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V ejiga de la orina
Equipamiento
Perros: en razas medianas o grandes las sondas de
frecuencia media (5 MHz), convexas o microconvexas
se presentan más polivalentes. La evaluación de la pa­
red más próxima al transductor se realizará mejor con
transductores lineales de frecuencias superiores (8-12
MHz) que proporcionan imágenes más adecuadas en
los campos proximales.
Gatos y perros de razas miniatura: las sondas de alta
frecuencia lineales serán la mejor elección (excepto en
gatos muy obesos en los que serán necesarias sondas
de frecuencias medias).
La valoración del cuello y el trígono vesicales debe de
realizarse con frecuencias de 7,5 o más MHz, si el ta­
maño del paciente lo permite.
Preparativos
La exploración ecográfica correcta de la vejiga de
la orina debe realizarse imprescindiblemente con una
repleción satisfactoria de ésta. Se debe evitar en todo
momento el diagnóstico ecográftco de vejigas poco
distendidas, ya que esto puede inducir a una aprecia­
ción errónea o incompleta.
La evaluación adecuada de la vejiga debe realizarse
con una continencia de 4-6 horas. Cuando el conte­
nido de la vejiga es escaso, están indicados el sondaje
del paciente y la inyección de suero estéril atempera­
do, con la precaución de eliminar todo el aire que se
encuentra en el interior de la sonda para evitar intro­
ducir burbujas de gas dentro de la luz de la vejiga, las
cuales pueden dificultar la evaluación debido a los ar­
tefactos (sombra acústica posterior) que producirán.
La infusión de suero intravenoso yla administración de
diuréticos pueden estar indicados tanto para obtener
una distensión satisfactoria de la vejiga como para de­
tectar más fácilmente el trígono vesical y el yet ureteral
(aumentando el pulso de expulsión de orina del uréter
a la vejiga). Esta maniobra permitirá mejorar la visua-
lización de las turbulencias que produce la entrada de
la orina en la vejiga (este aumento de señal se produce
al incrementar la diferencia de densidad entre la orina
contenida en la vejiga y la orina producida por el riñón
y expulsada por el uréter, más diluida entonces, lo que
origina mayor número de interfases que, a su vez, ge­
neran un aumento en la formación de ecos).
1 ~ ~
Técnica de exploración
Si el transductor se posiciona sobre la línea media
del abdomen (desplazando lateralmente el pene en el
perro) y se desliza en el abdomen más caudal se iden­
tificará fácilmente la vejiga de la orina. La exploración
completa de este órgano se realiza con el paciente en
decúbito dorsal, realizando cortes tanto transversales
(desplazando el transductor en sentido caudal desde
el aspecto más craneal de la vejiga hasta la explora­
ción del cuello vesical y la uretra próxima!) como lon­
gitudinales (desde el aspecto lateral izquierdo hasta el
aspecto lateral derecho de la vejiga).
En aquellos pacientes que presentan una vejiga en
posición intrapélvica (de forma fisiológica) o escasa­
mente distendida, la exploración se debe completar
con una angulación del transductor en sentido cau­
dal, incidiendo el haz de ultrasonido en la cavidad
pelviana. Se debe tener precaución al ejercer presión
con el transductor ya que, por tratarse de una viscera
hueca, es fácilmente colapsable. Por lo tanto, las ma­
niobras bruscas, con presiones excesivas realizadas
con el transductor sobre el abdomen ventral pueden
producir el desplazamiento de la vejiga de su posición
normal o su colapso, lo que impide en ambos casos
su visualización correcta. En las situaciones en las que
la vejiga presente una alteración patológica (por ej.,
pacientes con hernias inguinales o perineales, o con
tumores abdominales que desplazan la vejiga), el es­
tudio ecogràfico debe ser particular y, en ocasiones,
debe apoyarse en estudios de contraste radiológico.
La adecuada exploración ecográfica de la vejiga puede
exigir en ciertas circunstancias la variación de la po­
sición del paciente, principalmente para poder con­
firmar si determinadas lesiones observadas implican
a la pared vesical o, por el contrario, son estructuras
que no se encuentran adheridas a la pared (coágulos
vesicales).
Imagen ecográfica normal
La vejiga distendida normal se presenta como un
saco con forma de pera en su corte longitudinal y
circular en el transversal. El grado de repleción tam­
bién puede afectar la morfología de la vejiga, y se
puede observar en su aspecto dorsal la “huella" que
producen estructuras muy próximas, como el colon
descendente (cuando presenta heces formadas en su
luz), el cuerpo del útero (más evidente en fase estro-
génica) e incluso la aorta abdominal caudal. La cola
1
Corte transversalde la vejiga de la orina posidonando el transduc­
toren la línea media del abdomen caudal,con un desplazamien to
en sentido creal-caudal se realizará un barrido completo de la ve­
jiga desde el cuerpo hasta el cuello vesica!y uretra proximal.
Corte longitudinal de la vejiga realizando un giro de 90a con el
tratisductor sobre la posición del dibujo I, Se describe un des­
plazamiento con el transductor lateral izquierdo-lateral derecho
consiguiendo una exploración completa.
del bazo puede, en ocasiones, generar una depresión
en el cuerpo de la vejiga cuando se sitúa entre ésta y
la pared abdominal.
La pared vesical es de contorno liso y regular. Presenta
tres capas bien diferenciadas cuando el haz de ultra­
sonido incide perpendicularmente la pared: la muco­
sa y submucosa se confunden en una única capa eco-
génica, la muscular es hipoecogénica y la más externa
corresponde a la serosa hiperecogénica. El contenido
es anecoico puro, aunque los gatos enteros pueden
presentar conglomerados proteico-celulares de forma
fisiológica que sedimentan con dificultad y no produ­
cen sombra acústica. En la pared dorsal y próximas al
cuello de vejiga, se detectan dos pequeñas elevaciones
(o pequeños botones hiperrefringentes) que se co­
rresponden al trígono vesical y la desembocadura de
los uréteres; en ocasiones, en condiciones fisiológicas
y con transductores de alta resolución, se puede dife­
renciar el recorrido submucoso de los uréteres como
dos pequeños cordones hipoecoicos que atraviesan la
pared vesical (figs. 1.1-1.61.
Si se realiza el abordaje desde el abdomen ventral y se
utiliza una sección en eje corto del paciente, situan­
do el transductor sobre la línea media, puede usarse
la vejiga de la orina (distendida) como una ventana
2 Alias de ecngraffa clínica abdominal en pequeños animales
acústica para visualizar más adecuadamente las es­
tructuras que se encuéntrala anatómicamente en una
posición más dorsal; ellas son: última porción del co­
lon descendente, cuerpo del útero y bifurcación de los
cuernos uterinos, vena cava caudal (y sus derivacio­
nes en sentido caudal), aorta abdominal caudal (y sus
derivaciones en sentido caudal, ilíacas externas y más
caudalmente ilíacas internas y sacra), linfonodos ilía­
cos internos, uréteres distales (patológicamente dila­
tados), cuerpos vertebrales lumbares y musculatura
sublumbar.
El espesor de la pared vesical es difícil de estandarizar
y dependerá fundamentalmente del grado de reple­
ción y el tamaño del paciente (Geisse AL y col., 1997),
aunque otros factores también pueden influir en él,
como el hábitat donde viva el paciente y por lo tanto
sus hábitos de micción (volumen máximo de reten­
ción y volumen residual), procesos patológicos, o ci­
rugías previas sobre la vejiga que produzcan un tejido
cicatrizal residual. Cuando la vejiga se encuentra sa­
tisfactoriamente distendida el espesor de la pared no
superará los 2 mm, aunque comúnmente alcanza los
3 mm cuando la distensión es moderada. En los gatos,
la pared vesical no supera los 1,5 mm en condiciones
normales (fig. 1.7). La vejiga escasamente distendida
Gráfico 1.5
Corle longitudinal del cuerpo
ilc la vejiga: en el aspecto dor­
sal se observan el trunco aórti­
co caudal ’
Ao) y la estructura
trilaminar de la pared, de con­
torno lisoy regulary contenido
anecoico.
Gráfico 1.4
i orle transversal a nivel de la
porción media ¡¡el cuerpo de
la vejiga: los vasos situados
dorsaltnentecortvsfxmden n la
vena cava caudal, situada en
el aspecto derecho de la aorta
tAo);el colon descendente a ’/>)
ubicado lateralmente puchas
sombra acústica distal. Un la
pared próxima! de la vejiga se
observa un pequeño artefacto
lAri al coincidir con el campo
próxima! de la sonda.
Gráfico 1.5
l t’ulución del rm te de! diagra­
ma 1.4 desplazando el trans-
ditcim en acutido caudal: se vi­
sualizan ia diliislán de la aorta
abdominal cauda! en sus deri­
vaciones iliacas externas í.Il...
y u¡ tronco calida! que se divi­
dirá en iliacas internas m U) y
sacra media lena cava caudal
con división de las vena>ilia­
cas mientas.
w Tisfpma iirín a rK ^ ® ®
Gráfico 1.6
Curre transversal de la vejigay
posición del colon descendente
íCt» en el abdomen caudal, el
orlon se posiciotui inmediata­
mente dorsal a la pared cesi-
cal y su contenido producirá
una sombra acústica posterior
(SAI
tráfico 1.7
Corte transversal de la vejiga
(tttello vesical1y reiaciótt del
colon descendente (CDt inme­
diatamente dorsal; entre am­
bas estructuras se identificará
en cuerpo del útero (Ul
Gráfico 1.8
Cane Umggtudina! de U
t veji­
ga (V) a nivel del cuello vesi­
cal (CWj y morfología normal
cuantió la vejiga se encuentra
satisfactoriamante tihumdida
im
Figura I.I Figura 1.2
Vejiga de la orina distendida normal. Cortes transversal (I.I) y longitudinal (1.2) en un gato macho castrado. Sonda lineal de i) Mllz. Un
la porción central se aprecia la estructura típica trilaminar de la pared vesical.
Figura 1.3 Figura 1.4
lejiga de la orina ecogttíficamente normal con distensión satisfactoria en nn perro. (1.3) Corte transversal; en el aspecto dorsal de la vejiga
se identifica un corle transversal del colon descendente con formación de sombra acústica y del cuerpo del útero (estructura hipoecoica
redondeada). (1.4) Corte longitudinal; en el aspecto dorsal se observa un corte en eje largo de la aorta abdominal caudal.
no presenta medidas con valor diagnóstico por lo que
éstas deben ser reevaluadas con un volumen adecua­
do.
Los transductores de alta frecuencia (7,5-10 MHz) son
fundamentales para la localización del trígono vesical
(lo que en algunos pacientes puede resultar una ma­
niobra complicada), así como para visualizar las capas
histológicas de la pared vesical (que únicamente serán
visibles cuando el haz ultrasónico incida perpendicu­
larmente sobre ella). La utilización del modo Doppler
color puede favorecer la visualización del yet ureteral
(también visible en modo 2D ajustando las ganancias
en niveles altos) (figs. 1.8 y 1.9).
El estudio ecográfico de la vejiga de la orina debe rea­
lizarse de forma protocolizada ya que puede presen­
tar múltiples artefactos que el ecografista deberá te­
ner siempre presentes. Los artefactos ecográficos que
deben considerarse cuando se obtengan imágenes
E Sistema urinario 5
Figura 1.7
Vejiga de la orina con escaso contenido, se aprecia un engrasa­
miento de la pared que no se corresponde con ningún proceso in­
flamatorio sino que se debe a la escasa repleción de la vejiga.
!
Figura 1.5
Corte longitudinal medio a nivel del cuello vesical. La distensión
satisfactoria de la vejiga permite la evaluación correcta del cuello
vesical v Id uretra proxinud.
Figura 1.6
Vejiga con presencia de conglomerados proteico-celuìares en un
goto enterosin sintomatologia clinica.
Figura 1.8
■rs
cm/s
4S
M
H
?
.
W3IP2
G
7
0
Æ
3
WF H
Figura 1.9
imagen ecagráfica normal del trígono vesical. (1.8) Corte trans­
versal de la vejiga con detalle de la enirada del uréter izquierdo en
la Vejiga de la orina. La pequeña elevación producida en la mu­
cosa se identifica próxima al cuello vesical. (1.9) Exploración del
trígono vesical con modo Doppler color donde se observa la señal
Doppler delflujo de la orina mientras sale del uréter izquierdo y
entra en ¡a luz de la vejiga.
diagnósticas de la vejiga son principalmente: falso
engrasamiento de pared [producido por el efecto tri­
dimensional de la onda sonora) (fig. 1.10); deficiente
definición de campos cercanos (cuando se utilicen
transductores de frecuencia media) (fig. 1.11); disper­
sión del sonido producida por el colon (en un corte
transversal); falso sedimento (por mal ajuste de las
ganancias); imagen de defecto de pared en pacientes
conascitis; (fig. 1.12) imagen ficticia de cálculo vesical
(producida por el colon descendente en vejigas poco
distendidas) é1imagen especular de la vejiga produci­
da por la interfase colon/gas,
Figura 1.10
Imagen ecográfica normal. Corle transversal del cuerpo de la ve­
jiga. Artefactos:falso engrasamiento de pared (en ambos aspectos
laterales de la vejiga)y dispersión del sonido producida por el co­
lon descendente.
Figum l.il
Imagen escográfica normal. Corle transversal del cuerpo de la
vejiga. Artefactos: deficiente definición en los campos proxirnales
del transductory dispersión de sonido producido por el gas situa­
do en la taz de ios segmentos intestinales cercanos.
La exploración ecográfica de la vejiga con repleción
satisfactoria consigue un diagnóstico adecuado de la
viscera, pero se deben de considerar otras ventajas
al realizar el estudio ecográfico con una distensión
vesical apropiada: facilitará un ajuste correcto de
las ganancias del ecógrafo (figs. 1.13-1.15); propor­
cionará una ventana acústica para la identificación
y el estudio de las estructuras situadas en su aspec­
to dorsal; definirá mejor los artefactos; y proyectará
cranealmente la próstata desplazándola de una po­
sición más intrapélvica, lo que facilitará su estudio y
permitirá una adecuada valoración de la pared vesi­
cal y fundamentalmente del cuello vesical. Al mismo
tiempo, posibilitará la realización de cistopunciones
más precisas.
Patologías de la vejiga
Alteraciones en la pared
Cistitis
Las cistitis crónicas producen un aumento eviden -
te del espesor de la pared que se asocia a un contorno
interno marcadamente irregular (con una distensión
adecuada de la vejiga) y en muchos casos, se vincula
a la presencia de sedimento de naturaleza orgánica
y/o mineral, cálculos, o coágulos sanguíneos. Más
típicamente, los procesos inflamatorios de la pared
vesical se identifica en la porción que corresponde
al cuerpo vesical, en su aspecto craneoventral (figs.
1.16-1.19).
Sistema orinario
Figura 1.15
Control de ajustes de ganancias sobre la vejiga. (1.13) Ajuste de­
fectuoso can déficit de ganancias c¡ue proporciona una imagen
con deficiencia de sonido, (i.14) Ajuste defectuoso con exceso de
ganancias que produce una sobrecarga de sonido y un aclara -
miento excesivo de la imagen. (1.15) Control correcto de ganan­
cias para una exploración adecuada.
Figura 1.14
¿ "
Figura 1.16 Figura 1.17
Cistitis. Perro mestizo de 5 años. (1.16) Esta imagen muestra una deficiente distensión de la vejiga de la orina que no permite establecer un
diagnóstico adecuado (el engrasamientoy la irregularidad de la pared pueden atribuirse a un proceso inflamatorio o al deficiente llenado
déla vejiga). (1.17) Elexamen del mismo paciente con la adecuada distensión déla vejiga muestra un engrasamiento de la pared vesical
con nn contorno irregulary presencia de sedimento en su interior.
í fe ecografíaclínicaAbdominal enpequeñosanimales 1
Figura 1.18
Cistitis. Teckel de 7años. Corte longitudinal de la vejiga en el que
se observa ttuengrasamiento asimétrico de la pared, que afecta al
aspecto craneoventral; al mismo tiempo se visualiza una mucosa
de contorno irregular en la zona afectada.
Dist 0.30cm
Figura 1.19
Cistitis crónica. Gato Siamés, macho de 3 años. Corle transversal
en cuerpo de vejiga. Engrasamiento marcado y difuso de la pared
con un contorno claramente irregular que afecta de forma más
evidente su aspecto ventral.
Figura 1.20
Cistitis aguda hemorrágica. Setter irlandés de 5 años. El espesor
de la pared no presenta cambios muy evidentes, aunque sí pue­
de apreciarse un contorno sutilmente irregular de la mucosa, Se
aprecia abundante sedimento celular con línea de sedimentación
clara (obsérvese la ausencia de sombra acústica por tratarse de un
sedimento no mineralizado).
D is t 0.?8cn), '
Figura 1.21
Cistitis recidivante en un gato Común europeo de 6 años. El as­
pecto ventral de la pared de la vejiga presenta un engrasamiento
difuso que alcanza los 7.8 imn de espesor; se observaban abun­
dantes partículas ecogénicas en flotación que corresponden a ia
presencia de células (sangre) en suspensión.
U Z Sistema urinarlo J U
En los pacientes con procesos inflamatorios de la pa­
red se pueden encontrar unos pequeños ecos refrin-
gentes en la profundidad de los pliegues irregulares
producidos en la mucosa; éstos pueden corresponder
a pequeños cristales y sedimento mineral (que se aso
cía en muchos procesos inflamatorios) o, en procesos
más crónicos a focos de mineralización de la mucosa
e incluso pequeños coágulos o pequeñas partículas de
gas (que producirán más típicamente un artefacto en
cola de cometa).
Las cistitis agudas, hemorrágicas y por estrés (tras
un ejercicio intenso) en sus estadios iniciales pueden
pasar desapercibidas durante el examen ecográflco;
en algunos casos sólo se evidencian por la presencia
de un sedimento celular abundante o la colección de
coágulos en su luz. A medida que el proceso se hace
Figura 1.24A
Figura 1.23
(1.22) Paciente coa la vejiga poco distendida: en una primera exploración puede sospecharse la presencia de un urolitoy un engrasamiento
marcado de la pared. Tras la distensión de la vejiga (1.23) se puede realizar un diagnóstico conecto: presencia de varios urolitos y un en­
grasamiento de pared asociado a un crecimiento de tipo polipoide.
Figura 1.24 B
(1.24 A) Cistitis polipoide. Engrasamiento uniforme de la pared
vesical;se aprecia crecimiento polipoide en el aspecto crancodor-
sal de la vejiga. En la imagen se evidencia abundante sedimento
mineralizado depositado en la pared más declive pite produce
una sombra acústica nítida. (1.24 ti! Cistitis polipoide. Presencia
de crecimiento intralimiinai polipoide con base, de inserción es­
trechay bien delimitada; se visualizan pequeñosfocos ecogénicos
en el seno del pólipo que corresponden afocos de mineralización
ojibrosis más tipien en una lesión crónica.
10 ñtlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales
1
Figura 1.26
Neoplasia vesical (carcinoma de células iransicionales) que afee
la una porción amplia del aspean dorsal de la pared i>esical.
Obsérvese que la capa muscular (anillo hipoecoico periférico)
mantiene su integridad, permitiendo establecer un diagnóstico
presuntivo de neoplasia de la mucosa vesical.
crónico, los hallazgos ecográficos se pueden hacer
más evidentes (figs. 1.20-1.21).
En muchos pacientes, las cistitis crónicas asociadas a
urolitiasis pueden degenerar en crecimientos polipoi-
des en la pared vesical, (Martínez I y col., 2003; Taki-
guchi M y col., 2005) (figs. 1.22-1.24 A-B), Estos creci­
mientos presentan típicamente un contorno liso, bien
definido y con una base de inserción estrecha.
Las cistitis enfisematosas se asocian generalmente,
aunque no en exclusiva, a pacientes diabéticos (con
proliferación bacteriana de E. coli); se evidencian la
irregularidad en el contorno de la mucosa y la presen­
cia de gas circunscrito a la vejiga, el cual se acumula
en la porción más superficial de ésta y produce una
sombra acústica que impide la valoración de las zonas
distales y col., (Lobetti RG y col,, 1998). Estas vejigas
con acumulo abundante de gas en su luz pueden ser
difíciles de reconocer, pues no presentan su patrón ca­
racterístico (con un contenido anecoico). Si se ejerce
presión con el transducto se puede desplazar el gas
simado en el aspecto más proximal a porciones más
laterales, creando entonces una ventana acústica más
adecuada. La valoración ecográfica será, en estos ca­
sos, insuficiente y se deberá completar el estudio con
una evaluación radiográfica. También se podrán evi­
denciar residuos de aire dentro de la vejiga tras realizar
el sondaje del paciente o cistopunciones (fig. 1.25).
Neoplasias
La ecografía se presenta como un método sensi­
ble y no invasivo, aunque a la vez inespecífico, para el
diagnóstico de, neoplasias vesicales. Los tumores de
naturaleza epitelial producen una interrupción en el
contorno regular de la mucosa (interfase hiperecoica)
y suelen presentar un crecimiento intraluminal, como
el carcinoma de células iransicionales (el tumor vesical
más frecuentemente descrito). Las neoplasias de origen
mesenquimático no suelen afectar la mucosa y son de
crecimiento excéntrico (leiomioma, leiomiosarcoma y
fibrosarcomas), por lo que en estos pacientes se produ­
ce comúnmente una deformación de la luz vesical por
la compresión de origen extraluminal. Los carcinomas
de células transicionales se localizan con frecuencia en
la zona del cuello y el trígono vesical. La evaluación de
los uréteres y riñones, así como de los linfonodos sub­
lumbares e ilíacosy lapróstata enlos machos debe estar
siempre incluida en el protocolo de estos pacientes.
El diagnóstico definitivo de una neoplasia vesical no
debe basarse sólo en la imagen ecográfica; debe con­
templarse que algunos procesos inflamatorios cróni­
cos que afectan la pared vesical pueden presentar pa­
trones ecográficos similares a lesiones neoplásicas. La
historia clínica, los hallazgos ecográficos asociados,
las pruebas complementarias y el estudio histopatoló-
gico de la lesión serán imprescindibles para establecer
un diagnóstico definitivo.
I A Sistema urinario Q j
Figura 1.27
Neoplasia vesical que afecta múltiples porciones tic ¡a pared vesi­
cal. Su aspecto irregular, su crecimiento intraluminaiy el volu­
men de la lesión sugieren la presencia de un proceso neoplásico
que afecta la capa mucosa. Su estudio histológico confirmó que se
trataba de un carcinoma de células transicionales.
El patrón ecográfico de las neoplasias vesicales es muy
variable tanto en su localización como en su morfolo­
gía. Pueden afectar una porción del cuerpo o el cuello
de la vejiga, de forma localizada o difusa, y pueden ser
de morfología pedicuíada o de amplia base de inser­
ción (figs. 1.26-1.28 A-B). En algunas ocasiones, debe
modificarse la posición del paciente para comprobar
que la estructura en estudio se encuentra adherida
a la pared, o para establecer un diagnóstico diferen­
cial con estructuras similares no adheridas (coágulos
sanguíneos). Los modos Doppler color o potenciado
permitirán evaluar si la masa estudiada presenta un
flujo vascular y, por lo tanto, establecer un diagnósti­
co diferencial con los coágulos vesicales (que carecen
de señal Doppler) (figs. 1.29-1.30).
Las neoplasias de cuello vesical deben ser exploradas
con transductores de alta frecuencia ycon una disten­
sión máxima de la vejiga que evite que la lesión pueda
quedar oculta. Incluso, en determinadas ocasiones,
será adecuado proceder al sondaje del paciente para
localizar mejor el cuello de la vejiga y la lesión objeto
del estudio (figs. 1.31-1.33).
La toma de muestras mediante punción percutánea
con aguja fina ecoguiada se desaconseja debido a que
aquellas neoplasias de origen epitelial producen una
exfoliación abundante y existe un alto riesgo de dise­
minación de células neoplásicas en el trayecto recorri­
do por la aguja. Las biopsias vesicales percutáneas no
son viables debido al riesgo de perforación o estallido
vesical. La realización de aspiraciones mediante son­
daje ecoguiado con manipulación externa de la veji­
ga se presentan como una opción más apropiada. En
Figura 1.28 A
(1.28 A} Neofonnación vesical aislada de aspecto poiipoide con
base de inserción pequeña y bien delimitada, id patrón ecográfico
de estas lesiones permite establecer un pronóstico más favorable.
(1.28 B) Neoplasia de vejiga: íektmiosarcoma en un Bobtail de 11
años. Se aprecia un crecimiento de patrón heterogéneo asociado
a la vejiga en el aspecto craneal de esta. Hay compresión de la luz
vesical y se observa una mucosa de contorno liso, lo que permite
sospechar de una lesión neoplásica de ¡a capa muscular.
Figura 1.28 B
12 ¿íte^^cografía^cfinica^abdom
iria^j^pegtienosanlm
ales 1
nuestra experiencia, las citologías obtenidas median­
te sondaje y raspado de lesiones sospechosas de neo­
plasia situadas en el cuello de la vejiga son altamente
diagnósticas. Previamente se vacía por completo la
vejiga, introduciendo una sonda uretral y ejerciendo
Figura 1.29
Carcinoma de células indiferenciadas. Masa vesical adherida a
la pared vesical dorsal. La exploración del paciente se realiza en
decúbito dorsal (imagen izquierda) mediante aproximación ab­
dominal ventral; con el paciente en estación Cimagen derecha) se
utiliza el mismo abordaje y se aprecia que dicha estructura no
cambia de posición lo que confirma que la lesión afecta la pared
vesical.
Figura 1.30
Carcinoma de células transicionales. Paciente mestizo de lli años.
Exploración en modo Doppler potenciado que permite el estudio
de la vascularización de la masa vesical y su diagnóstico diferen­
cial respecto a un posible coágulo intraluminal.
presión externa sobre el organo; luego se manipula la
sonda con el objetivo de producir un raspado de la le­
sión, al mismo tiempo que se efectúa presión negativa
con el embolo de la jeringa para obtener una muestra
citológica del material contenido dentro de la sonda.
Figura 1.31
Neoplasia en el cuello vesical. En este paciente, se identifica una
masa de aspecto irregular que afecta al cuello de la vejiga y pri­
mera porción de la uretra. 1.a biopsia realizada mediante sondaje
y succión permitió establecer el diagnóstico de carcinoma de cé­
lulas transicionales.
Figura 1.32
Paciente con carcinoma prostático que involucra al cuello de
la vejiga. El crecimiento se identifica en el aspecto ventral de la
pared vesical. Se observa cattdalmenle la próstata con un patrón
hipoecoico y pequeños jocos hlperecoicos intmparertqüimatosos
múltiples que sugieren una lesión neoplasma prostática, la cual
se confirmó posteriormente mediante tina biopsia ecogtdada.
E Sistema urinaria 13
Risi 1 ??c¡n
Figura 1.33
Masa delimitada en el fuello vesical. Uttaadecuada distensión de
Itt vejiga permite detectar una masa de patrón ecogénico, morfo­
logía redondeada y borde liso (¡uese siltía en ia porción del cuello
de la vejiga. Sin confirmación histológica.
Figura 1.34
Rolara traumática de vejiga de la orina. Se observa la formación
de un gran coágulo en la luz vesical, l a inyección de suero a pre­
sión en Ia vejiga permitió comprobar la salida del suero a la cavi­
dad abdoniinal y confirmó la rotura vesical.
itti r
>arav
. „
gsovpiol
Rotura traumática vesical. Abundante [ícpiido libre abdominal y
reacción peritoneal difusa. Paciente con traumatismo. La vejiga
se observa escasamente distendida; en su aspecto craneodorsal se
visualiza una estructura hipoecoica y redondeada adherida a la
pared compatible con un coágulo sanguíneo.
Rotura de vejiga
Siempre se vincula a una historia previa de trau­
matismo, obstrucción o manipulación inadecuada, o
a procesos neoplásicos e inflamatorios más crónicos.
La presencia de líquido libre con reacción peritoneal
asociada siempre es evidente.
La definición ecogràfica de la zona de ruptura se pre­
senta como una maniobra altamente complicada de­
bido a que la falta de presión intraveslcal produce su
pérdida de tono, y se observa una vejiga replegada, en
ocasiones con presencia de un coágulo vesical, que di­
ficultan su visión. La presencia de líquido ascítico, la
pérdida del tono vesical y la existencia de un coágulo
interno son hallazgos sugerentes. La obtención para
su estudio del líquido ascítico, o el sondaje del pacien­
te y la introducción de suero fisiológico atemperado a
presión que permita evaluar si éste se contiene dentro
de los límites de la vejiga, podrán establecer el diag­
nóstico definitivo (figs. 1.34-1.35).
D ivertículos vesicales. quiste/divertIculo uracal
Y URACO PERSISTENTE
Los divertículos vesicales aparecen como estruc­
turas anecoicas que escapan al contorno regular de la
vejiga y que se continúan y comunican con ésta. Su
origen puede ser congènito o adquirido tras procesos
continuos de disuria (figs. 1.36 A-B).
JHjasdeecojrafíadínic^
14
1
Figura 1.36A Figura ¡.36 B
I'HveriBsulo vesical. Caniche (le5 años. II.36A) Vejigade la orina que presenta en su aspecto lateral izquierdo una estnictum cavitaría, con
contenido liquido; desplazando el transductor caudalmente (1.36 II), se observa la comunicación entre ambas estructuras, lo t/ue permite
establecer el diagnóstico de un divertíanlo de pared vesical.
El divertículo uracal y el uraco persistente son malfor­
maciones congénitas que han sido descritas tanto en
la especie canina como felina. El uraco persistente se
relaciona con la aparición de incontinencia urinaria
y goteo de orina por el ombligo. Los quistes uracales
pueden detectarse como pequeñas colecciones de lí­
quido en el abdomen relacionadas con la vejiga o la
pared abdominal ventral.
Alteraciones en el contenido
Cálculos y sedimento vesical
Todos los cálculos vesicales presentan un patrón
similar: superficie hiperecogénica con sombra acústi­
ca posterior (tanto más evidente cuanto mayor sea el
diámetro del cálculo) (Spence S 1997, Johnston GR y
col., 1986). Así, con transductores de frecuencia me­
dia, los cálculos menores a 2 mm de diámetro pueden
no presentar una sombra acústica clara. Se posicionan
típicamente en la porción más declive de la vejiga (ex­
cepto en procesos muy crónicos, en los que pueden
verse incluidos en las irregularidades de la mucosa).
La percusión externa con el transductor no suele pro­
ducir un movimiento evidente de éstos debido a su
peso específico (figs. 1.37-1.42).
m . . . ______ , . _______
La consistencia de la sombra acústica producida por
un cálculo depende de varios factores, entre ellos su
tamaño, su superficie y el transductor utilizado. La cla­
sificación y la composición del cálculo no deben esta­
blecerse por la morfología que éste presente; siempre
es imprescindible su estudio laboratorial.
El sedimento mineral (cristaluria) se depositará con
facilidad formando una línea definida en la porción
más declive de la vejiga; la evidencia de sombra acús­
tica está en relación directa a la cantidad de cristales
sedimentados. La percusión externa con el transduc­
tor produce una reflotación de los cristales y un efec­
to de “nevada" muy característico (figs. 1.43-1.46). La
cistopunción deberá ir precedida de una maniobra
de reflotación, mediante el cambio de posición del
paciente o la agitación externa del contenido, con el
objetivo de obtener muestras representativas.
Coágulos sanguíneos
Los coágulos sanguíneos vesicales no asociados a
traumatismo generalmente se presentan como estruc­
turas hiperecoicas que no producen sombra acústica,
aunque sí pueden generar cierto grado de atenuación
del sonido. Usualmente se asocian a otros procesos
(inflamaciones de pared, intoxicaciones, enfermeda­
des renales, etc.). Los coágulos no suelen adherirse a
la pared y varían de situación al cambiar la posición
del paciente. En aquellos casos en que se presenten
Sistema urinario 1S
fitlas fl^ çô ^ râfî^ te â jâ b d ^ ÎM ^ ^ ^ ü ê^ ^ n im â ïë T 1
Figura 1.42
Urolitiasis vesical. (1.37) Vejiga distendida con presencia de un calculo de 12nun en su luz, con una superficie lisa hiperreflectim yforma­
ción de sombra acústica posterior. (1.33) Vejigadistendida con múltiples cálculusde contorno irregularasociados a un proceso inflamatorio
crónico tic la pared, (¡uealcanza un espesorde íí ruin en su aspecto craneoeentral. (1.39) Detalle de la pared dorsal de la vejiga de un Dúl-
mata de 3 años con múltiples microcdlctdos depositados en la pared declive:su conjunto produce una sombra acústica débil. (1.40) Cálculo
voluminoso, de 3 cm de diántetro, de superficie lisay morfología redondeada, con sombra acústica sóliday engrusatniento de pared asocia­
do. (1.41) Cálenlo de superficie lisa y morfología poliédrica con sombra acústica limpia que ocupa la mayor parte de la luz ivsical. (1.42)
Corle transversalde m iga moderadamente distendida tptepresenta estructuraecogénica central (colon)con sombra acústica evidente: mas
lateralmente se observa acámulo de pequeños adíalos que también producen sombra acústica.
E Sistema urinaria 1?
Figura 1.43
Cistitis crónica con cristahiria moderada. La distensión de la ve­
jiga confirmó el diagnóstico. Se aprecia un pequeñofoco ecogéni-
co en la pared menos declive compatible con pequeños cristales
atrapados en tas irregularidades de la mucosa y/o mineralizacio-
nes de la pared (más evidentes en procesos crónicos).
¿L
W
¿0.
 “ i
Figura 1.44
Vejiga de la orina distendida con abundantes sedimentos mine­
ral (superficie claramente ecogénica) y orgánico (nivel liipoecoi-
co) que no produce artefacto de sombra acústica.
adheridos a la pared o en vejigas con poco conteni­
do ésta debe distenderse y se debe intentar el despla­
zamiento forzado de los coágulos mediante sonda y
controlar su evolución a corto plazo. La evaluación
mediante Doppler color o potenciado evidenciará la
ausencia de señal en su seno (figs. 1.47-1.49).
Figura 1.45
Cistitis crónica en gato Persa de 2 años. Se observan sedimento
mineral en la porción declive de la vejiga,y pequeñosfocos réfrin­
gentes en la porción superior que pueden corresponderá áreas de
nnneralización o cristales adheridos a la pared.
Figura 1.46
Cristallina intensa. Tras la agitación de la vejiga se observa la
reflotación del sedimento y su progresivo depósito en la porción
más declive de la vejiga.
C uerpos extraños
Existe la posibilidad de encontrar otros cuerpos
extraños, bien por traumatismo exógeno (espigas, in­
sectos, perdigones) o de origen iatrogénico (suturas
desprendidas, sondas rotas) cuya evidencia ecográfica
puede ser relevante.
Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales
= 1
Múlliples coágulossanguíneos en paciente con cistitis hemorrági-
ca. Su aspecto amorfo y la ausencia de sombra acústica posterior
son hallazgos fácilmente iclentificables en los coágulos vesicales.
U retra
La exploración ecográfica de la uretra completará
el estudio de las vías urinarias inferiores. En el perro,
se pueden explorar tanto la uretra prostática como
toda la longitud de la uretra peneana. La uretra en su
porción pélvica está limitada debido a los artefactos
que producen las estructuras óseas. En la perra, la ex­
ploración se limitará a la primera porción de la uretra
antes de que ésta se introduzca en la cavidad pelviana.
El examen adecuado debe realizarse con transducto­
res de alta frecuencia, y es imprescindible el empleo
de frecuencias de 10 MHz o superiores para el estudio
de la uretra peneana. Los transductores lineales son
los más apropiados en este tipo de exploraciones. El
sondaje uretral es, en ocasiones, aconsejable para lo­
calizar la uretra con mayor facilidad y se han descrito
la inyección de suero y la evaluación en modo Doppler
color. La ecografía uretral endoscópica se encuentra
en fase de experimentación y no se contempla como
un método de exploración rutinario.
Patrón ecográflco normal
No es posible la diferenciación de las distintas ca­
pas de la uretra con ecógrafos convencionales. En el
perro, a diferencia de la hembra, la uretra presenta
una capa más externa de músculo estriado (esquelé­
tico). La mucosa de revestimiento no se distingue en
condiciones normales. La uretra peneana se encuen­
tra rodeada de los cuerpos cavernosos. El estudio eco-
gráfico de la uretra puede complementarse mediante
la exploración dinámica con sondaje del paciente. El
músculo uretral se hace más evidente en su porción
prostática como un anillo de doble ecogenicidad. La
Figura I. (9
Cortes sagital (izquierda) y transversal (derecha) de la porción
prostática de la metra. El tejido prostática periuretral (hipoecoi-
co) revela el recorrido intraprostático de la uretra (que en condi­
ciones normales no será visible ecográficamente).
Disi 3.0 ticm
Figura 1.48
Coágulo vesical. Se observa estructura ecogénica iutralumiual
voluminosa bien definida que invade casi la totalidad de la luz
vesical.
'] n
Figura 1.50 1 -
Estudio de la porción peneana de la uretra con sonda uretral.
Puede apreciarse claramente la sonda uretral como dos líneas
ecogénicas y paralelas hasta la camarina caudal de la uretra. La
inyección desuero permite una pequeña distensión de la luz ure­
traly su mejor valorácioh ecográfica.
visualización en un corte transversal es, en la mayoría
de los casos, más clara y de mejor definición que un
corte longitudinal (figs. 1.50-1.51).
Obstrucción uretral
La dilatación anormal de la uretra es secundaria a
un proceso obstructivo de la luz uretral. La presencia
de un cuello vesical y uretra próxima! anormalmente
dilatados conduce a la identificación de un problema
^tla^^cog^n^clfjfic^M
nmiria^n^^eguenos^aniniales
Figura 1.51
Detalleecográfho del músculo uretralincluido dentrode la porción
más caudal de la próstata. F.l músculo uretral se observa de mayor
espesor en el aspecto caudodorsal de la glándula prostática.
Figura 1.53
(lato con síndrome obstructivo. (1.52) Distensión anormal de ve­
jiga de la orina y cuello vesical. Presencia de sedimento orgánico
no mineralizado moderado; en la porción más declive se observa
una pequeña zona más ecogénica compatible con sedimento mi­
neral. (1.53) Detalle de la uretra proximal patológicamente dila­
tada con presencia de sedimento mineralizado.
Figura 1.52
obstructivo. Se puede intentar un sondaje del pacien­
te para delimitar el punto de obstrucción. En los gatos
con síndrome obstructivo, el estudio ecográfico de la
vejiga, uretra, uréteres y riñones puede aportar datos
significativos sobre su estadio y compromiso (figs.
1.52-1.54 A-C).
uretra!
Galo con síndrome obstructivo. ,S
’p observa (1.54 A) distensión
patológica de la vejiga, con presencia de abundante sedimento
no mineralizado en la luz vesical. (1.54 li) Distensión anormal de
vejiga de la orinay cuello vesical. Sedimento orgánico moderado,
no se identifica en la imagen sedimento mineral. (1.54 C) Detalla
de la uretra próximal dilatada (3,5 mrn) con pared nítidamente
definiday contenido anecoico.
C Sistema urinario 21
Figura 1.56
Pacientecan obstrucción uretral. (1.55) Corle transversal de prós­
tata en el que se absenta tina dilatación patológica de la primera
porción de la uretra. (1.56) En una proyección prostática trans­
versal más caudal se aprecia la luz uretral ocupada por una es­
tructura ecogénica que produce sombra acústica compatible con
cálculo uretral.
Figura 1.57
Presencia de abundante sedimento mineralizado en la poción
prostática de la uretra. Aunque esta última no se aprecia dilata­
da, se identífica claramente debido al abundante sedimento acu­
mulado (ecógénico), el cual produce una sombra acústica distal
que oculta la porción dorsal de la próstata.
V ~
Figura 1.58
Paciente obstruido con presencia de cálculo en la uretra peneana.
Se identifica el cálculo como una pequeña estructura ecogéui-
ca que produce sombra acústica. El hueso peneano se identifica
como una línea ecogénica con sombra posterior.
22 ¿tla^^cografí^Líníca^abdomhia^i^egueflo^niojai« 1
Las causas más frecuentes de obstrucción uretral son
los cálculos (con el mismo patrón ecográfico: super­
ficie ecogénica y sombra acústica) y el acúmulo de
sedimento en zonas estenóticas; los tumores uretra­
les y problemas traumáticos también están descritos
como agentes causales (figs. 1.55-1.59).
Los tumores uretrales, en ocasiones, son difíciles de
identificar ecográficamente. Aquellos que afectan la
porción más próxima al cuello de vejiga pueden in­
vadir este segmento y por lo tanto se distinguen más
fácilmente.
R iñ o n es
Equipamiento
Perros: en nuestra experiencia, los perros de peso
comprendido entre los 10 y 40 kg deben ser explorados
con sondas microconvexas o convexas de frecuencia
media (5 MHz). Los perros de razas gigantes pueden
requerir sondas de frecuencia inferior (3 MHz). El
abordaje abdominal ventral del riñón derecho, debido
a su posición más craneal, presenta mejores imágenes
con transductores microconvexos. Cuando se utiliza
un abordaje lateral o sublumbar se pueden utilizar
A
transductores de mayor frecuencia debido a su menor
profundidad; de manera que, en aquellas sondas mul-
tifrecuencia, es posible seleccionar las frecuencias más
adecuadas, de acuerdo con la profundidad del riñón.
Gatos y perros de razas miniatura: los transductores
lineales de alta frecuencia (10 MHz) obtendrán imá­
genes de mayor calidad, aunque la manipulación del
abdomen craneal con estos transductores puede ser
mal tolerada especialmente en los perros de menor
tamaño.
Preparativos
En condiciones normales no se debe exigir ningún
preparativo previo especial. El ayuno disminuirá la
presencia de gas digestivo, lo que favorecerá el estu­
dio más adecuado, en particular del riñón derecho (no
es imprescindible si se utiliza el abordaje sublumbar
o intercostal). En algunas ocasiones, el colon descen­
dente puede interferir en la obtención de imágenes
apropiadas del riñón izquierdo, aunque una mani­
pulación correcta del abdomen permite superar este
problema, al realizar el desplazamiento de los seg­
mentos intestinales que puedan alterar la imagen.
Los contrastes urinarios (yodados) utilizados en las
urografías descendentes no interfieren en la imagen
ecográfica. La administración de diuréticos y de sueros
intravenosos previo a la exploración ecográfica produ­
cirá una incipiente dilatación de la pelvis renal, e inclu­
so del uréter proximal, lo cual se debe tener en cuenta
cuando se establezcan los diagnósticos diferenciales.
Técnica de exploración
La exploración del riñón izquierdo es más sencilla
debido a su posición en el abdomen medio, más cau­
dal que el riñón derecho; éste, se localiza en una posi­
ción más cranealygeneralmente está protegido por las
últimas costillas. El abordaje ecográfico más frecuente
es la aproximación a través del abdomen ventral (con
el paciente en decúbito dorsal); otros abordajes ade­
cuados son a través del abdomen lateral (corte dorsal)
y la vista sublumbar, y ambos se obtienen posicionan-
do al paciente en decúbito lateral o en estación. El
riñón derecho, debido a su posición más craneal (in­
tercostal) y dorsal es de evaluación más complicada.
Su tercio craneal, en ocasiones, no se puede explorar
satisfactoriamente en un abordaje abdominal ventral.
En estos casos, la exploración sublumbar a través de
los últimos espacios intercostales (11° y 12°) es más
conveniente y los pacientes la toleran mejor.
La exploración completa de ambos riñones incluye
sus cortes sagitales y transversales (abordaje ventral
y sublumbar), obteniendo cortes seriados en barridos
craneocaudales y lateromediales. El corte dorsal lon­
gitudinal, en la aproximación lateral, es más apropia­
do para la visualización del uréter proximal y el siste­
ma arteriovenoso.
_________ Sistema urinario 23
Gráfico 1.9
Cortelongitudinal del riñón izquierdo. Se realiza un corte en eje lar­
go del paciente, en el abdomen lateral izquierdo, para obtener un
corte longitudinal del riñón; se desplaza el transductor en sentido
medialy lateral para realizar una exploración completa del riñón.
Gráfico 1.10
Corte transversal del riñón izquierdo. Girando 90a el transductor
sobre lafigura anterior se realiza un recorrido en sentido craneal-
caudal visualizando múltiples cortes en eje corta del riñón, desde
su polo craneal al caudal.
Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales
24
Gráfico 1.12
Cortesagital del riñón derecho.
Comparación de ¡a ecogenici-
datl de la corteza renal (I!) y el
pctrénqitima hepático til-, ¡a
ecogenicidad de arribas estruc­
turas es muy similar y se consi­
deran normales pequeñas ca-
riaclones.
Gráfico 1.13
Corte sagital del riñón izqttier-
da. Comparación de la eco­
genicidad de la corteza renal
(til y el parénquima espiénica
íH
J, la primera se establece hi-
poeeoiat ron respecto al paren
quima esplétlico.
Gráfico 1.14
Corte sagital media del ríñón.
Cortea) renal tC). Médula re­
nal (Mdi. Seno renal (Snh ni­
cerliados renales (Bv) con ul-
sutilización de cenas aramias
IVA}.
C Sistema urinario
Crájico 1.15
C orle ¡.agita! mediai ili ! rinini.
i ortrza renai ■
O. Medula re
ani .Miij. Seno runa! (Sri1(¡ra­
sa /nnìpélriea y sena rena! (Cr
Pi. Vasas interiabares IV II.
(iràfico 1.16
( arie trtiiismrsal iiiigUii de! ri­
tirili. Ciirtemi renai (Q . M edit­
ili rena! ìM dì. 5riw renili I5n).
Papìla rena! il'ili. Petnis rena!
ii'J. Crosti peripélrial ter
Arteria* vverta renale» fVHi en
e! hdio iena!. Cortes inmsivr-
saies de segmento» ìntestinales:
vermini) ! e ileon fli.
La presión ejercida con el transductor resulta funda­
mental a la hora de desplazar el gas contenido en las
asas intestinales, así como las heces presentes en el
colon. Esta presión se ve acentuada en la aproxima­
ción ventral del riñón derecho (donde se deberá des­
plazar el duodeno descendente y colon ascendente!.
Es importante comprender las relaciones anatómi­
cas de los riñones, ya que pueden facilitar tanto su
visualización, como la interpretación correcta de las
imágenes obtenidas y el establecimiento de los posi­
bles diagnósticos. Así, el riñón izquierdo se relaciona
ventrocranealmente con el bazo (que en la mayoría
de los casos se utilizará como ventana acústica para
visualizar el riñón), medialmente con el colon ascen­
dente (que en algunas ocasiones puede localizarse en
relación al aspecto más lateral del riñón); la aorta y la
glándula suprarrenal izquierda; cranealmente con el
fundus del estómago y, típicamente en los gatos, con
el lóbulo izquierdo del páncreas; y caudalmente con el
ovario. El riñón derecho se relaciona anatómicamente
en su aspecto medial con el colon ascendente y la vál­
vula ileocecal; cranealmente el polo del riñón derecho
reposa en la fosa renal del proceso caudado del lóbu­
lo caudado hepático; en su aspecto ventral (y lateral)
se localizan, en el perro, el duodeno descendente y el
lóbulo derecho del páncreas; medialmente se encuen­
tran la vena cava caudal y la glándula suprarrenal de­
recha; y en la porción más caudal se localiza el ovario
derecho.
En el gato, ambos riñones se ubican en el abdomen
medio, una posición más cómoda para la exploración,
y debido a su movilidad (riñones “flotantes"), el abor-
Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales'
daje de ellos es satisfactorio y resulta diagnóstico en
la mayoría de los casos. Las presiones ejercidas con el
transductor en estos pacientes deben ser mínimas, ya
que los riñones se desplazan fácilmente.
Imagen ecográfica normal
El riñón del perro es de morfología ovalada, alar­
gado en su eje sagital. El riñón del gato es más redon­
deado (Walter PA y col., 1987). Se pueden diferenciar
ecográficamente Jas diferentes estructuras anatómi­
cas del riñón (figs, 1.60-1.69):
Corteza renal: corresponde a la corona periféri­
ca, es finamente granular y se define claramente
hipoecoica respecto al bazo y moderadamente
hipoecoica (e incluso isoecoica) respecto al pa-
rénquima hepático. En el gato, puede adquirir un
aspecto más hiperecoico de forma fisiológica (es­
pecialmente en gatos obesos) debido al acúmulo
de vacuolas de grasa.
Médula renal: zona central con un patrón hipoecoi-
co respecto a la corteza, y presencia de tabiques hi-
perecoicos (que corresponden a los divertículos y
venas interlobares).
❖ Pelvis renal: zona más ecogénica central. Su diáme­
tro no supera en condiciones normales los 2 mm y
su visualización es óptima en aquellos pacientes
con diuresis forzada. En un corte sagital y en uno
lateral a medial, esta estructura desaparece yse ob­
servan dos líneas ecogénicas (divertículos o rece­
sos pélvicos) y una zona hipoecoica central (cresta
renal), prolongación de la médula renal. La pelvis
renal está rodeada por el seno renal, con patrón
ecogénico debido a la presencia de tejido graso.
-i- Cápsula renal: se aprecia como una fina línea hi-
perecoica en el perímetro del riñón (sólo visible
cuando la incide perpendicularmente el haz de
sonido).
❖ Hilio renal: en el aspecto medial del riñón se pre­
senta como una pequeña depresión donde se vi­
sualizan las estructuras vasculares principales y el
uréter (no visualizado en condiciones normales).
Figura 1.62
Figura 1.63
Figura 1.61
Hiñón normal en un perro. (1.60) corte longitudinal medio del riñón donde se visualizan la corteza y la médula renal. Los pequeños vasos
que se identifican en la unión corticomedular corresponden a las arterias arénalas. Los divertículosy vasos interlobares se evidencian como
pequeños tabiques ecogénicas. (1.61) Corte longitudinal medial respecto a la imagen anterior, la zona hipoecoica central corresponde a
la papila renal central, rodeada de tejido más ecogénico que corresponde a! seno renal. (1.62) Corte longitudinal en aproximación por el
flanco (lateral) con visualización satisfactoria de la corteza, médulay pelvis renales (zona ecogénica central): la porción distal de la arteria
y la vena renales también se visualiza en este corte. (1.63) Exploración en modo Doppler color en el mismo corle que la imagen an terior con
representación de la vena renal en el hilio.
¿i
Sistema urinario
Figura 1.64 Figura 1.67
Figura 1.68
Figura 1.66 Figura 1,69
Riñón normal en un gato. (1.ÍUI Curie longitudinal medio del riñón diferenciando la corteza i' la médula renales: la grasa del seno renalya
se evidencia como unaJiña línea ecogénica central. (1.65) Corte longitudinal medial: el tejido ecogénico central corresponde al seno renal: la
pelvis se identifica entre los cursores (1.2 mml: la vena renal se visualiza como una estructura redonda anémica central. (1.66) Corte trans­
versal medio del riñón !imagen en lierradum); en la zona central se observan la papila, pelvis e hiUo renalect. (1.67) Corte longitudinal en
aproximación lateral: visnalización del.seno renaly la zona del hilio. (1.68) Modo Dopplerpotenciado con visualización de vasos hiterioba-
res. (1.69) Modo Doppler color en corte transversal; se observan venay artería renales (la vena renal presenta mayor calibre que la artería).
^tla^^cograff^UnJc^ahdomina^iyjcgiieno^niinales^
28
; Arteria y vena renales: la vena se sitúa ventralmen­
te a la arteria se debe señalar que, en ios perros, se
presenta con frecuencia un sistema arterial renal
doble. Tanto la arteria como la vena pueden ser se­
guidas hasta su unión con la aorta y la vena cava.
Las inserciones de la vena y las arterias renales del
riñón derecho sobre la aorta y lavena cava son más
craneales que las del riñón izquierdo e inciden tí­
picamente en el aspecto derecho de éstos. Las arte­
rias y venas interlobares se localizan en los recesos
pélvicos, y las arterias y venas arcuatas, a nivel de la
unión cortícomedular.
Uréter proximal: en condiciones normales no es
identificable; únicamente se observa en pacientes
con diuresis forzada como un pequeño conducto
(1 mm) que se dirige inmediatamente hacia el ab­
domen caudal. En estos pacientes también pueden
visualizarse la pelvis renal y los recesos pélvicos.
Grasa perirrenal: la grasa acumulada (más abun­
dante en animales obesos) se identifica ecogénica
(similar a la obtenida en el seno renal) y rodea tí­
picamente al riñón; se relaciona con el retroperi-
toneo.
La exploración correcta del riñón incluye la compa­
ración de la ecogenicidad de su cortical respecto al
parénquima esplénico y hepático. Es más fácil esta­
blecer la relación ecográfica del riñón izquierdo con el
bazo (ya que éste se encuentra generalmente ventral y
craneal al riñón) y la del riñón derecho con el hígado
(debido a que se encuentra reposando en la fosa renal
del proceso caudado del lóbulo caudado del hígado).
Para una correcta relación de ecogenicidad entre am­
bas visceras siempre se debe intentar la comparación
entre estructuras que se encuentren a la misma pro­
fundidad, a partir de imágenes obtenidas en el mismo
sonograma. Obviando pequeños cambios en la ecoge­
nicidad debido a la diferente profundidad a la que se
encuentren estas estructuras, se establece que en una
relación ecográfica normal el parénquima esplénico
es hiperecoico respecto al hígado y la corteza renal, y
el hígado se observa moderadamente hiperecoico res­
pecto a la corteza renal; aunque esta diferencia en la
mayoría de los pacientes no se aprecia y el hígado y la
corteza presentan una ecogenicidad similar, estudios
recientes (lvancicycol.,2008) demuestran la variación
en la ecogenicidad de corteza e hígado en pacientes
sanos y en función de la frecuencia de la sonda utiliza­
da (figs, 1.70-1.71).
Se debe señalar que en el gato debido a su tendencia
a acumular vacuolas de grasa en el epitelio tubular, se
puede producir un aumento de la ecogenicidad difu­
sa cortical, debiéndose considerar este hallazgo como
accidental y típico de gatos obesos. Esta particulari­
dad también se ha descrito en gatas gestantes y ani­
males diabéticos (fig. 1.72).
El volumen renal no se ha logrado estandarizar de for­
ma fiable en el perro. Diversos estudios admiten un
amplio rango de variabilidad; en estudios más recien­
tes (Mareschaly col., 2007) se ha establecido una pro­
porción entre la longitud máxima del riñón y el diá­
metro de la aorta con un rango de 5,5 a 9,1 como lími­
tes inferior y superior. Las medidas estándar en felinos
son más fiables debido a la mínima variación del peso
(Walter PAy col., 1987). Riñones con longitud superior
a 4 cm y anchuras superiores a 3 cm en el gato deben
considerarse signo de renomegalia.
Artefactos
Se describe fácilmente en los riñones una sombra la­
teral que se inicia en el polo craneal y caudal cuando se
Sistema urinario
A 29
visualizan en un corte en eje largo. Los polos del riñón
pueden presentar un aumento de ecogenicidad con
respecto a la porción media debido a la disposición de
las asas de Henle que, en una aproximación ventral del
riñón, trascurren perpendicularmente al haz de sonido,
produciendo una mayor reflexión de éste y provocando
un aumento de la ecogenicidad de esta zona respecto a
la zona de la corteza más central (fig. 1.73).
La ecogenicidad del seno renal puede verse afectada
por artefactos producidos por las crestas renales y los
recesos pélvicos que pueden presentarse altamen­
te reflectivos. Las arterias arcuatas, dispuestas en la
unión corticomedular, pueden presentar una interfa­
se altamente reflectiva (más evidente en pacientes de
edad más avanzada); este hallazgo no debe confun­
dirse con una mineralización renal (fig. 1.74).

Figura 1.72
Gato Siamés de ti años sin alteraciones en los análisis de sangre
y orina, con alimento de la ecogenicidad cortical como hallazgo
principal, liste signo puede corresponder a estados normales (no
patológicos) cuando la estructura renales normal y no se eviden­
cian lesiones asociadas.
--------- " -
• - ' «T
Figura 1.73
Artefacto. Se observa una diferencia de ecogenicidad de lasporcio­
nes más centrales de la corteza renal respecto a ambos polos; este
artefacto se debe típicamente a la disposición de las nefronas.
Se ha descrito ampliamente la presencia de un halo
ecogénico en la unión corticomedular, más frecuen­
temente en gatos, no relacionado con estado patoló­
gico. Este hallazgo debe ser contrastado con análisis
sanguíneos y urinarios para descartar procesos pato­
lógicos incipientes (fig. 1.75).
Figura 1.74
Fibrosis en las arterías arcuatas en la unión corticomedular en
un perro Maltes de 13 años; este hallazgo no debe interpretarse
como una mineralización patológica o nefrolitiasis.
Jtlas^deecogf^fí^lfhlc^bdomina^enjeguefio^mniales 1
Patologías renales
Para su mejor estudio, éstas se dividen en pato­
logías o alteraciones difusas del parénquima, altera­
ciones focales, del sistema colector, agenesias y otras
patologías congénitas.
Las indicaciones del estudio Doppler renal serán des­
critas en el capítulo referente a aplicaciones del estu­
dio Doppler abdominal.
Lesiones difusas
Son aquellas que típicamente producen un au­
mento de la ecogenicidad cortical, aunque también
se han descrito lesiones que disminuyen la ecogenici­
dad (mucho menos frecuentes y difíciles de detectar).
Generalmente, las lesiones renales difusas (de origen
no neoplásico) incluyen hallazgos en ambos riñones,
aunque el curso de la enfermedad puede afectar de
forma distinta a cada uno (como ocurre en casos de
enfermedad renal felina con la aparición del síndrome
riñón grande-riñón pequeño) (figs. 1.76-1.77).
Las patologías renales que aumentan la ecogenicidad
del parénquima son las que se diagnostican con más
frecuencia y sus orígenes son múltiples (Walter PAy
col., 1987). La cronicidad del proceso puede afectar en
mayor grado a la ecogenicidad y al volumen renal. Se
debe considerar la técnica ecográfica como altamente
inespecífica, y es necesario en todos los casos apoyar­
se en signos ecográficos relacionados, datos analíti­
cos e historia clínica. La realización de biopsias bajo
control ecográfico deberá ser contemplada dentro del
protocolo diagnóstico para establecer un diagnóstico
anatomopatológico y un estado evolutivo de la enfer­
medad renal.
Los signos ecográficos incluyen linfonodos asociados
(renales e ilíacos), hallazgos en visceras o estructuras
relacionadas (vejiga, uréteres y aparato genital), así
como cualquier otra anormalidad vinculada (por ej,,
tumores en glándulas suprarrenales, tromboembolis-
mos, lesiones sospechosas de neoplasias secundarias
en otras visceras, etc.).
Se han descrito aumentos difusos de la ecogenicidad
cortical renal en múltiples procesos que deben in­
cluirse en el diagnóstico diferencial:
Se presenta en perros con nefritis intersticial y
glomerular, necrosis tubular aguda (resultado de
agentes tóxicos o derivados del etilenglicol), glo-
merulonefrosis y amiloidosis renal (fig. 1.78 A-B).
^ En pacientes con mineralización del parénquima
renal se observa nefrocalcinosis. Puede afectar
tanto a la porción cortical como a la medular, y se
RIN DCHOj
Figura 1.76 Figura 1.77 ' ~ ~~ ~
Enfermedad renal glomendar crónica en un gato con asimetría renal marcada (riñón grande - pequeño)-, la enfermedad renal produce la
degeneración de un riñón (1,76) y la consiguiente hipertrofia del riñón contralateral que presenta un aumento de la ecogenicidad cortical
yfalta de definición corticomedular con pequeñas áreas de mineralización /
jibrosis.
Shrema urinario
presentan pequeñas mineralizaciones disemina­
das o focos de mineralización más consistentes
que producirán una sombra acústica distal (figs.
1.79-1.80).
y * Pacientes con hiperadrenocorticismo o diabetes,
que establecen una nefropatía diabética que no se
manifiesta en las primeras fases de la enfermedad,
excepto por un aumento del tamaño renal, y en los
que más tarde comienzan a ser patentes los cam­
bios relativos al engrosamiento de la membrana
basal [Martínez Castelao A., 2004) (figs. 1.81-1.82).
-> En gatos con nefritis intersticial y glomerular, así
como en pacientes con peritonitis infecciosa [figs.
1.83-1.84).
4- En gatos con linfoma renal puede adquirir un pa­
trón típico que aumenta la ecogenicidad cortical;
Figura1.78A Figura 1.78 B
Necrosis tubular aguda en un Fox terrierde 4 años con 78Aintoxicación agudaycuadro gastroentèrico de presentación súbita; el aamento
de acogenicidad cortical es evidente, (i. 78A) Cortical renal isoecoica respecto a parénquima esplénico. (1.7811) Cortical renal hiperecoica
respecto a parénquima hepático.
Figura 1.79
Nefrocalcinosis en un pen o de raza Eurasierde 12artos (1.79)y en
un gato Persa de 8 años (1.80). Presencia de múltiples depósitos
mineralizados en cortical renal con aumento del nivel de calcio
sérico en análisis sanguíneos.
Figura 1.80
32 ^tlasja^cogr£^a^IiriiG
a_flbdom
ina^eni£e^ueno^niiTiales
Hallazgos Geográficos en pacientes con diabetes. (1.81). Perro Pas­
tor alemán de 10 míos con hiperglucemia y signo de doble eco-
gvnicidnd cortical, hallazgo precoz en pacientes diabéticos con
nefropatia diabética. (1.82). Perro Samoyedo de 8 años con dia­
betes en tratamiento durante 2 años que presenta un aumento
generalizado de. ia ecogenicidad cortical del rimiri.
este hallazgo se asocia a la presencia de nefrome-
galia generalmente con bordes renales irregulares
(ftg. 1.85).
^ En gatos sanos por acúmulo de grasa (más eviden­
te en machos castrados o hembras preñadas) (véa­
se fig. 1.72).
<
*
• En pacientes con insuficiencia renal crónica, re­
sultado de una nefritis intersticial crónica (que se
acompaña de una alteración evidente de su estruc­
tura interna y generalmente disminución del volu­
men renal). En algunas ocasiones la alteración re­
nal es avanzada y la identificación del riñón resulta
muy complicada (figs. 1.86-1.87).
w n '-m .
* E
r R 'l"
D is i 2 .6 4 c m
Figura 1.83
D is t 2 .0 1 cm
Figura 1.84
Nefritis intersticial crónica en un galo Común europeo de 2 años
de edad; ambos riñones presentan una desestructuración eviden­
te con falta de definición corlkomedular, bordes irregulares, asi­
metría renal, mineralizaciones corticales y dilatación moderada
de la pelvis renal del riñón izquierdo (111).
Sistema urinario 33
n
Figura ],85
Liiifoma renal en un galo portador del virusde la leucemia. Se observan nefromegalia con bordes irregularesy presencia de derrame sub­
capsular abundante, con aumento de la ecogenicidad conicomedalar y dilatación modelada de la pelvis renal (zona anecogénica más
central).
f
/
Figura 1.86
Schnauzerde 10años con insuficiencia renal crónica, 1.a imagen
ecográfica de! riñón corresponde a un proceso inflamatorio cró­
nica (nefritis) con signos evidentes de degeneración retía/ (riñón
abigarrado) con disminución de su volumen, contorno irregular
yfalta de definición corticomeduiai:
_
21 Z -
, ¡)ist 1: 1 . //c m J
______________________________________ Di'jl '¿: 1.11 cm
Figura 1.87
Gato Común europeo de 5 años con enfermedad renal crónica: se
observan disminución del volumen renaly aumento marcado de
ecogenicidad cortical.
34 £t¡asid^ecograffa¿lteijM
ia&
dom
lna^^peqiiertos>
anlfnales ]
<
►La glomerulonefritis y la pielonefritis crónicas au­
mentan la ecogenicidad cortical del riñón y dis­
minuyen la diferenciación corticomedular (figs.
1.88-1.90 A-B).
Alteraciones renales congénitas como la displasia
renal, con una falta de definición corticomedular,
que en general se asocia a un volumen renal sensi­
blemente reducido (fig. 1.91).
Nefropatlas en razas predispuestas (con mayor
incidencia en perros de raza Boxer o Schnauzer)
con desestructuración de la arquitectura interna,
frecuentemente asociadas a nefropatías juveniles
(figs. 1.92-1.93).
Pacientes con uréteres ectópicos, infecciones as­
cendentes y presencia de glomerulonefritis inters­
ticial crónica (fig. 1.94).
Se ha descrito una banda hiperecoica en la unión cor­
ticomedular renal en pacientes con enfermedad renal
(signo del anillo medular) y vasculitis piogranuloma-
tosa (en gatos con peritonitis infecciosa felina), lep­
tospirosis, necrosis tubular aguda o nefrocalcinosis,
pero este hallazgo también se encuentra en pacientes
sanos, por lo que no debe considerarse a priori como
un signo de enfermedad renal sin el respaldo de aná­
lisis complementarios u otros hallazgos ecográficos
relevantes (fig. 1.95).
La enfermedad renal crónica en general se acompaña
de una disminución del volumen renal, bordes irregu­
lares y una pérdida progresiva de la arquitectura típi­
ca, todo ello hace que, en ocasiones, se complique la
identificación del riñón, pues éste se encuentra en un
estado de degeneración avanzado (que a veces pro­
duce un riñón de reducido volumen e irreconocible).
La falta de definición corticomedular (al aumentar la
ecogenicidad de ambas estructuras) es un signo ca­
racterístico de enfermedad renal crónica (fig. 1.96).
Se debe hacer hincapié en otros hallazgos ecográficos
que pueden asociarse a un aumento de la ecogenici­
dad cortical y que, a menudo, pueden ser determi­
nantes a la hora de establecer un diagnóstico de en­
fermedad renal; entre ellos, hay que prestar especial
atención al volumen renal (aumentado o disminuido
en procesos más crónicos), contorno renal (puede
ser irregular o lobulado), presencia de derrame sub-
Figura 1.89 ¡i
Glomerulonefritis intersticial crónica. (1.89 A) Perro Retrieivr
dorado de 2 años. (1.89 B) Boxer de 4 años. Ambos pacientes pre­
sentan concentración sérica de itreaycreatinina. adelgazamiento
progresivo yproteinuria marcada. Confirmación mediante biop­
sia ecoguiada. La falta de definición corlicomedtdar se aprecia
como una única banda hipeivcogénica; los ecos centrales corres­
ponden a la pelvis renal.
Sistema urinario Ì5
Glmneniionejritis esclefmemte. Yorkshire tie ÍJohns ron /rraleinttria marcada y alteración de cociente pmteinaxreatinina. (i.1)0A¡ Valo­
ración del riñón derecho que presenta como único hallazgo an incremento de la ecogenicidad cortical respecto al parénquima hepático.
(IJH) íil Exploración tras la realización de hiopsia renal. Se realizaron dos biopsias ecoguiadas con aguja trocid calibre16; en el polo cau­
dal del riñón se observan dos lesiones alargadas anémicas en la cortical renal que corresponden al recorrido seguido por las agujas para
la toma de muestro.
capsular, linfoadenopatías, dilatación de pelvis renal
y uréter proximal (evidenciado en pacientes con pie-
lonefritis), gastropatía asociada (a estados urémicos)
(figs. 1.97-1.103).
Las alteraciones que producen una disminución
de la ecogenicidad son más difíciles de percibir y,
como ya se ha indicado, de presencia muy escasa.
Se han descrito en casos de inflamaciones agudas
(edema) y también en pacientes con diagnóstico de
linfosarcoma.
La bibliografía científica describe distinta altera­
ciones congénitas del riñón. La ausencia del riñón
se denomina agenesia renal y, en general, se asocia
a una hipertrofia del riñón presente. Este hallazgo,
aunque de incidencia escasa, es más frecuente en los
perros. La exploración debe de completarse siempre
con un abordaje lateral para confirmar la ausencia
del riñón. La hipoplasia renal (desarrollo insuficien­
te del riñón) se observa en animales jóvenes en los
que se identifica un riñón de volumen sensiblemen­
te reducido; este hallazgo debe de diferenciarse de la
displasia renal mediante la realización de biopsia y
estudio anatomopatológico. La fusión renal también
está descrita (riñones en herradura); en esos casos, se
observa la unión de ambos riñones por uno o ambos
polos, compartiendo, o no, parte del sistema colector
y la vascularización. Otras lesiones, como la posición
anormal de los riñones en la cavidad abdominal (ri­
ñones ectópícos) o la hipertrofia de la papila renal.
36 ¿lla^e^cogMn^tínica^hdomina^r^eoueno^nimale^ 3
Bfrugaltas congénitas diagnosticadas en dos perros de raza Boxer (de 6 mesesy ¡ año de edad respectivamente). En ambos casos se evi­
dencia un marcado aumento de ecogettiridad del riñón asociado a una pérdida de la diferenciación corticomedular. Los dos perrosfueron
Ivopsiados bajo controI ecográfico y se les diagnosticó glornendonefritis.
tilomerulonefritis intersticial crónica en una paciente de raza |
Huskysiberiano de I año con presencia de uréter ectópico. Se ob­
serva pérdida de la arquitectura renal con signos de mineraliza-
ción cortical y aumento de la ecogenicidad corticomedular.
Figura 1.94
Figura 1.95
Gato de ¡O meses con signo del anillo corticomedular ecogéuico.
Paciente con pruebas positivas al virus de la peritonitis infecciosa
felina y presencia de una vasculitispiogrtmuloniatosa que se aso­
cian la banda ecogénicacorticomedular.
P Sistema urinario Z B
Figura 1.96
Degeneración renal senil en un galo de 18 artos. Disminución del
volumen renal, falta de nitidez de la arquitectura y anillo ecogé-
nico en la unión corticomedular: todos los hallazgos correspon­
den a cambios degenerativos renales seniles.
Figura 1.97
Linfosarcoma renalfelino. Se observan un aumento del volumen
del riñón, anillo corticomedular mal definido y presencia de de­
rrame subcapsular moderado.
linfermedad renal en un perro Fox terrier de 12 cilios con gastropatía uréniiea asociada. (1.98) Imagen longitudinal del riñón con signos
de nefropatia crónica (aumento de ecogenicidad de la cortical y medular) y presencia de quistes corticales. (1.99) Detalle de la pared del
estómago que presenta un aumento deI espesor de tos pliegues del estómago e infiltrado ecogénko de la mucosa gástrica.
38 Rilas de ecografía clínica abdominal pequeñas animales
1
también pueden ser estudiadas mediante ecografía
(figs. 1.104-1.107).
Lesiones focales
Los quistes renales de naturaleza simple o múltiple
ydevolumen variable, son las lesiones focales más fre­
cuentes. En muchos pacientes, resultan un hallazgo
accidental durante la exploración ecográfica abdomi­
nal de rutina. Presentan una morfología redondeada,
su contenido es anecoico puro, con paredes nítidas,
.1
z:
Figura Í.100
Pielonefritis crónica en un perro Rottweilerde 6 años. La dilatación
moderada de la pelvis renal asociada ai aumento de ecogenicidad
cortical son hallazgos comúnmente asociados a esteproceso.
lisas y finas, y con evidencia de refuerzo posterior. Se
debe establecer un diagnóstico diferencial con hema­
tomas, abscesos y lesiones quísticas que pueden estar
asociadas a tumores. En el Pastor alemán se ha des­
crito la presencia de lesiones de patrón quístico en el
cistoadenocarcinoma renal (figs. 1.108-1.110).
Mención aparte merece el diagnóstico de la poliquis-
tosis renal del gato Persa y otras razas emparentadas
(también descrita, aunque con menos incidencia, en
la especie canina, en el Cairn terrier), en el que la téc­
nica ecográfica ha adquirido una relevancia especial.
La importancia de un diagnóstico precoz es funda­
mental por tratarse de una enfermedad autonómica
dominante. Se presentan quistes corticales que se
evidencian en múltiples cortes sagitales que, si es po­
sible, deben incluir únicamente un sonograma de la
corteza renal. Se han descrito quistes hepáticos aso­
ciados a esta enfermedad (en aproximadamente un
10% de los casos). No es posible realizar el diagnósti­
co antes de los 6 meses de edad; en los animales ne­
gativos, se recomienda una nueva evaluación al año
de edad para establecer un diagnóstico definitivo. En
aquellos pacientes dudosos o de alto riesgo (con pa­
dres portadores) deben hacerse exámenes seriados
complementarios. Están disponibles pruebas genéti­
cas para el diagnóstico de la enfermedad poliquística
(figs. 1.111-1.112).
Los abscesos renales pueden asociarse a lesiones
traumáticas, tumorales, o cuerpos extraños, o pueden
ser una complicación en pacientes con pielonefritis.
El absceso posee un perímetro que se define más cla­
ramente (su cápsula es más gruesa, irregular y ecogé-
nica) y presenta un contenido de mayor ecogenicidad
Riñón con signo del anillo ecogéntco corticomedular. Aunque este hallazgo es inespecífico y se aprecia habitualmetíte en pacientes asin­
tomático, clínicamente sanos, debe de ser investigado. En este American Stanford de 7años el signo de! anillo se asocia a la presencia de
linfoadenopatías reactivas en los linfonodos ilíacos mediales, porto que son aconsejables tas pruebas diagnosticas adicionales.
c Sistema urinario 39
Figura 1.103
Corte longfrudinal dei rinon: se obsenwi demone subcapsidary
conica! ecogénica, acìemds de contorno irregttlar asociadn a un
lumicino de ccogenicidad iorticai. Fstos hetllazgos ecogniflcos son
compatibili con un proceso neopldsicu o inflamaiona del rinon.y
e!diagnòstico delie conjìnnarse mediante pntebas compìementa-
rietsy/o anatotnopatoiógicas. (Sin conftnnactón histopatológiai.)
Figura 1.104
Hipoplasia relied imiiaterid en un perm Yorkshire de i I meses.
Abordaje intercostal derecho en el ipie se eridencia el riñón de­
recho con un enlamen sensiblemente reducido de 10.x(i nuil (en­
tre cursores). A la derecha de la imagen se eficiencia paréuquima
hepático y, en proximal, las costillas con formación de sombra
acústica distal.
Hipertrofia de papila renal. Paciente mestizo de 9 años. Se ob­
serva a nivel del lidio renal un crecimiento de 4.11 .v2.0 etn que
corresponde a la papila renal: la biopsia ecogniada no evidenció
cambios hislológicos sugerenies de un proceso patológico. F.n re­
visiones posteriores no se observó un crecimiento de esta estruc­
tura.
40 ^tla^d^ecografl^Iftiic^ahdominal^r^egue^Kanlmales 3
Figura 1.107
Riñón en posición ectópica. Localización del riñón izquierdo en
posición caudal a la vejiga de la orina (parcialmente introducido
en la cavidad pelviana). Con una orientación correcta del trans­
ductor, se observa el riñón izquierdo en la porción izquierda de la
imagen (que corresponde al aspecto más caudal) y la vejiga de la
orína situada cranealmente.
Figura 1.108
Quiste renal. Imagen del riñón en un corte medial en la que se
visualiza únicamente una sección de la cortical renal con presen­
cia de un quiste renal simple que se observa como una estructura
anecoica redondeada.
Figura 1.109
Quiste renal simple en el polo craneal del riñón derecho de un
Rengle de ¡ I años. Fl paciente no presentaba siulonialologia y el
hallazgo fue casual. La estructura del riñón no ajecmilo por el
quiste era normal y los análisis sanguíneo yurinario no presen­
taron alteraciones.
i
Figural.llO
Cistoadenocarcinoma en un Bulldogde 10años. Se evidencian tíos
estructuras quísticas que presentan una cápsula definida y mulri-
laminanen una de ellas se observa una tabicarían interna. Flestu­
dio histopatológico confirmó el diagnóstico.
K Sistema urinario 41
Figura 1.II1
Poliquistosis renal en un galo Persa. Lesión multiquistica ron
presencia de estructuras anémicas redondeadas que producen
una desestnietaradón juogresira del parénquima renal. La dis­
tribución de los quistes es cortical, aunque el crecimiento de éstos
puede deformar la médula y la pelvis renales.
que los quistes puros. En algunas ocasiones, se puede
identificar la presencia de gas en el interior del absce­
so, En el caso de pionefritis avanzadas, el riñón se en­
cuentra muy aumentado de volumen, su estructura es
irreconocible y suele ser sustituida por una estructura
con contenido purulento ffig. 1.113).
En el caso de los traumatismos renales, la presencia de
hemorragia en la pelvis renal o, más frecuentemente,
subcapsulares el hallazgo más evidente; en ocasiones
se identifica erosión de ia corteza renal. La evolución
del coágulo renal puede ser controlada ecográfica-
mente (fig. 1.114).
Las masas renales complejas presentan patrones muy
variables y ecogenicidad mixta; las áreas hipoecoicas
corresponden a zonas de inflamación, necrosis o he­
morragia, ylas hiperecoicas a zonas de fibrosis, calcifi­
cación o procesos degenerativos crónicos. Se debe es­
tablecer un diagnóstico diferencial entre hematomas,
abscesos, granulomas, infartos o neoplasias primarias
o secundarias.
Las masas sólidas suelen corresponder a procesos
neoplásicos que pueden adquirir un patrón homogé­
neo o heterogéneo. Las masas homogéneas se descri-
Figura 1.113
Pionefritis en un Shih tzu con piuría, decaimiento, fiebre y dolor
abdominal agudo. La dilatación de la pelvis renal con acumu­
lo de material de patrón hipoecoko se asocia a ia presencia de
un cálculo en el uréter próximaI yfocos sépticos en la pelvis del
riñón.
42 ^tla^^cograflflHclfnic^abdamlnfl^i^^ijenos^nimates
I
Figura i. 116
Mastocitoma melastásko. Presencia de foto de metástasis en un
paciente con un melanoma. Se observa un nodulo renal de pa­
trón ecogénica confocos de minendización ipte producen sombra
acústica distal.
Figura 1.117
Carcinoma renal complicado con hemorragia subcapsular en
un perro mestizo de 10 años. La lesión neoplásica afecta al polo
caudal del riñón, con discontinuidad de la cortical renal. En ella
se observa un nodulo hipoecoico mal delimitado y escasamente
diferenciado.
Figura 1.H4
Traumatismo renal en un paciente atropellado. La imagen mues­
tra un área cortical ecogénica que corresponde a un hematoma y
un coágulo cortical asociado a hemorragia subcapsular. El polo
caudal del riñón no muestra una continuidad clara debido al
traumatismo y la rotura renal.
» -r -W S
Carcinoma renal en un Husky siberiano de i ! años. Se observa
crecimiento excéntrico de masa compacta, con patrón modera­
damente ecogénica, que afecta al polo craneal del riñón y altera
la silueta renal normal.
Figura i. 115
ben hipoecoicas, hiperecoicas e isoecoicas. Aunque el
patrón ecográfico no es característico de ningún tipo
tumoral, se han descrito masas hipoecoicas en el caso
del linfoma y la histiocitosis maligna. Aquellas masas
de patrón isoecoico pueden plantear un reto al eco-
grafista dado que, a veces, el único hallazgo es una
prominencia en la cápsula renal (figs. 1.115-1.121).
Debido al amplio patrón ecográfico que pueden pre­
sentar las diferentes enfermedades neoplásicas que
afectan al riñón, la técnica de aspiración con aguja
fina y la toma de biopsia bajo control ecográfico re­
sultan fundamentales para concluir un diagnóstico
definitivo.
Las masas que afectan la corteza renal y aumentan su
Sistema urinario 43
Figura 1.118
Figura 1.120
Masa renal en un gato Común europeo de 1
1años. Sospecha de
neoplasia renal (no confirmada histopatológicamente) (fue afec­
ta al polo caudal del riñón y presenta un crecimiento exuberante
que alcanza a rodear la cara renal medial.
¡lemangiosarcoma renal. Desesirttciuración renal con pérdida de
la arquitectura. Masa de patrón heterogéneo. La biopsia ecoguia-
da estableció el diagnóstico.
Figura 1.119
Carcinoma renal en un Setter irlandés de 11 años. Paciente can
Iwnuituria abundantey persistente,y adelgazamiento progresivo.
1.a localización de la masa en la zona renal contribuyó a esta­
blecer el diagnóstico, ya que se presenta muy evolucionada y sin
ningún detalle anatómico reconocible.
^Uas^d^eco^rafía^clínk^^Morilnal^n^e^uenQ^aniiiiale^
44
Figura 1.123
tufarlos ¡vnotes. Presencio de lesión delitnitadZ y ecogénica /¡lie
aféela la cortiea! renal (sección triangular) yproduce una ligera
depresión en el contorna renal.
ecogenicidad incluyen calcificaciones, infartos, fibro­
sis y, de nuevo, procesos neoplásicos.
Los infartos renales afectan una sección de forma pi­
ramidal en la cortical, su patrón es típicamente eco-
génico y, en aquellos pacientes con infartos más an­
tiguos, se puede observar una leve depresión de la
superficie renal de la porción cortical afectada (figs.
1.122-1.123).
Las calcificaciones corticales pueden impedir una
apreciación completa del riñón debido a la marcada
sombra acústica que producen estas estructuras. Se
presentan como áreas ecogénicas en la cortical que
generan una sombra acústica clara. Se debe establecer
un diagnóstico diferencial con los cálculos libres en
la pelvis renal y con las imágenes hiperreflectivas que
pueden producir las arterias arcuatas en el límite corti-
comedular, en pacientes gerentes (figs. 1.124-1.126).
Líquido subcapsular. Seudoquiste perirrenal
felino
La presencia de líquido libre subcapsular suele
asociarse a una patología primaria. El análisis del lí­
quido obtenido por punción ecoguiada puede resul­
tar sangre, orina, trasudado o exudado, en general
secundario a traumatismo, infección, inflamaciones y
neoplasias. En todos los casos, el acúmulo de líquido
subcapsular es menor que en los seudoquistes. En pro­
cesos inflamatorios renales, lesiones de tipo traumá­
tico o rotura del uréter proximal se puede evidenciar
la presencia de líquido retroperitoneal. Éste presenta
un patrón anecoico estratificado entre la grasa retro­
peritoneal típicamente hiperecogénica. Los urinomas
son con frecuencia secundarios a procesos traumáti­
cos (tras accidentes o como consecuencia de biopsias
renales) y están constituidos por colecciones de orina
rinon
Figura 1.124
Depósitos ile cristales de .vantina en un Pastor alemán de 7años
con leisliinaniasis y tratamiento con atopnrinol. lisios depósitos
no se encuentran lihres en ¡a pelvis renal, sino adheridos a la pa­
red en los cálices renales.
E Sistema urinario 45
Figura 1.125
Nefrnpatía liipemilcéniica. Teckel (le 7 años con calcificaciones
corticales evidentes que producen una sombra acústica distal
compacta.
delimitadas que se ubican periféricas al riñón (figs.
1.127-1.129J.
En los gatos, es posible detectar acumulo de líquido
subcapsular o extracapsular en gran cantidad que se
conoce como seudoquiste perirrenal felino. El patrón
del líquido es típicamente anecoico y se sitúa alrede­
dor del riñón. El hilio renal es el punto de confluencia
de la corteza renal y la cápsula. El paciente no suele
presentar sintomatología renal y no manifiesta nin­
gún signo de patología renal asociada. El análisis del
líquido demuestra, por lo general, un trasudado. El
acúmulo del líquido puede ser subcapsular (entre el
parénquima cortical y la cápsula) o extracapsular (en­
tre la cápsula y en tejido fibroso). La denominación
de seudoquiste se refiere a la ausencia de epitelio de
revestimiento. La causa de su formación no está cla­
ramente establecida; se describe como un acúmulo
de orina por extravasación de los tejidos perirrenales,
secuela de pequeñas obstrucciones parciales, resolu­
ción de hematomas corticales o consecuencia de la
toma de biopsias (figs. 1.130-1.131).
46 ^tle^d^cografí^^línlc^abdom
ina^r^emjeflo^ñrilmales 1
Neoplasia renal (carcinoma) con presencia de nodulo cortical
hipoecoico (¡tte produce uncí erosión en el contorno renal y pre­
senda de hemorragia subcapsular, en lin gato Común europeo,
macho, de 15años.
I
Linfoma renalfelino, en ungalo Siamés, de Maños. Seobserva au­
mento de la ecogenicidad cortical con derrame suhcapsular me­
dio, lil contorno renal se evidencia irregular y existe una falla de
definición corticomedular, signos de enfermedad renal avanzada.
E Sistema urinario 47
Alteraciones del sistema colector: pielectasia,
hidronefrosis y patología del uréter
Los estadios iniciales de ectasia pueden ser difíci­
les de detectar ecográficamente. En general la explo­
ración ecográfica de uno o ambos riñones permite
observar una dilatación moderada de la pelvis renal
(pielectasia). El acúmulo anormal de orina repercute
primero en la médula renal que se encuentra despla­
zada periféricamente, observándose una cavidad ane-
coica en la pelvis renal, mientras que los senos renales
centrales (hiperecoícos) son separados por el fluido
anecoico. En un plano transversal, se presenta en for­
ma de V la pelvis renal hiperecoica (crestas renales)
con un área anecoica central que puede seguirse hasta
el uréter. En las fases iniciales puede confundirse una
mínima dilatación con la vascularización renal nor­
mal. Para poder realizar un diagnóstico correcto se de­
berá seguir el progreso de estos vasos hasta la aorta o
vena cava; esta técnica resulta más fácil con el uso del
Doppler color. Se debe visualizar la dilatación próxi­
ma! del uréter. Las dilataciones incipientes de la pelvis
renal deben incluir como diagnóstico diferencial los
estados de diuresis aumentada (médica o subyacente
a una patología), pielonefritis, obstrucciones vesicales
y uréteres ectópicos. En los pacientes que presentan
una diuresis forzada (fluidoterapia, diuréticos) o en
aquellos con un fallo renal con aumento de diuresis y
enfermedades que cursan con polidipsia/poliuria, se
puede observar una pequeña dilatación bilateral de
las pelvis renales que no se acompaña de una dilata­
ción ureteral. En los casos de pielonefritis, y más aun
en las de instauración crónica, se puede presentar una
dilatación moderada unilateral o bilateral, de la pelvis
renal aunque los hallazgos ecográñcos (aumento de
ecogenicidad cortical, falta de definición corticome-
dular, pelvis renal turbia y contorno renal irregular)
sólo permiten establecer un diagnóstico presuntivo
(figs. 1.132-1.135).
El primer signo de una obstrucción total o parcial del
sistema colector de la orina que produce hidronefro­
sis es la dilatación de la pelvis renal. Generalmente es
producto de una obstrucción ureteral (por ej., masas
neoplásicas abdominales o del trígono vesical, cálcu­
los, accidentes iatrogénicos, adherencias posquirúrgi­
cas), aunque también se describe en casos de malfor­
maciones congénitas con uréter ectópico (Ruiz de Go-
pegui Ry col., 1999) y, con menor incidencia, en tumo­
res ureterales. Además puede observarse en procesos
neoplásicos o inflamaciones crónicas evolucionadas
de la vejiga de la orina que afecten al trígono vesical,
neoplasmas prostáticas o de cuello de útero, así como
tras complicaciones del muñón uterino en pacientes
ovariohisterectomizadas (figs. 1.136-1.138).
Si la causa de la obstrucción persiste, progresa la di­
latación de la pelvis renal y el uréter. Esta fase es más
evidente y fácil de detectar ecográficamente. La evo-
Paciente con enfermedad obstructiva de fias urinarias inferiores.
Signos de ectasia renal con dilatación y acúmulo de líquido en
los diuertículos de la peláis renal. (1.133) Vejiga del paciente pa­
tológicamente distendida con presencia de abundante sedimento
en su luz.
48 ^flWa^^eco^raff^cUmca^abdomina^r^e^ueno^animales^ 1
I
Dist 1: 3.21cm
Dist 2: 4.63cm
Figura 1.135
Glomerulonefritis intersticial crónica en un Boxer de I ! meses.
Volumen renal reducido, con engrasamiento cortical, aumento de
ecogenicidad y dilatación moderada de la peláis renal. Imagen
obtenida en un corte longitudinal del riñón. No se evidenció la
presencia de enfermedad obstructiva, y la dilatación de la pelvis
renal resultó secundaria a la nefropatía existente.
RIN D C H p URETER ^
Figura 1.136
Hidronefrosis media y megauréter en un Yorkshire de 6 meses asociados a la presencia
de un uréter eclópico. La dilatación de la pelvis renal se continúa fácilmente a partir
del recorrido del uréter también dilatado.
E Sistema urinaria
Hiclronefrosis inedia obstructiva m una /¡erra Cocker delO añas. (1.137) Dilalación media de la pelvis renal con acúmulo de líquido; el
adelgazamiento cortical es moderado. (1.138) Imagen de la vejiga de la orina con presencia de un carcinoma de células transicionales;
corle transversal a nivel del cuello vesical (pie afecta el trígono vesical.
Ilición del proceso conlleva, además de la dilatación
de los divertículos pélvicos, un adelgazamiento pro­
gresivo de la corteza renal. En estos casos, debe inten­
tarse continuar la dilatación del uréter hasta el punto
de obstrucción. El uréter dilatado aparece como un
conducto anecoico y debe distinguirse de los grandes
vasos abdominales (aorta y vena cava); éstos son de
recorrido rectilíneo, mientras que el uréter dilatado
presenta un recorrido sinusoide y a la salida del riñón
toma una dirección más caudal, apareciendo ecográ-
ficamente como una estructura tubular anecoica re­
dondeada que se dirige caudalmente hacia el cuello
de la vejiga de la orina (figs. 1.139-1.141).
En la hidronefrosis terminal, el riñón es sustituido
por una estructura globosa de contenido anecoico
incluido en la cápsula renal. Este estadio se confirma
ecográficamente por unos restos de tejido cortical
funcional (reminiscencia) que se observan adheridos
a la cápsula renal, a modo de pequeños radios o cres­
tas ecogénicas que resaltan en medio de la cavidad
anecoica en la que se ha transformado el riñón (figs.
1.142-1.145).
Los uréteres ectópicos pueden ser evaluados eco-
gráficamente (Lamb CR y col., 1998, Lamb CR y col,,
1994, Oglesby PA y col., 2003). La dilatación del uré­
ter (megauréter) suele presentarse en estos pacientes
asociado a pielectasia y, en ocasiones, a lesiones re­
nales más avanzadas (pielonefritis, glomerulonefri-
tis). La evaluación detenida del recorrido del uréter
puede poner en evidencia la anormal localización de
su salida. El estudio ecográfico se ve favorecido por la
administración previa al examen de un diurético por
vía parenteral o de suero endovenoso, lo que aumenta
la señal del yet ureteral a su entrada en la vejiga (Price
CI y col., 1989). La evaluación mediante estudio Do-
ppler del yet ureteral en el trígono vesical puede ayu­
dar al diagnóstico, aunque los estudios radiológicos
de urografía descendente se presentan más conclu­
yentes. La presencia de ureterocele puede estar aso­
ciada al uréter ectópico; en ese caso se visualizará en
la luz vesical un quiste encapsulado que corresponde
a la porción submucosa del uréter que se encuentra
incluida en la vejiga (figs. 1.146-1.154).
Se han descrito otras lesiones congénitas que afectan
los uréteres. Lavisualización de un megauréter sin evi-
50 ¿Ua^^cojraf^^líníc^abdomina^i^e^ieno^nimale^ 1
Dist 1: D.73cm
Dist 2: Q.93cm
Figura 1.141
Figura 1.142
Hidronefrosis avanzada. El acumulo de liquido en la pelvis renal
lia producido la destrucción de la cortical del riñón que se en-
cuuiura totalmente ausente; ios tabiques ecogénicas situados en
la periferia son los restos de los tabiques de las pirámides renales
que permiten identificar la estructura como un riñón con hidm­
nefrosis graves.
Hidronefrosis avanzada con hidrouréter producida por una neo­
plasia del cuello vesical (sin descripción histológica). (1.140) El
uréter próximat dilatado alcanza los 9 nirn de diámetro. La dila­
tación de la pe!vis yios recesos renales produce un adelgazatnien -
to progresivo del espesor de la cortical. (1.141) Corte transversal
del cuello de la vejiga que presenta dos crecimientos intrahim 't-
nales que afectan ¡a salida del uréter izquierdo.
SI
RIN DCH¡ V
1
(1.143) Perra mestiza de 6 años con hidmnefiosis avanzada del riñón derecho con adelgazamiento cortical y dilatación de la pelvis renal
por acóntalo de orina. (1.144) Imagen longitudinal de la misma paciente a nivel de cuello vesical: se evidencia una dilatación del uréter
derecho (tJr) citando alcanza una masa de natrón hipoecoico que lo comprime y que corresponde a una neoplasia (M) de cuello de útero
(leiomioma): ésta produce un desplazamiento y la compresión del cuello vesical (V).
Figura 1.145
Gata Común europea de 8 años que presenta hidmnefmsis uni­
lateral sin alteraciones en análisis de sangre ni en urianálisis. Id
adelgazamiento progresivo de la cortical del riñón se visualiza
como una pequeña banda ecogénica periférica.
52 ¿Ha^^cojFaffa^cUnic^abdominal^n^ejuefln^nimale^
1
U R E TE R DQHOj
Dist 0.29cm
Figura 1. 149
(1.149) Corle longitudinal obtenido a nivel del cuello de la vejiga (lateral derecha) en cuyo aspecto dorsal se evidencia una estructura tu­
bular nnecoica (entre cursores de 2,9 min) que corresponde con uréter ectópico dilatado (1.150) Imagen transversa del cuello de la vejiga;
lateralmente se evidencia megauréter (entre cursores, de 7,8 raoi de diámetro) y se observa uréter derecho ectópico inrisallá de la unión en
el trígono vesical del uréter izquierdo. (1.151) Imagen de la inserción del uréter izquierdo normal a nivel del trígono vesical. Visualización
delyet ureieral con modo Doppler color.
Atlas de ecoqrTífa clínica abdominal en pequeños animales"
Mastín español, hembra de 3 afíos con uréter derecho ectópico. (1.152) Corte longitudinal del riñón derecho con dilatación marcada de
la pelvis y estructura renal difícilmente evahiabte (aumento de ecogenicidad cortical al comparecería cotí el riñón no afectado). (1. ¡53)
Corle transversal del mismo riñón a nivel de la salida del uréter, con evidencia de megauréter marcadamente distendido 2,98 cm). (1.154)
Imagen del uréter patológicamente dilatado a nivel del cuerpo de la vejiga (megauréter).
dencia de una causa obstructiva puede ser concluyen­
te de megauréter congénito o idiopático (Steffey MA y
col., 2004), el cual constituye una causa predisponente
para infecciones ureterales y pielonefritis recidivante.
Cálculos renales y ureterales
Éstos se presentan con los patrones ecográficos tí­
picos: superficie hiperecoica (hiperreflectiva) con una
sombra acústica limpia. Esta última debe confirmarse
con transductores adecuados (el de mayor frecuencia
posible).
Los cálculos en la pelvis renal pueden producir infec­
ciones recidivantes (pielonefritis, pionefrosis). En pa­
cientes gerentes, la diferenciación entre cálculos pél­
vicos y calcificaciones seniles de la pelvis renal o de las
arterias arcuatas puede ser complicada. En general, las
calcificaciones pélvicas son múltiples y se localizan en
la región de los divertículos pélvicos, mientras que los
cálculos no suelen tener una distribución, tan homo­
génea. En nefrocalcemias avanzadas, el diagnóstico
diferencial con los cálculos libres en la pelvis renal no
suele ser definitivo. En estos casos, se necesita la reali­
zación de una pielografía intravenosa para obtener un
diagnóstico definitivo (figs 1.155-1.160). Se ha descrito
C Sistema urinario 55
Dist 0.48cm
Figura 1.155
Nefrolitiasis unilateral en un Fox temer, hembra de ¡3 años. Se
observa a nivel de la pelvis renal una estructura de superficie bien
definida, ecogénica, de 4,8 mm de diámetro, que corresponde a
un cálculo reñid.
una mineralización de la pelvis renal por acumulo de
cristales de xantina en los pacientes bajo tratamientos
prolongados con alopurinol.
Los cálculos ureterales producen una dilatación cra­
neal del uréter y la pelvis renal debido a la ectasia
urinaria. Un estudio ecográfico detallado, continuan­
do la dilatación desde la pelvis renal y el uréter dila­
tado, puede concluir en la visualización del cálculo.
En ocasiones, el recorrido tortuoso del uréter puede
complicar esta maniobra. La presencia de gas en el
tubo digestivo puede aumentar la dificultad de la ex­
ploración. Una vez más la manipulación correcta del
abdomen y las presiones ejercidas con el transductor
sobre el paciente son definitivas para obtener buenas
imágenes diagnósticas. En estos pacientes puede ob­
servarse una inflamación crónica del uréter, con una
pared engrosada, irregular y ecogénicay, en ocasiones,
con reacción periuretral evidente (figs. 1.161-1.1641.
Figura 1.156 Figura ¡.¡57
(1,156) Nefrnlitiasis múltiple en una hembra mestiza de 15 años. Se observan múltiples estructuras ecogénicas (que producen sombra
acústica distal) compatibles con múltiples cálculos renales alojados en ¡a pelvis renal, (i. 157) Imagen longitudinal de la Vejiga de la orina
de la misma paciente, con presencia de un urolito en la luz vesical.
56 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeñas animales
- URETER]
Paciente de raza Pekinés, macho de 14 añas, que se presentó con
dolor abdominal agudo. Corte longitudinal del riñón izquierdo
con dilatación de la pelvis renal, con un contenido de patrón
hipo/anecoicv. Se observa una reacción ecagénica a nivel del hi-
lio renal que corresponde a! peritoneo reactivo, (I.I59)A nivel del
uréterpróxima! se identifica una estructura ecagénica conforma­
ción de sombra acústica que corresponde a un calculo en el uréter
próxima!; la reacción peritoneo! circundante hace sospechar la
rotura del uréter. (1.160) Imagen del riñón derecho en el mismo
paciente con presencia de un cálculo situado a la salida del uréter,
sin signos de obstrucción renal.
D is t 0 .6 8 c m
Figura 1.159
E Sistema urinario 57
Figura 1.161
Visualización ele un cálculo ureteral en un gato Común europeo,
macho de 11 años. Dilatación del uréter próximaI con presencia
en su luz de un pequeño cálculo de 3 tnm de diámetro. Se observa
un engrasamiento de la pared del uréter.
Figura 1.162
Cálculo a nivel del uréter dista!. A la izquierda de la imagen se
observa el riñón con dilatación atedia de la pelvis renal y signos
de pielonefritis; la dilatación del uréter se puede continuar hasta
la localización de un cálculo alojado en la luz del uréter distal
(derecha de la imagen).
Figura 1.164
(1.163) Corte longitudinal del riñón con presencia de minerali-
zación a nivel cordcomedular: no se evidencian signos asociados
de lesión renal ni dilatación de la pelvis renal. (1.164) Anivel del
uréterdistal (en la unión itrelerovesical) se observa una imagen si­
milar (mineralización o microcálcnlo), sin signos obstructivos. En
las revisiones posteriores (hasta 6 niesesdespués) no se presentaron
evolución de los hallazgos ecográficos. ni signos clínicos asociados.
56 B illh lliliJfl'lf.llhIjllilffT.l»!'Hillli'h1IJili|Ji|l|JiT'tliinfi'itlI
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Atlas de ecografia clinica abdominal en pequeños animales (1)

  • 1. V ejiga de la orina Equipamiento Perros: en razas medianas o grandes las sondas de frecuencia media (5 MHz), convexas o microconvexas se presentan más polivalentes. La evaluación de la pa­ red más próxima al transductor se realizará mejor con transductores lineales de frecuencias superiores (8-12 MHz) que proporcionan imágenes más adecuadas en los campos proximales. Gatos y perros de razas miniatura: las sondas de alta frecuencia lineales serán la mejor elección (excepto en gatos muy obesos en los que serán necesarias sondas de frecuencias medias). La valoración del cuello y el trígono vesicales debe de realizarse con frecuencias de 7,5 o más MHz, si el ta­ maño del paciente lo permite. Preparativos La exploración ecográfica correcta de la vejiga de la orina debe realizarse imprescindiblemente con una repleción satisfactoria de ésta. Se debe evitar en todo momento el diagnóstico ecográftco de vejigas poco distendidas, ya que esto puede inducir a una aprecia­ ción errónea o incompleta. La evaluación adecuada de la vejiga debe realizarse con una continencia de 4-6 horas. Cuando el conte­ nido de la vejiga es escaso, están indicados el sondaje del paciente y la inyección de suero estéril atempera­ do, con la precaución de eliminar todo el aire que se encuentra en el interior de la sonda para evitar intro­ ducir burbujas de gas dentro de la luz de la vejiga, las cuales pueden dificultar la evaluación debido a los ar­ tefactos (sombra acústica posterior) que producirán. La infusión de suero intravenoso yla administración de diuréticos pueden estar indicados tanto para obtener una distensión satisfactoria de la vejiga como para de­ tectar más fácilmente el trígono vesical y el yet ureteral (aumentando el pulso de expulsión de orina del uréter a la vejiga). Esta maniobra permitirá mejorar la visua- lización de las turbulencias que produce la entrada de la orina en la vejiga (este aumento de señal se produce al incrementar la diferencia de densidad entre la orina contenida en la vejiga y la orina producida por el riñón y expulsada por el uréter, más diluida entonces, lo que origina mayor número de interfases que, a su vez, ge­ neran un aumento en la formación de ecos). 1 ~ ~ Técnica de exploración Si el transductor se posiciona sobre la línea media del abdomen (desplazando lateralmente el pene en el perro) y se desliza en el abdomen más caudal se iden­ tificará fácilmente la vejiga de la orina. La exploración completa de este órgano se realiza con el paciente en decúbito dorsal, realizando cortes tanto transversales (desplazando el transductor en sentido caudal desde el aspecto más craneal de la vejiga hasta la explora­ ción del cuello vesical y la uretra próxima!) como lon­ gitudinales (desde el aspecto lateral izquierdo hasta el aspecto lateral derecho de la vejiga). En aquellos pacientes que presentan una vejiga en posición intrapélvica (de forma fisiológica) o escasa­ mente distendida, la exploración se debe completar con una angulación del transductor en sentido cau­ dal, incidiendo el haz de ultrasonido en la cavidad pelviana. Se debe tener precaución al ejercer presión con el transductor ya que, por tratarse de una viscera hueca, es fácilmente colapsable. Por lo tanto, las ma­ niobras bruscas, con presiones excesivas realizadas con el transductor sobre el abdomen ventral pueden producir el desplazamiento de la vejiga de su posición normal o su colapso, lo que impide en ambos casos su visualización correcta. En las situaciones en las que la vejiga presente una alteración patológica (por ej., pacientes con hernias inguinales o perineales, o con tumores abdominales que desplazan la vejiga), el es­ tudio ecogràfico debe ser particular y, en ocasiones, debe apoyarse en estudios de contraste radiológico. La adecuada exploración ecográfica de la vejiga puede exigir en ciertas circunstancias la variación de la po­ sición del paciente, principalmente para poder con­ firmar si determinadas lesiones observadas implican a la pared vesical o, por el contrario, son estructuras que no se encuentran adheridas a la pared (coágulos vesicales). Imagen ecográfica normal La vejiga distendida normal se presenta como un saco con forma de pera en su corte longitudinal y circular en el transversal. El grado de repleción tam­ bién puede afectar la morfología de la vejiga, y se puede observar en su aspecto dorsal la “huella" que producen estructuras muy próximas, como el colon descendente (cuando presenta heces formadas en su luz), el cuerpo del útero (más evidente en fase estro- génica) e incluso la aorta abdominal caudal. La cola 1
  • 2. Corte transversalde la vejiga de la orina posidonando el transduc­ toren la línea media del abdomen caudal,con un desplazamien to en sentido creal-caudal se realizará un barrido completo de la ve­ jiga desde el cuerpo hasta el cuello vesica!y uretra proximal. Corte longitudinal de la vejiga realizando un giro de 90a con el tratisductor sobre la posición del dibujo I, Se describe un des­ plazamiento con el transductor lateral izquierdo-lateral derecho consiguiendo una exploración completa. del bazo puede, en ocasiones, generar una depresión en el cuerpo de la vejiga cuando se sitúa entre ésta y la pared abdominal. La pared vesical es de contorno liso y regular. Presenta tres capas bien diferenciadas cuando el haz de ultra­ sonido incide perpendicularmente la pared: la muco­ sa y submucosa se confunden en una única capa eco- génica, la muscular es hipoecogénica y la más externa corresponde a la serosa hiperecogénica. El contenido es anecoico puro, aunque los gatos enteros pueden presentar conglomerados proteico-celulares de forma fisiológica que sedimentan con dificultad y no produ­ cen sombra acústica. En la pared dorsal y próximas al cuello de vejiga, se detectan dos pequeñas elevaciones (o pequeños botones hiperrefringentes) que se co­ rresponden al trígono vesical y la desembocadura de los uréteres; en ocasiones, en condiciones fisiológicas y con transductores de alta resolución, se puede dife­ renciar el recorrido submucoso de los uréteres como dos pequeños cordones hipoecoicos que atraviesan la pared vesical (figs. 1.1-1.61. Si se realiza el abordaje desde el abdomen ventral y se utiliza una sección en eje corto del paciente, situan­ do el transductor sobre la línea media, puede usarse la vejiga de la orina (distendida) como una ventana 2 Alias de ecngraffa clínica abdominal en pequeños animales acústica para visualizar más adecuadamente las es­ tructuras que se encuéntrala anatómicamente en una posición más dorsal; ellas son: última porción del co­ lon descendente, cuerpo del útero y bifurcación de los cuernos uterinos, vena cava caudal (y sus derivacio­ nes en sentido caudal), aorta abdominal caudal (y sus derivaciones en sentido caudal, ilíacas externas y más caudalmente ilíacas internas y sacra), linfonodos ilía­ cos internos, uréteres distales (patológicamente dila­ tados), cuerpos vertebrales lumbares y musculatura sublumbar. El espesor de la pared vesical es difícil de estandarizar y dependerá fundamentalmente del grado de reple­ ción y el tamaño del paciente (Geisse AL y col., 1997), aunque otros factores también pueden influir en él, como el hábitat donde viva el paciente y por lo tanto sus hábitos de micción (volumen máximo de reten­ ción y volumen residual), procesos patológicos, o ci­ rugías previas sobre la vejiga que produzcan un tejido cicatrizal residual. Cuando la vejiga se encuentra sa­ tisfactoriamente distendida el espesor de la pared no superará los 2 mm, aunque comúnmente alcanza los 3 mm cuando la distensión es moderada. En los gatos, la pared vesical no supera los 1,5 mm en condiciones normales (fig. 1.7). La vejiga escasamente distendida
  • 3. Gráfico 1.5 Corle longitudinal del cuerpo ilc la vejiga: en el aspecto dor­ sal se observan el trunco aórti­ co caudal ’ Ao) y la estructura trilaminar de la pared, de con­ torno lisoy regulary contenido anecoico. Gráfico 1.4 i orle transversal a nivel de la porción media ¡¡el cuerpo de la vejiga: los vasos situados dorsaltnentecortvsfxmden n la vena cava caudal, situada en el aspecto derecho de la aorta tAo);el colon descendente a ’/>) ubicado lateralmente puchas sombra acústica distal. Un la pared próxima! de la vejiga se observa un pequeño artefacto lAri al coincidir con el campo próxima! de la sonda. Gráfico 1.5 l t’ulución del rm te de! diagra­ ma 1.4 desplazando el trans- ditcim en acutido caudal: se vi­ sualizan ia diliislán de la aorta abdominal cauda! en sus deri­ vaciones iliacas externas í.Il... y u¡ tronco calida! que se divi­ dirá en iliacas internas m U) y sacra media lena cava caudal con división de las vena>ilia­ cas mientas. w Tisfpma iirín a rK ^ ® ®
  • 4. Gráfico 1.6 Curre transversal de la vejigay posición del colon descendente íCt» en el abdomen caudal, el orlon se posiciotui inmediata­ mente dorsal a la pared cesi- cal y su contenido producirá una sombra acústica posterior (SAI tráfico 1.7 Corte transversal de la vejiga (tttello vesical1y reiaciótt del colon descendente (CDt inme­ diatamente dorsal; entre am­ bas estructuras se identificará en cuerpo del útero (Ul Gráfico 1.8 Cane Umggtudina! de U t veji­ ga (V) a nivel del cuello vesi­ cal (CWj y morfología normal cuantió la vejiga se encuentra satisfactoriamante tihumdida im
  • 5. Figura I.I Figura 1.2 Vejiga de la orina distendida normal. Cortes transversal (I.I) y longitudinal (1.2) en un gato macho castrado. Sonda lineal de i) Mllz. Un la porción central se aprecia la estructura típica trilaminar de la pared vesical. Figura 1.3 Figura 1.4 lejiga de la orina ecogttíficamente normal con distensión satisfactoria en nn perro. (1.3) Corte transversal; en el aspecto dorsal de la vejiga se identifica un corle transversal del colon descendente con formación de sombra acústica y del cuerpo del útero (estructura hipoecoica redondeada). (1.4) Corte longitudinal; en el aspecto dorsal se observa un corte en eje largo de la aorta abdominal caudal. no presenta medidas con valor diagnóstico por lo que éstas deben ser reevaluadas con un volumen adecua­ do. Los transductores de alta frecuencia (7,5-10 MHz) son fundamentales para la localización del trígono vesical (lo que en algunos pacientes puede resultar una ma­ niobra complicada), así como para visualizar las capas histológicas de la pared vesical (que únicamente serán visibles cuando el haz ultrasónico incida perpendicu­ larmente sobre ella). La utilización del modo Doppler color puede favorecer la visualización del yet ureteral (también visible en modo 2D ajustando las ganancias en niveles altos) (figs. 1.8 y 1.9). El estudio ecográfico de la vejiga de la orina debe rea­ lizarse de forma protocolizada ya que puede presen­ tar múltiples artefactos que el ecografista deberá te­ ner siempre presentes. Los artefactos ecográficos que deben considerarse cuando se obtengan imágenes E Sistema urinario 5
  • 6. Figura 1.7 Vejiga de la orina con escaso contenido, se aprecia un engrasa­ miento de la pared que no se corresponde con ningún proceso in­ flamatorio sino que se debe a la escasa repleción de la vejiga. ! Figura 1.5 Corte longitudinal medio a nivel del cuello vesical. La distensión satisfactoria de la vejiga permite la evaluación correcta del cuello vesical v Id uretra proxinud. Figura 1.6 Vejiga con presencia de conglomerados proteico-celuìares en un goto enterosin sintomatologia clinica. Figura 1.8 ■rs cm/s 4S M H ? . W3IP2 G 7 0 Æ 3 WF H Figura 1.9 imagen ecagráfica normal del trígono vesical. (1.8) Corte trans­ versal de la vejiga con detalle de la enirada del uréter izquierdo en la Vejiga de la orina. La pequeña elevación producida en la mu­ cosa se identifica próxima al cuello vesical. (1.9) Exploración del trígono vesical con modo Doppler color donde se observa la señal Doppler delflujo de la orina mientras sale del uréter izquierdo y entra en ¡a luz de la vejiga.
  • 7. diagnósticas de la vejiga son principalmente: falso engrasamiento de pared [producido por el efecto tri­ dimensional de la onda sonora) (fig. 1.10); deficiente definición de campos cercanos (cuando se utilicen transductores de frecuencia media) (fig. 1.11); disper­ sión del sonido producida por el colon (en un corte transversal); falso sedimento (por mal ajuste de las ganancias); imagen de defecto de pared en pacientes conascitis; (fig. 1.12) imagen ficticia de cálculo vesical (producida por el colon descendente en vejigas poco distendidas) é1imagen especular de la vejiga produci­ da por la interfase colon/gas, Figura 1.10 Imagen ecográfica normal. Corle transversal del cuerpo de la ve­ jiga. Artefactos:falso engrasamiento de pared (en ambos aspectos laterales de la vejiga)y dispersión del sonido producida por el co­ lon descendente. Figum l.il Imagen escográfica normal. Corle transversal del cuerpo de la vejiga. Artefactos: deficiente definición en los campos proxirnales del transductory dispersión de sonido producido por el gas situa­ do en la taz de ios segmentos intestinales cercanos. La exploración ecográfica de la vejiga con repleción satisfactoria consigue un diagnóstico adecuado de la viscera, pero se deben de considerar otras ventajas al realizar el estudio ecográfico con una distensión vesical apropiada: facilitará un ajuste correcto de las ganancias del ecógrafo (figs. 1.13-1.15); propor­ cionará una ventana acústica para la identificación y el estudio de las estructuras situadas en su aspec­ to dorsal; definirá mejor los artefactos; y proyectará cranealmente la próstata desplazándola de una po­ sición más intrapélvica, lo que facilitará su estudio y permitirá una adecuada valoración de la pared vesi­ cal y fundamentalmente del cuello vesical. Al mismo tiempo, posibilitará la realización de cistopunciones más precisas. Patologías de la vejiga Alteraciones en la pared Cistitis Las cistitis crónicas producen un aumento eviden - te del espesor de la pared que se asocia a un contorno interno marcadamente irregular (con una distensión adecuada de la vejiga) y en muchos casos, se vincula a la presencia de sedimento de naturaleza orgánica y/o mineral, cálculos, o coágulos sanguíneos. Más típicamente, los procesos inflamatorios de la pared vesical se identifica en la porción que corresponde al cuerpo vesical, en su aspecto craneoventral (figs. 1.16-1.19). Sistema orinario
  • 8. Figura 1.15 Control de ajustes de ganancias sobre la vejiga. (1.13) Ajuste de­ fectuoso can déficit de ganancias c¡ue proporciona una imagen con deficiencia de sonido, (i.14) Ajuste defectuoso con exceso de ganancias que produce una sobrecarga de sonido y un aclara - miento excesivo de la imagen. (1.15) Control correcto de ganan­ cias para una exploración adecuada. Figura 1.14 ¿ " Figura 1.16 Figura 1.17 Cistitis. Perro mestizo de 5 años. (1.16) Esta imagen muestra una deficiente distensión de la vejiga de la orina que no permite establecer un diagnóstico adecuado (el engrasamientoy la irregularidad de la pared pueden atribuirse a un proceso inflamatorio o al deficiente llenado déla vejiga). (1.17) Elexamen del mismo paciente con la adecuada distensión déla vejiga muestra un engrasamiento de la pared vesical con nn contorno irregulary presencia de sedimento en su interior. í fe ecografíaclínicaAbdominal enpequeñosanimales 1
  • 9. Figura 1.18 Cistitis. Teckel de 7años. Corte longitudinal de la vejiga en el que se observa ttuengrasamiento asimétrico de la pared, que afecta al aspecto craneoventral; al mismo tiempo se visualiza una mucosa de contorno irregular en la zona afectada. Dist 0.30cm Figura 1.19 Cistitis crónica. Gato Siamés, macho de 3 años. Corle transversal en cuerpo de vejiga. Engrasamiento marcado y difuso de la pared con un contorno claramente irregular que afecta de forma más evidente su aspecto ventral. Figura 1.20 Cistitis aguda hemorrágica. Setter irlandés de 5 años. El espesor de la pared no presenta cambios muy evidentes, aunque sí pue­ de apreciarse un contorno sutilmente irregular de la mucosa, Se aprecia abundante sedimento celular con línea de sedimentación clara (obsérvese la ausencia de sombra acústica por tratarse de un sedimento no mineralizado). D is t 0.?8cn), ' Figura 1.21 Cistitis recidivante en un gato Común europeo de 6 años. El as­ pecto ventral de la pared de la vejiga presenta un engrasamiento difuso que alcanza los 7.8 imn de espesor; se observaban abun­ dantes partículas ecogénicas en flotación que corresponden a ia presencia de células (sangre) en suspensión. U Z Sistema urinarlo J U
  • 10. En los pacientes con procesos inflamatorios de la pa­ red se pueden encontrar unos pequeños ecos refrin- gentes en la profundidad de los pliegues irregulares producidos en la mucosa; éstos pueden corresponder a pequeños cristales y sedimento mineral (que se aso cía en muchos procesos inflamatorios) o, en procesos más crónicos a focos de mineralización de la mucosa e incluso pequeños coágulos o pequeñas partículas de gas (que producirán más típicamente un artefacto en cola de cometa). Las cistitis agudas, hemorrágicas y por estrés (tras un ejercicio intenso) en sus estadios iniciales pueden pasar desapercibidas durante el examen ecográflco; en algunos casos sólo se evidencian por la presencia de un sedimento celular abundante o la colección de coágulos en su luz. A medida que el proceso se hace Figura 1.24A Figura 1.23 (1.22) Paciente coa la vejiga poco distendida: en una primera exploración puede sospecharse la presencia de un urolitoy un engrasamiento marcado de la pared. Tras la distensión de la vejiga (1.23) se puede realizar un diagnóstico conecto: presencia de varios urolitos y un en­ grasamiento de pared asociado a un crecimiento de tipo polipoide. Figura 1.24 B (1.24 A) Cistitis polipoide. Engrasamiento uniforme de la pared vesical;se aprecia crecimiento polipoide en el aspecto crancodor- sal de la vejiga. En la imagen se evidencia abundante sedimento mineralizado depositado en la pared más declive pite produce una sombra acústica nítida. (1.24 ti! Cistitis polipoide. Presencia de crecimiento intralimiinai polipoide con base, de inserción es­ trechay bien delimitada; se visualizan pequeñosfocos ecogénicos en el seno del pólipo que corresponden afocos de mineralización ojibrosis más tipien en una lesión crónica. 10 ñtlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales 1
  • 11. Figura 1.26 Neoplasia vesical (carcinoma de células iransicionales) que afee la una porción amplia del aspean dorsal de la pared i>esical. Obsérvese que la capa muscular (anillo hipoecoico periférico) mantiene su integridad, permitiendo establecer un diagnóstico presuntivo de neoplasia de la mucosa vesical. crónico, los hallazgos ecográficos se pueden hacer más evidentes (figs. 1.20-1.21). En muchos pacientes, las cistitis crónicas asociadas a urolitiasis pueden degenerar en crecimientos polipoi- des en la pared vesical, (Martínez I y col., 2003; Taki- guchi M y col., 2005) (figs. 1.22-1.24 A-B), Estos creci­ mientos presentan típicamente un contorno liso, bien definido y con una base de inserción estrecha. Las cistitis enfisematosas se asocian generalmente, aunque no en exclusiva, a pacientes diabéticos (con proliferación bacteriana de E. coli); se evidencian la irregularidad en el contorno de la mucosa y la presen­ cia de gas circunscrito a la vejiga, el cual se acumula en la porción más superficial de ésta y produce una sombra acústica que impide la valoración de las zonas distales y col., (Lobetti RG y col,, 1998). Estas vejigas con acumulo abundante de gas en su luz pueden ser difíciles de reconocer, pues no presentan su patrón ca­ racterístico (con un contenido anecoico). Si se ejerce presión con el transducto se puede desplazar el gas simado en el aspecto más proximal a porciones más laterales, creando entonces una ventana acústica más adecuada. La valoración ecográfica será, en estos ca­ sos, insuficiente y se deberá completar el estudio con una evaluación radiográfica. También se podrán evi­ denciar residuos de aire dentro de la vejiga tras realizar el sondaje del paciente o cistopunciones (fig. 1.25). Neoplasias La ecografía se presenta como un método sensi­ ble y no invasivo, aunque a la vez inespecífico, para el diagnóstico de, neoplasias vesicales. Los tumores de naturaleza epitelial producen una interrupción en el contorno regular de la mucosa (interfase hiperecoica) y suelen presentar un crecimiento intraluminal, como el carcinoma de células iransicionales (el tumor vesical más frecuentemente descrito). Las neoplasias de origen mesenquimático no suelen afectar la mucosa y son de crecimiento excéntrico (leiomioma, leiomiosarcoma y fibrosarcomas), por lo que en estos pacientes se produ­ ce comúnmente una deformación de la luz vesical por la compresión de origen extraluminal. Los carcinomas de células transicionales se localizan con frecuencia en la zona del cuello y el trígono vesical. La evaluación de los uréteres y riñones, así como de los linfonodos sub­ lumbares e ilíacosy lapróstata enlos machos debe estar siempre incluida en el protocolo de estos pacientes. El diagnóstico definitivo de una neoplasia vesical no debe basarse sólo en la imagen ecográfica; debe con­ templarse que algunos procesos inflamatorios cróni­ cos que afectan la pared vesical pueden presentar pa­ trones ecográficos similares a lesiones neoplásicas. La historia clínica, los hallazgos ecográficos asociados, las pruebas complementarias y el estudio histopatoló- gico de la lesión serán imprescindibles para establecer un diagnóstico definitivo. I A Sistema urinario Q j
  • 12. Figura 1.27 Neoplasia vesical que afecta múltiples porciones tic ¡a pared vesi­ cal. Su aspecto irregular, su crecimiento intraluminaiy el volu­ men de la lesión sugieren la presencia de un proceso neoplásico que afecta la capa mucosa. Su estudio histológico confirmó que se trataba de un carcinoma de células transicionales. El patrón ecográfico de las neoplasias vesicales es muy variable tanto en su localización como en su morfolo­ gía. Pueden afectar una porción del cuerpo o el cuello de la vejiga, de forma localizada o difusa, y pueden ser de morfología pedicuíada o de amplia base de inser­ ción (figs. 1.26-1.28 A-B). En algunas ocasiones, debe modificarse la posición del paciente para comprobar que la estructura en estudio se encuentra adherida a la pared, o para establecer un diagnóstico diferen­ cial con estructuras similares no adheridas (coágulos sanguíneos). Los modos Doppler color o potenciado permitirán evaluar si la masa estudiada presenta un flujo vascular y, por lo tanto, establecer un diagnósti­ co diferencial con los coágulos vesicales (que carecen de señal Doppler) (figs. 1.29-1.30). Las neoplasias de cuello vesical deben ser exploradas con transductores de alta frecuencia ycon una disten­ sión máxima de la vejiga que evite que la lesión pueda quedar oculta. Incluso, en determinadas ocasiones, será adecuado proceder al sondaje del paciente para localizar mejor el cuello de la vejiga y la lesión objeto del estudio (figs. 1.31-1.33). La toma de muestras mediante punción percutánea con aguja fina ecoguiada se desaconseja debido a que aquellas neoplasias de origen epitelial producen una exfoliación abundante y existe un alto riesgo de dise­ minación de células neoplásicas en el trayecto recorri­ do por la aguja. Las biopsias vesicales percutáneas no son viables debido al riesgo de perforación o estallido vesical. La realización de aspiraciones mediante son­ daje ecoguiado con manipulación externa de la veji­ ga se presentan como una opción más apropiada. En Figura 1.28 A (1.28 A} Neofonnación vesical aislada de aspecto poiipoide con base de inserción pequeña y bien delimitada, id patrón ecográfico de estas lesiones permite establecer un pronóstico más favorable. (1.28 B) Neoplasia de vejiga: íektmiosarcoma en un Bobtail de 11 años. Se aprecia un crecimiento de patrón heterogéneo asociado a la vejiga en el aspecto craneal de esta. Hay compresión de la luz vesical y se observa una mucosa de contorno liso, lo que permite sospechar de una lesión neoplásica de ¡a capa muscular. Figura 1.28 B 12 ¿íte^^cografía^cfinica^abdom iria^j^pegtienosanlm ales 1
  • 13. nuestra experiencia, las citologías obtenidas median­ te sondaje y raspado de lesiones sospechosas de neo­ plasia situadas en el cuello de la vejiga son altamente diagnósticas. Previamente se vacía por completo la vejiga, introduciendo una sonda uretral y ejerciendo Figura 1.29 Carcinoma de células indiferenciadas. Masa vesical adherida a la pared vesical dorsal. La exploración del paciente se realiza en decúbito dorsal (imagen izquierda) mediante aproximación ab­ dominal ventral; con el paciente en estación Cimagen derecha) se utiliza el mismo abordaje y se aprecia que dicha estructura no cambia de posición lo que confirma que la lesión afecta la pared vesical. Figura 1.30 Carcinoma de células transicionales. Paciente mestizo de lli años. Exploración en modo Doppler potenciado que permite el estudio de la vascularización de la masa vesical y su diagnóstico diferen­ cial respecto a un posible coágulo intraluminal. presión externa sobre el organo; luego se manipula la sonda con el objetivo de producir un raspado de la le­ sión, al mismo tiempo que se efectúa presión negativa con el embolo de la jeringa para obtener una muestra citológica del material contenido dentro de la sonda. Figura 1.31 Neoplasia en el cuello vesical. En este paciente, se identifica una masa de aspecto irregular que afecta al cuello de la vejiga y pri­ mera porción de la uretra. 1.a biopsia realizada mediante sondaje y succión permitió establecer el diagnóstico de carcinoma de cé­ lulas transicionales. Figura 1.32 Paciente con carcinoma prostático que involucra al cuello de la vejiga. El crecimiento se identifica en el aspecto ventral de la pared vesical. Se observa cattdalmenle la próstata con un patrón hipoecoico y pequeños jocos hlperecoicos intmparertqüimatosos múltiples que sugieren una lesión neoplasma prostática, la cual se confirmó posteriormente mediante tina biopsia ecogtdada. E Sistema urinaria 13
  • 14. Risi 1 ??c¡n Figura 1.33 Masa delimitada en el fuello vesical. Uttaadecuada distensión de Itt vejiga permite detectar una masa de patrón ecogénico, morfo­ logía redondeada y borde liso (¡uese siltía en ia porción del cuello de la vejiga. Sin confirmación histológica. Figura 1.34 Rolara traumática de vejiga de la orina. Se observa la formación de un gran coágulo en la luz vesical, l a inyección de suero a pre­ sión en Ia vejiga permitió comprobar la salida del suero a la cavi­ dad abdoniinal y confirmó la rotura vesical. itti r >arav . „ gsovpiol Rotura traumática vesical. Abundante [ícpiido libre abdominal y reacción peritoneal difusa. Paciente con traumatismo. La vejiga se observa escasamente distendida; en su aspecto craneodorsal se visualiza una estructura hipoecoica y redondeada adherida a la pared compatible con un coágulo sanguíneo. Rotura de vejiga Siempre se vincula a una historia previa de trau­ matismo, obstrucción o manipulación inadecuada, o a procesos neoplásicos e inflamatorios más crónicos. La presencia de líquido libre con reacción peritoneal asociada siempre es evidente. La definición ecogràfica de la zona de ruptura se pre­ senta como una maniobra altamente complicada de­ bido a que la falta de presión intraveslcal produce su pérdida de tono, y se observa una vejiga replegada, en ocasiones con presencia de un coágulo vesical, que di­ ficultan su visión. La presencia de líquido ascítico, la pérdida del tono vesical y la existencia de un coágulo interno son hallazgos sugerentes. La obtención para su estudio del líquido ascítico, o el sondaje del pacien­ te y la introducción de suero fisiológico atemperado a presión que permita evaluar si éste se contiene dentro de los límites de la vejiga, podrán establecer el diag­ nóstico definitivo (figs. 1.34-1.35). D ivertículos vesicales. quiste/divertIculo uracal Y URACO PERSISTENTE Los divertículos vesicales aparecen como estruc­ turas anecoicas que escapan al contorno regular de la vejiga y que se continúan y comunican con ésta. Su origen puede ser congènito o adquirido tras procesos continuos de disuria (figs. 1.36 A-B). JHjasdeecojrafíadínic^ 14 1
  • 15. Figura 1.36A Figura ¡.36 B I'HveriBsulo vesical. Caniche (le5 años. II.36A) Vejigade la orina que presenta en su aspecto lateral izquierdo una estnictum cavitaría, con contenido liquido; desplazando el transductor caudalmente (1.36 II), se observa la comunicación entre ambas estructuras, lo t/ue permite establecer el diagnóstico de un divertíanlo de pared vesical. El divertículo uracal y el uraco persistente son malfor­ maciones congénitas que han sido descritas tanto en la especie canina como felina. El uraco persistente se relaciona con la aparición de incontinencia urinaria y goteo de orina por el ombligo. Los quistes uracales pueden detectarse como pequeñas colecciones de lí­ quido en el abdomen relacionadas con la vejiga o la pared abdominal ventral. Alteraciones en el contenido Cálculos y sedimento vesical Todos los cálculos vesicales presentan un patrón similar: superficie hiperecogénica con sombra acústi­ ca posterior (tanto más evidente cuanto mayor sea el diámetro del cálculo) (Spence S 1997, Johnston GR y col., 1986). Así, con transductores de frecuencia me­ dia, los cálculos menores a 2 mm de diámetro pueden no presentar una sombra acústica clara. Se posicionan típicamente en la porción más declive de la vejiga (ex­ cepto en procesos muy crónicos, en los que pueden verse incluidos en las irregularidades de la mucosa). La percusión externa con el transductor no suele pro­ ducir un movimiento evidente de éstos debido a su peso específico (figs. 1.37-1.42). m . . . ______ , . _______ La consistencia de la sombra acústica producida por un cálculo depende de varios factores, entre ellos su tamaño, su superficie y el transductor utilizado. La cla­ sificación y la composición del cálculo no deben esta­ blecerse por la morfología que éste presente; siempre es imprescindible su estudio laboratorial. El sedimento mineral (cristaluria) se depositará con facilidad formando una línea definida en la porción más declive de la vejiga; la evidencia de sombra acús­ tica está en relación directa a la cantidad de cristales sedimentados. La percusión externa con el transduc­ tor produce una reflotación de los cristales y un efec­ to de “nevada" muy característico (figs. 1.43-1.46). La cistopunción deberá ir precedida de una maniobra de reflotación, mediante el cambio de posición del paciente o la agitación externa del contenido, con el objetivo de obtener muestras representativas. Coágulos sanguíneos Los coágulos sanguíneos vesicales no asociados a traumatismo generalmente se presentan como estruc­ turas hiperecoicas que no producen sombra acústica, aunque sí pueden generar cierto grado de atenuación del sonido. Usualmente se asocian a otros procesos (inflamaciones de pared, intoxicaciones, enfermeda­ des renales, etc.). Los coágulos no suelen adherirse a la pared y varían de situación al cambiar la posición del paciente. En aquellos casos en que se presenten Sistema urinario 1S
  • 16. fitlas fl^ çô ^ râfî^ te â jâ b d ^ ÎM ^ ^ ^ ü ê^ ^ n im â ïë T 1
  • 17. Figura 1.42 Urolitiasis vesical. (1.37) Vejiga distendida con presencia de un calculo de 12nun en su luz, con una superficie lisa hiperreflectim yforma­ ción de sombra acústica posterior. (1.33) Vejigadistendida con múltiples cálculusde contorno irregularasociados a un proceso inflamatorio crónico tic la pared, (¡uealcanza un espesorde íí ruin en su aspecto craneoeentral. (1.39) Detalle de la pared dorsal de la vejiga de un Dúl- mata de 3 años con múltiples microcdlctdos depositados en la pared declive:su conjunto produce una sombra acústica débil. (1.40) Cálculo voluminoso, de 3 cm de diántetro, de superficie lisay morfología redondeada, con sombra acústica sóliday engrusatniento de pared asocia­ do. (1.41) Cálenlo de superficie lisa y morfología poliédrica con sombra acústica limpia que ocupa la mayor parte de la luz ivsical. (1.42) Corle transversalde m iga moderadamente distendida tptepresenta estructuraecogénica central (colon)con sombra acústica evidente: mas lateralmente se observa acámulo de pequeños adíalos que también producen sombra acústica. E Sistema urinaria 1?
  • 18. Figura 1.43 Cistitis crónica con cristahiria moderada. La distensión de la ve­ jiga confirmó el diagnóstico. Se aprecia un pequeñofoco ecogéni- co en la pared menos declive compatible con pequeños cristales atrapados en tas irregularidades de la mucosa y/o mineralizacio- nes de la pared (más evidentes en procesos crónicos). ¿L W ¿0. “ i Figura 1.44 Vejiga de la orina distendida con abundantes sedimentos mine­ ral (superficie claramente ecogénica) y orgánico (nivel liipoecoi- co) que no produce artefacto de sombra acústica. adheridos a la pared o en vejigas con poco conteni­ do ésta debe distenderse y se debe intentar el despla­ zamiento forzado de los coágulos mediante sonda y controlar su evolución a corto plazo. La evaluación mediante Doppler color o potenciado evidenciará la ausencia de señal en su seno (figs. 1.47-1.49). Figura 1.45 Cistitis crónica en gato Persa de 2 años. Se observan sedimento mineral en la porción declive de la vejiga,y pequeñosfocos réfrin­ gentes en la porción superior que pueden corresponderá áreas de nnneralización o cristales adheridos a la pared. Figura 1.46 Cristallina intensa. Tras la agitación de la vejiga se observa la reflotación del sedimento y su progresivo depósito en la porción más declive de la vejiga. C uerpos extraños Existe la posibilidad de encontrar otros cuerpos extraños, bien por traumatismo exógeno (espigas, in­ sectos, perdigones) o de origen iatrogénico (suturas desprendidas, sondas rotas) cuya evidencia ecográfica puede ser relevante. Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales = 1
  • 19. Múlliples coágulossanguíneos en paciente con cistitis hemorrági- ca. Su aspecto amorfo y la ausencia de sombra acústica posterior son hallazgos fácilmente iclentificables en los coágulos vesicales. U retra La exploración ecográfica de la uretra completará el estudio de las vías urinarias inferiores. En el perro, se pueden explorar tanto la uretra prostática como toda la longitud de la uretra peneana. La uretra en su porción pélvica está limitada debido a los artefactos que producen las estructuras óseas. En la perra, la ex­ ploración se limitará a la primera porción de la uretra antes de que ésta se introduzca en la cavidad pelviana. El examen adecuado debe realizarse con transducto­ res de alta frecuencia, y es imprescindible el empleo de frecuencias de 10 MHz o superiores para el estudio de la uretra peneana. Los transductores lineales son los más apropiados en este tipo de exploraciones. El sondaje uretral es, en ocasiones, aconsejable para lo­ calizar la uretra con mayor facilidad y se han descrito la inyección de suero y la evaluación en modo Doppler color. La ecografía uretral endoscópica se encuentra en fase de experimentación y no se contempla como un método de exploración rutinario. Patrón ecográflco normal No es posible la diferenciación de las distintas ca­ pas de la uretra con ecógrafos convencionales. En el perro, a diferencia de la hembra, la uretra presenta una capa más externa de músculo estriado (esquelé­ tico). La mucosa de revestimiento no se distingue en condiciones normales. La uretra peneana se encuen­ tra rodeada de los cuerpos cavernosos. El estudio eco- gráfico de la uretra puede complementarse mediante la exploración dinámica con sondaje del paciente. El músculo uretral se hace más evidente en su porción prostática como un anillo de doble ecogenicidad. La Figura I. (9 Cortes sagital (izquierda) y transversal (derecha) de la porción prostática de la metra. El tejido prostática periuretral (hipoecoi- co) revela el recorrido intraprostático de la uretra (que en condi­ ciones normales no será visible ecográficamente). Disi 3.0 ticm Figura 1.48 Coágulo vesical. Se observa estructura ecogénica iutralumiual voluminosa bien definida que invade casi la totalidad de la luz vesical.
  • 20. '] n Figura 1.50 1 - Estudio de la porción peneana de la uretra con sonda uretral. Puede apreciarse claramente la sonda uretral como dos líneas ecogénicas y paralelas hasta la camarina caudal de la uretra. La inyección desuero permite una pequeña distensión de la luz ure­ traly su mejor valorácioh ecográfica. visualización en un corte transversal es, en la mayoría de los casos, más clara y de mejor definición que un corte longitudinal (figs. 1.50-1.51). Obstrucción uretral La dilatación anormal de la uretra es secundaria a un proceso obstructivo de la luz uretral. La presencia de un cuello vesical y uretra próxima! anormalmente dilatados conduce a la identificación de un problema ^tla^^cog^n^clfjfic^M nmiria^n^^eguenos^aniniales Figura 1.51 Detalleecográfho del músculo uretralincluido dentrode la porción más caudal de la próstata. F.l músculo uretral se observa de mayor espesor en el aspecto caudodorsal de la glándula prostática. Figura 1.53 (lato con síndrome obstructivo. (1.52) Distensión anormal de ve­ jiga de la orina y cuello vesical. Presencia de sedimento orgánico no mineralizado moderado; en la porción más declive se observa una pequeña zona más ecogénica compatible con sedimento mi­ neral. (1.53) Detalle de la uretra proximal patológicamente dila­ tada con presencia de sedimento mineralizado. Figura 1.52
  • 21. obstructivo. Se puede intentar un sondaje del pacien­ te para delimitar el punto de obstrucción. En los gatos con síndrome obstructivo, el estudio ecográfico de la vejiga, uretra, uréteres y riñones puede aportar datos significativos sobre su estadio y compromiso (figs. 1.52-1.54 A-C). uretra! Galo con síndrome obstructivo. ,S ’p observa (1.54 A) distensión patológica de la vejiga, con presencia de abundante sedimento no mineralizado en la luz vesical. (1.54 li) Distensión anormal de vejiga de la orinay cuello vesical. Sedimento orgánico moderado, no se identifica en la imagen sedimento mineral. (1.54 C) Detalla de la uretra próximal dilatada (3,5 mrn) con pared nítidamente definiday contenido anecoico. C Sistema urinario 21
  • 22. Figura 1.56 Pacientecan obstrucción uretral. (1.55) Corle transversal de prós­ tata en el que se absenta tina dilatación patológica de la primera porción de la uretra. (1.56) En una proyección prostática trans­ versal más caudal se aprecia la luz uretral ocupada por una es­ tructura ecogénica que produce sombra acústica compatible con cálculo uretral. Figura 1.57 Presencia de abundante sedimento mineralizado en la poción prostática de la uretra. Aunque esta última no se aprecia dilata­ da, se identífica claramente debido al abundante sedimento acu­ mulado (ecógénico), el cual produce una sombra acústica distal que oculta la porción dorsal de la próstata. V ~ Figura 1.58 Paciente obstruido con presencia de cálculo en la uretra peneana. Se identifica el cálculo como una pequeña estructura ecogéui- ca que produce sombra acústica. El hueso peneano se identifica como una línea ecogénica con sombra posterior. 22 ¿tla^^cografí^Líníca^abdomhia^i^egueflo^niojai« 1
  • 23. Las causas más frecuentes de obstrucción uretral son los cálculos (con el mismo patrón ecográfico: super­ ficie ecogénica y sombra acústica) y el acúmulo de sedimento en zonas estenóticas; los tumores uretra­ les y problemas traumáticos también están descritos como agentes causales (figs. 1.55-1.59). Los tumores uretrales, en ocasiones, son difíciles de identificar ecográficamente. Aquellos que afectan la porción más próxima al cuello de vejiga pueden in­ vadir este segmento y por lo tanto se distinguen más fácilmente. R iñ o n es Equipamiento Perros: en nuestra experiencia, los perros de peso comprendido entre los 10 y 40 kg deben ser explorados con sondas microconvexas o convexas de frecuencia media (5 MHz). Los perros de razas gigantes pueden requerir sondas de frecuencia inferior (3 MHz). El abordaje abdominal ventral del riñón derecho, debido a su posición más craneal, presenta mejores imágenes con transductores microconvexos. Cuando se utiliza un abordaje lateral o sublumbar se pueden utilizar A transductores de mayor frecuencia debido a su menor profundidad; de manera que, en aquellas sondas mul- tifrecuencia, es posible seleccionar las frecuencias más adecuadas, de acuerdo con la profundidad del riñón. Gatos y perros de razas miniatura: los transductores lineales de alta frecuencia (10 MHz) obtendrán imá­ genes de mayor calidad, aunque la manipulación del abdomen craneal con estos transductores puede ser mal tolerada especialmente en los perros de menor tamaño. Preparativos En condiciones normales no se debe exigir ningún preparativo previo especial. El ayuno disminuirá la presencia de gas digestivo, lo que favorecerá el estu­ dio más adecuado, en particular del riñón derecho (no es imprescindible si se utiliza el abordaje sublumbar o intercostal). En algunas ocasiones, el colon descen­ dente puede interferir en la obtención de imágenes apropiadas del riñón izquierdo, aunque una mani­ pulación correcta del abdomen permite superar este problema, al realizar el desplazamiento de los seg­ mentos intestinales que puedan alterar la imagen. Los contrastes urinarios (yodados) utilizados en las urografías descendentes no interfieren en la imagen ecográfica. La administración de diuréticos y de sueros intravenosos previo a la exploración ecográfica produ­ cirá una incipiente dilatación de la pelvis renal, e inclu­ so del uréter proximal, lo cual se debe tener en cuenta cuando se establezcan los diagnósticos diferenciales. Técnica de exploración La exploración del riñón izquierdo es más sencilla debido a su posición en el abdomen medio, más cau­ dal que el riñón derecho; éste, se localiza en una posi­ ción más cranealygeneralmente está protegido por las últimas costillas. El abordaje ecográfico más frecuente es la aproximación a través del abdomen ventral (con el paciente en decúbito dorsal); otros abordajes ade­ cuados son a través del abdomen lateral (corte dorsal) y la vista sublumbar, y ambos se obtienen posicionan- do al paciente en decúbito lateral o en estación. El riñón derecho, debido a su posición más craneal (in­ tercostal) y dorsal es de evaluación más complicada. Su tercio craneal, en ocasiones, no se puede explorar satisfactoriamente en un abordaje abdominal ventral. En estos casos, la exploración sublumbar a través de los últimos espacios intercostales (11° y 12°) es más conveniente y los pacientes la toleran mejor. La exploración completa de ambos riñones incluye sus cortes sagitales y transversales (abordaje ventral y sublumbar), obteniendo cortes seriados en barridos craneocaudales y lateromediales. El corte dorsal lon­ gitudinal, en la aproximación lateral, es más apropia­ do para la visualización del uréter proximal y el siste­ ma arteriovenoso. _________ Sistema urinario 23
  • 24. Gráfico 1.9 Cortelongitudinal del riñón izquierdo. Se realiza un corte en eje lar­ go del paciente, en el abdomen lateral izquierdo, para obtener un corte longitudinal del riñón; se desplaza el transductor en sentido medialy lateral para realizar una exploración completa del riñón. Gráfico 1.10 Corte transversal del riñón izquierdo. Girando 90a el transductor sobre lafigura anterior se realiza un recorrido en sentido craneal- caudal visualizando múltiples cortes en eje corta del riñón, desde su polo craneal al caudal. Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales 24
  • 25. Gráfico 1.12 Cortesagital del riñón derecho. Comparación de ¡a ecogenici- datl de la corteza renal (I!) y el pctrénqitima hepático til-, ¡a ecogenicidad de arribas estruc­ turas es muy similar y se consi­ deran normales pequeñas ca- riaclones. Gráfico 1.13 Corte sagital del riñón izqttier- da. Comparación de la eco­ genicidad de la corteza renal (til y el parénquima espiénica íH J, la primera se establece hi- poeeoiat ron respecto al paren quima esplétlico. Gráfico 1.14 Corte sagital media del ríñón. Cortea) renal tC). Médula re­ nal (Mdi. Seno renal (Snh ni­ cerliados renales (Bv) con ul- sutilización de cenas aramias IVA}. C Sistema urinario
  • 26. Crájico 1.15 C orle ¡.agita! mediai ili ! rinini. i ortrza renai ■ O. Medula re ani .Miij. Seno runa! (Sri1(¡ra­ sa /nnìpélriea y sena rena! (Cr Pi. Vasas interiabares IV II. (iràfico 1.16 ( arie trtiiismrsal iiiigUii de! ri­ tirili. Ciirtemi renai (Q . M edit­ ili rena! ìM dì. 5riw renili I5n). Papìla rena! il'ili. Petnis rena! ii'J. Crosti peripélrial ter Arteria* vverta renale» fVHi en e! hdio iena!. Cortes inmsivr- saies de segmento» ìntestinales: vermini) ! e ileon fli. La presión ejercida con el transductor resulta funda­ mental a la hora de desplazar el gas contenido en las asas intestinales, así como las heces presentes en el colon. Esta presión se ve acentuada en la aproxima­ ción ventral del riñón derecho (donde se deberá des­ plazar el duodeno descendente y colon ascendente!. Es importante comprender las relaciones anatómi­ cas de los riñones, ya que pueden facilitar tanto su visualización, como la interpretación correcta de las imágenes obtenidas y el establecimiento de los posi­ bles diagnósticos. Así, el riñón izquierdo se relaciona ventrocranealmente con el bazo (que en la mayoría de los casos se utilizará como ventana acústica para visualizar el riñón), medialmente con el colon ascen­ dente (que en algunas ocasiones puede localizarse en relación al aspecto más lateral del riñón); la aorta y la glándula suprarrenal izquierda; cranealmente con el fundus del estómago y, típicamente en los gatos, con el lóbulo izquierdo del páncreas; y caudalmente con el ovario. El riñón derecho se relaciona anatómicamente en su aspecto medial con el colon ascendente y la vál­ vula ileocecal; cranealmente el polo del riñón derecho reposa en la fosa renal del proceso caudado del lóbu­ lo caudado hepático; en su aspecto ventral (y lateral) se localizan, en el perro, el duodeno descendente y el lóbulo derecho del páncreas; medialmente se encuen­ tran la vena cava caudal y la glándula suprarrenal de­ recha; y en la porción más caudal se localiza el ovario derecho. En el gato, ambos riñones se ubican en el abdomen medio, una posición más cómoda para la exploración, y debido a su movilidad (riñones “flotantes"), el abor- Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales'
  • 27. daje de ellos es satisfactorio y resulta diagnóstico en la mayoría de los casos. Las presiones ejercidas con el transductor en estos pacientes deben ser mínimas, ya que los riñones se desplazan fácilmente. Imagen ecográfica normal El riñón del perro es de morfología ovalada, alar­ gado en su eje sagital. El riñón del gato es más redon­ deado (Walter PA y col., 1987). Se pueden diferenciar ecográficamente Jas diferentes estructuras anatómi­ cas del riñón (figs, 1.60-1.69): Corteza renal: corresponde a la corona periféri­ ca, es finamente granular y se define claramente hipoecoica respecto al bazo y moderadamente hipoecoica (e incluso isoecoica) respecto al pa- rénquima hepático. En el gato, puede adquirir un aspecto más hiperecoico de forma fisiológica (es­ pecialmente en gatos obesos) debido al acúmulo de vacuolas de grasa. Médula renal: zona central con un patrón hipoecoi- co respecto a la corteza, y presencia de tabiques hi- perecoicos (que corresponden a los divertículos y venas interlobares). ❖ Pelvis renal: zona más ecogénica central. Su diáme­ tro no supera en condiciones normales los 2 mm y su visualización es óptima en aquellos pacientes con diuresis forzada. En un corte sagital y en uno lateral a medial, esta estructura desaparece yse ob­ servan dos líneas ecogénicas (divertículos o rece­ sos pélvicos) y una zona hipoecoica central (cresta renal), prolongación de la médula renal. La pelvis renal está rodeada por el seno renal, con patrón ecogénico debido a la presencia de tejido graso. -i- Cápsula renal: se aprecia como una fina línea hi- perecoica en el perímetro del riñón (sólo visible cuando la incide perpendicularmente el haz de sonido). ❖ Hilio renal: en el aspecto medial del riñón se pre­ senta como una pequeña depresión donde se vi­ sualizan las estructuras vasculares principales y el uréter (no visualizado en condiciones normales). Figura 1.62 Figura 1.63 Figura 1.61 Hiñón normal en un perro. (1.60) corte longitudinal medio del riñón donde se visualizan la corteza y la médula renal. Los pequeños vasos que se identifican en la unión corticomedular corresponden a las arterias arénalas. Los divertículosy vasos interlobares se evidencian como pequeños tabiques ecogénicas. (1.61) Corte longitudinal medial respecto a la imagen anterior, la zona hipoecoica central corresponde a la papila renal central, rodeada de tejido más ecogénico que corresponde a! seno renal. (1.62) Corte longitudinal en aproximación por el flanco (lateral) con visualización satisfactoria de la corteza, médulay pelvis renales (zona ecogénica central): la porción distal de la arteria y la vena renales también se visualiza en este corte. (1.63) Exploración en modo Doppler color en el mismo corle que la imagen an terior con representación de la vena renal en el hilio. ¿i Sistema urinario
  • 28. Figura 1.64 Figura 1.67 Figura 1.68 Figura 1.66 Figura 1,69 Riñón normal en un gato. (1.ÍUI Curie longitudinal medio del riñón diferenciando la corteza i' la médula renales: la grasa del seno renalya se evidencia como unaJiña línea ecogénica central. (1.65) Corte longitudinal medial: el tejido ecogénico central corresponde al seno renal: la pelvis se identifica entre los cursores (1.2 mml: la vena renal se visualiza como una estructura redonda anémica central. (1.66) Corte trans­ versal medio del riñón !imagen en lierradum); en la zona central se observan la papila, pelvis e hiUo renalect. (1.67) Corte longitudinal en aproximación lateral: visnalización del.seno renaly la zona del hilio. (1.68) Modo Dopplerpotenciado con visualización de vasos hiterioba- res. (1.69) Modo Doppler color en corte transversal; se observan venay artería renales (la vena renal presenta mayor calibre que la artería). ^tla^^cograff^UnJc^ahdomina^iyjcgiieno^niinales^ 28
  • 29. ; Arteria y vena renales: la vena se sitúa ventralmen­ te a la arteria se debe señalar que, en ios perros, se presenta con frecuencia un sistema arterial renal doble. Tanto la arteria como la vena pueden ser se­ guidas hasta su unión con la aorta y la vena cava. Las inserciones de la vena y las arterias renales del riñón derecho sobre la aorta y lavena cava son más craneales que las del riñón izquierdo e inciden tí­ picamente en el aspecto derecho de éstos. Las arte­ rias y venas interlobares se localizan en los recesos pélvicos, y las arterias y venas arcuatas, a nivel de la unión cortícomedular. Uréter proximal: en condiciones normales no es identificable; únicamente se observa en pacientes con diuresis forzada como un pequeño conducto (1 mm) que se dirige inmediatamente hacia el ab­ domen caudal. En estos pacientes también pueden visualizarse la pelvis renal y los recesos pélvicos. Grasa perirrenal: la grasa acumulada (más abun­ dante en animales obesos) se identifica ecogénica (similar a la obtenida en el seno renal) y rodea tí­ picamente al riñón; se relaciona con el retroperi- toneo. La exploración correcta del riñón incluye la compa­ ración de la ecogenicidad de su cortical respecto al parénquima esplénico y hepático. Es más fácil esta­ blecer la relación ecográfica del riñón izquierdo con el bazo (ya que éste se encuentra generalmente ventral y craneal al riñón) y la del riñón derecho con el hígado (debido a que se encuentra reposando en la fosa renal del proceso caudado del lóbulo caudado del hígado). Para una correcta relación de ecogenicidad entre am­ bas visceras siempre se debe intentar la comparación entre estructuras que se encuentren a la misma pro­ fundidad, a partir de imágenes obtenidas en el mismo sonograma. Obviando pequeños cambios en la ecoge­ nicidad debido a la diferente profundidad a la que se encuentren estas estructuras, se establece que en una relación ecográfica normal el parénquima esplénico es hiperecoico respecto al hígado y la corteza renal, y el hígado se observa moderadamente hiperecoico res­ pecto a la corteza renal; aunque esta diferencia en la mayoría de los pacientes no se aprecia y el hígado y la corteza presentan una ecogenicidad similar, estudios recientes (lvancicycol.,2008) demuestran la variación en la ecogenicidad de corteza e hígado en pacientes sanos y en función de la frecuencia de la sonda utiliza­ da (figs, 1.70-1.71). Se debe señalar que en el gato debido a su tendencia a acumular vacuolas de grasa en el epitelio tubular, se puede producir un aumento de la ecogenicidad difu­ sa cortical, debiéndose considerar este hallazgo como accidental y típico de gatos obesos. Esta particulari­ dad también se ha descrito en gatas gestantes y ani­ males diabéticos (fig. 1.72). El volumen renal no se ha logrado estandarizar de for­ ma fiable en el perro. Diversos estudios admiten un amplio rango de variabilidad; en estudios más recien­ tes (Mareschaly col., 2007) se ha establecido una pro­ porción entre la longitud máxima del riñón y el diá­ metro de la aorta con un rango de 5,5 a 9,1 como lími­ tes inferior y superior. Las medidas estándar en felinos son más fiables debido a la mínima variación del peso (Walter PAy col., 1987). Riñones con longitud superior a 4 cm y anchuras superiores a 3 cm en el gato deben considerarse signo de renomegalia. Artefactos Se describe fácilmente en los riñones una sombra la­ teral que se inicia en el polo craneal y caudal cuando se Sistema urinario A 29
  • 30. visualizan en un corte en eje largo. Los polos del riñón pueden presentar un aumento de ecogenicidad con respecto a la porción media debido a la disposición de las asas de Henle que, en una aproximación ventral del riñón, trascurren perpendicularmente al haz de sonido, produciendo una mayor reflexión de éste y provocando un aumento de la ecogenicidad de esta zona respecto a la zona de la corteza más central (fig. 1.73). La ecogenicidad del seno renal puede verse afectada por artefactos producidos por las crestas renales y los recesos pélvicos que pueden presentarse altamen­ te reflectivos. Las arterias arcuatas, dispuestas en la unión corticomedular, pueden presentar una interfa­ se altamente reflectiva (más evidente en pacientes de edad más avanzada); este hallazgo no debe confun­ dirse con una mineralización renal (fig. 1.74). Figura 1.72 Gato Siamés de ti años sin alteraciones en los análisis de sangre y orina, con alimento de la ecogenicidad cortical como hallazgo principal, liste signo puede corresponder a estados normales (no patológicos) cuando la estructura renales normal y no se eviden­ cian lesiones asociadas. --------- " - • - ' «T Figura 1.73 Artefacto. Se observa una diferencia de ecogenicidad de lasporcio­ nes más centrales de la corteza renal respecto a ambos polos; este artefacto se debe típicamente a la disposición de las nefronas. Se ha descrito ampliamente la presencia de un halo ecogénico en la unión corticomedular, más frecuen­ temente en gatos, no relacionado con estado patoló­ gico. Este hallazgo debe ser contrastado con análisis sanguíneos y urinarios para descartar procesos pato­ lógicos incipientes (fig. 1.75). Figura 1.74 Fibrosis en las arterías arcuatas en la unión corticomedular en un perro Maltes de 13 años; este hallazgo no debe interpretarse como una mineralización patológica o nefrolitiasis. Jtlas^deecogf^fí^lfhlc^bdomina^enjeguefio^mniales 1
  • 31. Patologías renales Para su mejor estudio, éstas se dividen en pato­ logías o alteraciones difusas del parénquima, altera­ ciones focales, del sistema colector, agenesias y otras patologías congénitas. Las indicaciones del estudio Doppler renal serán des­ critas en el capítulo referente a aplicaciones del estu­ dio Doppler abdominal. Lesiones difusas Son aquellas que típicamente producen un au­ mento de la ecogenicidad cortical, aunque también se han descrito lesiones que disminuyen la ecogenici­ dad (mucho menos frecuentes y difíciles de detectar). Generalmente, las lesiones renales difusas (de origen no neoplásico) incluyen hallazgos en ambos riñones, aunque el curso de la enfermedad puede afectar de forma distinta a cada uno (como ocurre en casos de enfermedad renal felina con la aparición del síndrome riñón grande-riñón pequeño) (figs. 1.76-1.77). Las patologías renales que aumentan la ecogenicidad del parénquima son las que se diagnostican con más frecuencia y sus orígenes son múltiples (Walter PAy col., 1987). La cronicidad del proceso puede afectar en mayor grado a la ecogenicidad y al volumen renal. Se debe considerar la técnica ecográfica como altamente inespecífica, y es necesario en todos los casos apoyar­ se en signos ecográficos relacionados, datos analíti­ cos e historia clínica. La realización de biopsias bajo control ecográfico deberá ser contemplada dentro del protocolo diagnóstico para establecer un diagnóstico anatomopatológico y un estado evolutivo de la enfer­ medad renal. Los signos ecográficos incluyen linfonodos asociados (renales e ilíacos), hallazgos en visceras o estructuras relacionadas (vejiga, uréteres y aparato genital), así como cualquier otra anormalidad vinculada (por ej,, tumores en glándulas suprarrenales, tromboembolis- mos, lesiones sospechosas de neoplasias secundarias en otras visceras, etc.). Se han descrito aumentos difusos de la ecogenicidad cortical renal en múltiples procesos que deben in­ cluirse en el diagnóstico diferencial: Se presenta en perros con nefritis intersticial y glomerular, necrosis tubular aguda (resultado de agentes tóxicos o derivados del etilenglicol), glo- merulonefrosis y amiloidosis renal (fig. 1.78 A-B). ^ En pacientes con mineralización del parénquima renal se observa nefrocalcinosis. Puede afectar tanto a la porción cortical como a la medular, y se RIN DCHOj Figura 1.76 Figura 1.77 ' ~ ~~ ~ Enfermedad renal glomendar crónica en un gato con asimetría renal marcada (riñón grande - pequeño)-, la enfermedad renal produce la degeneración de un riñón (1,76) y la consiguiente hipertrofia del riñón contralateral que presenta un aumento de la ecogenicidad cortical yfalta de definición corticomedular con pequeñas áreas de mineralización / jibrosis. Shrema urinario
  • 32. presentan pequeñas mineralizaciones disemina­ das o focos de mineralización más consistentes que producirán una sombra acústica distal (figs. 1.79-1.80). y * Pacientes con hiperadrenocorticismo o diabetes, que establecen una nefropatía diabética que no se manifiesta en las primeras fases de la enfermedad, excepto por un aumento del tamaño renal, y en los que más tarde comienzan a ser patentes los cam­ bios relativos al engrosamiento de la membrana basal [Martínez Castelao A., 2004) (figs. 1.81-1.82). -> En gatos con nefritis intersticial y glomerular, así como en pacientes con peritonitis infecciosa [figs. 1.83-1.84). 4- En gatos con linfoma renal puede adquirir un pa­ trón típico que aumenta la ecogenicidad cortical; Figura1.78A Figura 1.78 B Necrosis tubular aguda en un Fox terrierde 4 años con 78Aintoxicación agudaycuadro gastroentèrico de presentación súbita; el aamento de acogenicidad cortical es evidente, (i. 78A) Cortical renal isoecoica respecto a parénquima esplénico. (1.7811) Cortical renal hiperecoica respecto a parénquima hepático. Figura 1.79 Nefrocalcinosis en un pen o de raza Eurasierde 12artos (1.79)y en un gato Persa de 8 años (1.80). Presencia de múltiples depósitos mineralizados en cortical renal con aumento del nivel de calcio sérico en análisis sanguíneos. Figura 1.80 32 ^tlasja^cogr£^a^IiriiG a_flbdom ina^eni£e^ueno^niiTiales
  • 33. Hallazgos Geográficos en pacientes con diabetes. (1.81). Perro Pas­ tor alemán de 10 míos con hiperglucemia y signo de doble eco- gvnicidnd cortical, hallazgo precoz en pacientes diabéticos con nefropatia diabética. (1.82). Perro Samoyedo de 8 años con dia­ betes en tratamiento durante 2 años que presenta un aumento generalizado de. ia ecogenicidad cortical del rimiri. este hallazgo se asocia a la presencia de nefrome- galia generalmente con bordes renales irregulares (ftg. 1.85). ^ En gatos sanos por acúmulo de grasa (más eviden­ te en machos castrados o hembras preñadas) (véa­ se fig. 1.72). < * • En pacientes con insuficiencia renal crónica, re­ sultado de una nefritis intersticial crónica (que se acompaña de una alteración evidente de su estruc­ tura interna y generalmente disminución del volu­ men renal). En algunas ocasiones la alteración re­ nal es avanzada y la identificación del riñón resulta muy complicada (figs. 1.86-1.87). w n '-m . * E r R 'l" D is i 2 .6 4 c m Figura 1.83 D is t 2 .0 1 cm Figura 1.84 Nefritis intersticial crónica en un galo Común europeo de 2 años de edad; ambos riñones presentan una desestructuración eviden­ te con falta de definición corlkomedular, bordes irregulares, asi­ metría renal, mineralizaciones corticales y dilatación moderada de la pelvis renal del riñón izquierdo (111). Sistema urinario 33
  • 34. n Figura ],85 Liiifoma renal en un galo portador del virusde la leucemia. Se observan nefromegalia con bordes irregularesy presencia de derrame sub­ capsular abundante, con aumento de la ecogenicidad conicomedalar y dilatación modelada de la pelvis renal (zona anecogénica más central). f / Figura 1.86 Schnauzerde 10años con insuficiencia renal crónica, 1.a imagen ecográfica de! riñón corresponde a un proceso inflamatorio cró­ nica (nefritis) con signos evidentes de degeneración retía/ (riñón abigarrado) con disminución de su volumen, contorno irregular yfalta de definición corticomeduiai: _ 21 Z - , ¡)ist 1: 1 . //c m J ______________________________________ Di'jl '¿: 1.11 cm Figura 1.87 Gato Común europeo de 5 años con enfermedad renal crónica: se observan disminución del volumen renaly aumento marcado de ecogenicidad cortical. 34 £t¡asid^ecograffa¿lteijM ia& dom lna^^peqiiertos> anlfnales ]
  • 35. < ►La glomerulonefritis y la pielonefritis crónicas au­ mentan la ecogenicidad cortical del riñón y dis­ minuyen la diferenciación corticomedular (figs. 1.88-1.90 A-B). Alteraciones renales congénitas como la displasia renal, con una falta de definición corticomedular, que en general se asocia a un volumen renal sensi­ blemente reducido (fig. 1.91). Nefropatlas en razas predispuestas (con mayor incidencia en perros de raza Boxer o Schnauzer) con desestructuración de la arquitectura interna, frecuentemente asociadas a nefropatías juveniles (figs. 1.92-1.93). Pacientes con uréteres ectópicos, infecciones as­ cendentes y presencia de glomerulonefritis inters­ ticial crónica (fig. 1.94). Se ha descrito una banda hiperecoica en la unión cor­ ticomedular renal en pacientes con enfermedad renal (signo del anillo medular) y vasculitis piogranuloma- tosa (en gatos con peritonitis infecciosa felina), lep­ tospirosis, necrosis tubular aguda o nefrocalcinosis, pero este hallazgo también se encuentra en pacientes sanos, por lo que no debe considerarse a priori como un signo de enfermedad renal sin el respaldo de aná­ lisis complementarios u otros hallazgos ecográficos relevantes (fig. 1.95). La enfermedad renal crónica en general se acompaña de una disminución del volumen renal, bordes irregu­ lares y una pérdida progresiva de la arquitectura típi­ ca, todo ello hace que, en ocasiones, se complique la identificación del riñón, pues éste se encuentra en un estado de degeneración avanzado (que a veces pro­ duce un riñón de reducido volumen e irreconocible). La falta de definición corticomedular (al aumentar la ecogenicidad de ambas estructuras) es un signo ca­ racterístico de enfermedad renal crónica (fig. 1.96). Se debe hacer hincapié en otros hallazgos ecográficos que pueden asociarse a un aumento de la ecogenici­ dad cortical y que, a menudo, pueden ser determi­ nantes a la hora de establecer un diagnóstico de en­ fermedad renal; entre ellos, hay que prestar especial atención al volumen renal (aumentado o disminuido en procesos más crónicos), contorno renal (puede ser irregular o lobulado), presencia de derrame sub- Figura 1.89 ¡i Glomerulonefritis intersticial crónica. (1.89 A) Perro Retrieivr dorado de 2 años. (1.89 B) Boxer de 4 años. Ambos pacientes pre­ sentan concentración sérica de itreaycreatinina. adelgazamiento progresivo yproteinuria marcada. Confirmación mediante biop­ sia ecoguiada. La falta de definición corlicomedtdar se aprecia como una única banda hipeivcogénica; los ecos centrales corres­ ponden a la pelvis renal. Sistema urinario Ì5
  • 36. Glmneniionejritis esclefmemte. Yorkshire tie ÍJohns ron /rraleinttria marcada y alteración de cociente pmteinaxreatinina. (i.1)0A¡ Valo­ ración del riñón derecho que presenta como único hallazgo an incremento de la ecogenicidad cortical respecto al parénquima hepático. (IJH) íil Exploración tras la realización de hiopsia renal. Se realizaron dos biopsias ecoguiadas con aguja trocid calibre16; en el polo cau­ dal del riñón se observan dos lesiones alargadas anémicas en la cortical renal que corresponden al recorrido seguido por las agujas para la toma de muestro. capsular, linfoadenopatías, dilatación de pelvis renal y uréter proximal (evidenciado en pacientes con pie- lonefritis), gastropatía asociada (a estados urémicos) (figs. 1.97-1.103). Las alteraciones que producen una disminución de la ecogenicidad son más difíciles de percibir y, como ya se ha indicado, de presencia muy escasa. Se han descrito en casos de inflamaciones agudas (edema) y también en pacientes con diagnóstico de linfosarcoma. La bibliografía científica describe distinta altera­ ciones congénitas del riñón. La ausencia del riñón se denomina agenesia renal y, en general, se asocia a una hipertrofia del riñón presente. Este hallazgo, aunque de incidencia escasa, es más frecuente en los perros. La exploración debe de completarse siempre con un abordaje lateral para confirmar la ausencia del riñón. La hipoplasia renal (desarrollo insuficien­ te del riñón) se observa en animales jóvenes en los que se identifica un riñón de volumen sensiblemen­ te reducido; este hallazgo debe de diferenciarse de la displasia renal mediante la realización de biopsia y estudio anatomopatológico. La fusión renal también está descrita (riñones en herradura); en esos casos, se observa la unión de ambos riñones por uno o ambos polos, compartiendo, o no, parte del sistema colector y la vascularización. Otras lesiones, como la posición anormal de los riñones en la cavidad abdominal (ri­ ñones ectópícos) o la hipertrofia de la papila renal. 36 ¿lla^e^cogMn^tínica^hdomina^r^eoueno^nimale^ 3
  • 37. Bfrugaltas congénitas diagnosticadas en dos perros de raza Boxer (de 6 mesesy ¡ año de edad respectivamente). En ambos casos se evi­ dencia un marcado aumento de ecogettiridad del riñón asociado a una pérdida de la diferenciación corticomedular. Los dos perrosfueron Ivopsiados bajo controI ecográfico y se les diagnosticó glornendonefritis. tilomerulonefritis intersticial crónica en una paciente de raza | Huskysiberiano de I año con presencia de uréter ectópico. Se ob­ serva pérdida de la arquitectura renal con signos de mineraliza- ción cortical y aumento de la ecogenicidad corticomedular. Figura 1.94 Figura 1.95 Gato de ¡O meses con signo del anillo corticomedular ecogéuico. Paciente con pruebas positivas al virus de la peritonitis infecciosa felina y presencia de una vasculitispiogrtmuloniatosa que se aso­ cian la banda ecogénicacorticomedular. P Sistema urinario Z B
  • 38. Figura 1.96 Degeneración renal senil en un galo de 18 artos. Disminución del volumen renal, falta de nitidez de la arquitectura y anillo ecogé- nico en la unión corticomedular: todos los hallazgos correspon­ den a cambios degenerativos renales seniles. Figura 1.97 Linfosarcoma renalfelino. Se observan un aumento del volumen del riñón, anillo corticomedular mal definido y presencia de de­ rrame subcapsular moderado. linfermedad renal en un perro Fox terrier de 12 cilios con gastropatía uréniiea asociada. (1.98) Imagen longitudinal del riñón con signos de nefropatia crónica (aumento de ecogenicidad de la cortical y medular) y presencia de quistes corticales. (1.99) Detalle de la pared del estómago que presenta un aumento deI espesor de tos pliegues del estómago e infiltrado ecogénko de la mucosa gástrica. 38 Rilas de ecografía clínica abdominal pequeñas animales 1
  • 39. también pueden ser estudiadas mediante ecografía (figs. 1.104-1.107). Lesiones focales Los quistes renales de naturaleza simple o múltiple ydevolumen variable, son las lesiones focales más fre­ cuentes. En muchos pacientes, resultan un hallazgo accidental durante la exploración ecográfica abdomi­ nal de rutina. Presentan una morfología redondeada, su contenido es anecoico puro, con paredes nítidas, .1 z: Figura Í.100 Pielonefritis crónica en un perro Rottweilerde 6 años. La dilatación moderada de la pelvis renal asociada ai aumento de ecogenicidad cortical son hallazgos comúnmente asociados a esteproceso. lisas y finas, y con evidencia de refuerzo posterior. Se debe establecer un diagnóstico diferencial con hema­ tomas, abscesos y lesiones quísticas que pueden estar asociadas a tumores. En el Pastor alemán se ha des­ crito la presencia de lesiones de patrón quístico en el cistoadenocarcinoma renal (figs. 1.108-1.110). Mención aparte merece el diagnóstico de la poliquis- tosis renal del gato Persa y otras razas emparentadas (también descrita, aunque con menos incidencia, en la especie canina, en el Cairn terrier), en el que la téc­ nica ecográfica ha adquirido una relevancia especial. La importancia de un diagnóstico precoz es funda­ mental por tratarse de una enfermedad autonómica dominante. Se presentan quistes corticales que se evidencian en múltiples cortes sagitales que, si es po­ sible, deben incluir únicamente un sonograma de la corteza renal. Se han descrito quistes hepáticos aso­ ciados a esta enfermedad (en aproximadamente un 10% de los casos). No es posible realizar el diagnósti­ co antes de los 6 meses de edad; en los animales ne­ gativos, se recomienda una nueva evaluación al año de edad para establecer un diagnóstico definitivo. En aquellos pacientes dudosos o de alto riesgo (con pa­ dres portadores) deben hacerse exámenes seriados complementarios. Están disponibles pruebas genéti­ cas para el diagnóstico de la enfermedad poliquística (figs. 1.111-1.112). Los abscesos renales pueden asociarse a lesiones traumáticas, tumorales, o cuerpos extraños, o pueden ser una complicación en pacientes con pielonefritis. El absceso posee un perímetro que se define más cla­ ramente (su cápsula es más gruesa, irregular y ecogé- nica) y presenta un contenido de mayor ecogenicidad Riñón con signo del anillo ecogéntco corticomedular. Aunque este hallazgo es inespecífico y se aprecia habitualmetíte en pacientes asin­ tomático, clínicamente sanos, debe de ser investigado. En este American Stanford de 7años el signo de! anillo se asocia a la presencia de linfoadenopatías reactivas en los linfonodos ilíacos mediales, porto que son aconsejables tas pruebas diagnosticas adicionales. c Sistema urinario 39
  • 40. Figura 1.103 Corte longfrudinal dei rinon: se obsenwi demone subcapsidary conica! ecogénica, acìemds de contorno irregttlar asociadn a un lumicino de ccogenicidad iorticai. Fstos hetllazgos ecogniflcos son compatibili con un proceso neopldsicu o inflamaiona del rinon.y e!diagnòstico delie conjìnnarse mediante pntebas compìementa- rietsy/o anatotnopatoiógicas. (Sin conftnnactón histopatológiai.) Figura 1.104 Hipoplasia relied imiiaterid en un perm Yorkshire de i I meses. Abordaje intercostal derecho en el ipie se eridencia el riñón de­ recho con un enlamen sensiblemente reducido de 10.x(i nuil (en­ tre cursores). A la derecha de la imagen se eficiencia paréuquima hepático y, en proximal, las costillas con formación de sombra acústica distal. Hipertrofia de papila renal. Paciente mestizo de 9 años. Se ob­ serva a nivel del lidio renal un crecimiento de 4.11 .v2.0 etn que corresponde a la papila renal: la biopsia ecogniada no evidenció cambios hislológicos sugerenies de un proceso patológico. F.n re­ visiones posteriores no se observó un crecimiento de esta estruc­ tura. 40 ^tla^d^ecografl^Iftiic^ahdominal^r^egue^Kanlmales 3
  • 41. Figura 1.107 Riñón en posición ectópica. Localización del riñón izquierdo en posición caudal a la vejiga de la orina (parcialmente introducido en la cavidad pelviana). Con una orientación correcta del trans­ ductor, se observa el riñón izquierdo en la porción izquierda de la imagen (que corresponde al aspecto más caudal) y la vejiga de la orína situada cranealmente. Figura 1.108 Quiste renal. Imagen del riñón en un corte medial en la que se visualiza únicamente una sección de la cortical renal con presen­ cia de un quiste renal simple que se observa como una estructura anecoica redondeada. Figura 1.109 Quiste renal simple en el polo craneal del riñón derecho de un Rengle de ¡ I años. Fl paciente no presentaba siulonialologia y el hallazgo fue casual. La estructura del riñón no ajecmilo por el quiste era normal y los análisis sanguíneo yurinario no presen­ taron alteraciones. i Figural.llO Cistoadenocarcinoma en un Bulldogde 10años. Se evidencian tíos estructuras quísticas que presentan una cápsula definida y mulri- laminanen una de ellas se observa una tabicarían interna. Flestu­ dio histopatológico confirmó el diagnóstico. K Sistema urinario 41
  • 42. Figura 1.II1 Poliquistosis renal en un galo Persa. Lesión multiquistica ron presencia de estructuras anémicas redondeadas que producen una desestnietaradón juogresira del parénquima renal. La dis­ tribución de los quistes es cortical, aunque el crecimiento de éstos puede deformar la médula y la pelvis renales. que los quistes puros. En algunas ocasiones, se puede identificar la presencia de gas en el interior del absce­ so, En el caso de pionefritis avanzadas, el riñón se en­ cuentra muy aumentado de volumen, su estructura es irreconocible y suele ser sustituida por una estructura con contenido purulento ffig. 1.113). En el caso de los traumatismos renales, la presencia de hemorragia en la pelvis renal o, más frecuentemente, subcapsulares el hallazgo más evidente; en ocasiones se identifica erosión de ia corteza renal. La evolución del coágulo renal puede ser controlada ecográfica- mente (fig. 1.114). Las masas renales complejas presentan patrones muy variables y ecogenicidad mixta; las áreas hipoecoicas corresponden a zonas de inflamación, necrosis o he­ morragia, ylas hiperecoicas a zonas de fibrosis, calcifi­ cación o procesos degenerativos crónicos. Se debe es­ tablecer un diagnóstico diferencial entre hematomas, abscesos, granulomas, infartos o neoplasias primarias o secundarias. Las masas sólidas suelen corresponder a procesos neoplásicos que pueden adquirir un patrón homogé­ neo o heterogéneo. Las masas homogéneas se descri- Figura 1.113 Pionefritis en un Shih tzu con piuría, decaimiento, fiebre y dolor abdominal agudo. La dilatación de la pelvis renal con acumu­ lo de material de patrón hipoecoko se asocia a ia presencia de un cálculo en el uréter próximaI yfocos sépticos en la pelvis del riñón. 42 ^tla^^cograflflHclfnic^abdamlnfl^i^^ijenos^nimates I
  • 43. Figura i. 116 Mastocitoma melastásko. Presencia de foto de metástasis en un paciente con un melanoma. Se observa un nodulo renal de pa­ trón ecogénica confocos de minendización ipte producen sombra acústica distal. Figura 1.117 Carcinoma renal complicado con hemorragia subcapsular en un perro mestizo de 10 años. La lesión neoplásica afecta al polo caudal del riñón, con discontinuidad de la cortical renal. En ella se observa un nodulo hipoecoico mal delimitado y escasamente diferenciado. Figura 1.H4 Traumatismo renal en un paciente atropellado. La imagen mues­ tra un área cortical ecogénica que corresponde a un hematoma y un coágulo cortical asociado a hemorragia subcapsular. El polo caudal del riñón no muestra una continuidad clara debido al traumatismo y la rotura renal. » -r -W S Carcinoma renal en un Husky siberiano de i ! años. Se observa crecimiento excéntrico de masa compacta, con patrón modera­ damente ecogénica, que afecta al polo craneal del riñón y altera la silueta renal normal. Figura i. 115 ben hipoecoicas, hiperecoicas e isoecoicas. Aunque el patrón ecográfico no es característico de ningún tipo tumoral, se han descrito masas hipoecoicas en el caso del linfoma y la histiocitosis maligna. Aquellas masas de patrón isoecoico pueden plantear un reto al eco- grafista dado que, a veces, el único hallazgo es una prominencia en la cápsula renal (figs. 1.115-1.121). Debido al amplio patrón ecográfico que pueden pre­ sentar las diferentes enfermedades neoplásicas que afectan al riñón, la técnica de aspiración con aguja fina y la toma de biopsia bajo control ecográfico re­ sultan fundamentales para concluir un diagnóstico definitivo. Las masas que afectan la corteza renal y aumentan su Sistema urinario 43
  • 44. Figura 1.118 Figura 1.120 Masa renal en un gato Común europeo de 1 1años. Sospecha de neoplasia renal (no confirmada histopatológicamente) (fue afec­ ta al polo caudal del riñón y presenta un crecimiento exuberante que alcanza a rodear la cara renal medial. ¡lemangiosarcoma renal. Desesirttciuración renal con pérdida de la arquitectura. Masa de patrón heterogéneo. La biopsia ecoguia- da estableció el diagnóstico. Figura 1.119 Carcinoma renal en un Setter irlandés de 11 años. Paciente can Iwnuituria abundantey persistente,y adelgazamiento progresivo. 1.a localización de la masa en la zona renal contribuyó a esta­ blecer el diagnóstico, ya que se presenta muy evolucionada y sin ningún detalle anatómico reconocible. ^Uas^d^eco^rafía^clínk^^Morilnal^n^e^uenQ^aniiiiale^ 44
  • 45. Figura 1.123 tufarlos ¡vnotes. Presencio de lesión delitnitadZ y ecogénica /¡lie aféela la cortiea! renal (sección triangular) yproduce una ligera depresión en el contorna renal. ecogenicidad incluyen calcificaciones, infartos, fibro­ sis y, de nuevo, procesos neoplásicos. Los infartos renales afectan una sección de forma pi­ ramidal en la cortical, su patrón es típicamente eco- génico y, en aquellos pacientes con infartos más an­ tiguos, se puede observar una leve depresión de la superficie renal de la porción cortical afectada (figs. 1.122-1.123). Las calcificaciones corticales pueden impedir una apreciación completa del riñón debido a la marcada sombra acústica que producen estas estructuras. Se presentan como áreas ecogénicas en la cortical que generan una sombra acústica clara. Se debe establecer un diagnóstico diferencial con los cálculos libres en la pelvis renal y con las imágenes hiperreflectivas que pueden producir las arterias arcuatas en el límite corti- comedular, en pacientes gerentes (figs. 1.124-1.126). Líquido subcapsular. Seudoquiste perirrenal felino La presencia de líquido libre subcapsular suele asociarse a una patología primaria. El análisis del lí­ quido obtenido por punción ecoguiada puede resul­ tar sangre, orina, trasudado o exudado, en general secundario a traumatismo, infección, inflamaciones y neoplasias. En todos los casos, el acúmulo de líquido subcapsular es menor que en los seudoquistes. En pro­ cesos inflamatorios renales, lesiones de tipo traumá­ tico o rotura del uréter proximal se puede evidenciar la presencia de líquido retroperitoneal. Éste presenta un patrón anecoico estratificado entre la grasa retro­ peritoneal típicamente hiperecogénica. Los urinomas son con frecuencia secundarios a procesos traumáti­ cos (tras accidentes o como consecuencia de biopsias renales) y están constituidos por colecciones de orina rinon Figura 1.124 Depósitos ile cristales de .vantina en un Pastor alemán de 7años con leisliinaniasis y tratamiento con atopnrinol. lisios depósitos no se encuentran lihres en ¡a pelvis renal, sino adheridos a la pa­ red en los cálices renales. E Sistema urinario 45
  • 46. Figura 1.125 Nefrnpatía liipemilcéniica. Teckel (le 7 años con calcificaciones corticales evidentes que producen una sombra acústica distal compacta. delimitadas que se ubican periféricas al riñón (figs. 1.127-1.129J. En los gatos, es posible detectar acumulo de líquido subcapsular o extracapsular en gran cantidad que se conoce como seudoquiste perirrenal felino. El patrón del líquido es típicamente anecoico y se sitúa alrede­ dor del riñón. El hilio renal es el punto de confluencia de la corteza renal y la cápsula. El paciente no suele presentar sintomatología renal y no manifiesta nin­ gún signo de patología renal asociada. El análisis del líquido demuestra, por lo general, un trasudado. El acúmulo del líquido puede ser subcapsular (entre el parénquima cortical y la cápsula) o extracapsular (en­ tre la cápsula y en tejido fibroso). La denominación de seudoquiste se refiere a la ausencia de epitelio de revestimiento. La causa de su formación no está cla­ ramente establecida; se describe como un acúmulo de orina por extravasación de los tejidos perirrenales, secuela de pequeñas obstrucciones parciales, resolu­ ción de hematomas corticales o consecuencia de la toma de biopsias (figs. 1.130-1.131). 46 ^tle^d^cografí^^línlc^abdom ina^r^emjeflo^ñrilmales 1
  • 47. Neoplasia renal (carcinoma) con presencia de nodulo cortical hipoecoico (¡tte produce uncí erosión en el contorno renal y pre­ senda de hemorragia subcapsular, en lin gato Común europeo, macho, de 15años. I Linfoma renalfelino, en ungalo Siamés, de Maños. Seobserva au­ mento de la ecogenicidad cortical con derrame suhcapsular me­ dio, lil contorno renal se evidencia irregular y existe una falla de definición corticomedular, signos de enfermedad renal avanzada. E Sistema urinario 47
  • 48. Alteraciones del sistema colector: pielectasia, hidronefrosis y patología del uréter Los estadios iniciales de ectasia pueden ser difíci­ les de detectar ecográficamente. En general la explo­ ración ecográfica de uno o ambos riñones permite observar una dilatación moderada de la pelvis renal (pielectasia). El acúmulo anormal de orina repercute primero en la médula renal que se encuentra despla­ zada periféricamente, observándose una cavidad ane- coica en la pelvis renal, mientras que los senos renales centrales (hiperecoícos) son separados por el fluido anecoico. En un plano transversal, se presenta en for­ ma de V la pelvis renal hiperecoica (crestas renales) con un área anecoica central que puede seguirse hasta el uréter. En las fases iniciales puede confundirse una mínima dilatación con la vascularización renal nor­ mal. Para poder realizar un diagnóstico correcto se de­ berá seguir el progreso de estos vasos hasta la aorta o vena cava; esta técnica resulta más fácil con el uso del Doppler color. Se debe visualizar la dilatación próxi­ ma! del uréter. Las dilataciones incipientes de la pelvis renal deben incluir como diagnóstico diferencial los estados de diuresis aumentada (médica o subyacente a una patología), pielonefritis, obstrucciones vesicales y uréteres ectópicos. En los pacientes que presentan una diuresis forzada (fluidoterapia, diuréticos) o en aquellos con un fallo renal con aumento de diuresis y enfermedades que cursan con polidipsia/poliuria, se puede observar una pequeña dilatación bilateral de las pelvis renales que no se acompaña de una dilata­ ción ureteral. En los casos de pielonefritis, y más aun en las de instauración crónica, se puede presentar una dilatación moderada unilateral o bilateral, de la pelvis renal aunque los hallazgos ecográñcos (aumento de ecogenicidad cortical, falta de definición corticome- dular, pelvis renal turbia y contorno renal irregular) sólo permiten establecer un diagnóstico presuntivo (figs. 1.132-1.135). El primer signo de una obstrucción total o parcial del sistema colector de la orina que produce hidronefro­ sis es la dilatación de la pelvis renal. Generalmente es producto de una obstrucción ureteral (por ej., masas neoplásicas abdominales o del trígono vesical, cálcu­ los, accidentes iatrogénicos, adherencias posquirúrgi­ cas), aunque también se describe en casos de malfor­ maciones congénitas con uréter ectópico (Ruiz de Go- pegui Ry col., 1999) y, con menor incidencia, en tumo­ res ureterales. Además puede observarse en procesos neoplásicos o inflamaciones crónicas evolucionadas de la vejiga de la orina que afecten al trígono vesical, neoplasmas prostáticas o de cuello de útero, así como tras complicaciones del muñón uterino en pacientes ovariohisterectomizadas (figs. 1.136-1.138). Si la causa de la obstrucción persiste, progresa la di­ latación de la pelvis renal y el uréter. Esta fase es más evidente y fácil de detectar ecográficamente. La evo- Paciente con enfermedad obstructiva de fias urinarias inferiores. Signos de ectasia renal con dilatación y acúmulo de líquido en los diuertículos de la peláis renal. (1.133) Vejiga del paciente pa­ tológicamente distendida con presencia de abundante sedimento en su luz. 48 ^flWa^^eco^raff^cUmca^abdomina^r^e^ueno^animales^ 1
  • 49. I Dist 1: 3.21cm Dist 2: 4.63cm Figura 1.135 Glomerulonefritis intersticial crónica en un Boxer de I ! meses. Volumen renal reducido, con engrasamiento cortical, aumento de ecogenicidad y dilatación moderada de la peláis renal. Imagen obtenida en un corte longitudinal del riñón. No se evidenció la presencia de enfermedad obstructiva, y la dilatación de la pelvis renal resultó secundaria a la nefropatía existente. RIN D C H p URETER ^ Figura 1.136 Hidronefrosis media y megauréter en un Yorkshire de 6 meses asociados a la presencia de un uréter eclópico. La dilatación de la pelvis renal se continúa fácilmente a partir del recorrido del uréter también dilatado. E Sistema urinaria
  • 50. Hiclronefrosis inedia obstructiva m una /¡erra Cocker delO añas. (1.137) Dilalación media de la pelvis renal con acúmulo de líquido; el adelgazamiento cortical es moderado. (1.138) Imagen de la vejiga de la orina con presencia de un carcinoma de células transicionales; corle transversal a nivel del cuello vesical (pie afecta el trígono vesical. Ilición del proceso conlleva, además de la dilatación de los divertículos pélvicos, un adelgazamiento pro­ gresivo de la corteza renal. En estos casos, debe inten­ tarse continuar la dilatación del uréter hasta el punto de obstrucción. El uréter dilatado aparece como un conducto anecoico y debe distinguirse de los grandes vasos abdominales (aorta y vena cava); éstos son de recorrido rectilíneo, mientras que el uréter dilatado presenta un recorrido sinusoide y a la salida del riñón toma una dirección más caudal, apareciendo ecográ- ficamente como una estructura tubular anecoica re­ dondeada que se dirige caudalmente hacia el cuello de la vejiga de la orina (figs. 1.139-1.141). En la hidronefrosis terminal, el riñón es sustituido por una estructura globosa de contenido anecoico incluido en la cápsula renal. Este estadio se confirma ecográficamente por unos restos de tejido cortical funcional (reminiscencia) que se observan adheridos a la cápsula renal, a modo de pequeños radios o cres­ tas ecogénicas que resaltan en medio de la cavidad anecoica en la que se ha transformado el riñón (figs. 1.142-1.145). Los uréteres ectópicos pueden ser evaluados eco- gráficamente (Lamb CR y col., 1998, Lamb CR y col,, 1994, Oglesby PA y col., 2003). La dilatación del uré­ ter (megauréter) suele presentarse en estos pacientes asociado a pielectasia y, en ocasiones, a lesiones re­ nales más avanzadas (pielonefritis, glomerulonefri- tis). La evaluación detenida del recorrido del uréter puede poner en evidencia la anormal localización de su salida. El estudio ecográfico se ve favorecido por la administración previa al examen de un diurético por vía parenteral o de suero endovenoso, lo que aumenta la señal del yet ureteral a su entrada en la vejiga (Price CI y col., 1989). La evaluación mediante estudio Do- ppler del yet ureteral en el trígono vesical puede ayu­ dar al diagnóstico, aunque los estudios radiológicos de urografía descendente se presentan más conclu­ yentes. La presencia de ureterocele puede estar aso­ ciada al uréter ectópico; en ese caso se visualizará en la luz vesical un quiste encapsulado que corresponde a la porción submucosa del uréter que se encuentra incluida en la vejiga (figs. 1.146-1.154). Se han descrito otras lesiones congénitas que afectan los uréteres. Lavisualización de un megauréter sin evi- 50 ¿Ua^^cojraf^^líníc^abdomina^i^e^ieno^nimale^ 1
  • 51. Dist 1: D.73cm Dist 2: Q.93cm Figura 1.141 Figura 1.142 Hidronefrosis avanzada. El acumulo de liquido en la pelvis renal lia producido la destrucción de la cortical del riñón que se en- cuuiura totalmente ausente; ios tabiques ecogénicas situados en la periferia son los restos de los tabiques de las pirámides renales que permiten identificar la estructura como un riñón con hidm­ nefrosis graves. Hidronefrosis avanzada con hidrouréter producida por una neo­ plasia del cuello vesical (sin descripción histológica). (1.140) El uréter próximat dilatado alcanza los 9 nirn de diámetro. La dila­ tación de la pe!vis yios recesos renales produce un adelgazatnien - to progresivo del espesor de la cortical. (1.141) Corte transversal del cuello de la vejiga que presenta dos crecimientos intrahim 't- nales que afectan ¡a salida del uréter izquierdo. SI
  • 52. RIN DCH¡ V 1 (1.143) Perra mestiza de 6 años con hidmnefiosis avanzada del riñón derecho con adelgazamiento cortical y dilatación de la pelvis renal por acóntalo de orina. (1.144) Imagen longitudinal de la misma paciente a nivel de cuello vesical: se evidencia una dilatación del uréter derecho (tJr) citando alcanza una masa de natrón hipoecoico que lo comprime y que corresponde a una neoplasia (M) de cuello de útero (leiomioma): ésta produce un desplazamiento y la compresión del cuello vesical (V). Figura 1.145 Gata Común europea de 8 años que presenta hidmnefmsis uni­ lateral sin alteraciones en análisis de sangre ni en urianálisis. Id adelgazamiento progresivo de la cortical del riñón se visualiza como una pequeña banda ecogénica periférica. 52 ¿Ha^^cojFaffa^cUnic^abdominal^n^ejuefln^nimale^ 1
  • 53.
  • 54. U R E TE R DQHOj Dist 0.29cm Figura 1. 149 (1.149) Corle longitudinal obtenido a nivel del cuello de la vejiga (lateral derecha) en cuyo aspecto dorsal se evidencia una estructura tu­ bular nnecoica (entre cursores de 2,9 min) que corresponde con uréter ectópico dilatado (1.150) Imagen transversa del cuello de la vejiga; lateralmente se evidencia megauréter (entre cursores, de 7,8 raoi de diámetro) y se observa uréter derecho ectópico inrisallá de la unión en el trígono vesical del uréter izquierdo. (1.151) Imagen de la inserción del uréter izquierdo normal a nivel del trígono vesical. Visualización delyet ureieral con modo Doppler color. Atlas de ecoqrTífa clínica abdominal en pequeños animales"
  • 55. Mastín español, hembra de 3 afíos con uréter derecho ectópico. (1.152) Corte longitudinal del riñón derecho con dilatación marcada de la pelvis y estructura renal difícilmente evahiabte (aumento de ecogenicidad cortical al comparecería cotí el riñón no afectado). (1. ¡53) Corle transversal del mismo riñón a nivel de la salida del uréter, con evidencia de megauréter marcadamente distendido 2,98 cm). (1.154) Imagen del uréter patológicamente dilatado a nivel del cuerpo de la vejiga (megauréter). dencia de una causa obstructiva puede ser concluyen­ te de megauréter congénito o idiopático (Steffey MA y col., 2004), el cual constituye una causa predisponente para infecciones ureterales y pielonefritis recidivante. Cálculos renales y ureterales Éstos se presentan con los patrones ecográficos tí­ picos: superficie hiperecoica (hiperreflectiva) con una sombra acústica limpia. Esta última debe confirmarse con transductores adecuados (el de mayor frecuencia posible). Los cálculos en la pelvis renal pueden producir infec­ ciones recidivantes (pielonefritis, pionefrosis). En pa­ cientes gerentes, la diferenciación entre cálculos pél­ vicos y calcificaciones seniles de la pelvis renal o de las arterias arcuatas puede ser complicada. En general, las calcificaciones pélvicas son múltiples y se localizan en la región de los divertículos pélvicos, mientras que los cálculos no suelen tener una distribución, tan homo­ génea. En nefrocalcemias avanzadas, el diagnóstico diferencial con los cálculos libres en la pelvis renal no suele ser definitivo. En estos casos, se necesita la reali­ zación de una pielografía intravenosa para obtener un diagnóstico definitivo (figs 1.155-1.160). Se ha descrito C Sistema urinario 55
  • 56. Dist 0.48cm Figura 1.155 Nefrolitiasis unilateral en un Fox temer, hembra de ¡3 años. Se observa a nivel de la pelvis renal una estructura de superficie bien definida, ecogénica, de 4,8 mm de diámetro, que corresponde a un cálculo reñid. una mineralización de la pelvis renal por acumulo de cristales de xantina en los pacientes bajo tratamientos prolongados con alopurinol. Los cálculos ureterales producen una dilatación cra­ neal del uréter y la pelvis renal debido a la ectasia urinaria. Un estudio ecográfico detallado, continuan­ do la dilatación desde la pelvis renal y el uréter dila­ tado, puede concluir en la visualización del cálculo. En ocasiones, el recorrido tortuoso del uréter puede complicar esta maniobra. La presencia de gas en el tubo digestivo puede aumentar la dificultad de la ex­ ploración. Una vez más la manipulación correcta del abdomen y las presiones ejercidas con el transductor sobre el paciente son definitivas para obtener buenas imágenes diagnósticas. En estos pacientes puede ob­ servarse una inflamación crónica del uréter, con una pared engrosada, irregular y ecogénicay, en ocasiones, con reacción periuretral evidente (figs. 1.161-1.1641. Figura 1.156 Figura ¡.¡57 (1,156) Nefrnlitiasis múltiple en una hembra mestiza de 15 años. Se observan múltiples estructuras ecogénicas (que producen sombra acústica distal) compatibles con múltiples cálculos renales alojados en ¡a pelvis renal, (i. 157) Imagen longitudinal de la Vejiga de la orina de la misma paciente, con presencia de un urolito en la luz vesical. 56 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeñas animales
  • 57. - URETER] Paciente de raza Pekinés, macho de 14 añas, que se presentó con dolor abdominal agudo. Corte longitudinal del riñón izquierdo con dilatación de la pelvis renal, con un contenido de patrón hipo/anecoicv. Se observa una reacción ecagénica a nivel del hi- lio renal que corresponde a! peritoneo reactivo, (I.I59)A nivel del uréterpróxima! se identifica una estructura ecagénica conforma­ ción de sombra acústica que corresponde a un calculo en el uréter próxima!; la reacción peritoneo! circundante hace sospechar la rotura del uréter. (1.160) Imagen del riñón derecho en el mismo paciente con presencia de un cálculo situado a la salida del uréter, sin signos de obstrucción renal. D is t 0 .6 8 c m Figura 1.159 E Sistema urinario 57
  • 58. Figura 1.161 Visualización ele un cálculo ureteral en un gato Común europeo, macho de 11 años. Dilatación del uréter próximaI con presencia en su luz de un pequeño cálculo de 3 tnm de diámetro. Se observa un engrasamiento de la pared del uréter. Figura 1.162 Cálculo a nivel del uréter dista!. A la izquierda de la imagen se observa el riñón con dilatación atedia de la pelvis renal y signos de pielonefritis; la dilatación del uréter se puede continuar hasta la localización de un cálculo alojado en la luz del uréter distal (derecha de la imagen). Figura 1.164 (1.163) Corte longitudinal del riñón con presencia de minerali- zación a nivel cordcomedular: no se evidencian signos asociados de lesión renal ni dilatación de la pelvis renal. (1.164) Anivel del uréterdistal (en la unión itrelerovesical) se observa una imagen si­ milar (mineralización o microcálcnlo), sin signos obstructivos. En las revisiones posteriores (hasta 6 niesesdespués) no se presentaron evolución de los hallazgos ecográficos. ni signos clínicos asociados. 56 B illh lliliJfl'lf.llhIjllilffT.l»!'Hillli'h1IJili|Ji|l|JiT'tliinfi'itlI