La crisis económica en España comenzó en 2008 cuando estalló la burbuja inmobiliaria, llevando a problemas macroeconómicos, políticos y sociales que continúan hasta hoy. La crisis se ha agravado por la disminución del crédito, las políticas de gasto inadecuadas, y el alto déficit público. Esto ha afectado severamente la educación en España, con índices récord de fracaso escolar, recortes en profesorado y universidades, y becas insuficientes para estudiantes.