El documento discute el papel cambiante de los museos. Señala que los museos como el Guggenheim y el MACBA han pasado de ser guardianes del conocimiento a atracciones turísticas, pero aún destacan por la calidad artística que preservan. Argumenta que los museos deben integrar el arte, el negocio y la participación ciudadana para fomentar experiencias que permitan a los visitantes reflexionar y buscar nuevos significados, ensanchando así su condición de ciudadanos.
1. Ocio e Innovación social. Hacia un ocio comprometido con el desarrollo humanoociogune 2011 Museo y Ocio, un nuevo paradigma Laura Mendoza Bress Marta Álvarez Alday
2. Museos como ámbitos facilitadores de experiencias de ocio, capaces de ensanchar la condición del ciudadano. El museo como experiencia de ocio nos da la posibilidad de cuestionar nuestra capacidad de ser más libres para hacer lo que queremos hacer y lo que nos gusta hacer. La cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo. A través de la cultura el hombre discierne valores y busca nuevas significaciones. (UNESCO, 2002) Tradición estética: Itinerario artístico no puede ser masivo. El museo como espacio de disfrute recupera el valor autotélico.
3. EXPERIENCIA DE VISITA AL MUSEO La línea divisoria entre educación, deleite y comercio es cada vez más borrosa porque la venta y el negocio ocupan un lugar cada vez más importante en la experiencia de la visita. “Las instituciones culturales han ido sustituyendo de manera progresiva los discursos de acceso unviersal a la cultura, entendida como un bien accesible en si mismo y generador de efectos beneficiosos, por un nuevo discurso basado en la asimilación de la experiencia cultural a los procesos de consumo” (Mendoza, 2011)
4. la experiencia de ocio en el museo LA TRADICIÓN Liga la experiencia del arte a una relación INTIMA PROFUNDA Y CONTEMPLATIVA DEL ESPECTADOR HOY Orientación al público: enfoque consumista Banalización y empobrecimiento de la experiencia y falsa participación. “Desde la libertad, que es en verdad la esencia humana, más que la capacidad de consumir, cuando la forma de consumo y el consumir mismo pueden ser elegidos. Desde la igualdad, que en el siglo XXI tiene que realizarse también como igualdad económica, y no sólo como igualdad política o como igualdad en dignidad. Desde la solidaridad gratuita, que abre el mundo de los bienes que no pueden venderse como mercancías. Desde la auténtica felicidad, que no es simple bienestar o satisfacción, sino eudaimonía, buen demonio: buen carácter, forjado paso a paso y día a día, y buena suerte, apertura a lo que pertenece al misterioso y sagrado mundo del don, del regalo”. (Cortina, 2002, p. 40)
5. GUGGENHEIM Y MACBA Los museos pasan de ser árbitros del conocimiento y el gusto, guardianes de la memoria colectiva e instrumentos de la educación pública, a ser un producto nacional o local. Los museos se han transformado en la meta del peregrinaje final de todos los recorridos turísticos, con afluencias nunca vistas hasta ahora y con la posibilidad de disponer de enormes y sorprendentes presupuestos. Guggenheim y MACBA son centro de atracción turística pero destacan por de la calidad y la profundidad del arte que preservan. Ambos museos posibilitan experiencias sensitivas intensas, memorables, pero reclaman públicos activos.
6. NUEVOS PARADIGMAS El público del museo aparece como un proyecto, como el potencial de construir algo que todavía no existe y que pueda superar limitaciones actuales. Es justamente esta no preexistencia del público lo que nos permite pensar en la posibilidad de reconstrucción de una esfera pública cultural crítica a partir de la programación de exposiciones y programas. La cultura es una manifestación del comportamiento colectivo. Debido a su peso comunicativo y representativo son bienes inapropiables, incluso en su propia comercialización. Su valor económico reside en el flujo de bienes y servicios que producen pero para las instituciones patrimoniales el valor de uso es lo que más importa. Asignamos al museo un papel en las estrategias de desarrollo y participación democrática.
7. Convivencia de políticas para el desarrollo económico y sociocomunitario Los museos estudiados han desvelado la integración de políticas que contribuyen al desarrollo económico del territorio y aquellas que consolidan la participación ciudadana del patrimonio que atesoran. La cultura es un instrumento privilegiado para atenuar las desigualdades producidas por el mercado. La cultura se ha convertido en un instrumento al servicio del desarrollo territorial Esta tensión entre dos formas de concebir el hecho cultural exige competencias inéditas que permitan combinar los desafíos impuestos por el mercado, la promoción del territorio y, el derecho a la participación activa de la ciudadanía.
8. El museo ornamento Los museos han ganado en autonomía y libertad de acción pero también podría decirse que han cambiado de dueño, antes el Estado, ahora el Mercado. Para incrementar los públicos, los museos han incorporado sistemas y atractivos —entradas, tiendas, restaurantes u otras aventuras comerciales— que ahora son fundamentales para su funcionamiento. Esteban (2007) habla de la conformación de una nueva tipología de museo: el museo ornamento. El museo ornamento es capaz de crear urbanismo, imagen y comunicación, actividad económica y lealtad política.
9. Legitimación del estado: convertir la experiencia del museo en un estilo de vida En tiempos de superabundancia el poder aspira a proveer de “instituciones de lujo” a los ciudadanos para legitimarse. Los programas redistributivos son necesarios y sin duda aportan legitimidad y rendimiento electoral. Pero el plus del lujo público impuesto por un museo-ornamento ya no es un simple capricho para los políticos sino un complemento que deben ofrecer democrática y necesariamente. Como explica Habermas (1997), después de 1945 se produce un pacto de clases por el cual la administración asume el papel de aplacar las diferencias producidas por el mercado, con el fin de descargar a éste de un excesivo peso de las demandas reivindicativas (ocultamiento de espacios basura).
10. El museo como plataforma para el desarrollo del ciudadano Globalización, cambio cultural y tecnológico exigen continua adaptación. Creatividad y pensamiento crítico. la condición de ciudadano no la otorga un documento, sino que se convierte en un proceso que se inicia con los derechos de ciudadanía clásicos, pero que debe ir desarrollándose, aumentando las capacidades de ejercer esos derechos de forma progresiva (Martí, 2007). Esta idea de proceso es la que nos permite situar la importancia de la cultura en la construcción de ciudadanía, justicia social y bienestar público. “El papel de la cultura es original y tiende a situarse en el terreno de la experiencia, en el ámbito del sentido o del deseo, o incluso de la felicidad” (Mendoza, 2011).
11. El museo como plataforma para el desarrollo del ciudadano Edificio + colección+ + público territorio + Patrimonio + comunidad Museo tradicional Nuevo paradigma SISTEMA ABIERTO E INTERACTIVO + DIÁLOGO ENTRE SUJETOS. EL MUSEO PROPICIA UNA EXPERIENCIA DE ÉLITE PARA TODOS. Juan Ramón Jiménez: Azotea abierta (valor alto para todos)
12. El museo como plataforma para el desarrollo del ciudadano La cultura es dinamizador de cambios positivos. Los museos reconocen el rol y el impacto de la nueva economía y deben dar contenido a esa experiencia para convertirse en ámbitos facilitadores. No se trata de aumentar, sino de aprender a articular voces distintas para impulsar un modelo donde el museo esté al servicio del público. Se trata de reproducir la estructura organizativa propia del museo pero redirigiéndola hacia la participación de los sectores de la sociedad civil que son activos políticamente pero sin constituir la elite político-económica que forma los patronatos de uno y otro museo (y que hace de ellos instrumentos para los grandes intereses político-financieros de los poderes que rigen en la ciudad).
13. Conclusión: museos guggenheim y macba Duramente criticados como museo ornamentos Sin embargo destacan por el rigor de sus contenidos Por el encogimiento del valor artístico ante el valor expositivo, por su capacidad para atraer recursos e influencia. (parque temático) Abrumador despliegue de academicismo. Exhibicionismo del saber. Espectacular y agobiante rigor de sus contenidos. Más que nunca los museos son hechiceros porque recurren de manera salvaje al principio analógico para evocar y suscitar empatía. El siglo XXI parece demandar, y por tanto compra, canales para vivir experiencias inolvidables [inmersitas]: sucesos montados por una compañía que involucra personalmente al sujeto (Adoz Nº28, 2004). La clave está en convertir en activo lo pasivo, en favorecer la coproducción de modo que los consumidores participen en el proceso de producción.
14. Conclusión: museos guggenheim y macba En la sociedad del conocimiento, los museos ya no sólo funcionan como desarrollo desinteresado del saber, como gabinetes para la experiencia o como elevados hobby de las clases altas, sino como escenarios de sueños, ilusiones, esperanzas e intereses, infraestructuras capaces de erigirse en símbolo de una renovación (Esteban, 2007). Son ejemplos de museo capaces de integrar arte y negocio. Referentes artísticos y ejemplos de gestión. Se trata por lo tanto de instituciones que permiten al ciudadano que opta libremente por visitarlas vivir una experiencia de ocio que le invita a reflexionar sobre sí mismo y a buscar nuevas significaciones. De esta manera contribuyen a ensanchar la condición de ciudadano.