Las dos escuelas secundarias tenían características muy distintas a pesar de estar ubicadas cerca, lo que afectaba directamente el comportamiento de los estudiantes y maestros y cómo se distribuían las tareas y normas. La Escuela Secundaria Ignacio Zaragoza se caracterizaba por estudiantes participativos, colaborativos y abiertos a actividades, mientras que la Escuela Secundaria Manuel Bernal López tenía estudiantes tímidos, poco participativos, callados y apáticos.