El carácter erótico de los pechos femeninos ¿es una “imposición heteronormativa falocéntrica patriarcal”, o tiene otros fundamentos?
¿Todas las culturas patriarcales consideran eróticos los pechos femeninos?
¿Qué categorías ideológicas de base poseen las diversas consignas utilizadas en el “tetazo”?
¿Cuáles son los objetivos políticos de estas acciones?
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Las Tetas, el Sexo y la Evolución
Por Alexis López Tapia
“Venus” de Willendorf, datada en 22.000 a.C. Museo de Historia Natural de Viena.
Esta semana en Buenos Aires, Argentina, cientos de mujeres se manifestaron en un denominado
“tetazo” en el que mostraron sus pechos, luego de la polémica por la prohibición del topless en que
20 policías y seis patrullas ordenaron a tres mujeres que vistieran su bikini completo en la localidad
costera de Necochea, 500 kilómetros al sur de la capital trasandina. El objetivo de la protesta era
“el fin de la opresión a los cuerpos de las mujeres”.
La concejal de la ciudad de Rosario por el Partido de la Ciudad Futura, Caren Tepp, afirmó que tanto
el topless en Necochea como los “tetazos”, “permiten abrir el debate sobre los derechos
ciudadanos”1
.
"Como mujer, y militante política, entiendo que el primer paso para desnaturalizar el actual estado
de cosas, las históricas relaciones de opresión y desigualdad entre hombres y mujeres que
impregnan distintos ámbitos de la vida es precisamente abrir el debate. Y para eso, nada mejor que
generar una provocación", explicó.
Por su parte, la abogado Sabrina Cantabria, portavoz de la organización “Ni una menos”, afirmó que
"las estructuras de poder" siguen mostrando a la mujer "estereotipada", “encerrada en la
maternidad", "sumisa" y como "objeto sexual"2
.
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Una de las consignas de las manifestantes fue “las tetas no son genitales”. Fotografía de Twitter, @malajuntapg.
Otro de los argumentos esgrimidos por las manifestantes fue que “los pechos femeninos no son
genitales”, y por ende, su exhibición pública no tendría connotaciones sexuales, no sería falta a la
moral, y no podría ser penalizable.
Al respecto, el juez del Tribunal en lo Criminal N° 1 de Necochea, Mario Juliano, que debió
pronunciarse respecto al caso, señaló en su sentencia: “La defensa irrestricta de las libertades me
lleva a posicionarme en favor de las mujeres que decidieron descubrir sus pechos, del mismo modo
que apoyo las manifestaciones (tetazos) que ocurrirán en los próximos días en defensa de los
derechos”. El juez resolvió archivar el caso por "carecer de relevancia contravencional" y le pidió
"prudencia" a la policía. Cabe señalar que el juez Mariano Juliano es el mismo que anteriormente
defendió el autocultivo de marihuana. En esa ocasión, reveló en una carta pública cómo su hija
cultivadora lo había introducido el conocimiento de esa práctica3
.
En Chile, planteando su rechazo a eventos que “cosifican a la mujer”, como el caso del concurso
“Miss Reef”, y haciendo un llamado a implementar una ley integral que establezca parámetros para
este tipo de publicidad, diversas organizaciones feministas y de base convocaron una marcha
nacional que no descarta replicar el comentado “tetazo” realizado en Argentina. La manifestación
fue fijada para el próximo 8 de marzo4
.
El carácter erótico de los pechos femeninos ¿es una “imposición heteronormativa falocéntrica
patriarcal”, o tiene otros fundamentos?
¿Todas las culturas patriarcales consideran eróticos los pechos femeninos?
¿Qué categorías ideológicas de base poseen las diversas consignas utilizadas en el “tetazo”?
¿Cuáles son los objetivos políticos de estas acciones?
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Las Tetas en la Evolución
Hace más de 200 millones de años, a fines del período Triásico, el clado de los Sinápsidos desarrolló
una transformación fundamental: las glándulas mamarias.
Los sinápsidos se separaron del resto de reptiles hace unos 310 millones de años, y en vez de la
típica piel escamosa de los reptiles, tenían una piel más parecida a los mamíferos con glándulas en
la piel y folículos pilosos.
Se trataba de los primeros “reptiles mamiferoides”, que desarrollaron una “enjuta”, “pechina” o
“exaptación”5
, a partir de primitivas glándulas sebáceas, que evolucionaron para transformarse
en glándulas mamarias. Para algunos investigadores las glándulas mamarias evolucionaron
fundamentalmente para dar soporte inmunitario y no para alimentar a la cría.
Las “enjutas” fueron definidas por el geólogo, paleontólogo y biólogo evolutivo Stephen Jay Gould,
tomando el término de la arquitectura, como “cualquier rasgo de origen no adaptativo como
subproducto estructural o efecto colateral de la adaptación” (Gould, 2004). En otros términos, las
“enjutas” son “propiedades emergentes”.
Para definir estos rasgos surgidos inicialmente por una razón distinta de la base selectiva de su
nueva función, Gould y su colega Elisabeth Vrba, paleontóloga de la Universidad de Yale, crearon
una nueva palabra: “exaptación”: “Vrba y yo propusimos que los rasgos co-optados para una
utilidad actual subsiguiente a un origen para una función distinta (o inexistente) recibieran el nombre
de exaptaciones –esto es, útiles (aptus), como consecuencia de (ex) su forma- en contraste con las
adaptaciones o rasgos directamente construidos para su utilidad actual”6
.
Entonces, lo que definió desde un comienzo a este nuevo grupo de animales monofiléticos7
, fue que
sus hembras poseen glándulas sebáceas que, por exaptación, fueron modificadas como glándulas
mamarias, capaces de segregar leche, alimento del que se abastecen todas sus crías. Esta es su
característica principal, de la que deriva su nombre: Mamíferos.
Los mamíferos macho habitualmente poseen glándulas y pezones rudimentarios, salvo unas
cuántas excepciones: los ratones no tienen pezones, los caballos no tienen ni glándulas ni pezones,
y el “murciélago de la fruta de cola corta” (Carollia perspicillata) posee glándulas lactantes8
.
El número y posición de las mamas, simples y compuestas, varía ampliamente entre los diferentes
mamíferos. Las glándulas y pezones se distribuyen en sus cuerpos a lo largo de la “línea lactífera”
en pares, y su número puede variar de 16 en los cerdos, 8 a 10 en los perros, y 2 en los Elefantes y
Primates.
Las funciones de las glándulas mamarias son cuatro, excluyendo su función fanérica9
en las hembras
humanas, sobre lo que volveremos más adelante:
Producen comida especializada para los recién nacidos de cada especie
Soporte inmunitario
Producen hormonas que funcionan como anticonceptivos y retardan la preñez entre hijos
Permiten una “ventana de aprendizaje” durante la cual los lactantes pueden concentrarse
en adquirir habilidades sin tener que buscar comida por sí mismos.
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Una gorila amamanta a su cría en el zoo de Leipzig (Alemania).
Los Homo sapiens compartimos casi el 99% del genoma con los chimpancés e incluso somos
genéticamente más próximos con los gorilas. Al comparar el ADN humano con el del gorila los
investigadores han comprobado que algunos de los genes presentes en ese 1% son similares en
humanos y gorilas10
.
Sin embargo, las hembras de otros primates no tienen pechos permanentes desde la pubertad en
adelante, como las mujeres humanas. Las hembras de primate muestran unas protuberancias
durante la lactancia, pero estas desaparecen tras el destete de las crías.
Las grandes “tetas” son una característica específica de las hembras humanas.
¿Cómo se desarrolló esta característica particular en nuestra especie? ¿Por qué razón evolutiva
las hembras humanas desarrollaron “tetas”, y no simplemente pequeñas glándulas mamarias
como el resto de los primates?
Hace unos 2 y medio millones de años, coincidiendo con el surgimiento del género Homo, se produjo
una mutación del Gen MYH16 (myosin heavy chain 16), que determina el volumen del músculo
temporal de la mandíbula, el que sufrió una drástica disminución de tamaño11
, y determinó que
nuestra especie tenga el rostro plano.
Considerando lo anterior, la antropóloga inglesa Gillian Bentley12
postuló que la forma redondeada
del pecho se debería –entre otras razones– a esta circunstancia: Las “tetas” habrían evolucionado
para permitir lactar a los infantes humanos sin que se ahoguen. Adicionalmente, los grandes
pezones del período de lactancia, contribuyen a desarrollar el paladar y los labios del bebé. Esta
noción se refuerza ya que los lactantes recién nacidos, no pueden controlar la “flexión basicreaneal”
–no son capaces de sujetar su gran cabeza–, y por eso las madres deben sostenerlas al amamantar.
Por eso, evolutivamente, un pecho grande y un pezón largo habrían facilitado la lactancia del bebé,
aunque todas estas hipótesis son muy difíciles de comprobar paleontológicamente: por desgracia,
los pechos no dejan registros fósiles.
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Desnudo artístico: fotografía de GabrielZB.
Al respecto, la periodista y escritora Florence Williams en su libro “Breast: a natural an unnnatural
history”13
, comenta que muchas mujeres le señalaron que “tener unos pechos grandes es ir por ahí
con un anuncio de neón colgado del cuello: los hombres, las mujeres, los niños… todos los miran”.
Y en efecto, los pechos de las mujeres humanas volvieron a tener una nueva exaptación evolutiva:
no sólo se transformaron de glándulas sebáceas en glándulas mamarias, sino que además
adquirieron una nueva función: ser notorias señales fanéricas sexuales.
Los grandes pechos son un claro llamado de atención sobre la madurez sexual, la salud, fertilidad
y capacidad maternal de sus poseedoras.
Cabe señalar que no existe relación directa entre el tamaño de los pechos y su capacidad de
alimentar al bebé. Se estima que para la lactancia basta una glándula mamaria del tamaño de la
mitad de la cáscara de un huevo. Además, la mayor parte de la masa de un pecho es grasa, sin
relación directa con la lactancia.
Los biólogos evolucionistas australianos, Alan y Barnaby J. Dixson, han venido publicando
sistemáticamente numerosos artículos con investigaciones de campo, sobre las preferencias
masculinas de tamaño, forma y color de los pechos femeninos14
.
Sus conclusiones son que los hombres encuentran claves relevantes acerca del valor como pareja
de la mujer, de su calidad genética, de su juventud, de su salud y de su fertilidad en los pechos.
Según los autores, los pechos son instrumentos para el “cortejo”, nacidos de la competición y la
selección natural desde la aparición de nuestra especie.
También indican que los hombres prefieren los pechos “núbiles”. Pero hay muchos matices. Por
ejemplo, unos pechos grandes “cuelgan” más que unos pequeños, y por lo tanto, los hombres los
prefieren porque son más “informativos” que los primeros.
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Mujeres zulúes en una danza tradicional. Fotografía Cultura Hip-Hop
Por otra parte, no todas las sociedades “patriarcales” asignan, necesaria o permanentemente,
valor sexual a los pechos femeninos. En numerosas sociedades las mujeres circulan normalmente
con los pechos a la vista, sin que ello implique automáticamente, un “llamado sexual” a los hombres.
Mujeres yanomami de la Amazonía venezolana. Fotografía Contraingerencia.
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Ilustración de la revista francesa “Le Monde Ilustree”, 1885. Imagen de New York Post.
El antropólogo Desmond Morris, famoso autor de “El Simio desnudo”, relacionó la atracción
masculina por los pechos con la bipedestación.
En los chimpancés –que circulan habitualmente en “cuatro patas” aunque puede bipedestar por
cortos períodos–, los principales puntos de atracción sexual para los machos son las hinchazones
genitales y los labios vaginales rosados de las hembras en celo, que aparecen expuestos
notoriamente al desplazarse normalmente.
Para Morris, cuando nuestra rama evolutiva comenzó a andar erguida, los indicadores sexuales
debían quedar a nivel de los ojos, y así, los pechos adquirieron esta función, nuevamente por
exaptación. La misma función fanérica sexual tendrían entonces las grandes nalgas, –premiadas en
el concurso “Miss Reef”– equivalentes a las hinchazones genitales en las primates.
La relación entre pechos y nalgas fue utilizada simbólicamente en la moda del Versalles de Luis XIV,
donde el corsé se abría en un amplio escote, en que los pechos aparecían como grandes nalgas a la
altura de la vista. E incluso en una época tan recatada y moralmente restrictiva como el período
Victoriano, el mismo uso del corsé elevaba y aumentaba notoriamente el tamaño de los pechos,
que así cumplían la misma función fanérica pese a estar ocultos por un cerrado escote.
En síntesis, tanto evolutiva como culturalmente, los pechos grandes se desarrollaron y expusieron
como parte del repertorio sexual femenino, mucho antes de la aparición del llamado “patriarcado”,
e incluso en sociedades completamente matrilineales, como lo atestigua la hermosa “Venus” de
Willendorf, de unos 22.000 a.C., al inicio de este artículo.
8. 8
Las Tetas como bandera de lucha
En relación con este artículo, debo aquí señalar que estoy completamente de acuerdo con el
Nudismo, y así lo practico junto a mi familia, en lugares como Playa Luna. Se trata de una actividad
totalmente natural y sana, que –a mi juicio– debería ser permitida en muchos otros balnearios
públicos, que sean definidos para esos efectos.
En la Roma Imperial –supuestamente famosa por sus excesos sexuales–, el baño público, las Termae,
estaban separados para hombres y mujeres. Sólo en determinados períodos se permitió el baño
conjunto, sin connotaciones sexuales. La cultura romana, en su más de 1000 años de existencia,
estuvo regida por una estricta moral sexual, a despecho de algunos emperadores, como Caligula.
Fue sólo bajo la influencia de la filosofía epicúrea –importada desde las colonias griegas–, que se
produjo una progresiva “liberación sexual”15
.
En Japón, desde períodos tan “patriarcales” como el Shogunado, la época de los Samuráis, el baño
podía ser compartido por hombres y mujeres desnudos sin que eso tuviese connotación sexual. De
hecho hasta hoy existe un famoso baño termal, “Tsuru no Yu en Nyuto Onsen”, en Akita, donde
hombres y mujeres se bañan juntos.
Sin embargo, la situación es muy diferente cuando se trata específicamente de sexualidad.
En la mayor parte del mundo, la sexualidad está remitida al plano de la intimidad, y es una acción
particular de quienes la practican, salvo el uso que de ella hace la pornografía.
De allí que la exhibición pública de los pechos en contextos diferentes a los antes mencionados
como las playas nudistas, no sólo aparezca como una contravención, sino que –como señalaban
explícitamente las manifestantes del “Tetazo”–, sea específicamente una provocación: la
capacidad producir cierto estado o sentimiento en una persona o cierto estado en una cosa.
El espacio público –el Ágora de los griegos–, fue siempre un área regulada, y eso nunca estuvo en
cuestionamiento.
A nadie se le habría ocurrido ir “en pelotas” o “en tetas” a deambular por la plaza del Foro en Roma,
en el Jardín Imperial en Japón, o en la Plaza de Armas en Santiago, porque se trata de espacios cuya
función no es permitir el ejercicio de la libertad privada de andar como a usted le plazca, sino de
ámbitos de libertad pública, donde mi libertad privada tiene límite.
Entonces, la “provocación” de las manifestantes tiene un sentido muy distinto al mero deseo de
exhibir sus pechos “no como genitales”.
Se trata de un discurso político, basado en categorías específicas y con fines concretos:
El “feminismo radical“–uno de los “esquizes” del deconstruccionismo-, persigue generar un
conflicto allí donde no lo había.
Nadie puede cuestionarlo si usted va a una playa nudista y se desnuda, precisamente porque ese
ámbito está definido para esa función.
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Pero nadie tampoco puede imponer a otro u otra persona su desnudez en lugares públicos,
porque con eso invade, agrede, provoca y violenta las convicciones de quienes entienden la
desnudez como propia de los espacios privados.
El deconstruccionismo –que ha dado origen al Comunismo Radical, al Neo-Anarquismo, al Neo-
Nihilismo y al “Feminismo Radical”–, establece que el “sujeto revolucionario” debe construirse. Esto
es, debe crearse a partir de generar conflictos allí donde no los había. Así, cualquier cosa se
transforma en bandera de lucha, y el fin es siempre el mismo: la Revolución.
El absurdo de las consignas del “Tetazo”, es que si un hombre se desnuda en una playa no nudista,
sería acusado de “machista”… “porque el pene es genital”, y nadie haría una marcha porque la
policía lo encarcelara.
Pero para las feministas en el caso de las mujeres de la Playa Necochea, se trata de una
“reivindicación femenina”… “porque las tetas no son genitales”…
Como hemos visto, se trata de una falacia argumentativa: los pechos femeninos son tan sexuales
como la vagina.
Evolucionaron precisamente para ser poderosos sinos de atracción sexual, al igual que las nalgas.
Si fuera diferente, entonces los hombres deberíamos taparnos el pecho, pero nadie considera el
pecho masculino un atractivo específicamente sexual (pese que las admiradoras de Wolverine
puedan sostener lo contrario).
De hecho, los machos tampoco nos cubrimos los genitales porque sea un carácter explícito de
selección sexual –es el tamaño de los testículos el relevante en la reproducción como un marcador
de competición espermática, no el del pene–, sino porque funcionalmente tener el escroto externo,
a diferencia de la mayoría de los primates, fue una solución evolutiva muy costosa para mantener
los espermatozoides a menor temperatura que el cuerpo.
Señalemos entonces, que el carácter fanérico del genital masculino es específicamente su condición
de Falo, es decir, el pene erecto, y así fue evidenciado desde tiempos ancestrales por la mayoría de
las culturas del planeta.
Por eso las estatuas clásicas –que al parecer no presentan un conflicto de “machismo” para las
feministas–, siempre presentan el pene en reposo. De lo contrario, se trata de estatuas del dios
Priapo, de Pan o los Sátiros, que tienen específica connotación sexual.
Además, la provocación de las feministas radicales llega al extremo de tachar de “machismo” a
concursos como “Miss Reef”, tratando a las participantes de “esclavas del patriarcado”, y aludiendo
a la “cosificación” de la mujer.
Pero las participantes del concurso no están desnudas, y participan y se preparan para esa
competencia por voluntad propia, no porque un “macho” las obligue.
Usando la misma lógica feminista, los bailes ceremoniales de las Zulúes o las Yanomami deberían
ser prohibidos, porque también serían “esclavas del patriarcado”… aunque como vimos, en esas
culturas “patriarcales”, los pechos no tienen necesariamente connotación sexual permanente.
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En suma, las “tetas” son una simple bandera de lucha más del “feminismo radical”.
Quienes cosifican a la mujer, específicamente a las “tetas” de la mujer, son precisamente ellas:
las que junto a muchos más quieren una Revolución sin que importe el por qué ni el cómo,
simplemente porque hace mucho tiempo se les acabaron los argumentos legítimos, y a falta de
ellos cualquier falacia es válida.
Notas
1
RT: ”El 'tetazo' argentino golpea: Miles de mujeres desnudas reclaman sus derechos”.
2
El Tiempo: “'Senos no deben ser censurados': lo que exigen las mujeres argentinas”.
3
Clarín: “Un juez defendió el topless de Necochea y archivó la causa”.
4
Bio Bio: “Feministas convocan marcha nacional contra cosificación de la mujer: no descartan "tetazo"
5
López Tapia, Alexis; “Gaia y la Teoría Jerárquica de la Evolución”.
6
Gould, Stephen Jay; “La Estructura de la Teoría de la Evolución”, 2ª Edición. Tusquets Editores, Barcelona,
2004.
7
Todos los mamíferos actuales descienden de un ancestro común.
8
Jennifer L. Evarts, John J. Rasweiler IV, Richard R. Behringer, Lothar Hennighausen y Gertraud W. Robinson
(2004). "A Morphological and Immunohistochemical Comparison of Mammary Tissues from the Short-Tailed
Fruit Bat (Carollia perspicillata) and the Mouse". Biology of reproduction 70: 1573-1579
9
Fanérico: Término que se refiere a los colores, aditamentos, apéndices u otra característica más visible de
un organismo.
10
El Mundo: “El genoma del gorila no aclara qué nos hace humanos”.
11
Nature: “Myosin gene mutation correlates with anatomical changes in the human lineage". Nature 428,
415-418 (25 March 2004)
12
Isabel Scott, Gillian R. Bentley, Martin J. Tovée, Farid Uddin Ahamed, Kesson Magid; “An Evolutionary
Perspective on Male Preferences for Female Body Shape" ; en "The Body Shape".
13
Williams, Florence; “Breast: an natural an unnatural history”.
14
Barnaby J. & Alan Dixson; “The Role of Breast Size and Areolar Pigmentation in Perceptions of Women’s
Sexual Attractiveness, Reproductive Health, Sexual Maturity, Maternal Nurturing Abilities, and Age" ;
15
Ver: Arqueología e Historia del Sexo – Orgías en la Historia IV: Roma ¿mito o realidad?
Alexis López Tapia es entomólogo, investigador y director de los programas “Rutas de Nuestra Geografía
Sagrada” y “Energía Alterna”. nuestrageografiasagrada@gmail.com