Los alimentos funcionales pueden convertirse en un arma importante en la medicina preventiva en los próximos años. Son alimentos, no medicinas, que contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades. Algunos ejemplos son el Lactobacillus GG que ayuda la salud digestiva, el Omega 3 que reduce el riesgo de enfermedades coronarias, y el calcio que combate la osteoporosis.