La crisis financiera mundial tuvo un fuerte impacto en Brasil. Afectó sectores como la industria automotriz, con una caída del 34.4% en producción en noviembre de 2008. El desempleo aumentó significativamente, con más de 100,000 puestos de trabajo perdidos solo en enero de 2009. El gobierno implementó varias medidas para hacerle frente a la crisis, incluyendo reducción de impuestos, apoyo al sector automotriz, inyección de capital al banco de fomento y aumento del plan de inversiones en infraestructura.