Este documento describe la primera experiencia de integración total de un joven sordo en la escuela secundaria. Se inició en 2008 cuando comenzó el séptimo grado con hipoacusia bilateral severa a profunda. La escuela le brindó la oportunidad de interactuar con otros, pertenecer a un grupo y participar en decisiones, lo que contribuyó a su autonomía y autoestima. El proceso requirió acompañamiento a través de la escucha, el diálogo y la construcción colaborativa para lograr una verdadera inclusión social