1. PINTURA ROMANICA MURAL Y DE TABLA
A pesar de las enseñanzas de los maestros bizantinos adoptadas en la
pintura románica, el estilo de los frescos todavía es tosco comparado con lo que
se puede observar de las obras de Constantinopla, y denota una cierta
ingenuidad en la representación. La pintura mural es necesaria para que el
espacio arquitectónico mediante el símbolo y la alegoría se convierta en el
reflejo de la sociedad. Aunque a las pinturas románicas que cubren los espacios
arquitectónicos se las conoce como frescos, en realidad la palabra no es
totalmente exacta, ya que se trata realmente de composiciones mixtas que
combinan el fresco con el temple y pigmentos disueltos en un medio graso. Para
preparar el muro se emplea una mezcla de cal y arena, se da una pintura de
base clara y luego se dibujan los contornos de las figuras en negro. La pintura,
al igual que lo hace la escultura, se adapta al entorno arquitectónico en el que se
desarrolla. Los paños están muy compartimentados y los rostros humanos son
trazados de manera esquemática y simplificada, destacando los ojos
desproporcionadamente grandes y los discos de color rojo que casi todas las
figuras ostentan en las mejillas.
En la iglesia italiana de San Pietro del Monte hay un Cristo que está
entronizado dentro de la habitual mandorla, muy en el estilo románico, en
medio de un ejército de ángeles que atacan a un dragón. En
Francia se conservan frescos en el priorato de Berze le Ville y
el Martirio de San Lorenzo. Dentro de la escuela italiana
destaca el conjunto de Monreale, donde todo el techo y el
interior están recubiertos de mosaicos bizantinos,
destacando sobre todo el maravilloso Pantócrator que ocupa
todo el ábisde. En la iglesia de Sant Angelo in Formis está
uno de los conjuntos pictóricos mejor conservados, donde el
esquema compositivo se asemeja a los de la época
paleocristiana. Las
pinturas de las basílicas constantinianas serán una fuente de inspiración. El
programa iconográfico desarrollado en Monte Cassino está basado en el estilo
italobizantino y lo más destacable es el Cristo en Majestad que preside el ábside.
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2. Dentro del Románico español nos encontramos con la obra
desarrollada en la zona castellana, con pinturas lineales y composiciones algo
toscas, pero que son innovadoras porque incluyen también temas profanos y en
ocasiones entremezclan escenas paisajísticas y con arquitectura, lo cual es raro
en el románico. Tenemos el ejemplo de la iglesia de Maderuelo, donde las
figuras de los apóstoles se presentan como típicamente románicas, sin
profundidad ni volumen, separados tan solo del fondo
por el fuerte contorno que las delinea. Una de las
escenas más representativas es la de la creación y el
pecado original.
Sus pinturas fueron trasladadas a lienzo en 1947 por D. R. Gudiol, instalándose
en el Museo del Prado de manera que se intentó reconstruir la disposición
original. Las pinturas originales fueron realizadas al fresco, obra de un pintor
formado en Italia y compañero del Maestro de Tahull, según W. Cook y J.
Gudiol.
El Pantocrátor sostenido por cuatro ángeles preside la escena mientras que en
los medios puntos de los testeros nos encontramos con las ofrendas de Caín y
Abel al Cordero Místico, en la cabecera y la Creación de Adán y el Pecado
Original, en los pies. En San Baudelio de Berlanga se hace la pintura al temple
directamente sobre el enlucido de yeso, y son las
muestras más antiguas de pintura románica
halladas en España. Se usa muy poca diversidad
de color y se considera que allí trabajan tres
artistas diferentes, a los que se conoce como el
maestro de Maderuelo, a quien se atribuyen los
trabajos de las arquerías y el ábside: el maestro de
San Baudelio, que debió de pintar las escenas
cinegéticas de la zona baja, y un tercer maestro al
que se atribuyen las pinturas del coro. Destaca en
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3. el ábside la pintura de San Nicolás y San Baudelio, con una representación del
espíritu santo en forma de paloma. También se representan escenas de cacerías,
la curación del ciego, la resurrección de Lázaro, las bodas de Canán o la Ultima
Cena, a demás de episodios relacionados con la Pasión.
Otro de los conjuntos más impresionantes es el Panteón de San Isidoro de León,
con temas religiosos como la Anunciaciación, la Ultima Cena la Degollación de
los inocentes y sobre todo el Pantócrator rodeado de Tetramorfos.
Entre las pinturas que
decoran el panteón de San Isidoro de León -donde se representan escenas de la
infancia, Pasión y resurrección de Cristo-, ejecutadas en la primera mitad del
XII, el tema del
anuncio a los pastores,
verdadera obra
maestra de la pintura
europea, presenta
formas ilusionistas que
parecen romper con los
tópicos románicos al
acercarse fielmente a
un posible modelo
tardorromano. Un
ángel muy estilizado
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4. ataviado con una larga túnica anuncia a tres pastores la llegada del Señor. Con
bandas onduladas se sugiere un paisaje montañoso donde se desarrolla la
escena.
En Cataluña es especialmente importante el Cristo entronizado de San
Clemente de Tahull, con una
simetría perfecta en la concepción
del rostro y en toda la figura. Hay
al menos tres influencias que
mencionar en esta obra: la
bizantina, con toda su solemne
espiritualidad, y que fue difundida
por todo el mundo mediterráneo, la
árabe, que viene a romper un poco
el hieratismo bizantino, y la
mozárabe.
En la pintura sobre tabla el centro de interés está sobre todo en los altares, que
en algunas comunidades poderosas se hacen de mármol o de madera recubierto
con metales preciosos, y en las zonas más pobres, son simplemente tablas
talladas y pintadas. Como base de la pintura se empleaba el pergamino, tela
encolada y en la última capa yeso con cola. Los motivos más frecuentes son el
Cristo crucificado y la Virgen con el Niño. Estas obras tenían una misión muy
importante, que era la de acercar la divinidad al hombre medieval. Al Niño se
le suele representar frontalmente, sentado y bendiciendo con la mano derecha,
mientras en la izquierda sostiene la bola del mundo o los Evangelios. Casi
nunca tiene un contacto corporal con la madre, a pesar de que está en su regazo
y será solamente en el románico tardío, ya de transición al Gótico, cuando los
rasgos de ambos se dulcifican, se hacen más naturales y se inicia un contacto
corporal entre ambos. En algunas zonas de Cataluña y del Rosellón hay una
tradición iconográfica basada en la Apocalipsis de san Juan, que representa
Cristo entronizado, son los llamados “ Majestades” o a Cristo descendiendo de
la cruz. Todo lo referente a la pintura mural es válido para la pintura en tabla en
lo referente a la iconografía (claramente religiosa) y la estética que sigue
basándose en el hieratismo simbólico románico. La gama de colores es la misma
así como su figuración.
Algunas de las pinturas en tabla más importantes son las de la Seu d'Urgell,
Santa María de Avià, Ribes de Fresser, San Andrés de Cerdanya y San Andrés
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5. de Sagars, todas repartidas entre el Museo de Vic y el Museo de Arte de
Cataluña.
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