Los antiarrítmicos de clase IV bloquean los canales de calcio, retrasando la conducción auriculoventricular y disminuyendo la frecuencia cardíaca. Algunos fármacos de esta clase son la adenosina, el bepridil, los digitales, el diltiazem, la nifedipina y el verapamilo. Todos ellos pueden causar efectos adversos como bradicardia, hipotensión, mareos, náuseas y estreñimiento.