La Escuela Moderna se caracterizó por concebir a los niños como sujetos incompletos cuya formación debía ser homogénea y totalizadora, mientras que los docentes eran figuras centrales de poder que poseían y transmitían el saber de forma unilateral. La escuela produjo la categoría de "infancia" al reclutar masivamente niños y pedagogizarlos en grandes instituciones escolares, y la familia delegó en la escuela sin cuestionarla la formación académica e intelectual de los alumnos.