Caso 2. Plasticidad del sistema nervioso central y estrategias de tratamiento para la reprogramación sensoriomotora: comparación de dos casos de accidente cerebrovascular isquémico en el territorio de la arteria cerebral media.
2. M.J. DÍAZ-ARRIBAS, ET AL
rentes líneas del tratamiento de recu-peración
funcional. La base del plan-teamiento
terapéutico se centra en las
actualizaciones del funcionamiento
en condiciones normales y tras un
ACV que provoca un proceso neuro-plástico
posterior [8]. Distintos ser-vicios
de Neurología realizaron la
primera valoración.
Caso 1. Mujer que sufre un ictus
tromboembólico de carácter isqué-mico
en el territorio de la ACMI, a
los 55 años de edad.
Los datos más relevantes de la his-toria
clínica, recogidos el día de la
lesión cerebral, son los antecedentes
de hipertensión arterial y valvulopa-tía
mitral reumática, con doble le-sión
aórtica ligera y episodios de
arritmias cardíacas. La tomografía
axial computarizada (TAC) inicial
que se realiza a la paciente es nor-mal,
aunque ya presentaba signos
externos evidentes de afectación he-misférica
cerebral izquierda. La TAC
a las 48 horas objetiva una zona cen-tral
de infarto –cambios histológicos
a b
Figura 1. Comparación del corte 10 de la primera tomografía axial computarizada craneal sin contraste realizada
al caso 1 (a) y del mismo corte 48 horas después (b), en el que se puede apreciar la lesión en la región de la arte-ria
cerebral media, en la zona de los núcleos de la base. Las separaciones entre los córtex, las ventanas y la ma-triz
se realizan conforme a los parámetros estándares de los hospitales de España.
provocados por una reducción del
flujo sanguíneo por debajo de 28 mL/100 g/min– en núcleos de la base y
cápsula interna, con compresión del ventrículo lateral izquierdo en el territo-rio
de la ACMI, rodeada de la característica zona de penumbra isquémica sin
desviación de estructuras de la línea media ni signos de sangrado intracra-neal.
Destaca, además, una ausencia de flujo en la carótida interna (Fig. 1).
Los datos sensitivomotores relevantes en la exploración y valoración
médica neurológica [9-11] son los considerados propios de una lesión de la
motoneurona superior: musculatura hipotónica en la fase aguda –de la que,
según informe neurológico, se espera una tendencia a la espasticidad–, exa-geración
de los reflejos tendinosos profundos (ROT) (pruebas de hiperrefle-xia,
clono) y signo de Babinski positivo [12].
Caso 2. Mujer de 49 años de edad, que sufrió un ACV en el territorio de la
ACMI en el mismo año y mes que el caso 1, con ausencia de flujo en las
arterias carótida interna y cerebral media. En los datos del primer informe,
antes de la realización de una RM, se describe como ACV de perfil isquémi-co
y de etiología cardioembólica. Los datos relevantes que aporta la historia
clínica son una valvulopatía mitral y tricúspide, con antecedentes de cardio-patía
no controlada e hipertensión arterial.
Tras la realización de una RM, que confirma el diagnóstico, se eviden-cian
lesiones sugestivas de un gran infarto hemorrágico que afectaba a
núcleos de la base y a la zona de la cápsula interna del lado izquierdo con un
importante edema. Llamaba la atención la presencia de una marcada DW de
la vía piramidal izquierda desde este primer momento [13] (Fig. 2).
Los datos relevantes de la exploración y valoración neurológica, con res-pecto
a la función sensitivomotora que se realizó al inicio, fueron similares
a los que presentaba el caso 1: musculatura hipotónica en la fase aguda que
evolucionaba hacia una hipertonía y exageración de los ROT, con signo de
Babinski positivo.
DISCUSIÓN
Valoración y líneas de tratamiento para la recuperación motora
según la afectación de las vías del SNC de ambos casos
El caso 1 inicia, un mes más tarde, la primera valoración y tra-tamiento
para la recuperación motora, con técnicas específicas
de terapia física neurológica, y no había recibido anteriormente
ningún otro tratamiento, excepto los cuidados posturales duran-te
el ingreso hospitalario. El caso 2 inicia el mismo proceso seis
meses más tarde desde que se produjo el ACV, y había recibido
hasta ese momento un tratamiento de fisioterapia no específico
de este tipo de afectaciones.
Desde la valoración y el tratamiento intensivo inicial de re-programación
motora [14,15] en cada una de las pacientes, se
pudo apreciar clínicamente qué estructuras y funciones se en-contraban
más receptivas a la activación y cuáles se podían re-clutar
para mejorar su nivel de actividades y de participación
desde el plano sensitivomotor [16,17].
Las funciones se evaluaron junto con las estructuras corpo-rales.
Para ello se utilizó la valoración y tratamiento según el
concepto Bobath [18-20], así como algunas de las recomenda-ciones
terapéuticas de métodos de tratamiento de reaprendizaje
motor de Carr y Shepherd [16]. De este último método se reali-zaron
actividades para la recuperación del equilibrio, la deam-bulación
y el cambio de unas posturas a otras con la máxima
participación y repetición por parte del paciente.
Dados los objetivos del presente trabajo, no se tratan las fa-ses
específicas de la valoración y el tratamiento de las funciones
motoras.
Diferencias en el planteamiento de las líneas de tratamiento
para la recuperación motora, según las vías del SNC
lesionadas y no lesionadas después del ACV
Caso 1: paciente con ACV en la región de la ACMI
cuyo sistema corticoespinal presenta un nivel
de activación mayor que otras vías y estructuras
Coincidiendo con la recuperación de las estructuras de la zona
isquémica, se evidencia una mejoría en el plano sensitivomotor
y conductual. Pasada la fase de choque tisular, se espera la evo-lución
de la parálisis flácida inicial a una hipertonía de la mus-culatura
antigravitatoria. Lejos de lo teóricamente esperado, lo
primero que en la paciente aparece son los movimientos volun-tarios
de los dedos de la mano afecta –tanto en extensión como
en flexión– y movilidad del pie –la musculatura flexora dorsal
del pie es la primera en activarse–, lo que nos habla de una recu-
154 REV NEUROL 2006; 42 (3): 153-158
3. PLASTICIDAD Y TRATAMIENTO MOTOR FUNCIONAL
a
b c
Figura 2. Resonancia magnética del caso 2. Se muestra la serie 4, cortes 8 y 9 en plano axial potenciado en
T2, donde se aprecia en la región medial del pedúnculo derecho una banda blanca bien definida que indica
una alteración de la señal en las fibras del tracto piramidal antes de la decusación en las pirámides. En el
informe de radiodiagnóstico se indica la degeneración walleriana de la vía piramidal izquierda.
peración espontánea de la vía corticoespinal [21-23]. Aun con
la falta de selectividad en dichos movimientos, la situación fun-cional
del caso 1 pasa de una valoración de grave dependencia a
una valoración de dependencia moderada, según la escala de
Barthel [24], ya que se inicia la deambulación, la independencia
total en el cuarto de baño, el vestido y el aseo personal. La di-sartria
también evoluciona favorablemente.
Sin embargo, persiste un bajo tono postural [25] de ambas cin-turas
(escapular y pélvica), así como de la musculatura del tronco
[26,27]. Esto ocasiona una falta de estabilidad proximal que se
evidencia en una disminución de las reacciones posturales de
equilibrio, especialmente la reacción de enderezamiento contra la
gravedad. Todo ello apunta a una afectación mayor de estructuras
relacionadas con las vías corticorubroespinal, vestibuloespinal y
reticuloespinal, así como de algunas de las vías que se enlazan con
los núcleos basales más que con la
afectación directa de la vía cortico-espinal.
Unido a lo anterior, el bajo
tono postural del tronco puede ver-se
influido por muchos factores,
como puede ser la predisposición
genética de la paciente, lo que se
pudo visualizar por imágenes de
sus movimientos grabados anterio-res
a la lesión (Fig. 3).
El tratamiento de reprograma-ción
de la función sensitivomotora
tendrá como objetivos recuperar
este tono de fondo postural, la
estabilidad en ambas cinturas y los
movimientos de destreza motora
que faltan tanto en la mano (no se
daban movimientos selectivos y
disociados) como en los pies (en-lentecimiento
en las reacciones de
equilibrio de los pies).
Los objetivos deben alcanzarse
a través de una estrategia de trata-miento
bien establecida, que con-siste
en optimizar las zonas que la
paciente activa mejor para lograr
una función más normalizada [28].
En este caso, si se pretenden conse-guir
movimientos selectivos en los
dedos de la mano [29], no se obtie-nen
resultados favorables al iniciar
el tratamiento directo de la mano o
el miembro superior en cuestión.
Tampoco se consigue aumentar el
tono de fondo postural [30], ni la
actividad en las cinturas al tratar
directamente el tronco y sus movi-mientos.
En principio, esto sería un
enfoque incorrecto del tratamiento
de las funciones motoras.
La estrategia de tratamiento
será fomentar el uso de la mano en
actividades cotidianas para aumen-tar
el tono de fondo postural de la
cintura escapular y del tronco.
Caso 2: paciente con ACV en el territorio de la ACMI
cuyo sistema corticoespinal presenta una degeneración
walleriana desde el primer momento de la lesión
Después de la estabilización hemodinámica de la paciente, se
inicia una importante mejora rápida y espontánea asociada a la
reabsorción del edema y de la hemorragia.
La flacidez del caso 2 es mayor de la apreciada en el caso 1,
sobre todo de cinturas escapular y pélvica, lo que puede coincidir
con la lesión de los núcleos de la base y la DW de la vía cortico-espinal
medial. La situación del caso 2 podría corresponderse con
las conclusiones de los estudios de Ziemann et al [31], donde el
control ipsilateral del miembro superior se realiza a través de vías
como la corticorreticuloespinal o la corticopropioespinal, que en
el caso 2 pueden encontrarse lesionadas a su paso por la cápsula
interna, dada la extensión de la hemorragia en esta región.
REV NEUROL 2006; 42 (3): 153-158 155
4. M.J. DÍAZ-ARRIBAS, ET AL
Cuando el caso 2 inicia sus movimientos en la vida diaria,
que le hacen enfrentarse a la gravedad, se aprecia claramente
una tendencia a la hipertonía en musculatura distal de miembro
superior e inferior, y se valora desde los primeros momentos un
nivel 1+ en la escala de Ashworth de la musculatura antigravita-toria
de los miembros (bíceps braquial, trapecio superior, cuá-driceps
y soleo). Esta circunstancia lleva a la paciente a una
situación funcional como de dependencia grave según Barthel,
que se manifiesta en las actividades bimanuales (alimentación,
vestido, higiene personal), en las actividades que implican
transferencias (traslados de la silla a la cama o a de pie, etc.),
deambulación y subida y bajada de escaleras. Si bien el caso 2
experimenta una evolución inicial más rápida que el caso 1 en
fases más agudas por la regularización hemodinámica, en fases
posteriores sucede al contrario.
La afectación de la vía corticoespinal lateral se evidencia en
la falta de inhibición de las reacciones asociadas de los flexores
palmares de los dedos, por la carencia de actividad normal de
dicha vía, y por el bajo tono postural de la musculatura estabili-zadora
de las cinturas. A diferencia del caso 1, el caso 2 no man-tiene
estable el tono postural axial conseguido en las sesiones
de tratamiento, lo que indica una carencia de lo que podemos
denominar ‘memoria cinestésica’. Ésta puede alterarse por mu-chos
factores, y uno de los posibles es la afectación grave de los
ganglios de la base y de la vía reticuloespinal, ocupadas de la
regulación del tono de fondo postural desde el que se realizarán
los movimientos de los miembros [32,33].
Por ello, mientras que con el caso 1 la estrategia de trata-miento
se planteaba desde la provocación del aumento de tono
postural en el tronco y cinturas, mediante los movimientos con-servados
del miembro superior, esta línea de recuperación fun-cional
no puede aplicarse para el caso 2. En este caso, se traba-ja
la estabilidad en cintura escapular, cintura pélvica y tronco a
través de su tratamiento directo, y se fomentan actividades que
faciliten el aumento de tono postural, sin necesidad del uso de
los movimientos selectivos de la mano o del pie (Fig. 4).
Líneas de tratamiento comunes de ambas
pacientes en una fase más avanzada de la lesión
Las primeras líneas de tratamiento que se han descrito se trazan
por la valoración de la afectación de las vías tras la lesión. Si
bien, a medida que se evoluciona en el tiempo y la rehabilita-ción
sensitivomotora avanza, el proceso neuroplástico que se
produce, también condicionará el planteamiento terapéutico, ya
que se desinhiben conexiones, y se priorizan vías alternativas del
SNC en orden a restablecer las funciones perdidas. Por eso, no
siempre el tratamiento de ambas pacientes va a ser diferente,
sino que en fases más avanzadas de la lesión podemos encontrar-nos
etapas en que la línea de tratamiento tenga puntos comunes.
El último período del tratamiento motor se interrumpió en
ambas pacientes, por la necesidad de la implantación de válvu-las
cardíacas. En su reincorporación, tras un intervalo de 3-4 me-ses,
se observaron una serie de síntomas claros de hipersolicita-ción
del hemicuerpo no afecto, manifestados en grados diferen-tes
en cada una de ellas. En este momento, se siguió la misma
línea terapéutica para ambos casos, ya que las alteraciones en el
movimiento del hemicuerpo no afecto al cabo del tiempo, que
se pueden observar en este tipo de pacientes con una resolución
incompleta de los problemas motores ocasionados por el ACV,
y que interrumpen su actividad motora cotidiana, requieren tra-tamientos
específicos.
Figura 3. Tratamiento del caso 1. Puede apreciarse cómo se fomenta la
estabilidad de la muñeca y el uso de la mano afectada, para limpiar los bor-des
de una ventana en un plano enfrentado a la gravedad. Se aprecia la
progresiva activación de la musculatura estabilizadora de la cintura esca-pular
a través de la facilitación del tono postural en el tronco y de la impli-cación
intencional de la mano en actividades realizadas antes de la lesión.
Estos movimientos causan un nuevo retraso en los logros
funcionales que ya se habían conseguido en ambas pacientes, ya
que interfieren en los movimientos normales principalmente del
hemicuerpo no afecto, que el paciente manifiesta como ‘torpe-za’
en el miembro superior. También en el miembro inferior esta
dominancia se manifiesta con un cierto empuje desde el hemi-cuerpo
sano hacia el afecto, causado por un desplazamiento de
la línea media. Ambas pacientes percibieron una falta de equili-brio
e inestabilidad, especialmente en actividades que implican
la disociación de las cinturas escapular y pélvica, como son los
desplazamientos o giros.
Estas alteraciones en el hemicuerpo no afectado podrían
corresponderse con un segundo proceso de reorganización cere-bral,
donde se marca la diferencia entre la función de un hemi-cuerpo
y del otro. La estrategia de tratamiento en estos casos
pasa por la recuperación de la línea media dentro de la mayor
normalidad, y lleva a las pacientes a normalizar las reacciones
de equilibrio primeramente en el hemicuerpo sano, para des-pués
conseguirlas en el afectado. Las propuestas rehabilitado-ras,
como la restricción del miembro superior no afectado [34]
y el consiguiente tratamiento forzado del afectado, entrarían
dentro de esta línea terapéutica.
En conclusión, sabemos que la terapia física induce cambios en
la plasticidad cerebral [35,36], de la misma manera que el daño
156 REV NEUROL 2006; 42 (3): 153-158
5. PLASTICIDAD Y TRATAMIENTO MOTOR FUNCIONAL
Figura 4. Tramiento del caso 2; se observa una actividad que realizaba la paciente antes de la lesión, con la
que se pretende un aumento de estabilidad del tronco (musculatura de la columna vertebral y abdominal in-ferior,
principalmente) y la cintura pélvica, donde no se requieren los movimientos selectivos del pie.
cerebral o ciertas patologías y enfermedades en el SNC alteran
la información propioceptiva y exteroceptiva.
De cara a la recuperación de los movimientos, es relevante
conocer qué tipo de ACV, isquémico o hemorrágico, presenta el
paciente para su posterior recuperación [37]. Si bien una de las
cuestiones más importantes es la valoración de qué funciones o
restricciones a la función pueden conducir a la reorganización
neuroplástica en seres humanos [38], por la información que
transmiten a través de las vías del SNC.
Valoraciones funcionales –como Bobath, Carr y Shepherd u
otras técnicas de reaprendizaje motor–, en las que se considera
el control de la información periférica aferente como una de las
principales guías de la reorganización de los movimientos [39],
pueden establecer diferentes estra-tegias
y propuestas de tratamiento.
Un ejemplo de ello sería la restric-ción
de los movimientos del brazo
afecto [40], el uso forzado de la
extremidad superior [41], la esta-bilización
del tronco a través de
los movimientos de los miembros
superiores e inferiores con una in-tencionalidad
y atención, etc. Es-tas
estrategias concretas tienen
una base neurofisiológica de fon-do
que hace seleccionar aquella lí-nea
de tratamiento más adaptada a
cada uno de los pacientes, según
se afecten más o menos las vías.
Los resultados de la constante
valoración y tratamiento en la clí-nica
tienen su correlato con la me-jora
o empeoramiento de la activi-dad
del SNC. Para valorar la efica-cia
terapéutica, la clínica aportará
unos datos iniciales que han de
contrastarse con datos más preci-sos
de la lesión morfofuncional ob-jetiva
del SNC. Serán las técnicas
de neuroimagen las que ayuden a
precisar la lesión y su proceso de reorganización plástica según
las funciones alteradas.
Ello permitirá establecer mejores hipótesis de tratamiento, a
la vez que vínculos entre la recuperación motora observada en
la clínica y los datos que nos aportan dichas técnicas. Así se
abren nuevos caminos que permiten valorar la eficacia entre
diferentes técnicas de tratamiento motor en los pacientes con
daño cerebral, no sólo por los cambios biomecánicos que de su
aplicación se deriven y que no siempre son medibles mediante
tests sensitivomotores validados, sino por los cambios en la fun-ción
y/o en la estructura del SNC.
Vemos necesaria la intervención de un equipo multidiscipli-nar
que ayude a encauzar este proceso neuroplástico.
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PLASTICIDAD DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Y
ESTRATEGIAS DE TRATAMIENTO PARA LA REPROGRAMACIÓN
SENSORIOMOTORA: COMPARACIÓN DE DOS CASOS
DE ACCIDENTE CEREBROVASCULAR ISQUÉMICO
EN EL TERRITORIO DE LA ARTERIA CEREBRAL MEDIA
Resumen. Introducción. La lesión en el sistema nervioso central
provoca una serie de síntomas que desencadenan todo un proceso
de plasticidad cerebral. La información propioceptiva y exterocep-tiva
procesada desde la periferia hasta el cerebro influye en el des-arrollo
de la neuroplasticidad, de manera que puede contribuir
tanto a la recuperación como al mantenimiento de alteraciones
sensitivomotoras posteriores a la lesión. Casos clínicos. Dos pa-cientes
con accidente cerebrovascular en la región de la arteria
cerebral media izquierda, uno de tipo hemorrágico y otro de tipo
isquémico, cuyo abordaje terapéutico sensitivomotor presenta
grandes diferencias. Conclusiones. Las estrategias de tratamiento
para la recuperación funcional tras accidente cerebrovascular se
han de establecer en relación con las hipótesis actuales en torno a
la neuroplasticidad cerebral y las vías del sistema nervioso central
que presentan menor afectación o mejor respuesta sensitivomoto-ra.
La valoración de los signos y síntomas neurológicos externos
puede indicar qué vías presentan mayor afectación y cuáles pre-sentan
mayor respuesta al tratamiento en orden a la reprograma-ción
motora. Sin embargo, es el diagnóstico por imagen el que
aporta estos datos con mayor fiabilidad. Aun así, entre pacientes
que presentan zonas similares de lesión, según diagnóstico por
tomografía axial computarizada o resonancia magnética, existe
una significativa variabilidad clínica entre unos casos y otros, por
lo que afirmamos que respecto al tratamiento físico, no hay dos
pacientes iguales, incluso bajo el mismo diagnóstico clínico de la
enfermedad. [REV NEUROL 2006; 42: 153-8]
Palabras clave. Accidente cerebrovascular. Actividad motora. Plas-ticidad
neuronal. Reorganización funcional. Tratamiento físico (es-pecialidad).
Vías neurales.
PLASTICIDADE DO SISTEMA NERVOSO CENTRAL E
ESTRATÉGIAS DE TRATAMENTO PARA A REPROGRAMAÇÃO
MOTORA-SENSORIAL: COMPARAÇÃO DE DOIS CASOS
DE ACIDENTE VASCULAR CEREBRAL ISQUÉMICO
NO TERRITÓRIO DA ARTÉRIA CEREBRAL MÉDIA
Resumo. Introdução. A lesão no sistema nervoso central provoca
uma série de sintomas que desencadeiam todo um processo de
plasticidade cerebral. A informação proprioceptiva e esteroceptiva
processada desde a periferia até ao cérebro tem influência no des-envolvimento
da neuroplasticidade, de maneira que pode contri-buir
tanto para a recuperação, como para a manutenção de altera-ções
sensitivo-motoras posteriores à lesão. Casos clínicos. Relata-mos
dois doentes com acidente vascular cerebral na região da arté-ria
cerebral média esquerda, um de tipo hemorrágico e outro de
tipo isquémico, cuja abordagem terapêutica sensitivo-motora apre-senta
grandes diferenças. Conclusões. As estratégias de tratamento
para a recuperação funcional após o acidente vascular cerebral
devem estabelecer-se em relação às hipóteses actuais em torno da
neuroplasticidade cerebral e as vias do sistema nervoso central
que apresentam menor dano ou melhor resposta sensitivo-motora.
A avaliação dos sinais e sintomas neurológicos externos pode indi-car
que vias apresentam maior dano e quais apresentam melhor
resposta ao tratamento em relação à reprogramação motora. Sem
dúvida, o diagnóstico por imagens é o que fornece estes dados com
maior fiabilidade. Ainda assim, entre doentes que apresentam zo-nas
idênticas de lesão, segundo o diagnóstico por tomografia axial
computorizada ou ressonância magnética, existe uma significativa
variabilidade clínica entre uns casos e outros, por isso afirmamos
no que diz respeito ao tratamento físico, não existem dois doentes
iguais, ainda que tenham o mesmo diagnóstico clínico da doença.
[REV NEUROL 2006; 42: 153-8]
Palavras chave. Acidente vascular cerebral. Actividade motora.
Plasticidade neuronal. Reorganização funcional. Tratamento físico
(especialidade). Vias neurais.
158 REV NEUROL 2006; 42 (3): 153-158