La genética juega un papel importante en varios trastornos mentales como la esquizofrenia y la depresión. La esquizofrenia se asocia con mutaciones genéticas como translocaciones cromosómicas, microdelecciones y variaciones en genes como DISC1, COMT y genes relacionados con la dopamina. La depresión tiene una heredabilidad del 40-50% y se relaciona con polimorfismos en genes como el transportador de serotonina y BDNF, así como la interacción entre genes y factores ambientales.