jesucristo es el camino de oracion, en su santa humandiad encarnada,en nosotros, por el espiritu santo.
es por el Espiritu Santo, QUE podemos dirigirnos al ABBA .
EN JESUCRISTO NUESTRO SENOR.
jesucristo es el camino de oracion, en su santa humandiad encarnada,en nosotros, por el espiritu santo.
es por el Espiritu Santo, QUE podemos dirigirnos al ABBA .
EN JESUCRISTO NUESTRO SENOR.
El 01 enero celebramos la Solemnidad de la Santisima Virgen Maria con el titulo mas grande: ¡MADRE DE DIOS!. Por eso es Misa de PRECEPTO. ¡OH MARIA SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
jesus es EL UNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES.
! NADIE VA AL PADRE SINO POR MI !.
JESÚS ES EL DIOS HECHO HOMBRE, QUE HA VENIDO PARA LLEVAR A LOS HOMBRES HACIA DIOS PADRE.
EL ES EL PUENTE ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA.
El 01 enero celebramos la Solemnidad de la Santisima Virgen Maria con el titulo mas grande: ¡MADRE DE DIOS!. Por eso es Misa de PRECEPTO. ¡OH MARIA SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
jesus es EL UNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES.
! NADIE VA AL PADRE SINO POR MI !.
JESÚS ES EL DIOS HECHO HOMBRE, QUE HA VENIDO PARA LLEVAR A LOS HOMBRES HACIA DIOS PADRE.
EL ES EL PUENTE ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA.
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Al tercer día hubo una boda en Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Jesús estaba allí, y Jesús y sus discípulos fueron también invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
-Ya no tienen vino.
Jesús le contestó:
-Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía.
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Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios:
-Me dicen que me vas enviar mañana a la Tierra; pero ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando; él te cuidará.
-Pero dime: aquí en el cielo, no hago más que cantar y sonreír, eso me basta para ser feliz.
Esta es “la Sabiduría de la cruz”. Esta es la enseñanza que se aprende al poner los ojos en el Crucificado. Esta es la lectura, desde la Cruz, del Evangelio. Este fue el motivo profundo que le llevó a la Cruz. Su estilo de vida según las Bienaventuranzas. Un estilo que no tenía lugar en una sociedad de contravalores, en una sociedad donde el hombre no estaba por el hombre, sino en contra del hombre. En el Cristo Crucificado se entienden existencialmente las Bienaventuranzas. La Carta Magna del Reino tiene su prueba certera en la cruz. Creo en el hombre que nos dio ese programa de vida y por vivirlo le crucificaron.
Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron a Jesús.
-Maestro, Moisés nos dejo escrito que si un hombre casado muere sin haber tenido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa la viuda para darle hijos al hermano que murió. Pues bien, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió sin dejar hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y lo mismo hicieron los demás, pero los siete murieron sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer.
El alma de un hombre subió al cielo para ser juzgada. Cuando llegó, se asombró de no encontrar a nadie. Y como nadie le impedía el paso, siguió avanzando hasta llegar a una gran sala. Ahí, sobre una mesa, encontró unos anteojos. Algo le dijo que aquellos anteojos eran de Dios. Entonces, se los puso.
Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.
“Por qué me invocáis: ´Señor, Señor´ y no hacéis lo que digo? Todo el que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a indicar a quién se parece. Se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondo y asentó los cimientos sobre roca; vino una crecida, rompió el río contra aquella casa y no se tambaleó porque estaba bien construida. El que las escucha y no las pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; rompió contra ella el río, y en seguida se derrumbó; y ¡hay que ver qué ruina la de aquella casa!”
“Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis y, lo mismo que les dije a los judíos, os digo también a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis venir.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros; que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os tenéis amor los unos a los otros.”
Mientras se consumían cuatro velas establecieron el siguiente diálogo:
-¡Yo soy la paz! Pero las personas no consiguen mantenerme, creo que me apagaré pronto –dijo la primera. Y poco a poco fue disminuyendo su fuego hasta que su llama desapareció totalmente.
Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: “¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.”
Jesús comienza por presentarse como alguien mayor que todos los profetas: Aquí hay uno mayor que Jonás, mayor que Salomón (Mt 12,41). Muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron (Lc 10,24). El mismo Abrahán se regocijó pensando ver mi día (Jn 8, 56). Juan Bautista es más grande que todos los profetas del Antiguo Testamento y, sin embargo, el más pequeño de los que participen en el reino que Cristo inaugura es más grande que él (Mt 11,11).
Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: “¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?”. Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle
Marchaba el buen Jesús por un camino,
en sus largas jornadas por el mundo,
y era entrada la noche, cuando vino
a posarse a sus pies un vagabundo,
que le dijo con jubilo y llanto.
“Eres Jesús, el Nazareno.
¡Cuánto te he buscado Señor,
Para que hagas un grandísimo bien!”
Y abriéndose el manto le mostró
el cuerpo lleno de llagas.
La máxima expresión del amor de Jesús está en la entrega de su vida en la cruz.
Mirar al crucificado llena el corazón de gozo. Contemplar al Cristo en la cruz inunda el corazón de alegría. Quedarse en oración ante un Cristo colgado del madero sin decir nada, sólo quedándose a solas con “El solo”, es como centrarse en el centro de la vida, como haberlo encontrado todo.
Cuando intentes celebrar un encuentro con el Señor, después de construir el templo del silencio en fe y paz, comienza a decirle: estás conmigo. Tú me sondeas y me conoces. Tú me penetras, me envuelves y me amas. Estás conmigo. Estoy contigo. Estás sustancialmente en mi ser entero.
“Sonreír es un buen medio para crearse un alma amiga”.
Pero no una sonrisa irónica y burlona, esa sonrisa es un ángulo que juzga y reprueba. Sino la sonrisa amplia, limpia, la sonrisa… al borde de la risa.
Se adentraba un día Moisés en el desierto, sólo con su rebaño, cuando de pronto un fenómeno inusitado atrajo su atención y le detuvo: ahí había un espino, un zarzal, que se estaba quemando.
En 1994, dos americanos respondieron a una invitación del Departamento de la ex Unión Soviética, para enseñar moral y ética (basada en principios bíblicos) en las escuelas Públicas. Fueron invitados a enseñar en prisiones, negocios, departamentos de bomberos y policía, y en un inmenso orfanato. Alrededor de 100 niños y niñas de los que habían abusado y que habían abandonado estando en este orfanato a cargo de un programa del gobierno.
“Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis y, lo mismo que les dije a los judíos, os digo también a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis venir.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros; que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os tenéis amor los unos a los otros.”
Un hombre muy desgraciado se preguntaba un día qué habría hecho Dios justo y bueno, con su parte de felicidad y resolvió que lo iría a ver y se la reclamaría.
Llegado a un pueblecito pidió hospitalidad en nombre de Dios a una mujer que le dijo que su marido había matado ya a noventa y nueve personas y que él corría peligro de convertirse en la centésima víctima. De todas formas ocultó al viajero en un cobertizo fuera de la casa tras haberle dado de comer.
Cuando la soledad de mi corazón súplica por tu compañía.
Cuando mis ojos cansados de llorar piden colirio celestial.
Cuando todos los jardines se llenan de primavera y el mío permanece seco.
Cuando el labio inicuo me golpea con el látigo de la mentira.
Cuando el grito sin eco de mi espíritu se pierde en la noche silenciosa.
Cuando la senda recta que orienta mi andar se vuelve abrupta y llena de amenazas.
6. Analicemos la palabra que Jesús le dirige a Juan cuando le dice: “Ahí tienes a
tu madre”.
¿Quién es el elegido para lugar tan singular y familiar? Es Juan, el
discípulo que ha permanecido fiel hasta la cruz. El ha acompañado a María en
el camino del dolor, él ha ido abriendo paso suavemente a la madre hasta
llegar al pie de la cruz. Dice el mismo texto que la palabra de designación
filial, fue dirigida al discípulo “a quién Jesús amaba”. El discípulo amado
aparece singularmente con esta designación en el evangelio de Juan, a partir
del tiempo de la pasión. Se convierte así en el hermano menor legal de Jesús,
por su propia voluntad en su testamento al morir. De esta forma le convirtió
en el representante de todos los hombres de la raza de Adán. María llegó en
este instante a comprender su inmensa misión de Madre de todos los hombres,
y de Madre de la Iglesia de su Hijo.
7. Juan , el joven amado por Jesús, el discípulo que recostó su cabeza sobre el
pecho de Jesús en la última Cena, el único del grupo de los Doce que se
mantuvo en su seguimiento, él nos ha dado la noticia como testigo ocular, es
el evangelista de las llagas y del amor, el hijo elegido de María, el hermano
designado del propio Jesús. No debe extrañar que nos haya contado palabras
del Señor en la cruz y misterios que ningún otro evangelio nos ha narrado.
“Desde aquella hora Juan la llevó consigo, como madre propia” (Jn 19, 27).
8. El teólogo J. Ratzinger (Benedicto XVI) nos dice: “desde aquella hora, el
discípulo la recibió en su casa (19, 26s). Esta es la última disposición, casi un
acto de adopción. Él (Jesús) es el único hijo de su madre, la cual, tras su
muerte, quedaría sola en el mundo. Ahora pone a su lado al discípulo amado,
lo pone por decirlo así en lugar suyo, como su propio hijo, y desde aquel
momento él se hace cargo de ella, la acoge consigo.
La traducción literal de lo dicho por Jesús es aún más fuerte; se podría
expresar más o menos así: la acogió entre sus propias cosas, la acogió en su
más íntimo contexto de vida. Así pues, esto es ante todo un gesto totalmente
humano del Redentor que está a punto de morir. No deja sola a su madre, la
confía a los cuidados del discípulo que le había sido tan cercano. De este modo
se da también al discípulo un nuevo hogar: la madre que cuida de él y de la
que él se hace cargo.
Juan ¿qué quiere decirnos con esto?
9. Juan nos quiere decir que al Nuevo Adán, como lo presenta Pablo en sus cartas,
con lo cual la humanidad recomienza de un modo nuevo. Juan nos estaría
diciendo que al nuevo Adán le corresponde nuevamente “la mujer”, que el nos
presenta en la figura de María. En el Evangelio eso queda como una alusión
callada de lo que se desarrollará después poco a poco en la fe de la Iglesia. La
Iglesia no ha tenido dificultad alguna para reconocer en la mujer, por un lado, a
María, en sentido del todo personal y, por otro, para ver en ella abarcando todos
los tiempos, a la Iglesia Esposa y Madre, en la cual el misterio de María se
prolonga en la historia.
Como María, la mujer, también el discípulo predilecto es a la vez una figura
concreta y un modelo del discipulado que siempre habrá y siempre debe haber.
Al discípulo, que es verdaderamente discípulo en la comunión de amor con el
Señor, se la confía la mujer: María – la Iglesia.
10. La palabra de Jesús en la cruz
permanece abierta a muchas
realizaciones concretas,. Una y otra vez
se dirige tanto a la madre como al
discípulo, y a cada uno se le confía la
tarea de ponerla en práctica en la
propia vida, tal como está previsto en
el plan de Dios. Al discípulo se le
pide siempre que acoja en su propia
existencia personal a María como
persona y como Iglesia, cumpliendo así
la última voluntad de Jesús.