El documento discute los conceptos de colonialidad/modernidad propuestos por investigadores latinoamericanos como Quijano. Explica que la colonialidad del poder continúa estructurando las sociedades latinoamericanas a través de la jerarquización de razas y saberes. También analiza cómo la escuela reproduce esta colonialidad al privilegiar conocimientos occidentales y negar los saberes de estudiantes no occidentales.