A través de la práctica de la interculturalidad, cuyo motor más importante es la educación, logremos en primer lugar, respetar los derechos de todos los pueblos que conviven en el territorio guatemalteco. También reforzaremos y valoraremos las culturas que conviven en un mundo globalizado, y posibilitaremos la convivencia en Paz, puesto que nos servirá como instrumento de prevención de conflicto.