Este documento discute los desafíos del sistema escolar chileno en el siglo XXI debido a la desigualdad y segregación en el país. Señala que la educación en Chile se está transformando de un derecho a un servicio que se compra, con los estudiantes de mayores ingresos teniendo mucho más acceso y oportunidades educacionales que los de menores ingresos. Concluye que el sistema actual reproduce elitismo y clasismo al segregar a los estudiantes por nivel socioeconómico desde una edad temprana.