El shock es un síndrome clínico causado por una disminución prolongada del volumen de sangre circulante, lo que provoca que no haya suficiente sangre para que las células realicen sus funciones normales. Los síntomas incluyen palidez, sed intensa, sensación de angustia, pulso débil y rápido, y respiración lenta y profunda. El tratamiento del shock implica atender la causa subyacente, mejorar la circulación cerebral, mantener la vía aérea abierta y la temperatura corporal normal, y tras