El documento describe cómo el cerebro, y no el corazón, es el responsable de las emociones placenteras asociadas con el amor. Explica que el área del cerebro involucrada en las sustancias placenteras también está conectada con el área que permite la razón, lo que puede llevar a decisiones impulsivas cuando se está enamorado. Finalmente, señala que aunque el amor puede traer felicidad, también puede ser adictivo y producir celos y miedo a la pérdida, y que el circuito cerebral relacionado con el