1. Los síndromes de ITS suelen caracterizarse por la
localización de las manifestaciones (vaginitis) o el tipo de
lesión (úlcera genital). Determinados conjuntos de síntomas
señalan la posibilidad de una ITS en el diagnóstico Diferencial.
2. Caracterizado por una inflamación de la
uretra que suele deberse a una etiología
infecciosa.
Puede presentarse con Frecuencia:
• Secreción uretral.
• Disuria.
• Irritación o picor uretral.
Menos frecuente:
• La urgencia miccional.
• La polaquiuria.
• El eritema del meato uretral.
• Dolor o escozor uretral.
Los patógenos más frecuentes
Chlamydia trachomatis y N. gonorrhoeae.
Mycoplasma genitalium se ha asociado a
casos de uretritis, aunque los datos
relativos a la implicación de Ureaplasma
urealyticum y Trichomonas vaginalis puede
producir una uretritis no gonocócica (UNG).
No se dispone de pruebas diagnósticas para su detección
en varones. Las causas no infecciosas de uretritis
consisten en traumatismos uretrales o cuerpos
extraños.
3. El diagnóstico de epididimitis se sospecha ante
una tumefacción escrotal unilateral con dolor, a
menudo acompañada de hidrocele y
tumefacción palpable del epidídimo, junto con
antecedentes de secreción uretral. Los
varones que practican el coito anal de forma
activa también se encuentran expuestos a la
infección por Escherichia coli.
PATÓGENOS:
• C. trachomatis o N. gonorrhoeae.
Exámenes Diagnósticos:
Esterasa leucocitaria en orina o el estudio
microscópico de la orina. También está
indicada la realización de la prueba de
amplificación de ácidos nucleicos (PAAN)
para C. trachomatis y N. gonorrhoeae.
4. La vaginitis es una infección superficial de la mucosa
vaginal y suele causar secreción vaginal, asociada o
no a afectación vulvar.
Infecciones frecuentes:
La vaginosis bacteriana, la candidiasis vulvovaginal y
la tricomoniasis.
En la vaginosis bacteriana, la flora vaginal normal
de especies de Lactobacillus productoras de
peróxido de hidrógeno (H2O2) se sustituye por un
sobrecrecimiento de microorganismos anaerobios,
así como Gardnerella vaginalis, Ureaplasma y
Mycoplasma.
La candidiasis vulvovaginal, causada
generalmente por C. albicans, puede provocar prurito
vulvar, dolor, hinchazón, eritema y disuria. Los
hallazgos en la exploración vaginal consisten en
edema vulvar, fisuras, excoriaciones o una secreción
vaginal espesa similar a la cuajada.
La tricomoniasis se debe al protozoo T. vaginalis.
Las mujeres infectadas pueden presentar síntomas
caracterizados por un exudado vaginal difuso y
fétido, de color amarilloverdoso, con irritación vulvar,
5.
6. El proceso inflamatorio de la cervicitis afecta a las
estructuras más profundas de la mucosa del cuello
uterino. Puede cursar con secreción vaginal, aunque con
frecuencia es asintomática.
Puede presentar:
Forma de hemorragias irregulares o poscoitales.
Existen dos signos diagnósticos principales
característicos de la cervicitis:
1) un exudado endocervical purulento o mucopurulento
visible en el canal endocervical o en una muestra
obtenida de esa zona mediante una torunda, que da lugar
a la llamada cervicitis mucopurulenta o simplemente
cervicitis;
2) una hemorragia endocervical mantenida que se induce
con facilidad al pasar suavemente una torunda de
algodón a través del orificio cervical.
Los patógenos que con más frecuencia originan cervicitis
son C. trachomatis y N. gonorrhoeae. El VHS es un
patógeno menos habitual y causa lesiones ulcerosas y
necróticas del cuello uterino.
7. Endometritis, salpingitis, abscesos tuboováricos
y peritonitis pélvica. Los patógenos predominantes
en las
adolescentes jóvenes son N. gonorrhoeae y C.
trachomatis
La EIP (absceso tuboovárico) rara vez se ha
notificado en
vírgenes, suele ser causada por E. coli y, en algunas
pacientes, se asocia a obesidad y acumulación de
orina en la vagina.
El diagnóstico clínico de EIP se basa en la presencia
de al menos uno de los criterios mínimos (dolor a la
movilización del cuello uterino, dolor uterino o dolor
anexial) para aumentar la sensibilidad diagnóstica y
reducir la probabilidad de pasar por alto o diferir el
diagnóstico. Las mujeres con EIP tienen una
secreción cervical mucopurulenta o presencia de
leucocitos en el estudio microscópico de una
preparación salina del líquido vaginal. Si el exudado
cervical tiene un aspecto normal y no se observan
leucocitos en la preparación en fresco del líquido
vaginal, el diagnóstico de EIP es improbable y
deberían analizarse causas alternativas del dolor.
La endometritis detectada en la biopsia o la ecografía
transvaginal, el engrosamiento de las trompas rellenas de
líquido en la resonancia magnética (RM), la hiperemia de
las trompas en la eco-Doppler y la evidencia de EIP en la
laparoscopia son criterios específicos de EIP.
8. Las infecciones asociadas con estos síndromes se
caracterizan por la existencia de una lesión
ulcerosa en una zona de mucosa expuesta al
contacto sexual. Estas lesiones son más frecuentes
en el pene y la vulva, aunque también pueden
afectar a las mucosas oral o rectal. Los
microorganismos más habituales en los síndromes
de úlceras genitales son VHS y Treponema pallidum
(sífilis).
El herpes genital es la ITS ulcerativa más frecuente
en los adolescentes. Se trata de una infección viral
de por vida. Se han identificado dos tipos de VHS
transmitidos por vía sexual, VHS-1 y VHS-2. La
mayoría de los casos de herpes genital recidivante
se deben al VHS-2, aunque cada vez existe una
mayor proporción de herpes anogenital por VHS-1
en mujeres jóvenes y en grupos donde permanece
en VIH o alguna otra ITS.
Aunque la lesión herpética inicial es una vesícula, cuando
el paciente acude a consulta la vesícula se suele haber
roto de forma espontánea y deja una úlcera superficial y
dolorosa, las repeticiones son por lo general menos
intensas y dolorosas.
La sífilis es una causa de estas
úlceras menos frecuente en
adolescentes que en adultos. El
linfogranuloma venéreo por las
serovariedades L1-L3 de C.
trachomatis es una infección
rara, aunque en HRH se
observan brotes. La principal
manifestación suele ser proctitis
9.
10. • Lesiones que se presentan como crecimientos
exofíticos sobre la superficie epitelial.
• Otras lesiones epidérmicas localizadas.
El VPH puede causar verrugas genitales y
anomalías cervicales genitales que desemboquen en
un cáncer. Los tipos genitales del VPH se clasifican
según su asociación con el cáncer del cuello uterino.
Las infecciones con los tipos de riesgo bajo,
como los VPH tipos 6 y 11, pueden causar cambios
benignos o de bajo grado en las células del cuello
uterino, verrugas genitales y papilomatosis
respiratoria recidivante. Los tipos de VPH de riesgo
alto pueden causar cánceres cervicales, anales,
vulvares, vaginales y de la cabeza y el cuello. Los
tipos de VPH de riesgo alto 16 y 18 se detectan en
alrededor del 70% de los cánceres cervicales, y la
infección persistente aumenta el riesgo de cáncer
cervical.
El molluscum contagiosum y el
condiloma plano asociados con la sífilis
secundaria completan la clasificación de
los síndromes de lesión genital. Como
resultado del contacto físico íntimo
durante las relaciones sexuales, se
pueden producir infestaciones por
ectoparásitos frecuentes de la zona
púbica como pediculosis púbica o
lesiones papulosas de la sarna.
11. VPH TIPO 6 Y 11 VPH TIPO 16 Y
18
Molluscum contagiosum y el
condiloma plano