Este documento discute cómo las expectativas de los clientes se forman a través de sus propias necesidades, la información que reciben, y experiencias previas. Las empresas son responsables de la información que transmiten a los clientes y deben usar un lenguaje preciso para no prometer más de lo que pueden cumplir. El documento recomienda que las empresas revisen la información que transmiten a los clientes a través de sus canales de comunicación para asegurarse de que sea precisa y no genere expectativas falsas.