“NO SOY MAESTRO/A NI PSICÓLOGO/A. ¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJO/A Y NO ENLOQUECER EN EL INTENTO?”
1. “NO SOY MAESTRO/A NI PSICÓLOGO/A.¿CÓMO
PUEDO AYUDAR A MI HIJO/AY NO ENLOQUECER EN
EL INTENTO?”
Estamos viviendo una crisis de trascendencia global. El mundo ha tenido que detener su ritmo regular para cuidarse de la
gran amenaza que representa el muy conocido COVID-19, y muchos han tenido el privilegio de refugiarse en sus hogares,
aunque no necesariamente descontinuando sus funciones laborales, sino, trabajando de manera remota, a través de
videoconferencias, llamadas telefónicas e incluso, valiéndose de los distintos (y muy requeridos estos días) servicios de
mensajería para hacer entregas de productos diversos. No todo se ha detenido y ahora tenemos también que "ser" maestros y
psicólogos, considerando que también están en la casa y necesitan de una estructura que les brinde seguridad en medio de tanta
incertidumbre.
PSIC. NIEVES JAAR
2. Si bien es cierto que los colegios se han
preparado y han brindado respuesta inmediata
a esta situación sin precedentes para nuestra
generación, como padres, también nos
encontramos en medio de una gran ansiedad e
impotencia al no saber cómo crear un ambiente
de aprendizaje adecuado o en algunos casos, no
dominar el idioma en que nuestros hijos reciben
las asignaciones. A continuación, les hago
algunas recomendaciones de autocuidado como
padres/madres:
3. Siente,acepta,
gestiona.
Lo primero es permitirnos experimentar
todas las emociones que esta situación nos
provoque; tristeza, ansiedad, impaciencia,
frustración, etc., y tratar de gestionarlo,
aceptando que responden a nuestros
mecanismos para lidiar con los problemas.
Existen estrategias para autorregularnos,
entre estas están: realizar ejercicio físico,
hacer ejercicios de respiración y
visualización, tratar de mantener un patrón
de sueño y alimentación saludable, rezar,
practicar la gratitud, aceptar que hay
situaciones que no podemos controlar y en
las que sí podemos controlar, elegir
afrontarlas desde la compasión.
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4. Sé flexible.
Podrías tener la tentación de pensar que
todo tiene que seguir funcionando tal y
como funcionaba antes de esta emergencia
sanitaria. La meta debe ser elegir
adaptarnos a los nuevos retos de la mejor
manera que podamos, pero entendiendo
que estamos viviendo una situación
extraordinaria, para la que nadie estaba
preparado.
Cada quien tiene un ritmo distinto para
adaptarse a nuevas circunstancias.
Mantente cerca de tus redes de apoyo y usa
las vías disponibles para seguir en contacto
con ellos.
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5. Desconfía del
sentimiento de
culpa.
Desconfía del sentimiento de culpa si te
encuentras jugando con tu(s) hijo/a(s) más
de lo que “deberías” en lugar de terminar
una asignación laboral o escolar. Tu familia
te necesita y los necesitas a ellos, también.
Jugar, reír, compartir una película, un cuento,
representan ahora mismo, una intervención
terapéutica para la que no tienes que ser
psicólogo..
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6. Limita tu exposición
a las informaciones.
Limita tu exposición a las informaciones
compartidas en las redes sociales, sobre
todo aquellas que carecen de confiabilidad y
cuyo propósito no es distinto a generar caos
y confusión entre la población.
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7. Acompáñalos.
Tus hijos ahora no necesitan que les enfatices
lo que no manejan, aún. Bastante tienen con
tratar de entender lo que está pasando, lidiar
con el duelo de no ir al colegio, ver
interrumpidas sus actividades extracurriculares
y tratar de interpretar las emociones de papá y
mamá ante la amenaza que el COVID-19
representa para la salud. Acompáñalos,
conviertan esto en un proyecto de familia. Sean
comprensivos y delicados. Esto va de la mano,
sobre todo, con los puntos 1 y 2.
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8. Crea rutinas
basadas en
expectativas
realistas.
● Tus hijos pasan entre 5 y 8 horas de clases al día, en
horario regular de clases. Esperar que pasen todas
estas horas de clases virtuales, mientras se encuentran
en cuarentena, podría resultar en el surgimiento de
conductas de repulsión y desmotivación, aunque la
intención sea la mejor.
● Se debe tener en cuenta que los espacios escolares
están preparados para motivar los aprendizajes,
tomando en cuenta una serie de variables, por lo que
concentrarse en casa no es imposible pero a algunos
niños y niñas podría costarle un poco más enfocarse
todas esas horas.
● Podrías crear un ambiente en casa, en donde tenga
buena iluminación y pocos distractores. En el caso de
los más pequeñitos, también podrías crearles un
rincón de lectura y aprendizaje, apoyándote del uso de
videos con canciones infantiles, cuentos y ejercicios de
estimulación.
● Por otro lado, fomenta el trabajo colaborativo. Asigna
una tarea doméstica según la edad para que aprenda
a ser empático/a con las necesidades del hogar.
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9. Explícales lo que
está pasando.
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Explícales lo que está pasando para que
se sientan parte, pero de una manera que se
adapte a su edad y a las informaciones que
ya tienen. Explícale también las medidas que
se están tomando en la casa, por las
autoridades, etc., y su participación en esta
misión, desde la casa. Esto les permitirá
sentir confianza en ustedes, su principal
referencia y colaborar con mayor facilidad.
10. Familia y escuela
están del mismo
lado.
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Si tienes dificultad para guiar a tus
hijos en la comprensión de sus tareas
porque el idioma representa una barrera,
existen herramientas digitales de traducción
que te pueden apoyar. Y claro, tienes el
apoyo de la escuela, según el protocolo de
actuación elegido. Recuerda que familia y
escuela están del mismo lado.
11. Prepara un
calendario con
actividades.
9 ● Si tienes que continuar con el horario laboral
desde casa, prepara un calendario con
actividades que conlleven menos supervisión
y cuando puedas integrarte, revisa la
consecución de las mismas. Permítete hacer
pausas de varios minutos y bríndales
atención positiva, explicándoles que también
debes trabajar desde casa.
● Sería natural que quisieran estar con papá y
mamá todo el tiempo, pero puede ser
agotador. Podrías empezar a notar mayor
apego hacia las figuras parentales o mayor
resistencia a seguir instrucciones. Esta
situación puede crear tensión y
desesperación en los padres. Respira, ponte
tiempo fuera y cuando estés preparado/a,
conversa con tu hijo/a.
12. Observa el
comportamiento de
tu/s hijos/as.
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Finalmente y muy importante,
observa el comportamiento de tu/s hijos/as e
identifica si se comporta de una manera
diferente. Pudiera estar presentando
regresiones (retroceder en tareas que había
manejado ya), estar más sensibles, presentar
llanto frecuente, tener pesadillas, visitar la
habitación de papá y mamá durante la
madrugada, disminución o aumento del
apetito, excesiva respuesta motora,
preguntas y comentarios sobre la muerte,
fatiga, preocupación por el futuro y el
regreso a su rutina regular, etc. Todos son
comportamientos esperados en una
situación de crisis. Conversa con tu/s hijo/s,
valida sus emociones y evita minimizarlas.
Si sientes que necesitas apoyo adicional,
consulta con un profesional de la salud
mental.
13. Estas fueron algunas
recomendaciones para poder
adaptarnos a esta crisis
sanitaria, tomando en cuenta
que las crisis también
representan una oportunidad.
Tratemos de ver la “belleza
colateral” de este momento,
junto a nuestros más amados.