La celda de Daniell fue inventada en 1836 y consiste en electrodos de cobre y cinc sumergidos en soluciones de sulfato de cobre y sulfato de cinc, respectivamente. Cuando los iones de estas soluciones entran en contacto a través de una barrera porosa, se produce una reacción química espontánea que conduce electrones desde el cinc hacia el cobre, generando una fuerza electromotriz de 1,10 voltios.