Los alimentos genéticamente modificados provienen de plantas transgénicas como el maíz y la soya. El objetivo principal es obtener cultivos más resistentes a sequías, plagas e insectos, así como cultivos con mayor valor nutritivo. Algunas especies cultivadas genéticamente son la soya, el maíz, la canola y el tomate. Sin embargo, los alimentos transgénicos también plantean riesgos sanitarios, ambientales y socioeconómicos.