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Tema de revisión Med Crit 2017;31(2):93-100
Recientemente han sido publicadas las actualizacio-
nes a las guías del 2015 en las que se destaca la tras-
cendencia de realizar compresiones efectivas con una
frecuencia de al menos 100 por minuto, pero menos de
120, con una profundidad de 5 centímetros, permitien-
do la relajación completa del tórax y minimizando las
interrupciones. Así mismo, se hace énfasis en distinguir
entre ritmos desfibrilables (fibrilación ventricular, taqui-
cardia ventricular sin pulso) y no desfibrilables (asistolia
y actividad eléctrica sin pulso, AESP); la desfibrilación
es el manejo de la primera categoría, mientras que en
la segunda, éste se basa en RCP de alta calidad, admi-
nistración temprana de adrenalina e identificación de la
causa del paro.1
Para facilitar el abordaje de la etiología del paro,
Kloeck propuso en 1995 la mnemotecnia de las H y T,2
que ha sido modificada a través de los años de acuerdo
a las guías que son publicadas cada cinco años por la
AHA (Cuadro I).
El objetivo del presente artículo es hacer una re-
visión sobre cuándo sospechar, cómo diagnosticar y
cómo tratar cada una de las causas de asistolia y ac-
tividad eléctrica sin pulso. Es indiscutible que la histo-
ria clínica del paciente y la exploración física previa al
paro son de suma importancia para sospechar alguna
causa. Sin embargo, no siempre el paro cardiorrespi-
ratorio es presenciado. De esta manera, abordaremos
factores que deben ser investigados durante el paro y
acciones a tomar en los cuidados postparo.
Hipovolemia
La disminución del volumen intravascular conduce a
trastorno de la difusión y entrega de oxígeno, lo que
es igual a hipoperfusión tisular; de no ser identificada y
tratada de manera temprana, llevará a falla circulatoria
irreversible.3
En caso de hemorragia masiva externa, es fácil
identificar hipovolemia como causa del paro. Las de-
cisiones de brindar RCP en un paciente de trauma
se abordan en programas como PHTLS o ATLS.4 Por
otro lado, puede coexistir hipovolemia asociada a
otros cuadros clínicos y no siempre es sencillo identi-
ficarla. La depleción de volumen resulta de pérdida de
sodio y agua de alguno de los siguientes sitios ana-
tómicos:5
a) Gastrointestinal: vómito, diarrea, sangrado del tubo
digestivo o drenajes en pacientes postquirúrgicos.
RESUMEN
Existen distintas opciones de programas de entrenamiento en las que se ense-
ñan a los profesionales de la salud las destrezas necesarias para llevar a cabo
reanimación cardiopulmonar avanzada; uno de los más conocidos es el curso
ACLS, impartido por la Asociación Americana del Corazón. Uno de los temas
abordados en este programa es el manejo de las causas que pueden desenca-
denar un paro cardiorrespiratorio (particularmente en ritmos no desfibrilables)
y la importancia de iniciar un manejo simultáneo durante las maniobras de re-
animación cardiopulmonar. El objetivo del presente artículo es hacer una revi-
sión minuciosa acerca de cuándo sospechar, cómo diagnosticar y cómo tratar
cada una de las causas de asistolia y actividad eléctrica sin pulso (AESP). Se
abordará el análisis que se debe realizar antes, durante y después de un paro
cardiorrespiratorio. Además, se hará mención de la utilidad de la ultrasonografía
o ecocardiografía de emergencia en el entorno de esta emergencia.
Palabras clave: Paro cardiorrespiratorio, reanimación cardiopulmonar, ecocar-
diografía, ultrasonido, ACLS, actividad eléctrica sin pulso.
SUMMARY
There are different training programs that teach health professionals the skills
needed to perform advanced cardiopulmonary resuscitation; one of the best
known is the ACLS course, taught by the American Heart Association. One of
the topics in this course is the handling of the causes that can trigger a cardiac
arrest (particularly in non-shockable rhythms), and the importance of initiating
simultaneous management during cardiopulmonary resuscitation. The aim of
this article is to review thoroughly when to suspect, how to diagnose and how
to treat each of the causes of asystole and pulseless electrical activity. We will
tackle the analysis that has to be performed before, during and after cardiac
arrest. In addition, we will review the usefulness of emergency ultrasound or
echocardiography in this emergency scenario.
Key words: Cardiac arrest, cardiopulmonary resuscitation, ecocardiography,
ultrasound, ACLS, pulseless electrical activity.
RESUMO
Existem diversas opções de programas de treinamento que ensinam
os profissionais da saúde as habilidades necessárias para executar a
ressuscitação cardiopulmonar avançada, entre eles um dos mais conhecidos
é o curso ACLS ensinado pela American Heart Association. Um dos temas
abordados neste programa é o tratamento das causas que podem provocar
uma parada cardíaca (particularmente em ritmos não chocáveis) e a
importância de iniciar um tratamento simultâneo durante a ressuscitação
cardiopulmonar. O objetivo deste artigo é fazer uma revisão completa sobre
quando suspeitar, como diagnosticar e como tratar cada uma das causas de
assistolia e atividade elétrica sem pulso. Se abordará a análise que deve ser
feita dos acontecimentos antes, durante e depois da parada cardíaca. Além
disso, será feita menção sobre a utilidade da ultra-sonografia ou ecocardiografia
neste ambiente de emergência.
Palavras-chave: Parada cardiorrespiratória, reanimação cardiopulmonar,
ecocardiografia, ultrassom, ACLS, atividade elétrica sem pulso.
INTRODUCCIÓN
Existen distintas opciones de programas de entrena-
miento en las que se enseñan a los profesionales de
la salud las destrezas necesarias para llevar a cabo re-
animación cardiopulmonar avanzada; uno de los más
conocidos es el curso ACLS impartido por la American
Heart Association (AHA).
Reanimación cardiopulmonar: manejo de las H y las T
Pedro Alejandro Elguea Echavarría,* Adiel García Cuellar,‡ Carlos Navarro Barriga,* Julisa Martínez Monter,*
María Eugenia Ruiz Esparza,* Juan Gerardo Esponda Prado*
* Hospital Ángeles Pedregal.
‡ Jefe de Batallón, MED-ACT EMS.
Recepción: 10/05/2016. Aceptación: 16/02/2017
Este artículo puede ser consultado en versión completa en
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Med Crit 2017;31(2):93-10094
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b) Pérdidas renales: diuréticos, diuresis osmótica, ne-
fropatías perdedoras de sal e hiperaldosteronismo.
c) Pérdidas tegumentarias: sudoración intensa, quema-
duras.
d) Pérdidas a tercer espacio: oclusión intestinal, lesión
por aplastamiento, fracturas y pancreatitis aguda.
Dentro de los datos clínicos que se pueden eviden-
ciar antes del paro se encuentran turgencia de piel dis-
minuida, hipotensión ortostática, cambio postural en la
frecuencia cardiaca (> 30 lpm), disminución del tono
ocular, sequedad de las mucosas.6 En cuanto a labora-
torios, podemos encontrar elevación de la cifra de crea-
tinina, BUN, hiper- o hiponatremia, hiper- o hipokalemia,
acidosis metabólica o alcalosis metabólica. Cuando la
hipovolemia es muy severa, se presentará estado de
choque, manifestado comúnmente con taquicardia, hi-
potensión, taquipnea, oliguria, diaforesis, estado neuro-
lógico alterado.7
Durante las maniobras de RCP se puede realizar un
reto de líquidos administrando de 500 a 1,000 cm3 de
solución cristaloide.8 En estos casos, el uso de un ac-
ceso intraóseo es de suma importancia, ya que durante
el paro no se recomienda colocar accesos vasculares
centrales y, por otro lado, canalizar una vía periférica
de buen calibre (14-16 fr) es sumamente complicado,
mientras que a través de un calibre pequeño (20-22 fr)
no es posible administrar líquidos con una adecuada
velocidad.
En la etapa de cuidados postparo nos podemos
valer de herramientas de monitoreo hemodinámico
donde variables como presión venosa central (PVC),
variabilidad del volumen sistólico, variabilidad de pre-
sión de pulso, gasto cardiaco, índice cardiaco, entre
otras, son de suma utilidad para sospechar déficit de
líquidos.9 Así mismo el ultrasonido con ventana cardia-
ca o de vena cava brindará más datos para identificar
hipovolemia y valorar si el individuo es respondedor a
líquidos (Figura 1).
Cuadro I. Línea del tiempo
de las H y T recomendadas.
1995 2000
Hipoxia Test other pulses
(palpar otros
pulsos)
Hipovolemia Neumotórax
a tensión
Infarto agudo
de miocardio
(Heart Atack)
Neumotórax
a tensión
Hipoxia Tamponade
cardiaco
Hipovolemia Tamponade Hidrogeniones
(acidosis)
Tabletas (drug OD,
accidents)
Hidrogeniones
y trastornos de
electrolitos
Tóxicos Hipo-/hiperkalemia
(other metabolic)
Trombosis
pulmonar
Hipotermia Trombo
embolia
Hipotermia Trombosis
coronaria
2005 2010-2015
Hipovolemia Neumotórax a
tensión
Hipovolemia Neumotórax a
tensión
Hipoxia Tamponade
cardiaco
Hipoxia Tamponade
cardiaco
Hidrogeniones Tóxicos Hidrogeniones
(acidosis)
Tóxicos
Hipo/hiperkalemia Trombosis coronaria
y pulmonar
Hipo-/hiperkalemia Trombosis
pulmonar
Hipotermia Trauma Hipotermia Trombosis
coronaria
Hipoglucemia
VI = Ventrículo izquierdo, VD = Ventrículo derecho, AI = Aurícula izquierda, AD =
Aurícula derecha.
Figura 1.
Esquemas de hallazgos por USG en hipovolemia, tamponade y TEP. Nótese que el
esquema está diseñado para ultrasonido. Si se utiliza ecocardiograma, la imagen se
deberá visualizar en espejo. (Traducido y publicado con la autorización de Antonios
Likourezos, uno de los autores de “CAUSE: Cardiac arrest ultra-sound exam. A bet-
ter approach to managing patients in primary non arrythmogenic cardiac arrest”).43
Corazón normal
VI
Septum
AI
VD
Pericardio
AD
Hipovolemia
Colapso
de VI
Colapso
de VD
AI AD
Tamponade
VI
VD
Colapsado
AI
Líquido
AD
TEP
VI
Colapsado
VD
Dilatado
AI
Colapsada
AD
Dilatada
Elguea EPA et al. RCP: manejo de las H y T 95
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Hipoxia
Fisiológicamente, son cinco los mecanismos que con-
dicionan hipoxia:10
• Disminución de la presión inspiratoria de oxígeno:
esto ocurre en hipoxemia de grandes alturas o en
ambiente con FiO2 menor al 21%, como en espacios
confinados.
• Hipoventilación: depresión respiratoria del tronco
encefálico (fármacos, síndrome de hipoventilación
alveolar central), neuropatía periférica (síndrome de
Guillain Barré), debilidad muscular (hipofosfatemia,
miastenia grave).
• Trastornos de la difusión: alteración en la membra-
na alveolocapilar. Ocurre en casos como asbestosis,
sarcoidosis, fibrosis intersticial, neumonía intersticial,
esclerodermia, enfermedades reumatológicas con
repercusión pulmonar como lupus eritematoso sisté-
mico o enfermedad de Wegener.
• Desequilibrio de la relación V/Q: incremento del es-
pacio muerto en casos de enfisema, gasto cardiaco
bajo o hiperdistensión alveolar.
• Aumento de los cortocircuitos pulmonares: ocupa-
ción alveolar por secreciones o agua (neumonía o
edema agudo pulmonar), colapso alveolar como en
caso de atelectasias masivas.
Para la sospecha de hipoxia se debe indagar acer-
ca del estado anterior del sujeto para asociar el cua-
dro clínico previo con alguna de las condiciones men-
cionadas. Dentro de las herramientas más utilizadas
para valorar la oxigenación se encuentra la oximetría
de pulso; sin embargo, tiene sus limitaciones, como
son desplazamiento de la curva de disociación de la
hemoglobina, dishemoglobinemias, estado de hipoper-
fusión, anemia, esmalte de uñas, artefactos por mo-
vimiento, entre otras.11 Por lo anterior, debemos re-
calcar que la utilidad de la oximetría de pulso durante
el paro cardiorrespiratorio es totalmente obsoleta: lo
recomendable es utilizar la monitorización de onda de
capnografía.
El manejo de la ventilación durante las maniobras de
RCP debe ser siempre con oxígeno a altos flujos. La
intubación endotraqueal se recomienda sólo si no se lo-
gra adecuada expansión torácica abriendo la vía aérea
con mecanismos manuales o supraglóticos. Sin embar-
go, si existe un experto en el equipo de reanimación, se
debe realizar la intubación cuanto antes.8
En los cuidados postparo se deberá llevar a cabo
una minuciosa exploración física, se solicitará gasome-
tría arterial y radiografía de tórax; con esto se valora-
rá de manera más estrecha el estado pulmonar y de
oxigenación para tomar decisiones de los parámetros
ventilatorios, requerimiento de FiO2 o necesidad de rea-
lizar maniobras de reclutamiento alveolar para mejorar
la oxigenación.12
Hidrogeniones
Para citar los motivos más frecuentes de acidosis, pri-
mero debemos clasificarlos en brecha aniónica eleva-
da y brecha aniónica normal. Dentro del primer grupo
encontramos como causas cetoacidosis diabética,
acidosis urémica y acidosis láctica, así como tóxicos
(metanol, etanol acetaldehído, salicilatos). Dentro de
las razones de brecha aniónica normal se encuentra la
acidosis hiperclorémica, que comúnmente se asocia a
pérdidas extrarrenales de bicarbonato, como en caso
de evacuaciones diarreicas abundantes.13
Para el abordaje de los trastornos ácido-base será
indispensable contar con una gasometría, que durante
la RCP puede ser tomada de la arteria femoral. Una
de las intervenciones a llevar a cabo es reposición de
bicarbonato, que está indicada con niveles de pH me-
nores a 7.2 o bicarbonato menor a 8 meq/L. El déficit
de bicarbonato se calculará con la fórmula 0.4 × peso
× (24-HCO3).14 Cada frasco de bicarbonato cuenta con
50 meq y el ámpula con 8.9 meq.
En el estado postparo se deberá realizar nuevamen-
te gasometría para evaluar el estado ácido-base; ade-
más de valorar la necesidad de administrar una can-
tidad mayor de bicarbonato, se deberá determinar la
causa de la acidosis e iniciar el tratamiento. En caso de
acidosis metabólica refractaria, se deberá interconsultar
con un nefrólogo, pues la terapia sustitutiva renal con
hemodiálisis será la intervención indicada.15
Hipo-/hiperkalemia
El potasio corporal total es predominantemente intrace-
lular, su homeostasis se mantiene principalmente por la
bomba Na-K.ATPasa. El incremento en la actividad de
esta bomba o alteraciones en el transporte del potasio
ocasionarán hipokalemia debido al aumento en la en-
trada desde el espacio extracelular. Lo anterior ocurre
en casos de altas dosis de insulina, activad beta-adre-
nérgica, alcalosis metabólica. Por otro lado, la pérdida
de líquidos por vía digestiva (ya sea vómito, diarrea,
uso de laxantes) se relaciona con hipokalemia. Desde
el punto de vista renal, las causas más frecuentes de
pérdidas renales son uso de diuréticos e incremento en
la actividad de mineralocorticoides. También se pueden
presentar en casos de sudoración excesiva, personas
en tratamiento con terapia renal sustitutiva y plasmafé-
resis.16
En caso de hipokalemia, se debe iniciar cuanto
antes la administración de cargas de potasio, lo que
será imposible si sólo contamos con una vía periférica.
Nuevamente, tener acceso intraóseo será trascenden-
Med Crit 2017;31(2):93-10096
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te para el manejo en caso de que no haya un acceso
venoso central ya colocado. La tasa de corrección de
potasio siempre causa incertidumbre. La dosis máxi-
ma de administración es 20 mmol/h; sin embargo, en
casos de paro cardiorrespiratorio, se indica adminis-
tración más agresiva, con infusión de 2 mmol/min en
10 minutos, seguidos de 10 mmol a pasar en cinco a
10 minutos.17
En contraste, la hiperkalemia también es una causa
de paro cardiorrespiratorio. La liberación de potasio
desde las células (debido a un incremento de la libe-
ración o entrada disminuida) puede causar una ele-
vación transitoria de potasio sérico. Para que el tras-
torno sea persistente, se requiere de alteración en la
excreción de potasio. Esto se relaciona con una reduc-
ción en la secreción de aldosterona o la respuesta a
ésta, lesión renal aguda, enfermedad renal crónica y/o
descenso en la entrega de sodio y agua al sitio distal
de secreción de potasio. La hiperkalemia secundaria
a ingesta alta de potasio (suplementos en tabletas)
no es una causa frecuente, pero su presentación es
aguda. Dentro de algunos motivos de aumento en la
liberación de potasio intracelular se encuentran pseu-
dohiperkalemia, acidosis metabólica, hiperglucemia,
hiperosmolaridad, catabolismo tisular elevado, uso de
betabloqueadores.18
De contar con un electrocardiograma previo al paro
cardiorrespiratorio, podemos identificar datos que su-
gieren hiperkalemia (Figura 2). De otra manera, duran-
te las maniobras de RCP, la toma de gasometría ve-
nosa también brindará la cifra del nivel de potasio. El
manejo se puede iniciar durante el paro administrando
solución polarizante (solución dextrosa 5% 50 cm3 +
15 U insulina + 20 meq bicarbonato). El gluconato de
calcio tiene su papel como estabilizador de membra-
na. En el estado postparo se pueden administrar otras
medidas antikalémicas como kayexilate o salbutamol
nebulizado.19
Hipotermia
Se considera hipotermia cuando la temperatura cor-
poral se encuentra por debajo de 35 oC; se clasifica
en leve (32 a 35 oC), moderada (28 a 32 oC) y severa
(menos de 28 oC). La mayoría de los termómetros sólo
refieren temperatura mínima de 34 oC,9 por lo que el
método ideal para conocer la cifra real es con un ter-
mómetro esofágico. Dentro de las causas de hipoter-
mia encontramos exposición ambiental, inmersión en
agua, condiciones médicas (por ejemplo, hipotiroidismo
o sepsis), tóxicos (etanol), medicamentos (hipogluce-
miantes orales, sedantes).20
El cuadro clínico se manifiesta desde confusión, ta-
quicardia, temblor (hipotermia leve), letargo, bradicar-
dia, arritmias, ausencia de reflejos pupilares y dismi-
nución del temblor (hipotermia moderada) hasta coma,
hipotensión, arritmias, edema pulmonar y rigidez (hipo-
termia severa). La evaluación con exámenes de labora-
torio se puede asociar a acidosis láctica, rabdomiólisis,
coagulopatía e infección.21
El manejo se enfoca en recalentar al paciente con
medios físicos: remover ropa mojada, administrar solu-
ciones intravenosas tibias, colocar sábanas calientes,
aplicar calor radiante, acondicionar la temperatura del
área de trabajo, realizar lavado gástrico con agua tibia
y, como medida de recalentamiento más eficaz, el uso
de circulación con membrana extracorpórea.22
Durante las maniobras de RCP se deben continuar
las acciones antes mencionadas: la desfibrilación y los
medicamentos serán inefectivos durante la hipotermia,
por lo que las maniobras de RCP se deberán continuar
hasta que se alcance una temperatura de 30 a 32 oC.
«Nadie se declara muerto hasta que se encuentre ca-
liente y muerto». Existen reportes de tiempos de reani-
mación hasta de seis horas con 52 minutos, con evolu-
ción neurológica favorable.23
En el estado postparo, la hipotermia es una reco-
mendación para disminuir las secuelas neurológicas,
por lo que la temperatura recomendada es de 32 a 36
oC y se deberá iniciar sólo hasta que el individuo se
encuentre en el hospital, de preferencia en la unidad de
cuidados intensivos.24
Neumotórax a tensión
El neumotórax es, en mayor frecuencia, de origen trau-
mático. Cuando su presentación es espontánea, se clasi-
fica como primario cuando no se relaciona a enfermedad
pulmonar o secundario cuando se vincula a una comor-
bilidad como EPOC, fibrosis quística, cáncer pulmonar,
neumonía necrotizante, tuberculosis, etcétera. Por otro
lado, en el ámbito intrahospitalario, el neumotórax es re-
sultado de una complicación posterior a un procedimiento
como colocación de accesos vasculares centrales.25
K = > 5.5 mEq/L
Ondas acuminadas (altas y
picudas de base estrecha)
Altura de menos del 50% del QRS
K = > 6 mEq/L
Ensanchamiento del complejo
QRS
Disminución del voltaje de la
onda P
K = > 7 mEq/L
Ensanchamiento y aplanamiento
de la onda P, aparecen extrasís-
toles y pausas auriculares, con
intervalo del PR
K = > 8 mEq/L
Ensanchamiento del QRS hasta
fusionarse con las ondas
Bloqueos AV completos
Fibrilación ventricular
Figura 2. Cambios en el EKG de acuerdo al nivel de potasio sérico.
Elguea EPA et al. RCP: manejo de las H y T 97
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Las manifestaciones clínicas dependerán de la can-
tidad de aire que se encuentra en el espacio pleural, la
velocidad de acumulación, la edad del sujeto y la reser-
va respiratoria. Se presentará tos, disnea y dolor toráci-
co. En la exploración física se evidenciará hipoventila-
ción ipsilateral, disminución de las vibraciones vocales
y timpanismo a la percusión.26
Dependiendo de la cantidad de aire acumulado, el
neumotórax puede ser simple o a tensión, siendo el últi-
mo la causa que puede precipitar un paro cardiorrespi-
ratorio previa presentación de choque obstructivo.
Durante la RCP debemos obtener la historia clínica
de la persona para sospechar del cuadro. La explora-
ción física será complicada y el diagnóstico mediante
radiografía de tórax o tomografía imposible durante el
paro cardiorrespiratorio. Es aquí donde el ultrasonido
pulmonar (USGP) puede ser una herramienta de gran
utilidad y que se puede realizar durante las maniobras
de RCP. La ausencia de deslizamiento pleural en el
USGP tiene 70% de sensibilidad de un neumotórax.27
En caso de identificar datos de neumotórax duran-
te las maniobras, la descompresión pleural mediante
punción en el segundo espacio intercostal a la altura
de la línea media clavicular está indicada. En caso de
paro cardiorrespiratorio asociado a trauma, se puede
realizar una punción torácica bilateral antes de detener
las maniobras de reanimación y declarar la muerte. En
el estado postparo se deberá colocar una sonda endo-
pleural como manejo definitivo.28
Tamponade cardiaco
La cantidad de líquido normal en el espacio pericárdico
es de 20 a 50 mL. Sin embargo, el tamponade no de-
pende de la cantidad de volumen acumulado sino de
la presión intrapericárdica; ésta, a su vez, depende de
la relación entre volumen, velocidad de acumulación y
distensibilidad del pericardio. De esta manera, la acu-
mulación súbita de 150 a 200 mL ocasionará un pico
en la presión intrapericárdica y resultará en tamponade,
mientras que el derrame pericárdico crónico puede to-
lerar hasta un litro de volumen, ya que el tejido se torna
más distensible y la presión es menor.29
Las causas de tamponade pueden ser infecciosas (vi-
ral, bacteriana, fúngica, etcétera), metabólicas (uremia,
mixedema), autoinmunes (lupus, artritis reumatoide, fiebre
reumática), neoplásicas (primarias y metastásicas), sobre-
carga de volumen (insuficiencia cardiaca crónica), radio-
terapia, reacciones adversas a medicamentos, disección
aórtica, postinfarto agudo de miocardio y traumatismo.30
Las manifestaciones clínicas se integran con la tría-
da de Beck (ingurgitación yugular, hipotensión, dismi-
nución de ruidos cardiacos). El electrocardiograma se
observará con alternancia eléctrica. En el momento del
paro cardiorrespiratorio, es un reto distinguir clínica-
mente esta entidad, por lo que nuevamente la ultraso-
nografía E-FAST, el ecocardiograma de emergencia, es
de suma utilidad (Figura 4).31
Una vez identificado el derrame pericárdico, se debe
realizar pericardiocentesis para posteriormente conti-
nuar con las maniobras de reanimación cardiopulmo-
nar. En los cuidados postparo se deberá solicitar va-
loración por un cirujano cardiotorácico para valorar la
necesidad de intervención quirúrgica.
Tóxicos
Dentro de los principales agentes cardiotóxicos que se
relacionan con paro cardiorrespiratorio encontramos
opiáceos, benzodiacepinas, betabloqueadores, anta-
gonistas de los canales de calcio, digoxina, cocaína,
antidepresivos tricíclicos, monóxido de carbono. Los
Figura 4. Presencia de derrame pericárdico por ecocardiograma.
Visión subcostal
Derrame
Derrame
AD
VD
AI
VI
Derrame
pericárdico
Figura 3. USG de pulmón. Se aprecia la línea que marca la pleural en
la que la ausencia de deslizamiento resulta en 70% de probabilidad
de neumotórax.
Med Crit 2017;31(2):93-10098
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efectos y manifestaciones clínicas de cada uno de es-
tos agentes son sumamente amplios, por lo que no se
abordarán en este artículo.
El manejo de las intoxicaciones durante el paro car-
diorrespiratorio se basa en RCP de alta calidad y admi-
nistración de antídotos de ser posible, aunque no existe
evidencia de su eficacia ni modificación en la mortali-
dad.32 Algunos se muestran en el cuadro II.
En caso de sospecha de intoxicación por opiáceos,
se recomienda la administración de 2 mg de naloxona
intranasal o 0.4 mg intramusculares, repitiendo la dosis
a los cuatro minutos.33
Trombosis pulmonar
La tromboembolia pulmonar masiva puede desencade-
nar cuadro de choque obstructivo que, de no recibir tra-
tamiento oportuno, ocasionará colapso cardiovascular y
paro cardiorrespiratorio.
La etiología que con mayor frecuencia se relaciona
con la trombosis pulmonar es trombosis venosa profun-
da. Otros factores de riesgo son:34
a) Riesgo alto: fractura de fémur, hospitalización por
insuficiencia cardiaca o fibrilación auricular, prótesis
de cadera o rodilla, politrauma, infarto agudo de mio-
cardio, lesión de médula espinal.
b) Riesgo intermedio: artroscopia de rodilla, enfermeda-
des autoinmunes, transfusiones, colocación de catéter
venoso central, quimioterapia, falla cardiaca, falla res-
piratoria, uso de eritropoyetina, terapia de reemplazo
hormonal, infecciones, cáncer, anticonceptivos orales,
evento vascular cerebral, estado postparto, trombofilias.
c) Riesgo bajo: reposo en cama mayor a tres días, dia-
betes mellitus, hipertensión arterial sistémica, edad
avanzada, obesidad, embarazo, venas varicosas.
Dentro de las manifestaciones clínicas se presen-
tarán disnea, tos, ansiedad, dolor torácico. Así mismo,
podemos identificar fiebre, hemoptisis, síncope y datos
de trombosis venosa profunda; taquicardia sinusal en
40% de los casos.35
De no contar con diagnóstico preciso mediante an-
giotomografía pulmonar previo al paro cardiorrespira-
torio, la ecocardiografía es de suma utilidad: reporta
una sensibilidad de 60% para realizar el diagnóstico.
En caso de TEP como causa de paro, usualmente se
asocia que al menos dos tercios del lecho vascular pul-
monar se encuentran obstruidos. El incremento en la
postcarga del ventrículo derecho (VD) ocasionará di-
latación de la cavidad mencionada (Figura 5). Esto se
detecta midiendo el diámetro del VD > 30 mm en el eje
paraesternal o como un incremento en el área del VD
comparado con el ventrículo izquierdo mayor a 90% en
el eje apical de cuatro cámaras.36
En caso de identificar datos que correlacionen TEP
masiva con el paro, se ha observado un aumento en la
supervivencia administrando trombolíticos (81% versus
43%).37 No existe consenso en la dosis ideal en caso
de TEP asociada a paro. La recomendación es utilizar
50 mg de alteplasa en bolo y repetir la dosis después
de 15 minutos. Cabe mencionar que se deben tener en
cuenta las contraindicaciones para administrar trombo-
líticos: antecedente de evento vascular cerebral isqué-
mico en los últimos seis meses, hemorragia cerebral
independientemente del tiempo, neoplasias o lesiones
en el sistema nervioso central, traumatismo, cirugía o
trauma de cráneo tres semanas previas, hemorragia di-
gestiva en el último mes, riesgo conocido de sangrado
(coagulopatías).38
En estado postparo se deberá continuar el manejo
con medidas de soporte ventilatorio, hemodinámico y
anticoagulación en dosis plenas, así como considerar
embolectomía.
Trombosis coronaria
El infarto agudo de miocardio se considera una de las
principales causas de muerte súbita. El cuadro clínico
Cuadro II. Antídotos específicos para distintos tóxicos.
Tóxico Antídoto
Antagonistas del calcio 4-aminopiridina, Glucagón, Gluconato
cálcico
Digoxina Anticuerpos antidigitales
Organofosforados Atropina
Benzodiacepinas Flumazenilo
Opiáceos Naloxona
Monóxido de carbono Oxígeno
Figura 5. Ventana apical cuatro cámaras donde se identifica creci-
miento de las cavidades derechas en un paciente con tromboembo-
lismo pulmonar masivo.
Elguea EPA et al. RCP: manejo de las H y T 99
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clásico se presenta con dolor torácico opresivo irradia-
do a hombro o mandíbula, acompañado de descarga
adrenérgica. El diagnóstico se realiza obteniendo elec-
trocardiograma de 12 derivaciones, identificando ele-
vación del segmento ST en dos o más de ellas. Por
otro lado, también se puede presentar infarto agudo de
miocardio sin elevación del ST en el que con elevación
de marcadores cardiacos como troponina, mioglobina
y/o CPK-CKMB se realizará el diagnóstico. Ecocardio-
gráficamente, se identificará alteración en la movilidad
regional de la pared afectada.39
Durante el paro cardiorrespiratorio, el ultrasonido o
ecocardiograma no son de utilidad para realizar el diag-
nóstico. El electrocardiograma no mostrará datos de-
bido a que no hay actividad eléctrica. Los marcadores
bioquímicos serán de utilidad sólo si fueron tomados
antes del colapso cardiovascular, ya que después de
las compresiones cardiacas es normal encontrarlas ele-
vadas. De cualquier manera, el manejo se centrará en
continuar con maniobras de RCP de alta calidad y fár-
macos, ya que la trombólisis no está recomendada en
caso de trombosis coronaria.8
En el estado postparo se debe realizar un electro-
cardiograma. En caso de que existan datos clínicos o
se sospeche de infarto agudo de miocardio, el paciente
deberá ingresar a hemodinámica para que se realice
angioplastia coronaria percutánea, ya que se ha iden-
tificado aumento en la supervivencia realizando este
procedimiento de manera temprana.24
Ecocardiograma o ultrasonido FAST:
utilidad durante el paro cardiorrespiratorio
Actualmente, las prioridades en el manejo del paro
consisten en disminuir las interrupciones de las com-
presiones, por lo que el uso del ECO/USG durante las
maniobras de RCP, es un gran reto. El operador debe
tener entrenamiento especializado en reanimación
para integrarse de manera efectiva al equipo y tener
en cuenta la importancia de las compresiones toráci-
cas ininterrumpidas. De esta manera, el tiempo de 10
segundos para verificar ritmo y pulso es el momento
para obtener una ventana cardiaca. La vista subcostal
se considera la más útil en este sentido y permite me-
nor interrupción de compresiones. La AHA recomienda
en las guías recientemente publicadas el uso del ECO/
USG durante la RCP, con un nivel de evidencia clase
IIb.40 El Consejo de Reanimación del Reino Unido ha
diseñado un programa de entrenamiento especializa-
do en ecocardiografía durante la RCP (Focused Echo
Evaluation in Life Support, FEEL) avalado por la Socie-
dad Británica de Ecocardiografía. Así mismo, se han
propuesto algoritmos como el CAUSE (Cardiac Arrest
Ultrasound Examination), que aborda la evaluación que
debe ser realizada para identificar la causa del paro e
iniciar tratamiento mientras se continúan las maniobras
de RCP (Figura 1).41
CONCLUSIÓN
El manejo de la RCP durante asistolia y AESP se debe
enfocar en la calidad de las compresiones, administra-
ción de adrenalina e identificación de la causa. El abor-
daje de las H y las T abarca desde el momento previo
al paro, durante el paro y en los cuidados postparo. El
manejo en muchos casos se puede iniciar durante las
maniobras y deberá continuar hasta un abordaje defini-
tivo en estado postparo. El ultrasonido y/o la ecocardio-
grafía de emergencia son una gran herramienta durante
la reanimación; sin embargo, nunca se deberá dar ma-
yor importancia a obtener una imagen que a continuar
con las compresiones.
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cardiac arrest. Resuscitation. 2008;76:198-206.
Correspondencia:
Dr. Pedro Alejandro Elguea Echavarría
Hospital Ángeles Pedregal.
Vicente Villasana Núm. 22,
Col. EL Porvenir, Querétaro, Querétaro.
Tel.: 5523168470
E-mail: alejandro_elguea@hotmail.com

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Manejo h y t del paro cardiaco

  • 1. www.medigraphic.org.mx Tema de revisión Med Crit 2017;31(2):93-100 Recientemente han sido publicadas las actualizacio- nes a las guías del 2015 en las que se destaca la tras- cendencia de realizar compresiones efectivas con una frecuencia de al menos 100 por minuto, pero menos de 120, con una profundidad de 5 centímetros, permitien- do la relajación completa del tórax y minimizando las interrupciones. Así mismo, se hace énfasis en distinguir entre ritmos desfibrilables (fibrilación ventricular, taqui- cardia ventricular sin pulso) y no desfibrilables (asistolia y actividad eléctrica sin pulso, AESP); la desfibrilación es el manejo de la primera categoría, mientras que en la segunda, éste se basa en RCP de alta calidad, admi- nistración temprana de adrenalina e identificación de la causa del paro.1 Para facilitar el abordaje de la etiología del paro, Kloeck propuso en 1995 la mnemotecnia de las H y T,2 que ha sido modificada a través de los años de acuerdo a las guías que son publicadas cada cinco años por la AHA (Cuadro I). El objetivo del presente artículo es hacer una re- visión sobre cuándo sospechar, cómo diagnosticar y cómo tratar cada una de las causas de asistolia y ac- tividad eléctrica sin pulso. Es indiscutible que la histo- ria clínica del paciente y la exploración física previa al paro son de suma importancia para sospechar alguna causa. Sin embargo, no siempre el paro cardiorrespi- ratorio es presenciado. De esta manera, abordaremos factores que deben ser investigados durante el paro y acciones a tomar en los cuidados postparo. Hipovolemia La disminución del volumen intravascular conduce a trastorno de la difusión y entrega de oxígeno, lo que es igual a hipoperfusión tisular; de no ser identificada y tratada de manera temprana, llevará a falla circulatoria irreversible.3 En caso de hemorragia masiva externa, es fácil identificar hipovolemia como causa del paro. Las de- cisiones de brindar RCP en un paciente de trauma se abordan en programas como PHTLS o ATLS.4 Por otro lado, puede coexistir hipovolemia asociada a otros cuadros clínicos y no siempre es sencillo identi- ficarla. La depleción de volumen resulta de pérdida de sodio y agua de alguno de los siguientes sitios ana- tómicos:5 a) Gastrointestinal: vómito, diarrea, sangrado del tubo digestivo o drenajes en pacientes postquirúrgicos. RESUMEN Existen distintas opciones de programas de entrenamiento en las que se ense- ñan a los profesionales de la salud las destrezas necesarias para llevar a cabo reanimación cardiopulmonar avanzada; uno de los más conocidos es el curso ACLS, impartido por la Asociación Americana del Corazón. Uno de los temas abordados en este programa es el manejo de las causas que pueden desenca- denar un paro cardiorrespiratorio (particularmente en ritmos no desfibrilables) y la importancia de iniciar un manejo simultáneo durante las maniobras de re- animación cardiopulmonar. El objetivo del presente artículo es hacer una revi- sión minuciosa acerca de cuándo sospechar, cómo diagnosticar y cómo tratar cada una de las causas de asistolia y actividad eléctrica sin pulso (AESP). Se abordará el análisis que se debe realizar antes, durante y después de un paro cardiorrespiratorio. Además, se hará mención de la utilidad de la ultrasonografía o ecocardiografía de emergencia en el entorno de esta emergencia. Palabras clave: Paro cardiorrespiratorio, reanimación cardiopulmonar, ecocar- diografía, ultrasonido, ACLS, actividad eléctrica sin pulso. SUMMARY There are different training programs that teach health professionals the skills needed to perform advanced cardiopulmonary resuscitation; one of the best known is the ACLS course, taught by the American Heart Association. One of the topics in this course is the handling of the causes that can trigger a cardiac arrest (particularly in non-shockable rhythms), and the importance of initiating simultaneous management during cardiopulmonary resuscitation. The aim of this article is to review thoroughly when to suspect, how to diagnose and how to treat each of the causes of asystole and pulseless electrical activity. We will tackle the analysis that has to be performed before, during and after cardiac arrest. In addition, we will review the usefulness of emergency ultrasound or echocardiography in this emergency scenario. Key words: Cardiac arrest, cardiopulmonary resuscitation, ecocardiography, ultrasound, ACLS, pulseless electrical activity. RESUMO Existem diversas opções de programas de treinamento que ensinam os profissionais da saúde as habilidades necessárias para executar a ressuscitação cardiopulmonar avançada, entre eles um dos mais conhecidos é o curso ACLS ensinado pela American Heart Association. Um dos temas abordados neste programa é o tratamento das causas que podem provocar uma parada cardíaca (particularmente em ritmos não chocáveis) e a importância de iniciar um tratamento simultâneo durante a ressuscitação cardiopulmonar. O objetivo deste artigo é fazer uma revisão completa sobre quando suspeitar, como diagnosticar e como tratar cada uma das causas de assistolia e atividade elétrica sem pulso. Se abordará a análise que deve ser feita dos acontecimentos antes, durante e depois da parada cardíaca. Além disso, será feita menção sobre a utilidade da ultra-sonografia ou ecocardiografia neste ambiente de emergência. Palavras-chave: Parada cardiorrespiratória, reanimação cardiopulmonar, ecocardiografia, ultrassom, ACLS, atividade elétrica sem pulso. INTRODUCCIÓN Existen distintas opciones de programas de entrena- miento en las que se enseñan a los profesionales de la salud las destrezas necesarias para llevar a cabo re- animación cardiopulmonar avanzada; uno de los más conocidos es el curso ACLS impartido por la American Heart Association (AHA). Reanimación cardiopulmonar: manejo de las H y las T Pedro Alejandro Elguea Echavarría,* Adiel García Cuellar,‡ Carlos Navarro Barriga,* Julisa Martínez Monter,* María Eugenia Ruiz Esparza,* Juan Gerardo Esponda Prado* * Hospital Ángeles Pedregal. ‡ Jefe de Batallón, MED-ACT EMS. Recepción: 10/05/2016. Aceptación: 16/02/2017 Este artículo puede ser consultado en versión completa en http://www.medigraphic.com/medicinacritica www.medigraphic.org.mx
  • 2. Med Crit 2017;31(2):93-10094 www.medigraphic.org.mx b) Pérdidas renales: diuréticos, diuresis osmótica, ne- fropatías perdedoras de sal e hiperaldosteronismo. c) Pérdidas tegumentarias: sudoración intensa, quema- duras. d) Pérdidas a tercer espacio: oclusión intestinal, lesión por aplastamiento, fracturas y pancreatitis aguda. Dentro de los datos clínicos que se pueden eviden- ciar antes del paro se encuentran turgencia de piel dis- minuida, hipotensión ortostática, cambio postural en la frecuencia cardiaca (> 30 lpm), disminución del tono ocular, sequedad de las mucosas.6 En cuanto a labora- torios, podemos encontrar elevación de la cifra de crea- tinina, BUN, hiper- o hiponatremia, hiper- o hipokalemia, acidosis metabólica o alcalosis metabólica. Cuando la hipovolemia es muy severa, se presentará estado de choque, manifestado comúnmente con taquicardia, hi- potensión, taquipnea, oliguria, diaforesis, estado neuro- lógico alterado.7 Durante las maniobras de RCP se puede realizar un reto de líquidos administrando de 500 a 1,000 cm3 de solución cristaloide.8 En estos casos, el uso de un ac- ceso intraóseo es de suma importancia, ya que durante el paro no se recomienda colocar accesos vasculares centrales y, por otro lado, canalizar una vía periférica de buen calibre (14-16 fr) es sumamente complicado, mientras que a través de un calibre pequeño (20-22 fr) no es posible administrar líquidos con una adecuada velocidad. En la etapa de cuidados postparo nos podemos valer de herramientas de monitoreo hemodinámico donde variables como presión venosa central (PVC), variabilidad del volumen sistólico, variabilidad de pre- sión de pulso, gasto cardiaco, índice cardiaco, entre otras, son de suma utilidad para sospechar déficit de líquidos.9 Así mismo el ultrasonido con ventana cardia- ca o de vena cava brindará más datos para identificar hipovolemia y valorar si el individuo es respondedor a líquidos (Figura 1). Cuadro I. Línea del tiempo de las H y T recomendadas. 1995 2000 Hipoxia Test other pulses (palpar otros pulsos) Hipovolemia Neumotórax a tensión Infarto agudo de miocardio (Heart Atack) Neumotórax a tensión Hipoxia Tamponade cardiaco Hipovolemia Tamponade Hidrogeniones (acidosis) Tabletas (drug OD, accidents) Hidrogeniones y trastornos de electrolitos Tóxicos Hipo-/hiperkalemia (other metabolic) Trombosis pulmonar Hipotermia Trombo embolia Hipotermia Trombosis coronaria 2005 2010-2015 Hipovolemia Neumotórax a tensión Hipovolemia Neumotórax a tensión Hipoxia Tamponade cardiaco Hipoxia Tamponade cardiaco Hidrogeniones Tóxicos Hidrogeniones (acidosis) Tóxicos Hipo/hiperkalemia Trombosis coronaria y pulmonar Hipo-/hiperkalemia Trombosis pulmonar Hipotermia Trauma Hipotermia Trombosis coronaria Hipoglucemia VI = Ventrículo izquierdo, VD = Ventrículo derecho, AI = Aurícula izquierda, AD = Aurícula derecha. Figura 1. Esquemas de hallazgos por USG en hipovolemia, tamponade y TEP. Nótese que el esquema está diseñado para ultrasonido. Si se utiliza ecocardiograma, la imagen se deberá visualizar en espejo. (Traducido y publicado con la autorización de Antonios Likourezos, uno de los autores de “CAUSE: Cardiac arrest ultra-sound exam. A bet- ter approach to managing patients in primary non arrythmogenic cardiac arrest”).43 Corazón normal VI Septum AI VD Pericardio AD Hipovolemia Colapso de VI Colapso de VD AI AD Tamponade VI VD Colapsado AI Líquido AD TEP VI Colapsado VD Dilatado AI Colapsada AD Dilatada
  • 3. Elguea EPA et al. RCP: manejo de las H y T 95 www.medigraphic.org.mx Hipoxia Fisiológicamente, son cinco los mecanismos que con- dicionan hipoxia:10 • Disminución de la presión inspiratoria de oxígeno: esto ocurre en hipoxemia de grandes alturas o en ambiente con FiO2 menor al 21%, como en espacios confinados. • Hipoventilación: depresión respiratoria del tronco encefálico (fármacos, síndrome de hipoventilación alveolar central), neuropatía periférica (síndrome de Guillain Barré), debilidad muscular (hipofosfatemia, miastenia grave). • Trastornos de la difusión: alteración en la membra- na alveolocapilar. Ocurre en casos como asbestosis, sarcoidosis, fibrosis intersticial, neumonía intersticial, esclerodermia, enfermedades reumatológicas con repercusión pulmonar como lupus eritematoso sisté- mico o enfermedad de Wegener. • Desequilibrio de la relación V/Q: incremento del es- pacio muerto en casos de enfisema, gasto cardiaco bajo o hiperdistensión alveolar. • Aumento de los cortocircuitos pulmonares: ocupa- ción alveolar por secreciones o agua (neumonía o edema agudo pulmonar), colapso alveolar como en caso de atelectasias masivas. Para la sospecha de hipoxia se debe indagar acer- ca del estado anterior del sujeto para asociar el cua- dro clínico previo con alguna de las condiciones men- cionadas. Dentro de las herramientas más utilizadas para valorar la oxigenación se encuentra la oximetría de pulso; sin embargo, tiene sus limitaciones, como son desplazamiento de la curva de disociación de la hemoglobina, dishemoglobinemias, estado de hipoper- fusión, anemia, esmalte de uñas, artefactos por mo- vimiento, entre otras.11 Por lo anterior, debemos re- calcar que la utilidad de la oximetría de pulso durante el paro cardiorrespiratorio es totalmente obsoleta: lo recomendable es utilizar la monitorización de onda de capnografía. El manejo de la ventilación durante las maniobras de RCP debe ser siempre con oxígeno a altos flujos. La intubación endotraqueal se recomienda sólo si no se lo- gra adecuada expansión torácica abriendo la vía aérea con mecanismos manuales o supraglóticos. Sin embar- go, si existe un experto en el equipo de reanimación, se debe realizar la intubación cuanto antes.8 En los cuidados postparo se deberá llevar a cabo una minuciosa exploración física, se solicitará gasome- tría arterial y radiografía de tórax; con esto se valora- rá de manera más estrecha el estado pulmonar y de oxigenación para tomar decisiones de los parámetros ventilatorios, requerimiento de FiO2 o necesidad de rea- lizar maniobras de reclutamiento alveolar para mejorar la oxigenación.12 Hidrogeniones Para citar los motivos más frecuentes de acidosis, pri- mero debemos clasificarlos en brecha aniónica eleva- da y brecha aniónica normal. Dentro del primer grupo encontramos como causas cetoacidosis diabética, acidosis urémica y acidosis láctica, así como tóxicos (metanol, etanol acetaldehído, salicilatos). Dentro de las razones de brecha aniónica normal se encuentra la acidosis hiperclorémica, que comúnmente se asocia a pérdidas extrarrenales de bicarbonato, como en caso de evacuaciones diarreicas abundantes.13 Para el abordaje de los trastornos ácido-base será indispensable contar con una gasometría, que durante la RCP puede ser tomada de la arteria femoral. Una de las intervenciones a llevar a cabo es reposición de bicarbonato, que está indicada con niveles de pH me- nores a 7.2 o bicarbonato menor a 8 meq/L. El déficit de bicarbonato se calculará con la fórmula 0.4 × peso × (24-HCO3).14 Cada frasco de bicarbonato cuenta con 50 meq y el ámpula con 8.9 meq. En el estado postparo se deberá realizar nuevamen- te gasometría para evaluar el estado ácido-base; ade- más de valorar la necesidad de administrar una can- tidad mayor de bicarbonato, se deberá determinar la causa de la acidosis e iniciar el tratamiento. En caso de acidosis metabólica refractaria, se deberá interconsultar con un nefrólogo, pues la terapia sustitutiva renal con hemodiálisis será la intervención indicada.15 Hipo-/hiperkalemia El potasio corporal total es predominantemente intrace- lular, su homeostasis se mantiene principalmente por la bomba Na-K.ATPasa. El incremento en la actividad de esta bomba o alteraciones en el transporte del potasio ocasionarán hipokalemia debido al aumento en la en- trada desde el espacio extracelular. Lo anterior ocurre en casos de altas dosis de insulina, activad beta-adre- nérgica, alcalosis metabólica. Por otro lado, la pérdida de líquidos por vía digestiva (ya sea vómito, diarrea, uso de laxantes) se relaciona con hipokalemia. Desde el punto de vista renal, las causas más frecuentes de pérdidas renales son uso de diuréticos e incremento en la actividad de mineralocorticoides. También se pueden presentar en casos de sudoración excesiva, personas en tratamiento con terapia renal sustitutiva y plasmafé- resis.16 En caso de hipokalemia, se debe iniciar cuanto antes la administración de cargas de potasio, lo que será imposible si sólo contamos con una vía periférica. Nuevamente, tener acceso intraóseo será trascenden-
  • 4. Med Crit 2017;31(2):93-10096 www.medigraphic.org.mx te para el manejo en caso de que no haya un acceso venoso central ya colocado. La tasa de corrección de potasio siempre causa incertidumbre. La dosis máxi- ma de administración es 20 mmol/h; sin embargo, en casos de paro cardiorrespiratorio, se indica adminis- tración más agresiva, con infusión de 2 mmol/min en 10 minutos, seguidos de 10 mmol a pasar en cinco a 10 minutos.17 En contraste, la hiperkalemia también es una causa de paro cardiorrespiratorio. La liberación de potasio desde las células (debido a un incremento de la libe- ración o entrada disminuida) puede causar una ele- vación transitoria de potasio sérico. Para que el tras- torno sea persistente, se requiere de alteración en la excreción de potasio. Esto se relaciona con una reduc- ción en la secreción de aldosterona o la respuesta a ésta, lesión renal aguda, enfermedad renal crónica y/o descenso en la entrega de sodio y agua al sitio distal de secreción de potasio. La hiperkalemia secundaria a ingesta alta de potasio (suplementos en tabletas) no es una causa frecuente, pero su presentación es aguda. Dentro de algunos motivos de aumento en la liberación de potasio intracelular se encuentran pseu- dohiperkalemia, acidosis metabólica, hiperglucemia, hiperosmolaridad, catabolismo tisular elevado, uso de betabloqueadores.18 De contar con un electrocardiograma previo al paro cardiorrespiratorio, podemos identificar datos que su- gieren hiperkalemia (Figura 2). De otra manera, duran- te las maniobras de RCP, la toma de gasometría ve- nosa también brindará la cifra del nivel de potasio. El manejo se puede iniciar durante el paro administrando solución polarizante (solución dextrosa 5% 50 cm3 + 15 U insulina + 20 meq bicarbonato). El gluconato de calcio tiene su papel como estabilizador de membra- na. En el estado postparo se pueden administrar otras medidas antikalémicas como kayexilate o salbutamol nebulizado.19 Hipotermia Se considera hipotermia cuando la temperatura cor- poral se encuentra por debajo de 35 oC; se clasifica en leve (32 a 35 oC), moderada (28 a 32 oC) y severa (menos de 28 oC). La mayoría de los termómetros sólo refieren temperatura mínima de 34 oC,9 por lo que el método ideal para conocer la cifra real es con un ter- mómetro esofágico. Dentro de las causas de hipoter- mia encontramos exposición ambiental, inmersión en agua, condiciones médicas (por ejemplo, hipotiroidismo o sepsis), tóxicos (etanol), medicamentos (hipogluce- miantes orales, sedantes).20 El cuadro clínico se manifiesta desde confusión, ta- quicardia, temblor (hipotermia leve), letargo, bradicar- dia, arritmias, ausencia de reflejos pupilares y dismi- nución del temblor (hipotermia moderada) hasta coma, hipotensión, arritmias, edema pulmonar y rigidez (hipo- termia severa). La evaluación con exámenes de labora- torio se puede asociar a acidosis láctica, rabdomiólisis, coagulopatía e infección.21 El manejo se enfoca en recalentar al paciente con medios físicos: remover ropa mojada, administrar solu- ciones intravenosas tibias, colocar sábanas calientes, aplicar calor radiante, acondicionar la temperatura del área de trabajo, realizar lavado gástrico con agua tibia y, como medida de recalentamiento más eficaz, el uso de circulación con membrana extracorpórea.22 Durante las maniobras de RCP se deben continuar las acciones antes mencionadas: la desfibrilación y los medicamentos serán inefectivos durante la hipotermia, por lo que las maniobras de RCP se deberán continuar hasta que se alcance una temperatura de 30 a 32 oC. «Nadie se declara muerto hasta que se encuentre ca- liente y muerto». Existen reportes de tiempos de reani- mación hasta de seis horas con 52 minutos, con evolu- ción neurológica favorable.23 En el estado postparo, la hipotermia es una reco- mendación para disminuir las secuelas neurológicas, por lo que la temperatura recomendada es de 32 a 36 oC y se deberá iniciar sólo hasta que el individuo se encuentre en el hospital, de preferencia en la unidad de cuidados intensivos.24 Neumotórax a tensión El neumotórax es, en mayor frecuencia, de origen trau- mático. Cuando su presentación es espontánea, se clasi- fica como primario cuando no se relaciona a enfermedad pulmonar o secundario cuando se vincula a una comor- bilidad como EPOC, fibrosis quística, cáncer pulmonar, neumonía necrotizante, tuberculosis, etcétera. Por otro lado, en el ámbito intrahospitalario, el neumotórax es re- sultado de una complicación posterior a un procedimiento como colocación de accesos vasculares centrales.25 K = > 5.5 mEq/L Ondas acuminadas (altas y picudas de base estrecha) Altura de menos del 50% del QRS K = > 6 mEq/L Ensanchamiento del complejo QRS Disminución del voltaje de la onda P K = > 7 mEq/L Ensanchamiento y aplanamiento de la onda P, aparecen extrasís- toles y pausas auriculares, con intervalo del PR K = > 8 mEq/L Ensanchamiento del QRS hasta fusionarse con las ondas Bloqueos AV completos Fibrilación ventricular Figura 2. Cambios en el EKG de acuerdo al nivel de potasio sérico.
  • 5. Elguea EPA et al. RCP: manejo de las H y T 97 www.medigraphic.org.mx Las manifestaciones clínicas dependerán de la can- tidad de aire que se encuentra en el espacio pleural, la velocidad de acumulación, la edad del sujeto y la reser- va respiratoria. Se presentará tos, disnea y dolor toráci- co. En la exploración física se evidenciará hipoventila- ción ipsilateral, disminución de las vibraciones vocales y timpanismo a la percusión.26 Dependiendo de la cantidad de aire acumulado, el neumotórax puede ser simple o a tensión, siendo el últi- mo la causa que puede precipitar un paro cardiorrespi- ratorio previa presentación de choque obstructivo. Durante la RCP debemos obtener la historia clínica de la persona para sospechar del cuadro. La explora- ción física será complicada y el diagnóstico mediante radiografía de tórax o tomografía imposible durante el paro cardiorrespiratorio. Es aquí donde el ultrasonido pulmonar (USGP) puede ser una herramienta de gran utilidad y que se puede realizar durante las maniobras de RCP. La ausencia de deslizamiento pleural en el USGP tiene 70% de sensibilidad de un neumotórax.27 En caso de identificar datos de neumotórax duran- te las maniobras, la descompresión pleural mediante punción en el segundo espacio intercostal a la altura de la línea media clavicular está indicada. En caso de paro cardiorrespiratorio asociado a trauma, se puede realizar una punción torácica bilateral antes de detener las maniobras de reanimación y declarar la muerte. En el estado postparo se deberá colocar una sonda endo- pleural como manejo definitivo.28 Tamponade cardiaco La cantidad de líquido normal en el espacio pericárdico es de 20 a 50 mL. Sin embargo, el tamponade no de- pende de la cantidad de volumen acumulado sino de la presión intrapericárdica; ésta, a su vez, depende de la relación entre volumen, velocidad de acumulación y distensibilidad del pericardio. De esta manera, la acu- mulación súbita de 150 a 200 mL ocasionará un pico en la presión intrapericárdica y resultará en tamponade, mientras que el derrame pericárdico crónico puede to- lerar hasta un litro de volumen, ya que el tejido se torna más distensible y la presión es menor.29 Las causas de tamponade pueden ser infecciosas (vi- ral, bacteriana, fúngica, etcétera), metabólicas (uremia, mixedema), autoinmunes (lupus, artritis reumatoide, fiebre reumática), neoplásicas (primarias y metastásicas), sobre- carga de volumen (insuficiencia cardiaca crónica), radio- terapia, reacciones adversas a medicamentos, disección aórtica, postinfarto agudo de miocardio y traumatismo.30 Las manifestaciones clínicas se integran con la tría- da de Beck (ingurgitación yugular, hipotensión, dismi- nución de ruidos cardiacos). El electrocardiograma se observará con alternancia eléctrica. En el momento del paro cardiorrespiratorio, es un reto distinguir clínica- mente esta entidad, por lo que nuevamente la ultraso- nografía E-FAST, el ecocardiograma de emergencia, es de suma utilidad (Figura 4).31 Una vez identificado el derrame pericárdico, se debe realizar pericardiocentesis para posteriormente conti- nuar con las maniobras de reanimación cardiopulmo- nar. En los cuidados postparo se deberá solicitar va- loración por un cirujano cardiotorácico para valorar la necesidad de intervención quirúrgica. Tóxicos Dentro de los principales agentes cardiotóxicos que se relacionan con paro cardiorrespiratorio encontramos opiáceos, benzodiacepinas, betabloqueadores, anta- gonistas de los canales de calcio, digoxina, cocaína, antidepresivos tricíclicos, monóxido de carbono. Los Figura 4. Presencia de derrame pericárdico por ecocardiograma. Visión subcostal Derrame Derrame AD VD AI VI Derrame pericárdico Figura 3. USG de pulmón. Se aprecia la línea que marca la pleural en la que la ausencia de deslizamiento resulta en 70% de probabilidad de neumotórax.
  • 6. Med Crit 2017;31(2):93-10098 www.medigraphic.org.mx Este documento es elaborado por Medigraphic efectos y manifestaciones clínicas de cada uno de es- tos agentes son sumamente amplios, por lo que no se abordarán en este artículo. El manejo de las intoxicaciones durante el paro car- diorrespiratorio se basa en RCP de alta calidad y admi- nistración de antídotos de ser posible, aunque no existe evidencia de su eficacia ni modificación en la mortali- dad.32 Algunos se muestran en el cuadro II. En caso de sospecha de intoxicación por opiáceos, se recomienda la administración de 2 mg de naloxona intranasal o 0.4 mg intramusculares, repitiendo la dosis a los cuatro minutos.33 Trombosis pulmonar La tromboembolia pulmonar masiva puede desencade- nar cuadro de choque obstructivo que, de no recibir tra- tamiento oportuno, ocasionará colapso cardiovascular y paro cardiorrespiratorio. La etiología que con mayor frecuencia se relaciona con la trombosis pulmonar es trombosis venosa profun- da. Otros factores de riesgo son:34 a) Riesgo alto: fractura de fémur, hospitalización por insuficiencia cardiaca o fibrilación auricular, prótesis de cadera o rodilla, politrauma, infarto agudo de mio- cardio, lesión de médula espinal. b) Riesgo intermedio: artroscopia de rodilla, enfermeda- des autoinmunes, transfusiones, colocación de catéter venoso central, quimioterapia, falla cardiaca, falla res- piratoria, uso de eritropoyetina, terapia de reemplazo hormonal, infecciones, cáncer, anticonceptivos orales, evento vascular cerebral, estado postparto, trombofilias. c) Riesgo bajo: reposo en cama mayor a tres días, dia- betes mellitus, hipertensión arterial sistémica, edad avanzada, obesidad, embarazo, venas varicosas. Dentro de las manifestaciones clínicas se presen- tarán disnea, tos, ansiedad, dolor torácico. Así mismo, podemos identificar fiebre, hemoptisis, síncope y datos de trombosis venosa profunda; taquicardia sinusal en 40% de los casos.35 De no contar con diagnóstico preciso mediante an- giotomografía pulmonar previo al paro cardiorrespira- torio, la ecocardiografía es de suma utilidad: reporta una sensibilidad de 60% para realizar el diagnóstico. En caso de TEP como causa de paro, usualmente se asocia que al menos dos tercios del lecho vascular pul- monar se encuentran obstruidos. El incremento en la postcarga del ventrículo derecho (VD) ocasionará di- latación de la cavidad mencionada (Figura 5). Esto se detecta midiendo el diámetro del VD > 30 mm en el eje paraesternal o como un incremento en el área del VD comparado con el ventrículo izquierdo mayor a 90% en el eje apical de cuatro cámaras.36 En caso de identificar datos que correlacionen TEP masiva con el paro, se ha observado un aumento en la supervivencia administrando trombolíticos (81% versus 43%).37 No existe consenso en la dosis ideal en caso de TEP asociada a paro. La recomendación es utilizar 50 mg de alteplasa en bolo y repetir la dosis después de 15 minutos. Cabe mencionar que se deben tener en cuenta las contraindicaciones para administrar trombo- líticos: antecedente de evento vascular cerebral isqué- mico en los últimos seis meses, hemorragia cerebral independientemente del tiempo, neoplasias o lesiones en el sistema nervioso central, traumatismo, cirugía o trauma de cráneo tres semanas previas, hemorragia di- gestiva en el último mes, riesgo conocido de sangrado (coagulopatías).38 En estado postparo se deberá continuar el manejo con medidas de soporte ventilatorio, hemodinámico y anticoagulación en dosis plenas, así como considerar embolectomía. Trombosis coronaria El infarto agudo de miocardio se considera una de las principales causas de muerte súbita. El cuadro clínico Cuadro II. Antídotos específicos para distintos tóxicos. Tóxico Antídoto Antagonistas del calcio 4-aminopiridina, Glucagón, Gluconato cálcico Digoxina Anticuerpos antidigitales Organofosforados Atropina Benzodiacepinas Flumazenilo Opiáceos Naloxona Monóxido de carbono Oxígeno Figura 5. Ventana apical cuatro cámaras donde se identifica creci- miento de las cavidades derechas en un paciente con tromboembo- lismo pulmonar masivo.
  • 7. Elguea EPA et al. RCP: manejo de las H y T 99 www.medigraphic.org.mx clásico se presenta con dolor torácico opresivo irradia- do a hombro o mandíbula, acompañado de descarga adrenérgica. El diagnóstico se realiza obteniendo elec- trocardiograma de 12 derivaciones, identificando ele- vación del segmento ST en dos o más de ellas. Por otro lado, también se puede presentar infarto agudo de miocardio sin elevación del ST en el que con elevación de marcadores cardiacos como troponina, mioglobina y/o CPK-CKMB se realizará el diagnóstico. Ecocardio- gráficamente, se identificará alteración en la movilidad regional de la pared afectada.39 Durante el paro cardiorrespiratorio, el ultrasonido o ecocardiograma no son de utilidad para realizar el diag- nóstico. El electrocardiograma no mostrará datos de- bido a que no hay actividad eléctrica. Los marcadores bioquímicos serán de utilidad sólo si fueron tomados antes del colapso cardiovascular, ya que después de las compresiones cardiacas es normal encontrarlas ele- vadas. De cualquier manera, el manejo se centrará en continuar con maniobras de RCP de alta calidad y fár- macos, ya que la trombólisis no está recomendada en caso de trombosis coronaria.8 En el estado postparo se debe realizar un electro- cardiograma. En caso de que existan datos clínicos o se sospeche de infarto agudo de miocardio, el paciente deberá ingresar a hemodinámica para que se realice angioplastia coronaria percutánea, ya que se ha iden- tificado aumento en la supervivencia realizando este procedimiento de manera temprana.24 Ecocardiograma o ultrasonido FAST: utilidad durante el paro cardiorrespiratorio Actualmente, las prioridades en el manejo del paro consisten en disminuir las interrupciones de las com- presiones, por lo que el uso del ECO/USG durante las maniobras de RCP, es un gran reto. El operador debe tener entrenamiento especializado en reanimación para integrarse de manera efectiva al equipo y tener en cuenta la importancia de las compresiones toráci- cas ininterrumpidas. De esta manera, el tiempo de 10 segundos para verificar ritmo y pulso es el momento para obtener una ventana cardiaca. La vista subcostal se considera la más útil en este sentido y permite me- nor interrupción de compresiones. La AHA recomienda en las guías recientemente publicadas el uso del ECO/ USG durante la RCP, con un nivel de evidencia clase IIb.40 El Consejo de Reanimación del Reino Unido ha diseñado un programa de entrenamiento especializa- do en ecocardiografía durante la RCP (Focused Echo Evaluation in Life Support, FEEL) avalado por la Socie- dad Británica de Ecocardiografía. Así mismo, se han propuesto algoritmos como el CAUSE (Cardiac Arrest Ultrasound Examination), que aborda la evaluación que debe ser realizada para identificar la causa del paro e iniciar tratamiento mientras se continúan las maniobras de RCP (Figura 1).41 CONCLUSIÓN El manejo de la RCP durante asistolia y AESP se debe enfocar en la calidad de las compresiones, administra- ción de adrenalina e identificación de la causa. El abor- daje de las H y las T abarca desde el momento previo al paro, durante el paro y en los cuidados postparo. El manejo en muchos casos se puede iniciar durante las maniobras y deberá continuar hasta un abordaje defini- tivo en estado postparo. El ultrasonido y/o la ecocardio- grafía de emergencia son una gran herramienta durante la reanimación; sin embargo, nunca se deberá dar ma- yor importancia a obtener una imagen que a continuar con las compresiones. BIBLIOGRAFÍA 1. Neumar RW, Shuster M, Callaway CW, Gent LM, Atkins DL, Bhanji F, et al. 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