El documento describe el estilo barroco del siglo XVII, caracterizado por poner de manifiesto las tensiones humanas y la brevedad de la vida. Usaba la sátira y tenía una visión pesimista del mundo. También se distinguía por el uso de contrastes y tratar de impresionar a través de artificios literarios como jeroglíficos y anagramas. El teatro isabelino, por su parte, se desarrolló en Inglaterra durante el reinado de Isabel I e incorporó elementos del teatro renacentista europeo como el uso de mitos clásicos