La arquitectura islámica se desarrolló a partir de elementos de culturas conquistadas como la bizantina y la cristiana. Careciendo inicialmente de un estilo propio, adoptó características de los pueblos conquistados. Elementos distintivos incluyen minaretes, mihrabs, iwans, cúpulas, columnas y bóvedas, así como el uso de arabescos y celosías. Se caracteriza por la armonía con el paisaje y la horizontalidad debido a las influencias del desierto.