Las relaciones entre administradores y colaboradores han cambiado, viendo a los empleados como capital humano más que una herramienta. Un buen liderazgo es clave, donde los líderes motivan a subordinados y enfocan metas en una dirección común. También se espera lealtad de los empleados. Si un jefe no motiva a sus empleados ni enriquece sus trabajos, las relaciones laborales se deteriorarán y la productividad bajará. Hoy, cada jefe debe ser maestro de sus empleados.