El documento contrasta la formación frente a la instrucción en la educación. Explica que con la Revolución Industrial, la educación se enfocó más en formar ciudadanos útiles para las fábricas, difuminándose el aspecto formativo. Con el tiempo, el enfoque pragmático hizo desaparecer casi por completo el sentido formativo de la educación. La formación implica educar el intelecto y la voluntad para promover el deseo de aprender y crecer como persona, no solo enseñar habilidades.