
necesarias para la convivencia y el ejercicio de una ciudadanía activa y
responsable. Competencias comunicativas, de escucha y diálogo. Competencias
para tomar decisiones y evaluarlas, argumentar y defender su postura, valorar la
diversidad y saber llegar a acuerdos. Competencias para vivir y trabajar juntos a los
que son diferentes, para ser capaces de valorar y de respetar la diversidad de
costumbres y opiniones. Competencias para resolver los conflictos mediante la
negociación y el diálogo, de modo que todos salgan beneficiados de él, tratando de
convertir la agresividad en fuerza para la creación y la cooperación. Competencias
para interactuar con los otros diferentes, para valorar y aceptar las diferencias
culturales, de raza y de género, sin convertirlas en desigualdades. Competencias para
tratar con cortesía, para colaborar, es decir, trabajar juntos, para decidir en grupo,
para considerar los problemas como retos a resolver y no como ocasiones para culpar
a otros. Competencias para el servicio y la solidaridad y para oponerse a todo lo
que amenaza e impide la vida: injusticia, desigualdad, discriminación, manipulación,
conformismo, violencia, corrupción, entre otros.
Para educar la dimensión sociopolítica, se requiere de una pedagogía del diálogo
y la participación. El ser humano se hace persona en diálogo con su mundo y con los
otros. El diálogo implica búsqueda permanente, creación colectiva. Dialogar supone
aceptar que toda persona sabe, que no todos saben lo mismo, y que estos
saberes necesitan relacionarse y confrontarse para que de ellos nazca un nuevo
saber, diferente a lo que se pensaba al comienzo. Por eso, es importante nuestra
propuesta de realizar “diálogos socráticos”. (Ver:
https://inclusioncalidadeducativa.wordpress.com/2015/10/24/eldialogo-socratico-en-el-
contexto-de-una-educacion-inclusiva-integral-y-de-calidad/)
El diálogo implica problematizarse, hacerse preguntas. El diálogo en los espacios
educativos sólo es posible en un ambiente de respeto, confianza, escucha y humildad,
para reconocer que la verdad se va haciendo y construyendo en el compartir de ideas,
reflexiones, investigaciones y experiencias.
Por otra parte, el diálogo verdadero es una práctica no exenta de conflictos, ya que
no suele establecerse desde las coincidencias, sino desde las opiniones, puntos de
vista, valoraciones y proyectos diferentes. De ahí que la pedagogía del diálogo debe
asumir también la pedagogía del conflicto y la negociación, como medios para
superar las diferencias y construir acuerdos básicos para la acción colectiva.
Para gestionar educativamente los conflictos hay que vivirlos en términos de lealtad
y de disponibilidad a la autocrítica, para así superar los prejuicios y suposiciones.
El verdadero diálogo implica la participación y la cooperación. El hecho educativo
debe convertirse en un hecho comunicativo y comunitario. Se educa en comunidad, con
la comunidad y para la comunidad. El equipo, y no el individuo aislado, debe ser la
unidad educativa básica y medio principal para el desarrollo de la dimensión
sociopolítica. Equipo directivo, de educadores, educandos, miembros de la comunidad.
7
En este aspecto, el pedagógico, hacemos referencia a la “Colección programa internacional de
formación de educadores populares, La educación popular y su pedagogía – Federación internacional
Fe y Alegría” y reflexiones personales
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Toda la escuela se transforma en un equipo, unidos en la identidad y en la misión, en
el que cada uno asume su tarea con entera responsabilidad, cuida y se preocupa por
todos los demás.
Todos aprenden y aprenden de todos: aprenden a compartir, a ser solidarios, a
resolver los problemas y los conflictos mediante la negociación y el diálogo, a
comprometerse en la búsqueda del bien común.
Para una educación genuinamente democrática y gestora de democracia se debe
optar por una gestión democrática en la dirección de las escuelas, constructora de
organización, centrada en lo pedagógico y con un liderazgo educativo compartido. (Ver:
https://inclusioncalidadeducativa.wordpress.com/2015/07/10/gestion-
educativaestrategica-gestion-necesaria-para-una-educacion-inclusiva-2/)
La gestión democrática se hace realidad asegurando instancias organizativas y
cauces que garanticen el proceso de participación. Sin participación es impensable una
gestión democrática. La participación es una manera de entender la vida y las
relaciones humanas, que posibilita convertir la escuela en un lugar donde se viven
situaciones de vida democrática y se desarrollan las convicciones democráticas. Para
ello, es necesario crear un clima de participación: un ambiente propicio para las
relaciones interpersonales y grupales, que estimule el discernimiento con libertad crítica
y autocrítica.
La participación en las estructuras de dirección de la escuela y programas
educativos busca promover valores en tres ámbitos. En lo personal, la participación
promueve el desarrollo integral de los actores del proceso educativo: criticidad,
creatividad, solidaridad y compromiso. En lo social, favorece el pluralismo, las
instancias de organización social, la capacidad de convocatoria y los vínculos
comunitarios. Y en lo institucional, ofrece un testimonio coherente que asegura la
permanencia de la identidad y unidad de la institución con flexibilidad histórica.
La dirección democrática concibe su trabajo como una tarea de equipos con el
consiguiente reparto de responsabilidades y funciones. Se basa en la participación y el
desarrollo coordinado de la acción y se asume como una forma compartida de tomar
decisiones. Conlleva el pensar la escuela o el programa educativo como tarea colectiva
para convertirlo en el lugar donde se analiza, discute y reflexiona conjuntamente sobre
lo que pasa y sobre lo que se quiere lograr. Busca romper la fragmentación de las
intervenciones de los agentes educativos y convoca a todos a la construcción del
proyecto educativo, concibiendo la escuela como unidad funcional de acción,
planificación, evaluación, cambio y formación. Es el camino para saltar de la cultura de
la subordinación a la cultura de la coordinación.
La finalidad de la organización es el crecimiento de los actores: educandos, padres
y madres, miembros de la comunidad, educadores, y se concreta en la construcción
delos equipos de trabajo. Sus actuaciones deben centrarse en actividades
pedagógicamente ricas como la coordinación del proyecto, el estímulo, motivación y
formación de los educadores, la cohesión de los equipos, el fomento del entusiasmo y
la innovación, la preocupación por la calidad. El liderazgo pedagógico convoca a todos
a la integración en un proyecto común que se elabora y desarrolla en colaboración.
Las tres grandes funciones del ejercicio del liderazgo son: definir, apoyar y sostener
unos fines y metas educativos; desarrollar y mantener el sentido de comunidad; y
promover innovaciones sobre bases sólidas y el desarrollo profesional y organizativo
del centro o programa educativo.