El documento define los arcaísmos lingüísticos como elementos del lenguaje cuya forma o significado son anticuados en relación a un momento determinado. Explica que los arcaísmos pueden ser absolutos, si han desaparecido, o relativos, si solo se usan en una variante de la lengua. También discute el uso incorrecto de los arcaísmos para asociarlos con variantes rústicas o incultas, cuando en realidad cada dialecto tiene su propia historia y el lenguaje refleja el desarrollo social.