Los cepillos de dientes deben ser de dureza media a blanda puesto que si son muy duros pueden desgastar el esmalte de los dientes e incluso favorecer la sensibilidad dental frente al cambio de temperaturas y al propio cepillado. No es necesario ni usar cepillos muy duros ni apretar mucho el cepillo para conseguir una buena higiene.