La arquitectura bizantina se caracteriza por iglesias con plantas de cruz griega o latina coronadas por cúpulas, con abundante decoración para ocultar los materiales pobres. La iglesia de Santa Sofía de Constantinopla es el modelo más importante, con una gran cúpula sostenida sobre pechinas. El mosaico y la pintura bizantinos utilizan teselas de colores planos para crear composiciones simbólicas y estáticas, venerando especialmente los iconos religiosos.