1. Las consignas y su desarrollo
Las consignas pretenden abrir la puerta de la imaginación. Son
pequeños dispositivos que inician o dan pie a las historias que los
niños y niñas crearán.
Las consignas se crean con criterios preestablecidos y determinados
por el profesor o profesora según circunstancias o intereses que
considere conveniente.
El objetivo es provocar. La consigna ha de ser provocativa para que el
niño o la niña reaccione y participe.
Comienza el juego, ¿qué pasará?. Ahí radica parte de su éxito.
Siempre hay aventura y expectación ante una nueva consigna,
porque ello supone poner al límite la imaginación, porque a partir de
ella se creará el juego, conocerán nuevos personajes, escenas,
situaciones.
La consigna nos lanza a la escritura, nos predispone a ser creativos y
despierta la imaginación.
2. Lograr la atención de los hijos
Antes de darle una instrucción a un niño es muy
importante lograr atraer su atención. Mantente a no
más de 30 centímetros para que pueda escuchar tu voz
a un volumen normal y con tono calmado. Tu hijo debe
entender que estás hablándole. Puedes llamar su
atención diciendo su nombre o mirándolo fijamente a
los ojos.
Ser claros y concisos
Es importante ir directamente al grano y dar
instrucciones cortas. Mientras menos palabras uses,
mejor será. Recuerda que los niños están siempre
aprendiendo a hablar, así que muchas palabras harán
que le sea difícil entender el mensaje. Las instrucciones
deben ser claras y concisas, libres de ambigüedades.
3. Dar una sola instrucción por vez
Nunca le des a tu hijo una lista de tareas. En estos casos,
los niños pueden olvidar lo que se les ha pedido, no
entender o simplemente sentirse abrumados. Es mejor
dar una sola instrucción por vez.
Ser realistas
Lo mejor cuando queremos pedirle a nuestro hijo que
haga una tarea es ser realistas. No des ordenes que sepas
que el niño no pueda cumplir. Hay una serie de
actividades que un pequeño aún no puede realizar, así
que como dice un refrán: “no le pidas peras al olmo”.
Las instrucciones deben ser sobre la base de aquellas
tareas que ya el menor ha logrado alcanzar.
4. Ser positivos
Es preferible decirle al niño qué queremos que haga y no
aquello que no deseamos. Cuando le dices a un pequeño
que no realice alguna actividad específica (“no saltes”),
dejamos abierta otras muchas opciones (correr, brincar,
etc.). En cambio, al ser positivos y decirle lo que
esperamos de él (“por favor, camina”) estamos dando esa
única alternativa.
No pedir sino decir
No le pidas a tu hijo que haga una tarea, en su lugar, dile
con voz firme y amable lo que quieres que realice. No le
digas: “¿te gustaría recoger tus juguetes?”. Ello implica que
el menor tiene una alternativa. Es mejor decir
directamente: “recoge tus juguetes, por favor”. Siempre
recuerda tratarlo bien.