La afasia se produce por lesiones cerebrales focales que alteran los procesos lingüísticos pero no necesariamente otras capacidades cognitivas. Sus causas más comunes son accidentes cerebrovasculares, tumores y traumatismos. Aunque el deterioro se estabiliza una vez sanada el área cerebral dañada, puede afectar la expresión, comprensión o ambas funciones del lenguaje.